Al apoyar a nuestra fundación benéfica World History Foundation, está invirtiendo en el futuro de la enseñanza de la historia. Tu donación nos ayuda a dotar a la próxima generación de los conocimientos y habilidades que necesitan para comprender el mundo que les rodea. Ayúdanos a empezar el nuevo año dispuestos a publicar más información histórica fiable y gratuita para todos.
Nuevo Testamento es el nombre de la segunda mitad de la Biblia cristiana compilada a partir del siglo II d.C., después de que el cristianismo se separara del judaísmo. La Biblia cristiana conservó libros de las escrituras judías, el Antiguo Testamento, como «prueba» sustentadora del nuevo sistema de creencias que se formó en torno a Jesucristo. El Nuevo Testamento consta de cuatro Evangelios, el libro Hechos de los Apóstoles, las epístolas de Pablo el apóstol a los gentiles, y Apocalipsis o Libro de las Revelaciones.
Etimología
«Testamento» fue el término adoptado para significar un concepto religioso y cultural compartido por el mundo de la antigüedad: el de «convenio» o «pacto». Un convenio era un contrato legal que se respaldaba y juramentaba mediante votos y rituales. Se conoce que estos tipos de acuerdos se concertaban entre los señores de mayor rango y sus coligados.
Todas las religiones de la antigüedad contaban con contratos en que las partes eran sus dioses y los humanos. El contrato detallaba la relación entre la sociedad y lo divino. Los convenios contaban con dos elementos esenciales: 1) la promesa del dios de prestar asistencia a la comunidad para lograr prosperidad a cambio del culto a su divinidad, lo cual implicaba la realización de sacrificios, y 2) las leyes que especificaban el comportamiento y los roles de género. Las formas de gobierno, al principio monárquicas, eran una manifestación práctica de los códigos legales, cuya validez se debía al hecho de haber sido conferidos por los dioses. Las escrituras judías comprenden convenios muy detallados entre Dios y su pueblo.
Convenio en hebreo es beriyth, cuyo significado es promesa, o compromiso. Con la traducción de las escrituras hebreas al griego, beriyth pasó a ser diatheke, concepto grecorromano de jurisprudencia que describía la última voluntad y testamento de una persona. La versión bíblica del rey Jacobo (King James Version) empleó el inglés «testament», para resaltar el valor eterno de los convenios con Dios.
los creyentes que afirmaban que jesus de nazaret era el mesías prometido por los profetas recurrieron a las escrituras judías para validar sus aseveraciones.
Al surgir el movimiento cristiano durante el siglo I d.C., los creyentes judíos que proclamaban que Jesús de Nazaret era el Mesías prometido por los profetas, recurrieron a sus propias escrituras para validar sus afirmaciones. En aquella época la Biblia Septuaginta reunía la colección más común de las escrituras judías. Escrita en hebreo, la dinastía Ptolemaica de Alejandría, en Egipto, había encargado su traducción al griego, la lengua franca de la región. Los textos de la Biblia Septuaginta, que contaba con 51 libros, fueron empleados por el apóstol Pablo y los autores de los Evangelios en sus obras.
Canon era un término griego que significaba «medida», acepción que más adelante se decidió aplicar en el sentido de «medir» cuáles libros se consideraban sagrados, y cuáles no. Los autores de los Evangelios utilizaron las escrituras judías según sus necesidades, puesto que el cristianismo primitivo no contaba con un canon aceptado. Lucas, escritor del tercer Evangelio y de Hechos de los Apóstoles, empleó muchos libros de la Septuaginta que a la postre no quedaron incluidos en el canon oficial de las escrituras judías, ni del Nuevo Testamento.
Al final del siglo I d.C. el emperador romanoDomiciano, quien reinó entre el 83 y el 94 d.C., inició la persecución de los cristianos por los delitos de ateísmo, incredulidad, y negación a participar en los cultos estatales de Roma. No existía una diferenciación entre las leyes religiosas y los códigos civiles. Era peligroso enojar a los dioses; el ateísmo, por ser contrario a la cultura dominante, equivalía a traición, y se castigaba con la pena de muerte. En el año 45 d.C. Julio César, como recompensa a los mercenarios judíos que habían prestado servicio en la región oriental, y en cumplimiento de la promesa de concederles la libertad de practicar sus costumbres ancestrales, los eximió a todos de participar en los cultos romanos. No obstante, se mantenía vigente un acuerdo tácito con los judíos, según el cual no reclutarían nuevos adeptos, ni interferirían con la cultura dominante fuera de sus sinagogas.
Se conocía a los judíos por sus singulares identificadores de identidad, por la circuncisión, y por sus leyes alimentarias. Los cristianos sostenían las mismas creencias y preceptos del judaísmo, pero en su mayoría eran expaganos, no judíos étnicos. Las primeras comunidades cristianas habían adoptado la decisión de no requerir la circuncisión de los paganos conversos, aspecto que se refiere en Hechos 15. En consecuencia, los cristianos no podían invocar el mismo privilegio de exención que amparaba a los judíos. Al propio tiempo, en la práctica los cristianos alentaban a los paganos a que se convirtieran y abjuraran de sus tradiciones idólatras.
Los Padres de la Iglesia del siglo II d.C.
Los obispos cristianos del siglo II d.C. comenzaron a escribir tratados y argumentaciones dirigidos a los emperadores y magistrados romanos en los que explicaban las razones por las que debía cesar la persecución de los cristianos. La nominación de «Padres de la Iglesia», hecha con carácter retroactivo, rendía homenaje a los creadores de lo que se convertiría en el dogma cristiano. Si bien se compusieron docenas de tratados, las concepciones dominantes fueron las de Justino Mártir (100-165 d.C.), Ireneo de Lyon, (alrededor del 130 al 202 d.C.), Clemente de Alejandría, (alrededor del 150 al 215 d.C.), y Tertuliano, (155-220 d.C.).
Los Padres de la Iglesia eran hombres educados en los preceptos de la filosofía griega, que habían renunciado al paganismo y abrazado la religión cristiana. No tenían relación étnica alguna con el judaísmo, pero eran peritos en lo que se refería a las escrituras judías, en particular respecto a las predicciones de los profetas de Israel que anunciaban la presencia de Jesús como Mesías. Los Padres de la Iglesia abordaron múltiples temas y emplearon diversos recursos literarios en sus exposiciones. Los académicos han clasificado la literatura que elaboraron en tres grupos:
Apologías Apologia, palabra latina de raíz griega, designa un estilo de escritura que defiende y explica un tema. Desde el punto de vista histórico, las apologías constituyeron uno de los primeros intentos de presentar el cristianismo como un sistema y un estilo de vida completos.El Imperio romano sentía aversión por las nuevas religiones, en particular las provenientes del Oriente, que con frecuencia incorporaban obradores de milagros. Algunos pensadores romanos calificaban al cristianismo como «falsa filosofía». Los Padres, fundamentados en las ideas de la filosofía griega, respondieron con el argumento que el cristianismo se erigía sobre los mismos conceptos que los de las escuelas clásicas. Utilizaron la doctrina platónica del logos, noción según la cual la racionalidad se manifiesta en forma física en el mundo material. En Filipenses 2, Pablo introdujo la idea de un Cristo preexistente presente en la creación, que eligió manifestarse de manera corpórea y más tarde ser elevado a los cielos tras su resurrección. El error de los filósofos consistía en que no comprendían que el logos de Platón era, en realidad, Cristo.
Literatura adversa
Adversos, contrario, desfavorable. La literatura adversativa comprendía escritos dirigidos contra los judíos y el judaísmo, los «adversarios» de los cristianos. Con fundamento en que sus creencias no eran nuevas, los cristianos argumentaban que debían ser exceptuados de la persecución de que eran objeto. Propugnaban el Dios del judaísmo como deidad única de larga historia. Justino Mártir afirmaba que los cristianos eran los verdaderos judíos de los convenios originales preceptuados por Dios. Los tratados adversativos contenían constantes acusaciones de corrupción contra el judaísmo, y razonaban que el objetivo por el cual Dios había enviado a Cristo al mundo era predicar contra ese mal. El hecho de que Dios hubiera permitido a Roma destruir el Templo en el año 70 d.C. durante la Gran revuelta judía del 66 d.C., constituía prueba fehaciente de lo planteado.
Heresiólogos
Al término se le atribuye la significación de experto en cuestiones de herejía, calificación que en retrospectiva se aplicó a los Padres de la Iglesia. En el siglo II existían docenas de «evangelios» diferentes, conocidos de conjunto con el nombre de Evangelios gnósticos. «Gnóstico» proviene de gnosis, conocimiento, vocablo que expresaba los conocimientos secretos concernientes tanto a la naturaleza de Jesús, como a su rol en la salvación. Los Padres de la Iglesia crearon los conceptos de ortodoxia y herejía, el primero, referido a una correcta práctica de la creencia, mientras el segundo, derivado de la palabra griega haeresis, identificaba una escuela filosófica caracterizada por su forma divergente de pensar. Así, los Padres de la Iglesia proclamaron que cualquiera que no concordara con sus conceptos y rituales era culpable de profesar creencias y efectuar acciones incorrectas, y por lo tanto, de herejía.
El más extenso de los tratados dirigidos contra los judíos lleva el título de Diálogo con Trifón el Judío, escrito por Justino Mártir. Se desarrolla como una supuesta conversación entre Justino y Trifón, un refugiado judío arribado a Roma tras el fracaso de la segunda rebelión judía, la Revuelta de Bar-Kojba acontecida entre el 132 y el 136 d.C. La academia debate tanto la historicidad de Trifón, como la conversación misma. Los escritores de la antigüedad a menudo creaban figuras u hombres imaginarios, a los que podían atribuir puntos de vista que les servían de contexto para luego refutar los temas así planteados.
En su diálogo con Trifón, Justino Mártir utilizó la rebelión en cuestión como punto de partida para demostrar a Roma que los cristianos eran hombres de paz, ciudadanos bondadosos, y patrióticos súbditos del Imperio romano. Por el contrario, bastaba consultar las escrituras judías para entender que los judíos, por su naturaleza intransigente, siempre se habían comportado con desobediencia hacia la autoridad, e incluso a los mandamientos de Dios.
Justino hizo una contribución de singular importancia a la formación de la Biblia cristiana mediante el empleo del recurso de la alegoría. Empleó esa herramienta literaria para demostrar que el cristianismo no era una novedad y probar su antigüedad. Una alegoría constituye una reinterpretación simbólica de un acontecimiento o historia, que tiene por meta revelar un nuevo significado de un texto. Un examen de las escrituras judías permite identificar figuras y símbolos que prefiguraban a Cristo.
Así, pues, el misterio del cordero que Dios mandó sacrificar como Pascua [el sacrificio pascual de Pablo en 1 Corintios 5:7] , era un tipo de Cristo. Es con su sangre, que en razón de su fe en Él, ungen los que creen en Él sus propias casas … porque Él sabía que vendrían días, después de la pasión de Cristo, en los que el mismo lugar de Jerusalén sería entregado a sus enemigos y terminarían en absoluto todas las ofrendas. … Por otra parte, aquel cordero que se les mandaba asar totalmente , era símbolo de la pasión de la cruz, que Cristo debía padecer. Pues en efecto, el cordero se asa colocándole en una forma semejante a la figura de la cruz [las estacas del asador]. (Diálogo con Trifón, 40)
Justino afirmaba que el compromiso del sacrificio de Isaac prefiguraba el compromiso de la inmolación en la cruz, sacrificio que en esta ocasión Dios aceptó a causa de su pureza. Durante los combates que en su camino a Canaán los israelitas libraron contra diversas tribus en el desierto, si Moisés se levantaba con los brazos en alto, ganaban; por el contrario, cuando se cansaba y sus brazos caían, perdían. La imagen simbolizaba que Cristo concedía la salvación con sus brazos alzados en cruz.
Instruido en los conceptos de la filosofía griega, Justino representaba al Dios de Israel como el dios original, abstracto, y supremo de la filosofía, un poder unificado creador del universo. Este monoteísmo filosófico conservaba el culto a Dios con la exclusión de todos los demás dioses.
¿Te gusta la historia?
¡Suscríbete a nuestro boletín electrónico semanal gratuito!
Justino critica la creencia judía relativa a que Dios no había visitado la tierra ni establecido comunicación con sus pueblos, lo cual les señala como una interpretación errónea de su propia historia. No había sido Dios quien conversara con Moisés desde una zarza ardiente, sino la forma preexistente de Cristo, en su manifestación como logos. A lo largo de las escrituras, dondequiera que se lee Dios, a quien de manera invariable se hace referencia es a Cristo en su manifestación preterrenal. Cristo había estado presente y se había involucrado en la creación del universo. Los Padres de la Iglesia ratificaban mediante analogías que las predicciones de todos los profetas de Israel manifestaban que Jesús de Nazaret era el Mesías.
Jeremías era el Profeta de los tiempos de la conquista babilónica, de la destrucción de Jerusalén y el Templo de Salomón, en 587 a.C. En el Nuevo Testamento cristiano aparecen 40 citas directas de Jeremías. En Jeremías 31:31-34:
He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. … porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
En consecuencia, los seguidores de Cristo debían mantener el «Antiguo Testamento» como parte de la fe cristiana, debido a que constituía «prueba proveniente de las escrituras», que servía para ofrecer testimonio del nuevo sistema brindado por Jesús. Al propio tiempo, la frase correspondiente al «pacto… [escrito] en su corazón» constituía la justificación que sustentaba la aceptación de expaganos, aunque no poseyeran las señales de identidad que distinguían a los judíos étnicos. Ni judío ni pagano, el cristianismo se transformó en una nueva religión del Imperio romano, separada de todas.
Marción de Sinope (85-160 d.C.)
Sinope se encontraba en la provincia de Pontus, sobre la costa sur del Mar Negro. Marción era hijo del obispo de Sinope, un rico constructor de barcos. Se alega que las enseñanzas promulgadas por Marción motivaron que su padre lo excomulgara.Antítesis, su obra principal escrita en cinco tomos, aunque perdida, se cita con profusión por los Padres de la Iglesia. A lo largo de un tratado escrito por Tertuliano titulado Adversus Marcionem, se le menciona con el apodo de «lobo del Ponto». Emigró a Roma alrededor del 140 d.C. seguido de sus adeptos, todos cristianos célibes. El costo de hospedaje, viaje y alimentación de la comitiva corrió a cargo de Marción, quien además se presentó ante la iglesia de Roma con una donación por valor de 140.000 sestercios. Los Padres de la Iglesia rechazaron y despreciaron su aporte, Roma lo excomulgó y declaró hereje.
A diferencia de otros grupos gnósticos que solo fundaban escuelas, Marción estableció su propia iglesia con una jerarquía particular de obispos, sacerdotes y diáconos. De esta manera ganó más adeptos que otros maestros cuyas enseñanzas divergían de la oficial. Diez años después de su excomunión, Justino Mártir escribía que Marción había causado que muchos, de diversas naciones, hablaran blasfemias.
marción fue el primero en emplear la expresión «nuevo testamento».
Marción enseñaba que la humanidad y el sufrimiento de Jesús eran ilusiones. Según él, Jesús no había nacido de la Virgen María; de hecho, que en modo alguno había nacido, sino que había aparecido de súbito en la sinagoga de Cafarnaúm. Jesús era la manifestación de un dios superior, un dios de amor, que había mantenido apariencia humana hasta su muerte en la cruz, por medio de la cual redimió a las almas del dominio del Dios creador del judaísmo.
El Dios de Israel era un dios de justicia. Su única función era recompensar el bien y castigar el mal. El Dios de Israel era contradictorio y cambiaba de parecer, como indicaban los hechos de haberse reprochado la creación de los humanos en la historia del diluvio, y haber impuesto castigos de alcance nacional que afectaban tanto a inocentes como a culpables. Era rápido para la cólera y celoso de cualquier otro poder, según Él mismo admitía. Jesús, por el contrario, enseñaba a perdonar: «… Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian». (Lucas 6:27-28). La visión judía del mesías se restringía a la de un guerrero descendiente de la realeza que a la larga les aportaría provecho. Por el contrario, Jesús ofrecía salvación a todas las naciones. En este sentido, la historia de los judíos y sus escrituras, el «Antiguo Testamento», había cesado de ser válido.
Marción propuso que los cristianos debían tener sus propias escrituras sagradas. Gran admirador de Pablo, afirmaba que la descripción de Pablo de un viaje extracorporal a los cielos mencionada en 2 Corintios le había proporcionado una profunda comprensión de la verdadera naturaleza de Dios y de Jesús. Las escrituras cristianas de Marción contenían 10 epístolas de Pablo y un Evangelio, el de Lucas. Aseveraba que Lucas era el único escritor que comprendía la verdadera naturaleza de Jesús.
Por otra parte, se opuso con energía a que en las epístolas de Pablo se añadieran numerosas referencias a los profetas, y también rechazó las referencias de Lucas a los profetas y a la historia de Israel. Eliminó esas secciones de lo que al parecer fue una muy limitada edición de sus escritos. Marción fue el primero en emplear la expresión «Nuevo Testamento».
Formación del canon del Nuevo Testamento
La reacción de los Padres de la Iglesia a las escrituras propuestas por Marción constituye testimonio de la importancia que alcanzaron. Entre 140 y 200 d.C. la formación de lo que pasaría a ser el Nuevo Testamento comenzó a evolucionar como respuesta al gnosticismo, y además como réplica al canon propuesto por Marción. Mientras Marción mencionaba 10 epístolas de Pablo, los Padres de la Iglesia relacionaban 14. En lugar de un único Evangelio, contaban con cuatro. Eligieron los cuatro, sustentados en el argumento que estos no solo eran los más antiguos, sino también porque habían acompañado a las comunidades desde sus inicios, concepto conocido como tradición apostólica. Jesús había enseñado a los discípulos, quienes más adelante designaron a los primeros obispos, y de esta forma las ideas cristianas se habían preservado sin experimentar cambios.
Durante este período se asignaron nombres a los cuatro Evangelios, y se propusieron las tradiciones que describían el entorno en que se habían desarrollado los autores. Ireneo justificó el rechazo de todos los restantes Evangelios y puntos de vista con el argumento de que esa era la intención de Dios, y observaba que 4 era la cantidad de puntos cardinales y el número de estaciones.
Los estudiosos del Nuevo Testamento coinciden en que Pablo escribió siete epístolas y que la autoría de las demás misivas «deuteropaulinas» resulta debatible, puesto que sus discípulos pudieron haberlas escrito bajo el nombre de Pablo con el objetivo de investirlas de mayor autoridad.
La cristianización del Imperio romano
Con la conversión de Constantino, el Edicto de Milán promulgado en 313 d.C. permitió que los cristianos se reunieran de forma legal. Debido a que continuaban los debates acerca de la relación entre Cristo y Dios, el cisma arriano, Constantino convocó a un concilio a los compromisarios de todo el Imperio, que se celebraría en Nicea en el 325 d.C. El Primer Concilio de Nicea produjo lo que devino el concepto cristiano de la Trinidad, y estableció el credo niceno, que debía constituir creencia para todos los cristianos. Cualquier persona que discrepara de lo que promulgaba el recién convertido emperador la hacía culpable de herejía, y quedaba sujeta a la pena de muerte.
Constantino el Grande se convirtió al cristianismo y a la teología de los Padres de la Iglesia. Según la Vida de Constantino, escrita por Eusebio, el emperador encargó que se distribuyeran 50 copias de los Evangelios por todo el Imperio. Por falta de evidencias directas no es posible verificar cuáles Evangelios específicos se incluyeron en las copias. No obstante, en lo fundamental puede decirse que fueron esos los que pasaron a ser los cuatro Evangelios canónicos que alcanzaron aceptación universal.
El primer listado que se posee del canon del Nuevo Testamento, procede de lo que se conoce como Fragmento de Muratori, que data de una fecha indeterminada, comprendida entre el 170 o 200 d.C. y el siglo IV d.C. El Obispo de Alejandría Atanasio (296-298 d.C.), aportó un canon de 27 libros. El Nuevo Testamento de la época actual lista 27 libros: cuatro Evangelios, el libro Hechos de los Apóstoles, las epístolas, y el libro de Apocalipsis.
Los debates acerca de la incorporación de los libros de las escrituras judías en los textos de la Iglesia Católica, de las Comunidades Ortodoxas orientales y de las diversas denominaciones de la Reforma Protestante han persistido a través de los siglos. La mayor parte de las diferencias se encuentran en los libros de la Septuaginta y los escritos apócrifos. El canon católico comprende 46 libros, las iglesias ortodoxas cuentan con 49 y las protestantes con 39.
Interesado en el estudio de las migraciones, costumbres, las artes y religiones de distintas culturas; descubrimientos geográficos y científicos. Vive en La Habana. En la actualidad traduce y edita libros y artículos para la web.
Rebecca I. Denova, Ph D. es catedrática emérita de Cristianismo Primitivo en el Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad de Pittsburgh. En julio de 2021 se publicó su libro de texto titulado «The Origins of Christianity and the New Testament» (Wiley-Blackwell).
Denova, R. (2024, octubre 30). Nuevo Testamento [New Testament].
(W. R. Arroyo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-11401/nuevo-testamento/
Estilo Chicago
Denova, Rebecca. "Nuevo Testamento."
Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 30, 2024.
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-11401/nuevo-testamento/.
Estilo MLA
Denova, Rebecca. "Nuevo Testamento."
Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 30 oct 2024. Web. 17 dic 2024.
Licencia y derechos de autor
Escrito por Rebecca Denova, publicado el 30 octubre 2024. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.