Clístenes (nacido a finales de la década de 570 a.C.) fue un estadista ateniense que reformó la estructura y los procesos políticos de Atenas a finales del siglo VI a.C. y, con ello, aumentó en gran medida la influencia de los ciudadanos de a pie en la política cotidiana. En consecuencia, se le atribuye la creación de un célebre sistema de democracia que, en las décadas siguientes, se volvería cada vez más directo para que todos los ciudadanos pudieran participar activa y directamente en el gobierno.
Juventud
Clístenes (también Kleístenes) nació en el seno de la aristocrática familia Alcmeónida de Atenas a finales del año 570 a.C. Su padre era Megacles, una figura poderosa en la política ateniense, y su madre, Agariste, era hija de lístenes, el tirano de Sición, una ciudad al oeste de Corinto. Clístenes adquirió relevancia política cuando fue nombrado arconte, un alto funcionario administrativo, en el año 525 a.C. durante el reinado del tirano Hipias. Sin embargo, cuando la familia de los Alcmeónidas cayó en desgracia con el régimen gobernante, Clístenes se exilió.
Clístenes contra Iságoras
Durante su exilio, Clístenes, alegando el apoyo del oráculo sagrado de Delfos, convenció a la antigua rival de Atenas, Esparta, para que destituyera a Hipias. Clístenes regresó entonces a Atenas y se disputó el poder con su gran rival, Iságoras. Este último ganó terreno político cuando fue nombrado arconte en el año 508 a.C., pero Clístenes contraatacó proponiendo un programa de reformas políticas que le haría ganar el apoyo popular de los ciudadanos de Atenas. Viendo el peligro que esto suponía, Iságoras apeló a su aliado, el rey espartano Cleómenes, para que interviniera y eliminara a su rival. Los espartanos enviaron una pequeña fuerza para asediar Atenas, y Cleóstenes abandonó prudentemente la ciudad. Sin embargo, los espartanos fueron rechazados por la resistencia popular y, cuando Iságoras y los espartanos se retiraron, Clístenes pudo regresar a su ciudad natal. Ya no había ningún obstáculo para las reformas propuestas por Clístenes.
Las reformas democráticas de Clístenes
El elemento más importante de las reformas de Clístenes hacia el 508 a.C. fue la reorganización del cuerpo de ciudadanos de Atenas. Las clasificaciones tradicionales y los grupos de parentesco, como las cuatro tribus jónicas, fueron sustituidos por una nueva clasificación en la que cada miembro del cuerpo ciudadano (demos) debía pertenecer a una de las 139 unidades locales o demoi (demes). Los demes, distribuidos por todo el Ática, pertenecían a uno de los 30 trittyes, que, a su vez, pertenecían a una de las 10 tribus o phylai. Además, cada uno de los tres trittyes que formaban una sola tribu debía proceder de una de las tres áreas diferentes de clasificación territorial (Costa, Interior y Ciudad), de modo que ahora era mucho menos probable que las tribus actuaran en función de las lealtades geográficas y familiares.
Todas las agrupaciones políticas y militares ahora se basarían en estas nuevas divisiones. Cualquier varón que se inscribiera en su deme se convertía automáticamente en ciudadano y, por tanto, podía participar en el nuevo consejo de los 500, la boule, donde todos tenían el mismo derecho a hablar. La principal motivación de Clístenes en estas reformas fue probablemente reducir la influencia de los grupos tradicionales y permitirse a sí mismo y a los alcmeónidas más libertad de maniobra política en un sistema político más estable. Se había dado cuenta de que la estabilidad solo llegaría si se ampliaba la base política para incluir a más ciudadanos y, como afirmó Heródoto, "al sumar al pueblo a su lado, ganó la ventaja con creces sobre sus oponentes políticos (5.69)".
A los ciudadanos de a pie (es decir, solo a los varones) las reformas les permitirían, al menos en teoría, acceder a las instituciones y al poder antes reservado a las familias aristocráticas tradicionales. En este sentido, y aunque tal vez no se haya materializado del todo en la práctica, Clístenes instauró la democracia en Atenas y preparó el camino para nuevas reformas en las décadas siguientes que crearían un sistema de gobierno plena y directamente democrático en el que todos los ciudadanos podrían participar. Solón había hecho que todos los ciudadanos fueran iguales ante la ley y había reducido la influencia de la aristocracia terrateniente ateniense en el siglo anterior, pero en la Atenas clásica fue Clístenes quien recibió el crédito de ser el verdadero padre fundador de la democracia ateniense.
Otra reforma que es muy probable que haya sido instigada por Clístenes fue el procedimiento político del ostracismo, por el que el cuerpo de ciudadanos podía votar en una asamblea pública para exiliar a cualquier persona que se considerara peligrosa o demasiado poderosa para el bienestar de la ciudad. Aunque no se utilizó con tanta frecuencia durante el siglo siguiente, el proceso, y sobre todo la amenaza del mismo, fue el mayor ejemplo de cómo los ciudadanos comunes y silvestres podían frenar directamente la carrera de políticos demasiado ambiciosos, corruptos o simplemente ineptos. Desgraciadamente, no se tiene constancia de la vida posterior de Clístenes después de sus reformas, pero estas, al menos, han asegurado su reputación duradera como uno de los primeros gobernantes en promover la democracia y el ideal de que el gobierno debe recaer en la mayoría y no en unos pocos.