Enterramiento en el antiguo Egipto

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 19 enero 2013
Disponible en otros idiomas: inglés, bengalí, francés
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Book of the Dead Detail (by Mark Cartwright, CC BY-NC-SA)
Detalle del Libro de los Muertos
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

El enterramiento egipcio es el término común para los rituales funerarios del antiguo Egipto en cuanto a la muerte y el viaje del alma a la otra vida. La eternidad, según la estudiosa Margaret Bunson, "era el destino común de todo hombre, mujer y niño de Egipto" (87), pero no la "eternidad" como una otra vida más allá en las nubes, sino un Egipto eterno que era reflejo de la vida en la tierra.

Para los antiguos egipcios, la otra vida era el Campo de Juncos (Aaru) que era un reflejo perfecto de la vida que había vivido cada uno en la tierra. Todo lo que se pensaba que se había perdido a la hora de la muerte estaba esperando en una forma idealizada en la otra vida, y todos los bienes terrenales, enterrados con el difunto, también estarían allí igualmente.

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Los ritos de enterramiento ya se practicaban en la época predinástica (en torno a 6000 - alrededor de 3150 a.C.) y reflejan esta visión de la eternidad. El cuerpo preservado más antiguo de una tumba es el que se conoce como "Ginger", descubierto en Gebelein, Egipto, que data de 3400 a.C. y contiene bienes funerarios para la otra vida. Los ritos funerarios fueron cambiando con el paso del tiempo, desde el periodo predinástico de Egipto hasta la dinastía ptolemaica (323-30 a.C., la última era egipcia antes de que se convirtiera en una provincia de Roma), pero el foco constante era en la vida eterna y la certeza de la existencia personal tras la muerte.

Esta creencia se volvió muy conocida por todo el mundo antiguo a través de la transmisión cultural mediante el comercio (principalmente la Ruta de la Seda) y llegó a influir en otras civilizaciones y religiones. Se cree que sirvió como inspiración para la visión cristiana del cielo y que fue una influencia importante en las prácticas de inhumación de otras culturas.

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El luto y el alma

Según Heródoto (en torno a 484-425/413 a.C.), los ritos egipcios del enterramiento consistían en un luto muy dramático de los muertos, a pesar de que la esperanza era que el difunto encontraría la dicha eterna en el más allá. Dice:

En cuanto al luto y los funerales, cuando muere un hombre distinguido, todas las mujeres de su casa se cubren el pelo y la cara de barro y luego, dejando al cuerpo dentro, deambulan por la ciudad con los parientes del difunto, con el vestido atado con una faja y se golpean el pecho desnudo. Por su parte, los hombres también siguen el mismo procedimiento; llevan una faja y se golpean como las mujeres. Una vez terminada la ceremonia, se llevan el cuerpo para la momificación. (II.85)

La momificación se empezó a practicar en Egipto ya en 3500 a.C., y se cree que puede que tomaran la idea de la preservación de los cuerpos enterrados en la arena árida. El concepto egipcio del alma, que puede que se desarrollara bastante pronto, dictaba que había que preservar el cuerpo en la tierra para que el alma tuviera la esperanza de la vida eterna. Se creía que el alma estaba compuesta de nueve partes diferentes:

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  • Khat era el cuerpo físico,
  • Ka era el doble de la persona,
  • Ba era un aspecto de pájaro con cabeza humana que podía viajar rápidamente entre la tierra y los cielos,
  • Shuyet era el yo de la sombra,
  • Akh era el yo inmortal transformado,
  • Sahu y Sechem eran aspectos del Akh,
  • Ab era el corazón, la fuente del bien y del mal,
  • Ren era el nombre secreto de la persona.

El Khat tenía que existir para que el Ka y el Ba se pudieran reconocer a sí mismos, por lo que eran necesario preservar el cuerpo lo más intacto posible.

Cuando moría una persona, la familia le llevaba el cuerpo del difunto a los embalsamadores, donde estos profesionales "presentan modelos de madera, gradados según la calidad. Preguntan cuál de los tres desearán, y la familia del difunto, tras acordar un precio, deja que los embalsamadores trabajen" (Ikram, 53). Había tres niveles de calidad, con su precio correspondiente, en el enterramiento egipcio y los embalsamadores profesionales le ofrecían las tres opciones a la familia. Según Heródoto: "La mejor clase, y la más cara, se dice que representa [a Osiris]; la siguiente clase es algo inferior y más barata, y la tercera es la más barata de todas" (II.86).

Egpytian Sarcophagus
Sarcófago egipcio
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Tipos de momificación

Estas tres opciones determinaban la clase de ataúd en que se enterraría al difunto, los ritos funerarios disponibles y el tratamiento del cuerpo. Según la experta Salima Ikram:

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El ingrediente clave de la momificación era el natrón o netjry: la sal divina. Es una mezcla de bicarbonato de sodio, carbonato de sodio, sulfato de sodio y cloruro de sodio que se da de manera natural en Egipto, principalmente en Wadi Natrun, a unos 64 kilómetros al noroeste de El Cairo. Tiene propiedades desecantes y desgrasantes y era el desecante preferido, aunque la sal común también se utilizaba en entierros más económicos. (55)

En la opción más cara de enterramiento, el cuerpo del difunto se tumbaba en una mesa y el cerebro se sacaba

por las fosas nasales con un gancho de hierro, y lo que no se lograba alcanzar con el gancho se lavaba con químicos; después realizaban un corte en el costado con un cuchillo de pedernal y se extraía todo el contenido del abdomen. Por último, la cavidad se lavaba a fondo y se limpiaba, primero con vino de palma y después con una infusión de especias molidas. Una vez limpia, se rellenaba con mirra pura, casia y cualquier otra sustancia aromática, excepto incienso, y se volvía a coser. Por último, el cuerpo se cubría con natrón y se dejaba reposar setenta días, nunca más tiempo. Cuando pasaba este periodo, el cuerpo se lavaba y se envolvía de la cabeza a los pies con tiras de lino untadas por la cara anterior con goma, que los egipcios usan comúnmente en vez de pegamento. En estas condiciones es como se devuelve el cuerpo a la familia, que hace construir una caja de madera, con forma humana, en la que pondrán al difunto. (Ikram, 54, citando a Heródoto II.86)

En el segundo tipo de enterramiento, el cuerpo recibía menos cuidados.

No se hace ninguna incisión y no se sacan los intestinos, pero se inyecta aceite de cedro en el cuerpo con una jeringa a través del ano, que después se tapa para evitar que el líquido se salga. Después el cuerpo se cura en natrón durante el número recomendado de días, y en el último se drena el aceite. El efecto es tan potente que, cuando sale, saca las vísceras licuadas y, como la carne se ha disuelto en el natrón, no queda nada más que la piel y los huesos. Tras este tratamiento, se devuelve a la familia sin más atenciones. (Ikram, 54, citando a Heródoto II.87)

El tercer método de embalsamamiento, y el más barato, consistía sencillamente en "limpiar los intestinos y preservar el cuerpo en natrón durante 70 días" (Ikram, 54, citando a Heródoto II.88). Los órganos internos se extraían para ayudar a preservar el cuerpo, pero como creían que el difunto todavía iba a necesitarlos, las vísceras se colocaban en vasos canopes y se sellaban dentro de la tumba. Tan solo el corazón se dejaba dentro del cuerpo, ya que creían que contenía el aspecto Ab del alma. La extracción de los órganos de los que consideraban justos también simbolizaba la extracción de los pecados que habían mancillado esos órganos, y que ahora se limpiaban y se ponían en los vasos. Según algunos estudiosos, el juicio del alma empezaba durante el embalsamamiento del cuerpo.

Funerales y tumbas

Incluso los egipcios más pobres recibían algún tipo de ceremonia, porque creían que si no se enterraba adecuadamente al difunto el alma regresaría como un fantasma para atormentar a los vivos. Los fantasmas se consideraban una amenaza muy real y seria, y a los familiares a menudo les costaba pagar la clase de ritos funerarios que aconsejaban los embalsamadores como lo mejor para mantener contenta al alma del difunto y que los familiares no tuvieran problemas con el fantasma.

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Como la momificación podía resultar muy cara, los pobres solían darles la ropa vieja a los embalsamadores para que la usaran para envolver el cadáver. Esto dio lugar a la frase "el lino de ayer" para referirse a la muerte. "Los pobres no podían permitirse lino nuevo, así que envolvían a sus seres queridos en el de 'ayer'" (Bunson, 146). Con el tiempo, la frase se acabó utilizando para cualquiera que hubiera muerto, y también la usaban los Milanos de Neftis (las plañideras de los funerales) en sus lamentaciones.

Bunson destaca que "las plañideras hablan del difunto como alguien que vestía de lino bueno pero que ahora duerme en el 'lino de ayer'. Esa imagen hacía alusión al hecho de que la vida en la tierra se convertía en el 'ayer' de los muertos" (146). Los vendajes de lino también se conocían como los Mechones de Neftis después de que esa diosa, hermana gemela de Isis, se asociara con la muerte y la otra vida. A los pobres se los enterraba en tumbas sencillas con los artefactos de los que habían disfrutado en vida o cualquier objeto del que la familia pudiera prescindir.

Sarcophagus of Kha (Detail)
Sarcófago de Kha (Detalle)
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Todas las tumbas contenían algún tipo de provisión para la otra vida. Las tumbas en Egipto solían ser sencillas, excavadas en la tierra, que después se desarrollaron hasta convertirse en mastabas rectangulares, tumbas más ornamentadas construidas con ladrillos de barro. Las mastabas también evolucionaron con el tiempo y se convirtieron en estructuras conocidas como "pirámides escalonadas", y luego estas se convirtieron en "pirámides verdaderas". Estas tumbas se fueron haciendo cada vez más importantes a medida que la civilización egipcia avanzaba porque eran el lugar de descanso eterno del Khat y esa forma física tenía que estar protegida de los ladrones de tumbas y los elementos.

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El ataúd o sarcófago también se construía de manera robusta con el objetivo de proteger el cuerpo tanto simbólicamente como en la práctica. La línea de jeroglíficos egipcios que discurre verticalmente por la parte posterior del sarcófago representa la columna vertebral del difunto y se creía que proporcionaba fuerza a la momia para levantarse a comer y beber. Las instrucciones para el difunto se escribían dentro del sarcófago; hoy en día se las conoce como los Textos de los sarcófagos (en uso desde alrededor de 2134-2040 a.C.) y se desarrollaron a partir de los Textos de las Pirámides (en torno a 2400-2300 a.C.).

Con el tiempo, estos textos se desarrollarían aún más durante el Imperio Nuevo de Egipto (en torno a 1570 - alrededor de 1069 a.C.) en la forma del Libro de los muertos (que los egipcios conocían como el Libro de la salida del día, en torno a 1550-1070 a.C.). Todos estos textos servían para recordarle al alma quién había sido en vida, dónde estaba y cómo proceder hacia la otra vida. El Libro de los muertos era el más extenso de los tres y explicaba cómo moverse por la otra vida hasta el más mínimo detalle.

LAS SHABTIS SE PONÍAN EN LA TUMBA PARA QUE SIRVIERAN COMO SUSTITUTO DEL MUERTO A LA HORA DE TRABAJAR CUANDO EL DIOS OSIRIS LO CONVOCABA.

El aprovisionamiento de la tumba, obviamente, dependía de la riqueza personal de cada uno, pero uno de los artefactos que todo el mundo incluía eran las muñecas shabtis. En vida, los egipcios tenían que donar cierta cantidad de su tiempo cada año y dedicarlo a proyectos de construcción públicos, tales como las pirámides, pero también parques y templos. Si alguien estaba enfermo, o no tenía tiempo disponible, podía enviar a un trabajador que lo sustituyera. Solo se podía hacer esto una vez al año, o de lo contrario había castigos por elusión del deber cívico.

En la muerte creían que la gente todavía tenía que llevar a cabo el mismo tipo de servicio, porque la otra vida era sencillamente una continuación de esta, así que se ponían shabtis en las tumbas para que sirvieran como trabajador sustituto cuando el dios Osiris convocaba al difunto para trabajar.

Cuantas más shabtis hubiera en la tumba, mayor era la riqueza de la persona enterrada. Al igual que en la tierra, cada shabti no podía usarse más que una vez como sustitución, así que lo ideal era tener más muñecas. Esto dio lugar a toda una industria manufacturera. La mayoría de las shabtis eran de madera, pero las del faraón podían estar hechas de metales o piedras preciosas.

Una vez momificado el cuerpo y preparada la tumba, se celebraba el funeral en el que se honraba la vida del difunto y se lloraba su pérdida. Incluso si el difunto había sido popular, y no faltaban los dolientes, la procesión funeraria y el enterramiento iba acompañado por los Milanos de Neftis (siempre mujeres), a quienes se les pagaba para que se lamentaran a gritos durante todo el proceso.

Cantaban las Lamentaciones de Isis y Neftis, que tenía su origen en el mito de las dos hermanas que lloraban la muerte de Osiris, y se suponía que tenían que inspirar una descarga emocional de los asistentes, que les ayudaría a expresar su dolor. Al igual que en otras culturas, recordar a los muertos garantizaba su continua existencia en la otra vida, y creían que una gran muestra de dolor en el funeral se hacía en el Salón de la Verdad (o Salón de Osiris), adonde se dirigía el alma del difunto.

Shabti Box
Caja de shabtis
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

Ya desde el Imperio Antiguo de Egipto (en torno a 2613-2181 a.C.) la ceremonia de la Apertura de la boca se realizaba o bien antes del cortejo fúnebre o justo antes de depositar la momia en la tumba. Esta ceremonia vuelve a reafirmar la importancia del cuerpo físico porque se llevaba a cabo para reanimar el cuerpo para que el alma pudiera seguir usándolo.

Un sacerdote recitaba hechizos mientras utilizaba un cuchillo ceremonial para tocar la boca del cadáver (para que pudiera volver a respirar, comer y beber) y los brazos y las piernas para que pudiera moverse por la tumba. Una vez depositado el cuerpo y sellada la tumba, se recitaban otros hechizos y plegarias, tales como la Letanía de Osiris (o, en el caso del faraón, los Textos de las Pirámides), y después se dejaba que el difunto comenzara su viaje al más allá.

Conclusión

Una vez sellada la tumba, los dolientes celebraban la vida del difunto con un festín, normalmente celebrado allí mismo. Cuando terminaba la fiesta, la gente regresaba a sus casas y seguía adelante con su vida, pero creían que el alma del difunto sencillamente acababa de comenzar la siguiente fase de su viaje eterno. El alma se despertaría en la tumba, y los textos dentro del sarcófago y las paredes la reconfortarían y la guiarían para que se alzara, guiada por el dios Anubis, hacia el Salón de la Verdad donde pesarían su corazón contra la pluma blanca de la diosa Ma'at bajo la supervisión de Osiris y Thot.

Si el corazón pesaba más que la pluma de la verdad de Ma'at, se arrojaba al suelo para que se lo comiera el monstruo Amut y la persona dejaba de existir. Si el corazón era más ligero, el alma continuaba camino hacia el paraíso del Campo de los Juncos, donde viviría eternamente. No obstante, incluso si una persona había llevado una vida ejemplar, no podría llegar al paraíso si el cuerpo no se había enterrado adecuadamente y se habían realizado todos los ritos funerarios según marcaba la tradición. Es por esa razón que los rituales funerarios eran tan importantes y se realizaban de manera tan estricta.

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Preguntas y respuestas

¿Por qué momificaban los antiguos egipcios a los muertos?

Los antiguos egipcios momificaban a los muertos porque necesitaban preservar el cuerpo para que el alma pudiera reconocerlo y regresar a la tumba para conseguir el sustento en forma de oraciones y ofrendas de comida y bebida.

¿Existían diferentes tipos de momificación en el antiguo Egipto?

Sí. Había tres tipos: el más caro, reservado para la nobleza y la clase alta; uno intermedio que no era tan caro, y la opción de las clases bajas. No obstante, todos los egipcios recibían un enterramiento adecuado.

¿Qué significado espiritual tenía la momificación?

Los cadáveres se momificaban para extraer los aspectos pecaminosos de los justos y preparar el cuerpo para la eternidad, de manera que el alma pudiera reconocer su antigua "casa" y visitarla para renovar su vitalidad.

¿Con qué enterraban a los antiguos egipcios?

Los antiguos egipcios se enterraban con los objetos que habían amado en vida, así como con herramientas útiles, shabtis y otros objetos que necesitaría en la otra vida, tales como sandalias, un cepillo de dientes, peines y otros útiles familiares.

Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2013, enero 19). Enterramiento en el antiguo Egipto [Ancient Egyptian Burial]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-10751/enterramiento-en-el-antiguo-egipto/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Enterramiento en el antiguo Egipto." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación enero 19, 2013. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-10751/enterramiento-en-el-antiguo-egipto/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Enterramiento en el antiguo Egipto." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 19 ene 2013. Web. 21 nov 2024.

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