Brásidas (d. 422 a.C.) fue un emprendedor y exitoso general espartano durante los primeros años de la segunda parte de la Guerra del Peloponeso (431 - 404 a.C.) entre Atenas y Esparta. Sus éxitos contra los atenienses inclinó la balanza hacia los espartanos después de su desastre en Pilos (425 a.C.). Brásidas alentó numerosas revueltas contra Atenas y separó numerosas ciudades, incluida la importante ciudad de Anfípolis, del Imperio ateniense. En la Batalla de Anfípolis en el 422 a.C., derrotó el ejército ateniense dirigido por Cleón; sin embargo, ambos generales murieron en la lucha. También fue responsable del cambio de carrera de Tucídides de general a historiador.
La Primera Guerra del Peloponeso
Nada es conocida de la vida temprana de Brásidas, hijo de Télide. Primero llamó la atención en el relato de Tucídides sobre la Guerra del Peloponeso por su éxito en la liberación de la ciudad de Metone contra un asalto ateniense en el 431 a.C. Una flota ateniense de 100 barcos, apoyados por 50 más de Córcira (en Corfú), estaba navegando alrededor del Peloponeso para devastar el territorio de Esparta y sus aliados. Al llegar a Metone, se dieron cuenta de que no estaba guarnecida y tenía un muro débil. Mientras se preparaban para atacar, Brásidas, quien estaba a cargo de una pequeña fuerza que defendía el distrito, logró atravesar el ejército ateniense con solo 100 hoplitas. Los atenienses no podían permitirse un asedio prolongado por lo que está acción fue decisiva para salvar a Metone. De acuerdo a Tucídides, Brásidas "ganó el agradecimiento de Esparta por su hazaña, siendo el primer oficial que obtenía este reconocimiento durante la guerra" (La Guerra del Peloponeso, 2.25). De acuerdo a Jenofonte (Helénicas II.3.10), Brásidas fue elegido en el mismo año como uno de los cinco magistrados anuales de Esparta (los éforos), quizá en reconocimiento por su acción en Metone.
Para el año 429 a.C., la flota espartana sido vencida en una sucesión de enfrentamientos contra los atenienses. De acuerdo a Tucídides, los espartanos carecían de tanto conocimiento naval que no lograban entender que su falta de experiencia era el problema. En consecuencia, culparon de sus derrotas a una "mala conducta en alguna parte" (La Guerra del Peloponeso, 2.85) y enviaron a Brásidas, junto con dos comisionados, para aconsejar al almirante espartano. Después de la reorganización de la flota, los peloponesios ganaron un pequeño enfrentamiento naval en Naupacto. Esta victoria fue corta, sin embargo, ya que un solo barco ateniense repentinamente giró y hundió a su perseguidor, causando que varios barcos peloponesios cayeran presas del pánico. El resto de la flota ateniense zarpó para perseguir a los peloponesios, capturando seis de sus buques y recapturando la mayor parte de sus barcos que habían perdido en el enfrentamiento inicial.
Después escuchamos de Brásidas en el 427 a.C., cuando fue enviado para aconsejar al almirante espartano Álcidas. Una guerra civil había estallado en Córcira, y los espartanos tomaron 50 barcos para ayudar al partido oligárquico pro-peloponesio contra el partido popular ateniense. Los oligarcas fueron derrotados antes de su llegada y la flota corcirense de 60 barcos, apoyada por doce barcos atenienses, atacó a los peloponesios. Gracias a las luchas internas y desorganización corcirense, los peloponesios ganaron una pequeña victoria; sin embargo, regresaron al Peloponeso a la llegada de refuerzos atenienses, dejando al partido oligarca en Córcira para ser masacrados por sus oponentes.
Brásidas ganó mayor reconocimiento por su un asalto audaz en las posiciones atenienses en Pilos en el 425 a.C. Cuando los espartanos atacaron por barco las posiciones atenienses, algunos de los comandantes temían encallar. De acuerdo a Tucídides, Brásidas alentó a los atacantes a sacrificar sus barcos. Forzó a su propio barco a desembarcar y "tratando de aterrizar cuando fue rechazado por los atenienses y, después de recibir varias heridas, se desmayó" (La Guerra del Peloponeso, 4.12).
En el 424 a.C., los atenienses desarrollaron un plan para conquistar Mégara usando simpatizantes dentro de las murallas. Mégara está localizada en una posición estratégica crucial en el istmo entre Atenas y el Peloponeso. Durante la Primera Guerra del Peloponeso (460 - 445 a.C.), Mégara se había inclinado inicialmente con Atenas y el control de Mégara había prevenido que los ejércitos peloponesios de arrasar el Ática o ayudar a sus aliados tebanos. Si Mégara caía nuevamente en manos atenienses, sería una significante victoria estratégica para Atenas. Afortunadamente para Esparta, Brásidas se encontraba en las inmediaciones levantando un ejército para una campaña planeada en el norte de Grecia. Sin demostrar la vacilación de la que los espartanos eran famosos, Brásidas envío una solicitud de refuerzos a Tebas y complementó sus propias fuerzas con hombres de las poleis locales.
Los refuerzos tebanos lograron sorprender y derrotar a las tropas ligeras atenienses alrededor de Mégara, pero una escaramuza de caballería entre los tebanos y atenienses terminó en empate. Brásidas formó a su ejército, que numeraba 6,000 hoplitas y 600 de caballería, para batalla en la planicie. Los atenienses, numerando solamente 4,600 hoplitas, así como tropas ligeras y caballería, decidieron contra la batalla y se retiraron. Los megarenses, quienes habían esperado para ver quien ganaba la batalla antes de declararse por cualquier lado, abrieron sus puertas a Brásidas y ejecutaron a aquellos sospechosos de trabajar con los atenienses.
Campañas en el Norte de Grecia
Más tarde en el año 424 a.C., Brásidas marchó con su nuevo ejército al norte de Grecia. La región era una importante fuente de materias primas atenienses, así como una parada clave para el comercio ateniense. Se esperaba que los ataques atenienses en el Peloponeso podrían ser desviados atacando posiciones atenienses valiosas. Pérdicas, el rey de Macedonia, desconfiaba del expansionismo ateniense en la región, y varias ciudades calcídicas solicitaron apoyo para poder desertar del Imperio ateniense. Incluso con aquellas promesas de apoyo local, el estado espartano no estaba dispuesto a arriesgar la vida de ciudadanos espartanos en una campaña de largo alcance y alto riesgo, por lo que su ejército de 1,700 hoplitas consistía en 1,000 mercenarios y 700 ilotas a los que se les había prometido su libertad.
A cuenta de Tucídides, Brásidas no solo era un general competente, pero también era un orador exitoso. En un discurso a la población de Acanto, quienes debatían de unirse o no a los espartanos, Brásidas argumentó persuasivamente que el único objetivo espartano era la libertad de Grecia y que los espartanos respetarían la libertad de Acanto. Para cualquiera que no esté convencido de su elocuente retórica, agregó que la negativa a unirse a él resultaría en la destrucción de sus vides y cultivos (Tucídides, La Guerra del Peloponeso, 4.85 - 4.87).
En el siguiente invierno (424 - 423 a.C.), Brásidas asedió Anfípolis. Escuchando que una fuerza ateniense dirigida por Tucídides estaba en camino, Brásidas ofreció a los habitantes términos particularmente buenos, los cuales aceptaron antes de la llegada de la fuerza de alivio ateniense. Tucídides alcanzó a llegar a Eyón antes que Brásidas, la cual reforzó y defendió de un ataque. En este punto, Brásidas solicitó refuerzos de Esparta, pero fue negada ya que los espartanos esperaban arreglar una tregua en la cual podrían recuperar los prisioneros espartanos capturados en Pilos. Aun así, Brásidas logró capturar Torone en un ataque sorpresa antes de que se acordara un armisticio de un año entre Esparta y Atenas en la primavera siguiente. Durante esta tregua del 423 a.C., Escíone y Mende se rebelaron de Atenas y Brásidas los apoyó, rompiendo los términos del acuerdo. Después, se unió a Pérdicas en una campaña contra los lincestas, durante la cual los macedonios abandonaron a los espartanos, conduciendo a la disolución de su alianza. Pérdicas después se unió a los atenienses, haciendo difícil la llegada por tierra de futuros refuerzos espartanos a Brásidas.
En el 422 a.C., el demagogo ateniense Cleón fue enviado para derrotar a Brásidas. Inicialmente logró algunos éxitos, llegando a retomar Torone antes de que Brásidas pudiera enviar apoyo. Cleón y Brásidas se enfrentaron en batalla en Anfípolis. Cleón había avanzado desde Eyón para ver Anfípolis con solo una parte de sus fuerzas, sin esperar que Brásidas saliera a su encuentro. Mientras Cleón regresaba a Eyón, las fuerzas de Brásidas salieron desde Anfípolis y atraparon a los atenienses en un estado de desorden. La izquierda ateniense huyó inmediatamente, pero Brásidas fue herido en la persecución y murió poco después de escuchar de su victoria. Cleón fue muerto mientras huía, aunque el flanco derecho que comandaba mantuvo su posición hasta que fueron vencidos por los misiles de los peltastas y caballería de Brásidas.
De acuerdo a Tucídides, el pueblo de Anfípolis construyó una tumba para Brásidas enseguida del ágora, lo nombraron fundador de su ciudad y "para siempre sacrificar para él como un héroe y haberle dado el honor de los juegos y ofrendas anuales" (La Guerra del Peloponeso, 5.11).
Repercusiones de sus Campañas
De acuerdo a Tucídides, su "conducta justa y moderada" persuadió varias ciudades a rebelarse; y su ejemplo convenció más tarde a otras ciudades de solicitar generales espartanos: él "se mostró tan buen hombre en todos los puntos como para dejar atrás la convicción de que los demás eran como él" (La Guerra del Peloponeso, 4.81). Sus campañas en el norte de Grecia resultó en una permanente reducción de la influencia ateniense en la región, y la pérdida de Anfípolis fue tomada particularmente difícil por los atenienses. Atenas clamó por Anfípolis por décadas después, y su eventual absorción por el reino de Macedonia en el 357 a.C. fue un factor crítico de la animosidad ateniense hacia Filipo II de Macedonia. En el corto plazo, las victorias de Brásidas contrabalancearon los éxitos atenienses contra Esparta en otros ámbitos. Esto ayudo a Nicias a convencer a la asamblea ateniense que la paz con Esparta sería lo mejor para sus intereses. Adicionalmente, Brásidas y Cleón fueron "los dos principales oponentes a la paz en ambos lados" (Tucídides, La Guerra del Peloponeso, 5.16), así que sus muertes ayudaron hacer posible la Paz de Nicias en el 421 a.C.
Legado
A pesar de la importancia de las hazañas militares de Brásidas, quizás su más importante legado fue el daño que hizo a la reputación militar del historiador Tucídides. Tucídides fue culpado cuando la fuerza de auxilio el comandaba llegó demasiado tarde para salvar Anfípolis. Este fracaso destruyó la carrera pública de Tucídides y lo llevó al exilio de Atenas - dándole suficiente tiempo para escribir su insuperable historia de la Guerra del Peloponeso. Si Tucídides estaba resentido por la destrucción de su carrera por parte de Brásidas, su representación de Brásidas en su historia como una figura carismática, energética e inspiradora no lo mostró. La brillante reputación de Brásidas fue también usada por Plutarco para demostrar la dureza estoica de las mujeres espartanas. De acuerdo a Plutarco, cuando los mensajeros visitaron a la madre de Brásidas para contarle sobre la heroica muerte de su hijo, ella les informó que "Brásidas fue un hombre valiente, pero Esparta tiene muchos mejores hombres que él" (Vida de Licurgo, 25).