Xochicalco, ubicado en la cima de una colina en la parte central de México, fue un importante núcleo desde el siglo VIII d.C., rival y sucesor de Teotihuacán. La arquitectura del lugar está estrechamente relacionada con la de los mayas clásicos, Teotihuacán y Veracruz, y también se estableció contacto con las civilizaciones mixteca, oaxaqueña y zapoteca. La cultura de Xochicalco, que combinó estos diversos elementos culturales para crear su propio arte y arquitectura idiosincrásicos, probablemente influyó en la posterior civilización tolteca y en todas las civilizaciones mesoamericanas posteriores. El sitio, al igual que muchos centros contemporáneos ubicados en la cima de una colina, fue abandonado alrededor del año 900 d.C., al final del período Epiclásico. Xochicalco está catalogado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Primeros asentamientos
Fundado hacia el año 700 d.C. o incluso antes, Xochicalco, ubicado a 130 km al suroeste de Cacaxtla y encaramado sobre el valle de Cuernavaca, se construyó sobre una colina que fue remodelada mediante la nivelación y el aterrazamiento de ciertas áreas para crear una acrópolis de cuatro terrazas concéntricas. Por un camino recto en el lado sur se accede desde el fondo del valle. Aunque las primeras cerámicas comparten muchas similitudes con las que se encontraron en otras partes del centro de México, parece haber habido muy poco contacto externo en tiempos posteriores. Cualquier vínculo con los mayas parece haber sido a través de los asentamientos de la costa, y la iconografía de muchos relieves de Xochicalco tiene una fuerte influencia maya y teotihuacana.
Xochicalco fue fortificado, contaba con tres áreas distintas que contenían plazas regulares, recintos sagrados, calzadas pavimentadas, una gran plataforma piramidal y un campo de juego de pelota en forma de I, todo orientado según los puntos cardinales. El gran juego de pelota con muro inclinado se encuentra en el centro del sitio, y posiblemente sea la estructura más antigua de este tipo en el centro de México. La plataforma oeste contiene un baño de vapor que consta de varios cuartos con bancas. Otra característica del sitio son las cuevas en las laderas que se utilizaban como almacén y, en un caso, como observatorio subterráneo. Esta última cueva tiene un pozo artificial hacia el cielo, a través del cual, solo dos días al año, el sol brilla directamente en la cueva.
Arquitectura
A la gran plaza abierta con tres templos se accede por un corto tramo de escaleras. El espacio está dominado por la gran plataforma del templo de Xochicalco conocida como la Pirámide de la serpiente emplumada, construida antes del 900 d.C. Mide 19,6 m x 21 m, está alineada en un acceso este-oeste y consta de muros inclinados que crean un patio cuadrado sin techo. Hay una entrada escalonada en el lado oeste que tiene balaustradas con serpientes talladas. Los muros exteriores presentan una impresionante escultura decorativa en relieve dividida en escenas rectangulares: escenas más grandes en el nivel inferior y rectángulos más pequeños en el superior. Todos estos relieves estaban originalmente pintados en rojo, verde, amarillo, azul, negro y blanco, de los que aún quedan restos. En las secciones inferiores hay seis serpientes cascabel con plumas que se retuercen, representaciones tempranas de la criatura que aparecería en todas las formas de arte mesoamericano y que se identificaría con el dios Kukulkán o Quetzalcóatl. Entre las curvas de la serpiente hay hombres sentados, cada uno con un tocado de animal. Cada una de las escenas más pequeñas representa glifos y un guerrero sentado. Encima de todas ellas hay otro friso más pequeño con parejas de hombres sentados con vestimenta maya, separados por signos calendáricos que pueden representar una sucesión de gobernantes de Xochicalco, o bien las figuras pueden representar a sacerdotes o dioses. Cada uno sostiene una especie de abanico (probablemente una indicación de su rango) y lleva un tocado.
La escritura de Xochicalco
Los glifos o signos representados en el monumento, a menudo de nombres de lugares no identificados pero que forman parte del discurso, son una extraña y única combinación de signos y símbolos diurnos aztecas dentro de un cartucho maya, mientras que los números son similares a los utilizados por los zapotecas. De hecho, es posible que los escribas de Xochicalco hayan sido los primeros experimentadores de un sistema de escritura, cuyos elementos se convertirían en estándar a partir del siglo XIII d.C. en Mesoamérica. Los lugares a los que se refieren los frisos pueden indicar una asociación política entre sitios o indicar lugares que ofrecían tributo a Xochicalco. Los glifos también aparecen en tres estelas encontradas en el sitio. Estos grandes monumentos de piedra miden entre 1,4 y 1,5 m de altura, y también llevan imágenes familiares del centro de México, como una máscara de jaguar-serpiente, bandas celestes y el dios de la lluvia Tlaloc de ojos saltones y colmillos. Las estelas se encuentran ahora en el Museo Nacional de Antropología de Ciudad de México.