Pertinax fue emperador romano durante tres meses en el 193 EC y, como sucesor de Cómodo, se esperaba que restauraría la tan necesaria sobriedad en el cargo de emperador. Sin embargo, el antiguo maestro, además de poner en orden los asuntos del Estado, también se embarcó en una serie de recorte de gastos estatales que llevaron a su impopularidad general y su eventual caída a manos de la Guardia Pretoriana.
Después del asesinato del emperador romano Cómodo en el 31 de diciembre del 192 EC, el trono del imperio quedó vacante. Como en el pasado, igual a la muerte de Calígula, la elección del sucesor recayó en la Guardia Pretoriana. Debido a que no había candidatos familiares, eligieron a un antiguo maestro y comandante militar, Publio Helvio Pertinax. Desafortunadamente, su falta de habilidad para apaciguar a quienes lo rodeaban (como el Senado, la Guardia y la ciudadanía) lo llevaría a su caída. Después de solo ochenta y siete días en el trono imperial, estaría muerto. En su Historia Romana, Dion Casio escribió: "Pertinax fue un hombre excelente y recto, pero solo gobernó por un corto tiempo, y luego fue retirado por los soldados".
Vida Temprana
Pertinax nació el 1 de agosto del 126 EC en Alba Pompeia, Liguria del liberto Helvio Succeso; el nombre de su madre se desconoce. Lideró una verdadera historia de "la pobreza a la riqueza" cuando su padre pasó de la esclavitud al éxito y la riqueza en el comercio de la lana, permitiéndole a su hijo recibir una educación clásica que, a su vez, le permitió a Pertinax llevar una vida tranquila y sin incidentes como profesor de gramática. Sin embargo, en el 161 EC, a la edad de treinta y cinco, se cansó de los bajos salarios y abandonó la enseñanza para ingresar al ejército.
Aunque no tenía experiencia militar previa, su educación y dinero familiar le otorgaron el lujo de convertirse en el comandante de una pequeña legión de soldados galos en Siria. Su habilidad única como líder no pasó desapercibida para los demás y rápidamente se convirtió en tribuno estacionado en York. Más tarde, luchó junto con el futuro emperador Marco Aurelio en la frontera del Danubio. A pesar de algunos primeros roces, sus estrechos vínculos con Marco Aurelio eventualmente le ayudaron a convertirse en senador, cónsul en el 175 EC, gobernador de Dacia y después Siria en el 181 EC, y prefecto de Roma en el 189 EC.
Asesinato de Cómodo
El asesinato de Cómodo provocó pánico y derramamiento de sangre en la ciudad. Después de la remoción del cuerpo del emperador (más tarde fue enterrado en el Mausoleo de Adriano), Leto, el comandante de la Guardia Pretoriana y uno de los conspiradores de la muerte de Cómodo, y Eclecto, chambelán de Cómodo, se dirigieron a la casa de Pertinax y le ofrecieron el trono. Al darse cuenta que necesitaba asegurar el apoyo de la Guardia, Pertinax se apresuró al campamento de la Guardia Pretoriana en donde le garantizó a cada soldado un bono de 12,000 sestercios. Desde allí, Pertinax fue a reunirse con el Senado a la mitad de la noche. Fue allí donde se condenó al recién fallecido Cómodo y Pertinax fue proclamado emperador, pero esta aceptación pronto se convertiría en consternación y disgusto.
Los excesos de Cómodo habían llegado a su fin así como las finanzas del imperio que ahora estaban en ruinas. Dion Casio escribió: "... (Pertinax) redujo inmediatamente al orden todo lo que anteriormente había sido irregular y confuso; porque no mostró solo humanidad e integridad en la administración imperial, sino también la administración más económica y la más cuidadosa consideración para el bienestar público". Para empezar, redujo las extravagancias que Cómodo le había otorgado a la Guardia. Aunque finalmente pudo otorgarle a la Guardia los bonos que había prometido, nunca se ganaría su lealtad. Incluso los gobernadores provinciales no apoyaron al nuevo emperador; la locura de Cómodo les había enseñado a ser cautelosos con cualquiera que se sentara en el trono.
Pertinax como Emperador
Para reconstruir las finanzas del imperio, y pagar los bonos de la Guardia, vendió todo lo que pudo. Incluso acusó a un funcionario del palacio de malversación de fondos. Dion Casio escribió: "recaudó dinero lo mejor que pudo de las estatuas, las armas, los caballos, los muebles, y de los favoritos de Cómodo, y le dio a los pretorianos todo lo que había prometido..." Si bien el pueblo estaba inicialmente complacido (al menos hasta que redujo las peleas de gladiadores), la Guardia y los funcionarios del palacio no lo estaban. Pertinax y su reinado estaban en peligro. Simplemente había intentado demasiado, muy rápido.
Con el emperador en Ostia inspeccionando un cargamento de grano, un complot por parte de un miembro de la Guardia Pretoriana, Quinto Sosio Falco, fue expuesto. Falco fue perdonado, se hizo evidente que le habían tendido una trampa, pero varios otros involucrados fueron ejecutados. Cada día que pasaba, la Guardia Pretoriana estaba cada vez más y más disgustada con Pertinax. El 28 de marzo del 193, trescientos guardias asaltaron las puertas del palacio con poca resistencia. Aunque su chambelán Eclecto le pidió a Pertinax que se fuera, este prefirió quedarse y enfrentarse a la Guardia. Aunque trató de razonar con ellos, sus palabras cayeron en oídos sordos; él y Eclecto fueron apuñalados hasta la muerte. Cuando uno de los guardias hundió la espada en Pertinax, dijo: "los soldados te han enviado esta espada".
En conclusión, el tiempo del emperador en el trono había sido un desastre, porque había sido demasiado duro y demasiado autoritario. Como a muchos antes que él, su cabeza fue cortada, colocada en un poste y desfilada a través de las calles de Roma. Sin un sucesor aparente, el trono volvió a quedar vacante. Pertinax sería el primero de lo que se conoció como el Año de los Cinco Emperadores. El imperio se vio envuelto en una guerra civil y pasarían cuatro años antes de que el polvo se aclarara.