Arquitectura romana

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Mark Cartwright
por , traducido por Agustina Cardozo
Publicado el 14 marzo 2018
Disponible en otros idiomas: inglés, neerlandés, francés, italiano, portugués
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Capitolium, Thugga (by Dennis Jarvis, CC BY-SA)
Capitolio de Dougga
Dennis Jarvis (CC BY-SA)

La arquitectura romana continuó con el legado que dejaron los arquitectos griegos y los órdenes arquitectónicos establecidos, especialmente el corintio. Los romanos también fueron innovadores y combinaron nuevas técnicas de construcción y materiales con un diseño creativo para producir toda una serie de estructuras arquitectónicas totalmente nuevas. Entre los edificios romanos más innovadores se encuentran la basílica, el arco del triunfo, el acueducto monumental, el anfiteatro y el bloque de viviendas.

Muchas de las innovaciones arquitectónicas romanas fueron una respuesta a las cambiantes necesidades prácticas de la sociedad romana, y todos estos proyectos fueron respaldados por un aparato estatal que los financió, organizó y difundió por todo el mundo romano, garantizando su permanencia, de modo que muchos de estos grandes edificios sobreviven hasta nuestros días.

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Los órdenes arquitectónicos

Los arquitectos romanos siguieron cumpliendo con las pautas establecidas por los órdenes clásicos que los griegos habían configurado primero: dórico, jónico y corintio. El corintio era el más favorecido y muchos edificios romanos, incluso en la Antigüedad tardía, tenían un aspecto particularmente griego. Sin embargo, los romanos añadieron sus propias ideas y su versión del capitel corintio se hizo mucho más decorativa, al igual que la cornisa; véase, por ejemplo, el Arco de Septimio Severo en Roma (203 d.C.). Los romanos también crearon el capitel compuesto, que mezclaba la voluta del orden jónico con las hojas de acanto del corintio. La columna toscana fue otra adaptación de una idea tradicional que era una forma de columna dórica pero con un capitel más pequeño, un fuste más esbelto sin flautas y una base moldeada. La columna toscana (como se denominó en el Renacimiento) se utilizó especialmente en la arquitectura doméstica, como los peristilos y las verandas. Los romanos también eran partidarios de las columnas monolíticas, en lugar del enfoque griego de utilizar varios tambores apilados.

"Todos los edificios se deben construir teniendo en cuenta la durabilidad, la utilidad y la belleza."
Vitruvio

Además, las columnas se seguían utilizando incluso cuando ya no eran estructuralmente necesarias. De este modo se daba a los edificios un aspecto tradicional y familiar, como por ejemplo la fachada del Panteón (c. 125 d.C.) de Roma. Las columnas podían sobresalir del edificio, pero permanecían unidas a la fachada por la base y el entablamento (columnas exentas); véase, por ejemplo, la Biblioteca de Adriano en Atenas (132 d.C.). Por último, las columnas podían formar parte del propio muro (columnas adosadas) y funcionar como pura decoración; por ejemplo, los pisos superiores del exterior del Coliseo (último cuarto del siglo I d.C.).

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La influencia griega también se pone de manifiesto en el hecho de que las innovaciones tardorrepublicanas, como las basílicas y los edificios de baños, suelen verse primero en el sur de Italia, en Campagna (véase especialmente Pompeya), que estaba más cerca de las colonias griegas de la Magna Grecia, establecidas desde hacía tiempo. De aquí procede el edificio con cúpula más antiguo que se conserva, el frigidarium (cámara frigorífica) de las termas estabianas de Pompeya (siglo II a.C.). Como en muchas otras áreas, los romanos tomaron una idea y la llevaron a su máxima posibilidad, y los enormes complejos de baños imperiales incorporaron arcos altísimos, arcos que salían directamente de los capiteles de las columnas y cúpulas que abarcaban distancias aparentemente imposibles.

Architectural Column Orders
Órdenes clásicos romanos
Simeon Netchev (CC BY-NC-ND)

La época de Augusto fue testigo de un aumento de la actividad constructiva, de la innovación en el diseño y del uso extravagante del mármol, síntomas de una Roma que empezaba a flexionar sus músculos y a romper con la rígida tradición de las civilizaciones anteriores con una mayor confianza. Fue también la época en la que el aumento del mecenazgo imperial permitió la realización de proyectos de construcción cada vez más grandes e impresionantes, no solo en la propia Roma, sino en todo el Imperio, donde los edificios se convirtieron en propaganda del poderío y la supuesta superioridad cultural del mundo romano.

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A medida que el Imperio se expandía, las ideas e incluso los artesanos se integraron en la industria arquitectónica romana, a menudo manteniendo sus materiales familiares, como el mármol, en los lugares de construcción. La evidencia de la influencia oriental se puede ver en elementos como las hojas de papiro en los capiteles, los pedestales esculpidos, las columnatas de las calles y los ninfas (fuentes ornamentales).

Materiales y técnicas

El primer edificio totalmente de mármol fue el Templo de Júpiter Estator en Roma (146 a.C.), pero recién en el Imperio el uso del mármol se generalizó y se convirtió en la piedra elegida para los proyectos de construcción más impresionantes financiados por el Estado. El más utilizado en Italia era el mármol de Carrara (Luna), procedente de la Toscana (véase, por ejemplo, el Templo de Apolo en el Palatino, del año 30 a.C.). El mármol estaba disponible en todo el imperio y se apreciaban especialmente el mármol de Paros, en las Cícladas, y el pentélico de Atenas. Los arquitectos romanos también apreciaban las variedades de color; por ejemplo, el mármol amarillo númida del norte de África, el púrpura pirgiano del centro de Turquía, el pórfido rojo de Egipto y el mármol verde carioca de Eubea. Sin embargo, el mármol extranjero se reservaba principalmente para su uso en columnas y, debido a los costos de transporte, en proyectos imperiales.

Columns of Hagia Sophia
Columnas de Santa Sofía
Hagia Sophia Research Team (CC BY-NC-SA)

Además del mármol, también se disponía de piedra caliza blanca travertino en las canteras cercanas a Tívoli, y su facilidad para el tallado preciso y su inherente resistencia a la carga la convirtieron en el sustituto favorito del mármol entre los arquitectos romanos desde el siglo I a.C. Se utilizaba especialmente para pavimentos, marcos de puertas y ventanas, y escalones.

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Los romanos no inventaron el mortero de cal, pero fueron los primeros en ver todas las posibilidades de utilizarlo para producir hormigón. Los escombros de hormigón se habían reservado normalmente para su uso como material de relleno, pero los arquitectos romanos se dieron cuenta de que el material podía soportar un gran peso y, por tanto, con un poco de imaginación, se podía utilizar para ayudar a abarcar el espacio y crear toda una serie de nuevas oportunidades de construcción. Llamaron a este material opus caementicium por el agregado de piedra (caementa) que se mezclaba con el mortero de cal. El material tenía una consistencia espesa cuando se preparaba, por lo que se colocaba y no se vertía como el hormigón moderno. La primera prueba documentada de su uso procede de Cosa, en el siglo III a.C., y su primer uso en Roma parece ser un almacén del siglo II a.C. También en el siglo II a.C. se descubrió que utilizando puzolana (hormigón hecho con arena volcánica, pulvis puteolanus), que tenía un alto contenido en sílice, el hormigón podía fraguar bajo el agua y era incluso más resistente que el hormigón normal. En el siglo I a.C. su uso parece haberse generalizado en cimientos, muros y bóvedas. Quizá el mejor ejemplo de sus posibilidades en la construcción sea el Santuario de Fortuna Primigenia en Palestrina.

Además de las posibilidades estructurales que ofrecía el hormigón, el material era mucho más barato que la piedra maciza.

Además de las posibilidades estructurales que ofrecía el hormigón, el material era también mucho más barato que la piedra maciza y se podía dar una fachada más presentable utilizando estuco, revestimiento de mármol u otro material relativamente barato: el ladrillo cocido o la terracota. Los ladrillos de barro secados al sol se habían utilizado durante siglos y se siguieron utilizando para proyectos más modestos hasta el siglo I d.C., pero los ladrillos cocidos tenían la ventaja de la durabilidad y se podían tallar como la piedra para asemejarse a elementos arquitectónicos estándar como los capiteles y los dentilos.

Los ladrillos solían tener 59 centímetros cuadrados y un grosor de entre 2,5 y 5 centímetros. En tejados y desagües se utilizaban sin cortar, pero para otros usos se solían cortar en 18 triángulos. También había ladrillos circulares, normalmente cortados en cuartos, que se utilizaban para las columnas. Los ladrillos también se podían utilizar en cúpulas como la del templo de Asklepios Soter en Pérgamo e incluso se convertían en un elemento decorativo por sí mismos al utilizar ladrillos de diferentes colores (normalmente amarillo y naranja) y colocarlos para crear patrones.

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Pantheon, Rome
Panteón, Roma
Jack G (CC BY-NC-SA)

El estuco se utilizaba para revestir los muros de ladrillo y podía tallarse, como los ladrillos, para reproducir las decoraciones arquitectónicas que antes solo se realizaban en piedra. El estuco se fabricaba con una mezcla de arena, yeso e incluso polvo de mármol en el material de mejor calidad.

La toba volcánica y la piedra pómez se utilizaban en las cúpulas por su ligereza, como en el Panteón, por ejemplo. El basalto se utilizaba a menudo para la pavimentación y las calzadas, colocado en forma de bloques poligonales, y el granito gris y rosa egipcio era común en los obeliscos y las columnas. Por último, la terracota también se utilizaba para la ornamentación moldeada de los edificios y se convirtió en un adorno habitual de las casas particulares y las tumbas.

Arquitectos romanos

En el mundo romano, el mérito de los edificios recaía en gran medida en la persona que concebía y pagaba el proyecto, más que en el arquitecto que supervisaba su ejecución, por lo que los arquitectos suelen permanecer en el anonimato. Los arquitectos contratados para proyectos específicos por el emperador son más conocidos. Por ejemplo, conocemos al arquitecto favorito de Trajano, Apolodoro de Damasco, famoso por sus habilidades en la construcción de puentes, y que fue responsable, entre otros proyectos, del Foro y las Termas de Trajano en Roma (104-9 d.C.). Severo y Celer fueron los arquitectos responsables del fantástico techo giratorio de la Casa Dorada de Nerón. En general, los arquitectos supervisaban, y los contratistas (redemptores) eran quienes realmente realizaban el proyecto basándose en los dibujos medidos del arquitecto.

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Sin duda, el arquitecto romano más famoso es Vitruvio, principalmente porque su obra Sobre la arquitectura, un estudio de 10 volúmenes sobre la arquitectura, ha sobrevivido intacta. En realidad, no sabemos mucho sobre su propia obra: solo una basílica que construyó en Fano y que realizó trabajos para Julio César y Augusto. Sobre la arquitectura abarca todas las facetas de la arquitectura, los tipos de edificios, los consejos para los aspirantes a arquitectos y mucho más. Un aspecto interesante de la obra es que revela que el arquitecto antiguo debía tener muchas habilidades que hoy en día se separarían en diferentes especialidades. Vitruvio también resumió el espíritu esencial de la arquitectura romana: "Todos los edificios se deben construir teniendo en cuenta la durabilidad, la utilidad y la belleza". (Sobre la arquitectura, libro I, cap. III)

Pont del Diable Aqueduct, Tarraco
Acueducto Pont del Diable en Tarragona, España
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Principales edificios romanos

Acueductos y puentes - Estas estructuras, a veces enormes, con arcos simples, dobles o triples, se diseñaban para transportar agua dulce a los centros urbanos desde fuentes que a veces se encontraban a muchos kilómetros de distancia. El más antiguo de Roma fue el Aqua Appia (312 a.C.), pero el ejemplo más impresionante sin duda es el Pont du Gard, cerca de Nimes (c. 14 d.C.). Los puentes romanos podían hacer un uso similar del arco para salvar ríos y barrancos. Construidos con una superestructura plana de madera sobre pilares o arcos de piedra, aún se conservan ejemplos. Uno de los mejor conservados es el puente de granito del Tajo en Alcántara (106 d.C.), con arcos de más de 30 metros.

Basílicas - La basílica fue adoptada por la Iglesia cristiana, pero fue concebida por los romanos como un lugar para reuniones grandes, por lo general para los tribunales de justicia. Se solían construir a lo largo de uno de los lados del foro, el mercado de la ciudad, que estaba cerrado por todos los lados por columnatas. El largo vestíbulo y el techo de la basílica descansaban en columnas y pilares en todos los lados. Las columnas formaban una nave central flanqueada por un pasillo. Una galería recorría el primer piso y, luego, había un ábside en uno o ambos extremos. Un ejemplo típico es la basílica severa de Lepcis Magna (216 d.C.).

Plan of the Baths of Diocletian
Plano de las Termas de Diocleciano
B. Fletcher (Public Domain)

Termas - Las termas romanas muestran la típica habilidad romana para crear espacios interiores impresionantes mediante arcos, cúpulas, bóvedas y contrafuertes. Los mayores de estos complejos, a menudo enormes, se construían de manera simétrica a lo largo de un solo eje e incluían piscinas, salas frías y calientes, fuentes, bibliotecas, calefacción por suelo radiante y, a veces, calefacción entre paredes mediante tuberías de terracota. Sus exteriores solían ser sencillos, pero su interior a menudo era suntuoso, con muchas columnas, mármol, estatuas y mosaicos. Uno de los mejores ejemplos que se conservan son las Termas de Caracalla en Roma (terminadas en el año 216).

Residencias privadas - Quizá más famosas por sus paredes interiores profusamente decoradas con frescos y estucos, las residencias privadas romanas también podían encantar con atrios, peristilos, jardines y fuentes, todo ordenado en una armoniosa simetría. Un ejemplo típico es la Casa de los Vettii en Pompeya (siglo I a.C. - 79 d.C.).

Aún más innovadores eran los grandes bloques de apartamentos (insula) para los habitantes menos pudientes de la ciudad. Se construían con ladrillo, hormigón y madera, a veces con balcones, y a menudo con tiendas en la planta baja. Aparecieron ya en el siglo III a.C., y en el siglo I a.C. podían tener 12 pisos, pero las restricciones de altura impuestas por el Estado hacían que los edificios tuvieran una media de cuatro a cinco pisos (al menos en la parte delantera, ya que no había tales restricciones para la parte trasera del edificio). Algunos de los pocos ejemplos que se conservan pueden verse en Ostia.

Temple of Baachus, Baalbek
Templo de Baco, Baalkbek
Jerzy Strzelecki (CC BY-SA)

Templos - El templo romano era una combinación de los modelos etrusco y griego, con una cella interior en la parte trasera del edificio rodeada de columnas y situada en una plataforma elevada (de hasta 3,5 metros de altura) con una entrada escalonada y un pórtico con columnas, el punto central del edificio (en contraste con los templos griegos, en los que los cuatro lados podían ser igualmente importantes en el paisaje urbano). Un ejemplo típico que se conserva prácticamente completo es la Maison Carrée de Nimes (16 a.C.). Los templos solían ser rectangulares, pero podían adoptar otras formas, como circular o poligonal; por ejemplo, el templo de Venus en Baalbeck (siglos II-III d.C.).

El anfiteatro completamente cerrado era uno de los favoritos de los romanos.

Teatros y anfiteatros - El teatro romano se inspiró, por supuesto, en la versión griega, pero la orquesta se hizo semicircular y el conjunto se hizo con piedra. Los romanos también añadieron un edificio escénico muy decorativo (scaenae frons) que incorporaba diferentes niveles de columnas, salientes, frontones y estatuas, como se encuentra en el teatro de Orange (27 a.C. - 14 d.C.). Un enfoque similar se adoptó en las fachadas de las bibliotecas; véase, por ejemplo, la Biblioteca de Celso en Éfeso (siglo II d.C.). Los teatros también demuestran la pasión romana por cerrar los espacios, sobre todo porque a menudo estaban cubiertos (parcial o totalmente) de madera o empleaban toldos de lona.

El anfiteatro completamente cerrado era uno de los favoritos de los romanos. El Coliseo es el más grande y famoso, y es un ejemplo típico copiado en todo el imperio: un exterior muy decorativo, asientos colocados sobre una red de bóvedas de cañón y salas subterráneas bajo el suelo de la arena para esconder a las personas, los animales y el atrezo hasta salir al escenario.

Roman Amphitheatre, Verona
Anfiteatro romano, Verona
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Arcos de triunfo - El arco de triunfo, con una entrada simple, doble o triple, no tenía otra función práctica que la de conmemorar con esculturas e inscripciones acontecimientos importantes, como las victorias militares. Los primeros ejemplos se situaban sobre las vías públicas (los primeros son los dos arcos instalados por L. Stertinius en Roma en el 196 a.C.), pero los ejemplos posteriores solían estar protegidos por escalones. Rematados por un carro de bronce de cuatro caballos, se convirtieron en imponentes monumentos de piedra a la vanidad romana. El Arco de Constantino (c. 315 a.C.) en Roma es el ejemplo más grande que se conserva y es quizás el último gran monumento de la Roma Imperial.

Roman Opus Mixtum Wall
Muro romano con diseño opus mixtum
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Muros - Aparte de las famosas estructuras militares como el Muro de Antonio y el Muro de Adriano (c. 142 d.C. y c. 122 d.C. respectivamente), incluso los muros romanas más modestas ofrecen una sorprendente cantidad de variaciones. La anchura de los muros romanos también podía variar enormemente, desde las más finas, de 18 cm, hasta las de 6 m de grosor. Rara vez se utilizaban bloques de mármol y piedra fina, ya que eran demasiado caros. Los grandes bloques cuadrados se utilizaban para crear muros de sillería, es decir, bloques ajustados sin uso de mortero. Mucho más común era el uso de ladrillos (normalmente de forma triangular y colocados con mortero) y pequeñas piedras enfrentadas a un núcleo de mezcla de hormigón. Los ladrillos y las piedras podían estar dispuestos de diversas maneras:

  • opus incertum - apareció por primera vez en el siglo III a.C. y utilizaba pequeños trozos irregulares de piedra alisados por un lado.
  • opus reticulatum - del siglo II a.C., utilizaba trozos en forma de pirámide con una base cuadrada de 6-12 cm y una altura de 8-14 cm. La piedra se colocaba con la base hacia fuera y se disponía en diagonal.
  • opus mixtum - común a partir del siglo I a.C., era una combinación de opus reticulatum con una capa (hilera) de ladrillo horizontal cada cuatro hileras y en los bordes del muro.
  • opus testaceum - común a partir del siglo I d.C., solo utilizaba hileras de ladrillos.
  • opus vittatum - utilizaba una hilera alternativa de ladrillo con dos hileras de bloques de toba con un lado rectangular hacia el exterior que se hacía más pequeño hacia la superficie interior. Fue especialmente popular a partir del siglo IV d.C. en todo el Imperio.

A pesar del efecto decorativo de estas diversas disposiciones de la piedra y el ladrillo, la mayoría de los muros se cubrían en realidad tanto por dentro como por fuera con estuco de yeso blanco para protegerlos del calor y la lluvia en el exterior y para proporcionar una superficie lisa para la pintura decorativa fina en el interior.

Conclusión

La arquitectura romana, por tanto, nos ha proporcionado magníficas estructuras que han resistido, literalmente, la prueba del tiempo. Al combinar una amplia gama de materiales con diseños atrevidos, los romanos fueron capaces de superar los límites de la física y convertir la arquitectura en una forma de arte. El resultado fue que la arquitectura se convirtió en una herramienta imperial para demostrar al mundo que Roma era culturalmente superior porque solo ella tenía la riqueza, las habilidades y la audacia para producir tales edificios. Y lo que es más importante, el uso romano del hormigón, el ladrillo y los arcos, unido a diseños de edificios como el anfiteatro y la basílica, influiría enormemente en toda la arquitectura occidental posterior hasta nuestros días.

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Preguntas y respuestas

¿Por qué es conocida la arquitectura romana?

La arquitectura romana es conocida por los edificios con cúpula de hormigón, el uso innovador del arco, el diseño del anfiteatro, la basílica, el arco del triunfo y los bloques de viviendas.

¿Cómo describiría la arquitectura romana?

La arquitectura romana se puede describir como una combinación innovadora de diseños y materiales a partir de la cual se construyeron nuevos tipos de edificios impresionantes tanto desde el exterior como desde el interior. Los edificios romanos suelen estar bien construidos, ser prácticos y bellos.

¿Cuáles son los edificios más famosos de la arquitectura romana?

Los edificios más famosos de la arquitectura romana que se conservan son el Panteón circular de Roma, el Coliseo de Roma, el acueducto del Pont du Gard en el sur de Francia, el templo de la Maison Carrée en Nimes, el Muro de Adriano en el norte de Inglaterra y la casa de la villa Vettii en Pompeya.

¿Por qué era importante el hormigón en la arquitectura romana?

El hormigón fue importante en la arquitectura romana porque era un material ligero pero resistente que permitía la construcción de grandes techos, como la cúpula del Panteón de Roma. Además, el hormigón era mucho más barato que los bloques de piedra y se utilizaba como revestimiento de los muros que tenían un interior de escombros.

¿Cuál es el legado de la arquitectura romana?

El legado de la arquitectura romana es que las innovaciones en los materiales pueden conducir a innovaciones en los diseños que ponen a prueba los propios límites de la física. Algunos tipos de edificios romanos que todavía influyen en la arquitectura actual son el anfiteatro (estadios deportivos), la basílica (iglesias), las insulae (edificios de viviendas) y los arcos (puentes).

Sobre el traductor

Agustina Cardozo
Agustina es traductora pública (inglés/español), uruguaya, con estudios avanzados de Lingüística. Sus áreas de experiencia como traductora son la traducción biosanitaria y la traducción jurídica. Le interesan la Historia y las humanidades en general.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2018, marzo 14). Arquitectura romana [Roman Architecture]. (A. Cardozo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-11581/arquitectura-romana/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Arquitectura romana." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. Última modificación marzo 14, 2018. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-11581/arquitectura-romana/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Arquitectura romana." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 14 mar 2018. Web. 22 dic 2024.

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