Sun Tzu, general y estratega militar chino que vivió alrededor de los años 500 a.C., alcanzó gran renombre como autor del tratado sobre estrategia militar titulado El arte de la guerra, también conocido como Los trece capítulos. Estuvo asociado de manera formal o como fuente de inspiración a la Escuela Militar, uno de los sistemas filosóficos que integraban las Cien escuelas de pensamiento existentes durante el período de las Primaveras y Otoños de alrededor de los años 772 al 476 a.C., que promovía la preparación militar con el fin de mantener la paz y el orden social.
Los historiadores y académicos debaten si en efecto existió un individuo nombrado Sun Tzu, como también lo hacen sobre la vida del filósofo taoísta Lao-Tse, supuesto contemporáneo del estratega en los años 500 a.C. Sin embargo, el hecho de que la obra El arte de la guerra exista, además de la profunda influencia que ejerció a partir de su publicación, constituyen pruebas inobjetables de que alguien produjo el escrito, cuya autoría se atribuye por tradición a un personaje llamado Sun Tzu.
La historicidad de Sun Tzu debería haber quedado confirmada por el descubrimiento de su obra en 1972 d.C., en una tumba ubicada en Linyi, provincia de Shandong, así como por la existencia de otro Arte de la guerra escrito por Sun Bin, al parecer descendiente suyo fallecido en 316 a.C. Sin embargo, los especialistas que cuestionan su autenticidad histórica consideran que estos hallazgos no constituyen prueba definitiva de que viviera, pues afirman que el autor de El arte de la guerra original hubiera podido ser otro, en lugar de Sun Tzu.
Se afirma que Sun Tzu vivió, luchó, y compuso su escrito durante el período de las Primaveras y Otoños que precedió al período de los Reinos Combatientes que duró desde alrededor del 481 al 221 a.C. En esa etapa la dinastía Zhou, regidora entre 1046 y 256 a.C., atravesaba una época de decadencia marcada por pugnas entre los estados que con anterioridad habían sido sus aliados, que batallaban por la supremacía sobre los demás y por el control de China.
desde su aparición, la obra de sun tzu ha sido objeto de incesante consulta por personalidades militares y estrategas de negocios, y se sigue valorando por las enseñanzas que proporciona para lograr metas personales.
A principios de la primera mitad del período de las Primaveras y Otoños los métodos de guerra chinos se adherían a las normas caballerescas, antes, durante y después de una confrontación. Sin embargo, a medida que la era avanzaba y continuaban los combates entre los estados, ninguno lograba aventajar a los demás debido a que cada uno adoptaba idénticos protocolos y tácticas en sus enfrentamientos, razón por la cual el apego a la tradición se hacía cada vez más frustrante.
La obra de Sun Tzu se proponía romper el estancamiento en las acciones mediante la definición de una clara estrategia capaz de emplear cualquier medio necesario para lograr victorias decisivas. Es posible que sus conceptos derivaran de filosofías más antiguas, o que se basaran en experiencias personales de combate. Cualquiera fuera el caso, sus teorías se pusieron en práctica por el rey del estado Qin, Ying Sheng (vivió 259-210 a.C.), quien concretó la filosofía de Sun Tzu en acciones de guerra total que lo condujeron a conquistar a los demás contrincantes y a fundar la dinastía Qin, que rigió China desde el 221 a.C. hasta el 206 a.C. Sheng se adjudicó el trono como primer emperador bajo el nombre de Shi Huangdi y reinó durante 11 años, desde el 221 hasta el 210 a.C. Desde entonces la obra de Sun Tzu ha sido objeto de consulta por personalidades militares, estrategas de negocios y personas de todas las clases sociales y ocupaciones, las cuales le han atribuido un alto valor a las enseñanzas que proporciona sobre la manera de lograr metas personales.
Las dificultades que se confrontan para determinar si Sun Tzu existió se deben a la época en que se supone que vivió y escribió su obra. Durante el período de las Primaveras y Otoños y la etapa que le sucedió, el período de los Reinos Combatientes, imperaba el caos como consecuencia del deterioro de la autoridad de la dinastía Zhou, y de los incesantes conflictos entre los estados que la habían apoyado y defendido.
La incesante confusión de la era, así como la posterior destrucción de diversas obras por voluntad de la dinastía Qin, resultó en la pérdida de numerosos archivos de importancia. No obstante, es válido suponer que algún general que entonces contara con una reputación al menos parecida a la de Sun Tzu pueda haber vivido, prestado servicio, y abogado a favor de la política de guerra total, inspirado en el objetivo de dar fin al conflicto de los reinos combatientes y establecer la paz.
Para Sun Tzu la guerra era una extensión de la política que debía proseguirse en interés de lograr el bien común para todos, incluidos el conquistador y el conquistado. No obstante, para que la guerra pueda definirse como un evento distinto a un insensato desperdicio de vidas y recursos, se necesita ganar. El académico Samuel B. Griffith, expresa:
La guerra, una parte integral del ejercicio de la política de fuerza de la época, se había convertido «en cuestión de vital importancia para el estado; en asunto de vida o muerte, en camino a la supervivencia o a la ruina». Para conducirla con éxito se requería una teoría que tratara de manera coherente la táctica y la estrategia, y una doctrina práctica que rigiera la inteligencia militar, el planeamiento, la dirección, la operación y los procedimientos administrativos. El autor de Los trece capítulos fue el primer hombre capaz de proporcionar una teoría y una doctrina así. (Griffith, 44)
La polémica acerca de la identidad de Sun Tzu no ha concluido. Su historicidad se sustenta en dos trabajos medulares: Anales de primavera y otoño, los archivos estatales de la dinastía Zhou de entre los años 722 al 481 a.C., y Recuerdos del gran historiador, de alrededor del 94 a.C., escritos por el cronista de la dinastía Han nombrado Sima Qian, quien vivió desde el 145 o 135 hasta el 86 a.C. Ambas obras han sido objeto de críticas por parte de los historiadores, por presentar inexactitudes y posibles fusiones de eventos diferentes. El argumento que impugna la historicidad de Sun Tzu plantea que de haber existido una mente militar de tanto ingenio, se habría escrito un número mucho mayor de artículos sobre el tema, en lugar de las pocas referencias que se han identificado. Sin embargo, la afirmación resulta contradictoria debido a que numerosas menciones contenidas en ambos textos se aceptan, a pesar de que son tratadas con igual brevedad. El académico Robert Eno comenta:
Anales de primavera y otoño… es una obra breve, poco informativa e inconsistente respecto a los eventos que elige describir. La lectura de un párrafo típico arrojaría: «Otoño; octavo mes; langostas». (1)
Sobre la base de la observación de Eno pudiera considerarse válida la afirmación de los opositores de la autenticidad histórica de Sun Tzu, pero debe concederse que Anales, que según su opinión debería incluir relatos más extensos de su vida, no incluye narraciones amplias de figuras o sucesos que sí tuvieron importancia. En el caso de Recuerdos, Sima Qian dedica mayor tiempo a las biografías de personalidades que a juicio suyo habían sido tratados de manera inicua por la historia, razón por la cual no dedica mucho espacio a Sun Tzu, de quien puede suponerse que hubiera sido bien conocido del público de sus días, y cuya reputación estaba garantizada.
En adición a la breve mención que se hace de Sun Tzu en los Recuerdos del gran historiador, los académicos afirman que la descripción que la obra hace de las dinastías Xia y Shang es en general fantasiosa, por lo que la califican de poco confiable a los efectos de establecer la historicidad de Sun Tzu. Aunque en algún momento tal aseveración pudiera haberse considerado válida, las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo durante el siglo XX d.C. han descubierto pruebas concretas que apoyan las aseveraciones de Sima Qian respecto a los Shang, y puede también que respecto a los Xia. De hecho, en su mayor parte los Recuerdos resultan exactos, lo cual incluiría la sección relacionada con Sun Tzu.
Otro obstáculo a considerar es que el nombre por el cual se conoce al estratega no constituye un apelativo personal, sino un título que se traduce como El Maestro. A causa de que El arte de la guerra hace repetido uso de la frase, «Sun Tzu dijo…» al introducir sus preceptos, se ha propuesto que un gran genio militar de nombre desconocido inspiró la obra, que se recogió por escrito para dejar constancia de sus estrategias. También se ha sugerido que el texto pudiera haber sido compuesto por un estudiante de la Escuela Militar con el objetivo de dejar registrada la visión fundamental del pensamiento de ese colegio, relativo a que la victoria en la guerra asegura la paz.
Historicidad e influencia
Los académicos que sostienen la naturaleza histórica de Sun Tzu resaltan su rol en la victoria de la batalla de Boju de 506 a.C. como prueba de su afirmación. Las fuentes que mencionan a Sun Tzu aseveran que prestó servicio al rey Ho Lu, o Helu, de los Wu, cuyo reinado se extendió desde el 515 hasta el 496 a.C., y que participó en las guerras entre Wu y Chu acaecidas entre el 512 y el 506 a.C. La historia asevera que Ho Lu, antes de designar a Sun Tzu como líder, para comprobar su capacidad y comprometimiento, le ordenó que impartiera entrenamiento militar a sus 180 concubinas. Sun Tzu dividió el harén en dos compañías, escogió dos de las favoritas del rey y puso a cada una a cargo de una compañía. Su primera acción fue ordenarles que dirigieran sus vistas a la derecha, lo que motivó la risa de las mujeres, que no asumían la seriedad del ejercicio. Sun Tzu repitió la voz de mando, pero de nuevo escuchó nerviosas risas. Acto seguido ejecutó a sus dos «comandantas» y las reemplazó. A partir de ese instante las mujeres obedecieron sus órdenes sin vacilar, y en consecuencia, Ho Lu contrató a Sun Tzu como general.
El relato se ha considerado ficción al menos desde el siglo XI d.C., a partir del momento en que el estudioso de la dinastía Sung, Yeh Cheng Tse, cuestionó por primera vez la existencia de Sun Tzu, lo cual no ha impedido que se repita como un hecho real hasta la actualidad. Aunque nunca hubiera ocurrido, el relato ilustra el compromiso de Sun Tzu con su premisa de vencer a cualquier precio, cuestión que comenzaba con la disciplina de las tropas.
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Según Sima Qian la historia tendría que aceptarse en su forma original por concordar con el concepto de disciplina defendido por Sun Tzu, como demuestra la victoria de los Wu en Boju. La victoria de Boju se debió tanto a la disciplina de las tropas como a la estrategia empleada. Se dice que Sun Tzu dirigió las fuerzas de Wu junto al rey Ho Lu y a Fugai, hermano de Ho Lu, y que derrotó las fuerzas de Chu mediante el empleo de sus tácticas.El arte de la guerra describe la estrategia óptima:
Aunque según mi cálculo, los soldados de Chu exceden a los nuestros en número, esto no les proporcionará ventaja alguna para obtener la victoria. Yo digo, pues, que la victoria puede alcanzarse. Aunque el enemigo sea más fuerte en número, podemos impedirle que luche. Planear para descubrir sus planes y posibilidades de éxito. Provocarlo de modo de poder conocer los principios de su actividad o inactividad. Forzarlo a revelarse, para averiguar sus puntos vulnerables. Comparar de manera minuciosa el ejército opuesto con el propio, para conocer dónde sus fuerzas son superabundantes y dónde son deficientes. Al tomar decisiones tácticas, la mayor ventaja a lograr es que queden ocultas; oculta tus disposiciones, y estarás a salvo de las averiguaciones de los más sutiles espías, de las maquinaciones de los más sabios cerebros. La manera en que puede producirse la victoria sobre ellos proviene de las propias tácticas del enemigo, esto es lo que la multitud no puede comprender. (6.21-26)
En Boju las fuerzas de Chu eran superiores en número a las de Wu. El rey Ho Lu dudó si debía atacar, aunque ambos ejércitos estaban formados en el campo. Fugai pidió que se diera la orden de atacar, pero Ho Lu rehusó hacerlo. Fugai decidió entonces actuar por su cuenta, y de conformidad con los consejos estratégicos de Sun Tzu, mandó a avanzar. Las tropas hubieran vacilado y esperado las órdenes del rey de no haber estado bien disciplinadas, pero aconteció que obedecieron a su comandante. El acatamiento del mandato permitió a Fugai expulsar al enemigo del campo de batalla, perseguirlo, y derrotarlo repetidas veces en cinco enfrentamientos posteriores, hasta lograr la captura de la capital Chu de los Ying.
El coraje y la fe de Fugai en los preceptos de Sun Tzu fueron los factores determinantes de su éxito en las guerras entre Wu y Chu. Las informaciones recogidas por los espías de Fugai le permitieron conocer que las tropas del general enemigo, Nang Wa, lo detestaban, y que no tenían voluntad de pelear. Al poner en práctica el consejo de Sun Tzu y «forzarlos a que se revelen… y hallar sus puntos vulnerables», pudo comparar su ejército con el de Nang Wa y hallarlo suficiente para lograr los fines que perseguía. Obtuvo la victoria por haber comprendido las tácticas del enemigo y por rechazar adherirse a las normas de guerra vigentes en la época, como había instruido Sun Tzu. Impidió la retirada del enemigo a un lugar seguro, dividió las fuerzas contrarias mientras intentaban vencer la corriente del río Qingfa para cruzarlo, paralizó su movilización y el reagrupamiento de sus líneas, y más tarde los atacó mientras comían.
Guerra total e influencia taoísta
La victoria de Fugai en Boju hubiera resultado imposible antes de Sun Tzu. Como se ha dicho arriba, los métodos de guerra chinos prevalecientes durante los primeros años del período de las Primaveras y Otoños se conceptuaban como una especie de deporte de los nobles aristócratas, en que primaba la caballerosidad y el total cumplimiento de las reglas, esquema que Sun Tzu cambió por completo. Griffith comenta:
En la antigua China la guerra se consideraba una competencia caballeresca, regida por un código al que por lo general ambas partes se adherían. Existen numerosas ilustraciones sobre el particular… Por ejemplo, en el 632 a.C. el comandante Chin, tras derrotar a los Ch'u en Ch'eng P'u, entregó alimentos suficientes para tres días al enemigo derrotado. La cortesía fue más adelante reciprocada por un ejército Ch'u que resultó victorioso en Pi. Alrededor de la época en que se escribió El arte de la guerra tales normas habían quedado abandonadas desde hacía largo tiempo. (Griffith, 23)
Sun Tzu cambió los protocolos al aplicar principios taoístas a la metodología de guerra y rechazar considerarla un deporte.El arte de la guerra declara:
En la guerra, pues, permita que su objetivo mayor sea la victoria, no las campañas prolongadas. De esta forma debe entenderse que el líder de los ejércitos es un árbitro de los destinos de las gentes, el hombre de quien depende que en la nación haya paz o se encuentre en peligro. (2.19-20)
Sun Tzu no desplegaba paciencia alguna respecto a los prolongados juegos con los que los generales se recreaban. Una vez que las hostilidades hacían erupción la prioridad radicaba en derrotar al enemigo, no en deleitarse en la práctica de una caballerosidad que no hacía más que prolongar el conflicto y costar más vidas. El académico John M. Koller comenta acerca de la manera en que el taoísmo influyó en los conceptos de El arte de la guerra.
El taoísmo proporciona una forma de vivir con propiedad mediante la realización de lo natural, no por la adopción de las convenciones de la sociedad. En consecuencia, el taoísmo no pone énfasis en el cultivo de la virtud y el desarrollo de las relaciones humanas, como hace el confucianismo, sino que refuerza el vivir en espontánea desenvoltura por medio de una actuación que esté de acuerdo con la naturaleza de las cosas. (243)
Los escritos de Sun Tzu explican que «vivir en espontánea desenvoltura» implica hacer constante énfasis en alcanzar la victoria de manera natural, al mismo tiempo que se rechaza cumplir con la sabiduría convencional de la época respecto a los enfrentamientos militares. Koller amplía al escribir que la gran obra taoísta Tao Te Ching «refleja el horror a la guerra y un profundo deseo de paz» (244), cuestión que también expresa la obra de Sun Tzu, al proponer que la mejor forma de lograr la paz es mediante una rápida victoria, o mejor aún, mediante la derrota del enemigo antes de que la guerra empiece siquiera.
Sun Tzu manifiesta que «la suprema excelencia no radica en pelear y vencer en todas las batallas que libramos; la suprema excelencia consiste en romper la resistencia del enemigo sin pelear» (2.2). Su estrategia fundacional, presente en todos sus escritos, puede hallarse en las siguientes sentencias del Tao Te Ching:
Cede y vence
Sé flexible para ser recto
Vacíate y te llenarás. (Verso 22)
Al adaptarnos a la situación que confrontamos, en lugar de aferrarnos a como creemos que deben ser las cosas, podemos reconocer la fluidez de las condiciones y actuar sobre ellas de manera decisiva.
Sun Tzu y el surgimiento de las dinastías
Aunque al parecer la obra de Sun Tzu era conocida durante el período de los Reinos Combatientes, sus preceptos no se emplearon hasta que se instituyeron una serie de reformas con Shang Yang, estadista de la dinastía Qin fallecido en 338 a.C. que debió haber conocido la obra. En consonancia con la visión de Sun Tzu, Shang abogaba a favor de la guerra total en vez de adherirse a los antiguos códigos de caballería. Todas las reformas de Shang fueron puestas en práctica por Ying Zheng, rey Qin que entre los años 230 y 221 a.C. conquistó los demás estados, unificó a China bajo su mandato con el nombre de Shi Huangdi, y fundó la dinastía Qin, primera casa imperial de China.
podría argumentarse que el arte de la guerra fue el texto fundacional sobre el cual se erigieron las dinastías imperiales que gobernarían china hasta 1912 d.c.
Tras el colapso de la dinastía Qin entre 206 y 202 a.C. los principales contendientes enfrascados en la lucha por gobernar China, Liu Ban, de la dinastía Han, de alrededor del período 256-195 a.C. y Xian Yu, de la Chu (v. 232-202 a.C.), continuaron empleando los principios de Sun Tzu en los combates que sostuvieron. Las estrategias que condujeron a la victoria decisiva de los Han en la batalla de Gaixia en el 202 a.C., siguieron en muchos aspectos la ideología de El arte de la guerra. Su influencia se hizo más notable en los constantes ataques que el general Han, de nombre Xin (231-196 a.C.), lanzaba contra Xiang Yu. Las tropas de Han Xin hacían caso omiso de las antiguas normas guerreras, lo cual se ejemplifica en el hecho de que, durante su avance contra los Chu, entonaban canciones tradicionales del enemigo con el objetivo de desmoralizar sus fuerzas.
La batalla de Gaixia condujo al surgimiento de la dinastía Han, que mantuvo el poder desde el 202 a.C. hasta el 220 d.C. Durante su dominio revivió la anterior cultura de la dinastía Zhou, e impulsó el desarrollo, que abarcó, entre otras cuestiones, la invención del papel, el refinamiento de la pólvora, y el registro de hechos históricos; abrió la Ruta de la Seda en 130 a.C., y comenzó el comercio a escala mundial. La dinastía Han estableció el patrón a seguir por todas las que le sucederían, por lo que podría argumentarse que El arte de la guerra constituyó el texto fundacional sobre el que se erigieron las dinastías imperiales que gobernarían China hasta 1912 d.C.
Conclusión
Se conoce que Cao Cao (155-220 d.C.), uno de los líderes guerreros que intentó apoderarse del trono durante los tiempos en que la dinastía Han se encontraba en decadencia, consultó El arte de la guerra. Cao Cao redactó comentarios sobre la obra, con lo cual dejó constancia de su importancia para la época, La derrota de Cao Cao en la batalla de los acantilados rojos en 208 d.C. originó la división y establecimiento de tres regencias separadas que existieron entre 220 y 280 a.C. en el denominado período de los Tres Reinos, todos dirigidos por generales que con anterioridad habían utilizado las obras de Sun Tzu. No existe duda en cuanto a que desde el 291 hasta el 306 a.C., durante el Período de la guerra de los ocho príncipes, los nobles involucrados en la pugna conocían el tratado de Sun Tzu y que en las mutuas batallas que libraban actuaban conforme a sus preceptos.
El arte de la guerra continuó consultándose a lo largo de la historia china y a la postre llegó a considerarse uno de los clásicos de obligada lectura. Desde China la obra se difundió por todo el mundo, y en la actualidad se encuentra entre las más vendidas de todos los tiempos. La máxima de Sun Tzu, que afirma que «Toda guerra se basa en la decepción» (1.18), se cita como elemento esencial de cualquier campaña militar, aplicable por igual a transacciones de negocio, procedimientos legales, y campañas políticas.
El texto, traducido a casi todas las lenguas del mundo, ha crecido en popularidad y se emplea tanto por los cuerpos militares, como por estrategas de negocio, consejeros políticos, consultores personales y otros especialistas que apoyan a incontables personas en sus asuntos financieros o privados. La existencia de Sun Tzu como individuo, real o imaginaria, ha cesado de tener verdadera importancia, puesto que la obra que lleva su nombre lo hecho inmortal.
Interesado en el estudio de las migraciones, costumbres, las artes y religiones de distintas culturas; descubrimientos geográficos y científicos. Vive en La Habana. En la actualidad traduce y edita libros y artículos para la web.
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.
Mark, J. J. (2020, julio 09). Sun Tzu [Sun-Tzu].
(W. R. Arroyo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-11682/sun-tzu/
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Mark, Joshua J.. "Sun Tzu."
Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. Última modificación julio 09, 2020.
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Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 09 jul 2020. Web. 20 nov 2024.
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Escrito por Joshua J. Mark, publicado el 09 julio 2020. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.