Marie Dentière (c. 1495-1561) fue una teóloga, escritora y predicadora callejera francesa que promovió la causa de la Reforma protestante en Ginebra, Suiza. Sus obras escritas fueron controversiales, principalmente por ser mujer, y fueron censuradas durante su vida y en gran medida ignoradas hasta el siglo XIX.
Dentière y su segundo marido, Antoine Froment (1508-1581), trabajaron junto a Juan Calvino (1509-1564) y Guillaume (William) Farel (1489-1565), para establecer la Reforma en Ginebra y promover sus opiniones en otros lugares. Froment fue uno de los primeros defensores de la reforma en Ginebra, pero más tarde se vio eclipsado por la poderosa personalidad de su esposa y su defensa pública de los derechos de la mujer y su lugar en la Reforma, en una época en la que no se permitía a las mujeres predicar o enseñar a los hombres. Calvino y Farel la terminaron censurando y se distanciaron de ella y de Froment, y la monja católica y escritora Jeanne de Jussie (1503-1561), secretaria del convento de clarisas de Ginebra, la denunció por "pervertir al pueblo de la devoción".
Es más conocida por sus obras La guerra y la liberación de la ciudad de Ginebra (1536) y Una epístola muy útil (título completo: Carta utilísima, preparada y escrita por una mujer cristiana de Tournai, y enviada a la reina de Navarra, hermana del rey de Francia, contra los turcos, los judíos, los infieles, los falsos cristianos, los anabaptistas y los luteranos, 1539), así como por el prefacio que escribió a la obra de Calvino Un sermón sobre el adorno de las mujeres (1555). El patriarcado de Ginebra rechazó sus obras, salvo la última, y su defensa complicó las cosas en el matrimonio y la alejó de los líderes de la Reforma en la ciudad.
Froment parece haber conservado sus obras después de su muerte, pero los historiadores las siguieron ignorando hasta el siglo XIX. Es la única mujer cuyo nombre aparece en el monumento del Muro de la Reforma en Ginebra, inaugurado en 1909, aunque recién se añadió en 2002. Hoy en día, se la reconoce como una de las voces más significativas de la Reforma, y la Epístola muy útil de Marie Dentière es frecuentemente antologada.
Juventud y conversión
Dentière nació en Tournai, que en aquel entonces pertenecía a Francia y ahora a Bélgica, en una familia de clase alta. La académica Kirsi Stjerna comenta lo siguiente sobre sus primeros años:
Se sabe muy poco de la vida de Marie, ni siquiera se sabe con certeza su fecha de nacimiento. Nació hacia 1495 en Tournai (Francia), en el seno de la familia noble de Jerome d'Ennetieres, y murió hacia 1561. Incluso la ortografía de su apellido en los documentos ha sido irregular, "d'Ennetieres" y "Dentière" han sido las grafías más frecuentes, aunque "D'Entiere" también se utiliza con relativa frecuencia. En 1521 ingresó en un convento de agustinas en Tournai, donde algunas fuentes sugieren que pudo ejercer un cargo de superiora. (135)
Se discute la fecha de entrada de Dentière en el convento, según algunas fuentes fue en 1508, lo que tiene sentido, ya que las monjas solían comenzar su mandato siendo niñas, pero también porque en 1521 las obras de Martín Lutero (1483-1546) ya ejercían una influencia significativa, y fueron los escritos de Lutero los que convirtieron a Dentière a la visión protestante. Si ocupó un alto cargo (lo que parece probable según el relato posterior de De Jussie), debió entrar en el convento antes de 1521, ya que renunció al catolicismo y huyó del convento a Estrasburgo en 1524.
Estrasburgo era un refugio popular para los protestantes en esa época, y allí pasó cuatro años antes de casarse con un sacerdote reformado, Simon Robert, en 1528. Para entonces, ya había conocido a varios reformadores importantes, como Matthew Zell (1477-1548) y su esposa escritora Catalina Zell (de soltera Schütz, 1497-1562), Juan Calvino, Guillaume Farel, Antoine Froment y Martín Bucero (1491-1551). Stjerna sugiere que la obra de Catalina Zell Defensa del matrimonio clerical (1524), así como sus otras obras, pueden haber animado a Dentière a empezar a escribir.
Dentière y su marido colaboraron estrechamente con Farel y Froment, siguiendo su ejemplo en la predicación fuera de Estrasburgo. Farel se marchó a Ginebra en 1532 y encabezó allí los esfuerzos de la Reforma con Pierre Viret (1511-1571), mientras que Froment se quedó y apoyó los diversos ministerios que habían comenzado, incluido el de Robert. Dentière y Robert tuvieron cinco hijos antes de que él muriera en 1533 y ella se casara con Froment. La familia siguió entonces el ejemplo de Farel y se trasladó a un suburbio de Ginebra en 1535.
Dentière y de Jussie
Froment se convirtió en un predicador popular en Ginebra en esta época y fue respetado como autor de una historia protestante de la ciudad, Los maravillosos actos y hechos de la ciudad de Ginebra. Pronto fue eclipsado por la llegada de Juan Calvino, quien, junto con Farel, inició la conversión a gran escala de la ciudad a la visión reformada. Parte del esfuerzo de conversión consistió en "liberar" a las monjas de sus conventos en los que, según los reformadores, habían sido encarceladas por falsas creencias. El convento de Santa Clara en Ginebra albergaba a la orden de monjas conocidas como clarisas, que habían jurado castidad, clausura dentro del convento, obediencia a la Iglesia y pobreza.
Las mujeres de la orden, según la obra de Juana de Jussie, estaban perfectamente satisfechas con su vida antes de la Reforma, que animó a las mujeres protestantes a predicar a las monjas para convertirlas y, con el tiempo, también aparecieron reformadores masculinos, entre ellos Farel y Viret. Su primer (y último) sermón en el convento fue denunciado a gritos por las hermanas de la orden, con la priora, que había sido encerrada fuera de la habitación, golpeando las puertas y las monjas llorando para ahogar las palabras de Farel. Los dos hombres se marcharon pero, poco después, enviaron a Dentière con otras mujeres para ver si podía persuadirlas. Sin embargo, Dentière no tuvo más éxito que Farel y Viret, como explica de Jussie:
En esa compañía había una falsa abadesa, arrugada y de lenguaje diabólico, poseedora de un marido y un hijo, llamada Marie D'Entiere de Picardía, que se mezcló en la predicación y en la perversión de la gente de la devoción. Se colocó entre las hermanas [que la rechazaron] pero, por el deseo que tenía de pervertir a alguien, no se dio cuenta de estos reproches y dijo: "¡Ay, pobres criaturas! Si supierais lo bueno que es estar al lado de un marido guapo, y cómo Dios lo considera agradable. Durante mucho tiempo viví en esas sombras y en la hipocresía en que os encontráis, pero solo Dios me hizo reconocer el abuso de mi lamentable vida, y fui llevada a la luz de la verdad. Considerando con pesar cómo vivía, pues en esas órdenes no hay más que santurronería, corrupción mental y ociosidad... tomé unos quinientos ducados del tesoro de la abadía, y dejé esa infelicidad. Gracias a Dios tengo cinco hijos guapos y vivo sanamente". (Wilson, 263)
Para muchas mujeres, la vida cotidiana de las monjas medievales era una opción liberadora al matrimonio. Como miembro de una orden, una mujer podía recibir una educación, aprender diversas habilidades y se liberaba del dominio directo de un marido y de la posibilidad de morir joven en el parto. Juana de Jussie, en su Crónica breve (1535), rechaza los esfuerzos de los reformadores por "liberar" a las mujeres como ella y los llama falsos cristianos y enemigos de la fe.
Aunque de Jussie y Dentière defienden el valor de las mujeres como iguales o superiores a los hombres, interpretan la "liberación" de forma muy diferente. De Jussie se entendía a sí misma como liberada por la vida monástica; Dentière sentía lo mismo por haberla rechazado. La obra de De Jussie presenta una perspectiva de la Reforma en Ginebra diferente a la de las obras protestantes, que la ven como un gran logro cultural y religioso. Para De Jussie, la Reforma destruyó la cohesión cultural de la ciudad, y las mujeres como Dentière eran las que necesitaban "salvarse", no las monjas del convento.
Obras famosas
Dentière no estaba de acuerdo y dio a conocer sus sentimientos a de Jussie y a todo el mundo en su obra de 1536 La guerra y la liberación de la ciudad de Ginebra (título completo: La guerra y la liberación de la ciudad de Ginebra, fielmente preparada y escrita por una mercader que vive en esa ciudad), que presentaba una historia de la "salvación de las tinieblas" de la ciudad entre 1532 (cuando llegó Farel) y 1536 (el año de la llegada de Calvino). Comparando a los ginebrinos con los israelitas del libro bíblico del Éxodo, Dentière describe la Reforma en la ciudad como una guerra santa para liberar a los esclavizados por las falsas creencias. Comenta al respecto Stjerna:
Dentière argumentó con audacia que el sufrimiento del pueblo tenía su origen en la falsa predicación (como lo demuestra el sufrimiento de sus compatriotas ginebrinos que escuchaban falsas proclamas). También predijo que cualquier intento de destruir el evangelio y su correcta proclamación solo tendría el efecto contrario de hacer que la gente anhelara más. En otras palabras, la buena predicación era una necesidad que no podía suprimirse; era necesaria entre la gente y acabaría provocando cambios y poniendo fin al sufrimiento en Ginebra, al igual que había ocurrido con los israelitas en la historia del Éxodo. (138)
La obra abogaba por el reconocimiento de las mujeres predicadoras, que eran tan capaces de interpretar las escrituras y enseñar a los demás como los hombres, y denunciaba el celibato clerical como antibíblico y opresivo tanto para los hombres como para las mujeres. La obra se publicó de forma anónima y, al principio, se atribuyó a Froment debido a su anterior historia protestante y a que la portada la atribuía a "un comerciante que vivía en esa ciudad". Al principio fue una lectura popular, pero rápidamente desaparece de todos los relatos sin que se den razones para ello. Los estudiosos especulan, sin embargo, que cayó en desgracia cuando se descubrió que había sido escrito por una mujer.
A Dentière no parece haberle importado y continuó con su defensa, lo que animó a Calvino y Farel a distanciarse de ella y de su marido. En una carta de 1537, Calvino se burla de Froment y Farel acusa a Dentière de arruinar a su marido. Calvino y Farel siguieron orquestando la Reforma en Ginebra hasta que el consejo municipal les pidió que se marcharan en 1538 después de que publicaran sus Artículos sobre la organización de la Iglesia y el culto y exigieran el derecho a excomulgar a los miembros de la Iglesia, lo que el consejo consideró demasiado extremo.
Al año siguiente, su obra más conocida, Una epístola muy útil, se publicó como una carta abierta en respuesta al trato del consejo a Calvino y Farel. Estaba dirigida a Margarita de Navarra (1492-1549), que lideraba los esfuerzos de la Reforma en Francia, y que tenía una relación establecida con Dentière. Margarita había escrito a Dentière preguntando por qué Calvino y Farel habían sido expulsados de Ginebra, y Dentière aprovechó la oportunidad para responder reprendiendo al consejo de la ciudad y abogando por un mayor papel de las mujeres en el movimiento de la Reforma.
Las obras protestantes eran un éxito de ventas en esta época, y el impresor ginebrino Jean Gerard publicó 1500 ejemplares de la carta en forma de folleto, esperando un buen rendimiento. Envió a Froment 450 ejemplares para que los distribuyera mientras esperaba que la obra se pusiera de moda para vender el resto. Sin embargo, el ayuntamiento ginebrino denunció la carta, confiscó los folletos restantes de la tienda de Gerard y lo arrestó. Esta obra, al igual que la anterior, se atribuyó en un principio a Froment pero, esta vez, Dentière la había firmado con sus iniciales. Froment fue llamado ante el consejo de la ciudad por su incapacidad para controlar a su esposa, fue censurado y enviado a casa. Gerard fue multado y liberado, y el consejo prohibió cualquier publicación que no hubiera aprobado personalmente y prohibió cualquier obra de mujeres en Ginebra.
Dentière y Calvino
La carta de Dentière no logró conmover al consejo, principalmente porque los calificó de "perros mudos" que no podían compararse con la brillantez de Calvino y Farel y porque era una mujer que presumía de instruir a los hombres. Los folletos tomados de la tienda de Gerard fueron destruidos, pero los enviados a Froment parecen haber seguido circulando. El concilio llamó a Calvino para que regresara a Ginebra desde Estrasburgo en 1541, porque la asistencia a la iglesia había disminuido y el impulso de la Reforma se había frenado. Calvino solo regresó porque le prometieron que sería solo por seis meses, pero terminó quedándose por el resto de su vida.
Cuando regresó, encontró a Dentière predicando en las esquinas, lo que aumentó su desprecio por ella, como se evidencia en un relato posterior que escribió a Farel:
La esposa de Froment vino aquí hace poco; en todas las posadas, en casi todas las esquinas, comenzó a arengar contra las prendas largas. Cuando supo que había llegado a mis oídos, se excusó, riéndose, y dijo que, o bien nos vestíamos de forma indecente, con gran ofensa para la iglesia, o bien que usted enseñaba en el error cuando decía que los falsos profetas podían ser reconocidos por sus largas vestimentas... sintiéndose presionada, se quejó de nuestra tiranía, de que ya no se permitía a cualquiera parlotear sobre cualquier cosa. Traté a la mujer como debía. (Stjerna, 143-144)
La referencia de Calvino a las "vestimentas largas" tiene que ver con un sermón anterior de Farel sobre la vestimenta de los sacerdotes católicos con sus batas, que Dentière parece haber aprovechado para burlarse de los reformadores protestantes, que llevaban batas largas, y que habían optado por ignorar sus demandas de una voz igualitaria para las mujeres en el movimiento. Su frase sobre la queja de ella "sobre nuestra tiranía" es una referencia directa a la negativa del patriarcado de la Reforma a dar cabida a las mujeres, a pesar de que mujeres como Dentière habían ayudado a promover la causa de la reforma en Ginebra. No hay constancia de que Calvino agradeciera a Dentière su defensa en 1539 y, tras su regreso, no hay pruebas de que tuviera mucha relación con ella o con Froment durante los siguientes 14 años, salvo este relato.
En 1555, Calvino le pidió a Dentière que escribiera un prefacio a su obra Un sermón sobre la vestimenta femenina (que también se dio como Un sermón sobre el adorno de las mujeres) y, por alguna razón, los estudiosos modernos a veces interpretan que esto significa que los dos se reconciliaron y que Calvino estaba realmente interesado en lo que Dentière tenía que decir. Es mucho más probable, sobre todo teniendo en cuenta el relato anterior relacionado con la vestimenta, que Calvino pidiera a Dentière el prefacio con la esperanza de "ponerla en su lugar", sobre todo porque el sermón de Calvino se basaba en el pasaje bíblico de I Timoteo 2:12, que deja claro que las mujeres no deben tener autoridad sobre los hombres ni presumir de enseñarles. El prefacio al sermón de Calvino es la última obra escrita conocida de Dentière.
Conclusión
Los últimos años de la vida de Dentière son tan poco claros como su juventud. Se cree que Froment se volvió a casar después de su muerte en 1561, pero algunos estudiosos han sugerido que se separó de ella antes de eso. Froment había sido sustituido como reformador primero por Pierre Viret y luego por Calvino (lo que parece haber aceptado), pero las cartas de Farel sugieren que se convirtió en objeto de burla una vez que su esposa se convirtió en una predicadora y escritora más conocida que él. Conservó sus obras hasta su muerte, pero se desconoce qué pasó con ellas o cómo sobrevivieron hasta la era moderna.
Al principio, la Reforma acogió y animó a mujeres como Marie Dentière a expresarse, pero a medida que el movimiento se formalizaba, las obras de mujeres se empezaron a censurar. El erudito Thomas Head señala:
El derecho de Dentière y de las mujeres como ella a predicar, escribir e interpretar las Escrituras, ejercido durante el período de la lucha por la reforma propiamente dicha, se vio fuertemente restringido a medida que la Reforma consolidaba su poder. (Wilson, 266)
Los hombres de la Reforma fueron ganando protagonismo a medida que los historiadores se centraban en sus contribuciones, mientras que las de las muchas mujeres que también lucharon por la reforma fueron marginadas y luego olvidadas hasta que los movimientos femeninos del siglo XIX comenzaron a sacarlas a la luz. La inclusión de Dentière en el monumento del Muro de la Reforma en 2002 es un reconocimiento largamente esperado de sus esfuerzos, aunque se produjo más de 400 años después de su muerte, y hoy, las contribuciones de las mujeres a la Reforma protestante, así como sus reacciones contra ella, están recibiendo por fin la atención que han merecido.