Thor (en nórdico antiguo: Þórr) es el dios nórdico del trueno, el cielo y la agricultura. Es hijo de Odín, jefe de los dioses, y de la consorte de Odín, Jord (Tierra), y esposo de la diosa de la fertilidad Sif, madre de su hijo Modi y de su hija Thrud; su otro hijo, Magni, puede ser fruto de una unión con la giganta Jarnsaxa.
Thor era el defensor de Asgard, el reino de los dioses, y de Midgard, el reino de los humanos, y se lo asocia principalmente con la protección a través de grandes hazañas de armas al matar gigantes. De hecho, la mayoría de los cuentos protagonizados por Thor lo ponen en conflicto con un gigante o con su némesis, la Serpiente de Midgard (Jörmungandr, el "monstruo enorme"), una serpiente monstruosa que se enrosca y retuerce por todo el mundo. Como casi todos los dioses nórdicos, Thor está condenado a morir en el Ragnarök, el fin del mundo y el crepúsculo de los dioses, pero solo cae tras matar a la gran serpiente con su poderoso martillo Mjollnir, donde muere a causa de su veneno; sus hijos Magni y Modi sobreviven al Ragnarök junto con unos pocos otros dioses y heredan su martillo, que utilizan para restaurar el orden.
Thor se desarrolló a partir del anterior dios germánico Donar y se convirtió en la deidad más popular del panteón nórdico. Thor sigue siendo un dios popular también en la actualidad, y las palabras modernas en inglés y alemán para el quinto día de la semana (Thursday y Donnerstag) aluden a Thor/Donar ("Día de Thor"/"Día de Donar"). Se cree que gobernaba el cielo desde su tierra de Þrúðvangr ("Campo de Poder" o "Llanuras de la Fuerza"), donde construyó su gran salón de Bilskírnir, un palacio de 540 habitaciones.
La popularidad de Thor alcanzó su punto álgido durante la época vikinga (c. 790-1100), en la que se lo consideró el mayor rival de Cristo cuando, aproximadamente a partir del siglo X, se introdujo el cristianismo en Escandinavia. De la época en la que el cristianismo y la religión nórdica se enfrentaron hay más amuletos y encantos del martillo de Thor que de ninguna otra. Finalmente, el cristianismo se impuso y el culto a Thor fue sustituido gradualmente por la nueva religión en el siglo XII.
Funciones
Thor funcionaba principalmente como un dios protector, aunque las historias que lo conciernen también explican fenómenos naturales, lo que lo vincula con el tipo de mito etiológico (que explica cómo surgió algún aspecto de la vida). Se decía que salía de su gran salón en su carro, tirado por dos machos cabríos, Tanngnjóstr (Roedor de Dientes) y Tanngrísnir (Diente Gruñón), que el dios podía matar y comer y que podían volver a la vida al día siguiente siempre y cuando sus huesos permanecieran intactos. El rugido del trueno era el estruendo de las ruedas del carro de Thor a través de la bóveda celeste y, en otra historia, se le atribuye la creación de las mareas.
Sin embargo, la mayor parte de las veces se lo invocaba para proteger y resolver problemas. El erudito Preben Meulengracht Sørensen comenta que Thor "era el dueño de los truenos y los relámpagos, de las tormentas y la lluvia, del buen tiempo y de las cosechas, y los paganos lo sacrificaban cuando los amenazaba el hambre o la enfermedad" (Sawyer, 203). Tenía tres objetos mágicos que lo ayudaban a defender Asgard y Midgard: su martillo Mjollnir, su cinturón de fuerza Megingjörð (que duplicaba su fuerza cuando lo llevaba), y sus grandes guantes de hierro que necesitaba para blandir su martillo.
Se invocaba a Thor para sellar contratos comerciales y consagrar matrimonios, para la abundancia agrícola, la protección durante los viajes (especialmente en el mar) y la victoria en la batalla, pero parece que se lo invocaba siempre que surgía cualquier necesidad. Sørensen señala:
La relación con los dioses paganos había sido una especie de amistad, un contrato por el que el hombre sacrificaba a los dioses y tenía derecho a recibir su apoyo a cambio... El Landnámabók islandés ("El libro del asentamiento") cuenta que Helgi inn Magri, que se asentó en Islandia hacia el año 900, creía en Cristo pero invocaba a Thor cuando estaba en apuros en el mar. También pidió a Thor que le mostrara dónde construir su nueva granja, pero le puso el nombre de Cristo. (Sawyer, 223)
Al principio, la introducción del cristianismo en Escandinavia no disminuyó la importancia de Thor en la vida de la gente. El dios siguió siendo invocado durante la mayor parte de la época vikinga, como demuestran no solo los amuletos y encantos mencionados anteriormente, sino también los grabados, las imágenes, las estatuas y las historias que se seguían contando sobre él.
Atributos y carácter
En todas estas historias, los atributos de Thor son sus tres objetos mágicos ya mencionados (el martillo Mjollnir, el cinturón Megingjörð y sus guantes de hierro, de los cuales el Mjollnir es el más característico), así como este carro tirado por cabras. Estos objetos adornan la gran fuerza de Thor, que es su principal característica, y además Thor tiene un temperamento rápido y muestra impaciencia por seguir las reglas de los demás.
Nunca se lo representa como una deidad sutil o cuidadosa y prefiere la acción directa a la discusión o la planificación para resolver cualquier problema. Thor carece por completo de astucia o de la capacidad de engañar, por lo que no puede reconocer estas cualidades en los demás; como resultado, a menudo es engañado por hechizos mágicos o entidades que cambian de forma y que hacen que las cosas parezcan otras.
En contra de la imagen popular que se tiene de Thor en la actualidad a partir de los cómics y las películas de Marvel, no era el hermano de Loki y nunca se lo representa afeitado o con el pelo rubio, excepto en el capítulo 3 de la Edda prosaica (compuesta hacia 1220), una mitografía de los mitos nórdicos anteriores reelaborada por el islandés Snorri Sturluson en un relato estructurado, escrito desde un contexto cristiano. En otros lugares, y en casi todas las imágenes, Thor aparece siempre con una larga melena pelirroja y una gran barba, y a menudo no salta a la batalla contra los gigantes o mata a los enanos sin detenerse a considerar alternativas a la violencia. En muchos mitos está estrechamente relacionado con el agua y se lo representa remando más lejos en el mar de lo que otros han ido y también cruzando ríos peligrosos. Ambos son aspectos de su papel como dios protector que elimina los límites o va delante de un creyente como guía.
Los escandinavos de la época vikinga veneraban a Thor no solo como guía a través de los mares y protector de las tormentas, sino como campeón en la batalla. El erudito H. R. Ellis Davidson escribe:
De todos los dioses, es Thor el que parece el héroe característico del tormentoso mundo de los vikingos. Barbudo, franco, indomable, lleno de vigor y gusto, confía en su fuerte brazo derecho y en sus sencillas armas. Recorre a grandes zancadas el reino norteño de los dioses, un símbolo apropiado para el hombre de acción. (74)
Sin embargo, Thor no era solo el dios preferido de los guerreros vikingos, ya que su fuerza y su respuesta directa a cualquier problema eran igualmente atractivas en todo el espectro de las clases sociales de la época vikinga. Un ama de casa podía invocar a Thor para que la ayudara con los problemas domésticos, al igual que un granjero, un tejedor o un cervecero lo harían con sus propias dificultades y, como demuestra su popularidad, Thor les ayudaría. Por lo tanto, Thor se convirtió en el dios nórdico del hombre de a pie; la deidad del sentido común y la sensatez con la que cualquiera podía relacionarse y en la que todos podían confiar.
Mitos sobre Thor
Las historias en las que aparece el dios, además de destacar su fuerza y su impaciencia por los retrasos, hacen hincapié en su fiabilidad. Incluso cuando Thor es engañado o superado, sus victorias pasadas y la seguridad de futuros triunfos lo excusan; puede que no gane una batalla, pero finalmente ganará la guerra. Este concepto se explica claramente en el capítulo 44 de la Edda prosaica, cuando el narrador Alto responde a una pregunta sobre las victorias de Thor:
Aunque debido a su poder o fuerza Thor se ha visto impedido de ser victorioso, no es necesario contarlo, entre otras cosas porque todo el mundo debería tener en cuenta que hay muchas ocasiones en las que Thor es más poderoso. (53)
Aunque Alto afirma que las historias en las que Thor no gana no merecen ser contadas, algunas de ellas se encuentran entre las más famosas. Una de ellas tiene que ver con el Castillo del gigante Utgarda-Loki y las tres bromas que le hizo a Thor. Thor viajaba frecuentemente con su sirviente humano Thjalfi o con Loki, pero en este viaje lo acompañaban ambos. Se encuentran con un gigante llamado Skrýmir en el bosque que se ofrece a llevar la bolsa de comida, pero la ata con tanta fuerza que Thor no puede abrirla. En tres ocasiones distintas, Thor ataca a Skrýmir con su martillo mientras el gigante duerme, pero sin ningún efecto; cada vez Skrýmir se despierta y pregunta si acaso le ha caído una hoja o una bellota en la cabeza.
Después de que Skrýmir los abandona, los tres llegan a la fortaleza del gigante Utgarda-Loki, que se burla de ellos por ser tan pequeños y les dice que, si quieren quedarse, deben competir para demuestrar su valía. Loki se ofrece a competir en comer con mayor rapidez y se enfrenta a Logi de la corte de Utgarda-Loki. Loki se come toda la carne del comedero, pero Logi se come la carne, los huesos y el propio comedero, por lo que Logi es declarado vencedor. Luego, Thjalfi se ofrece a correr una carrera y, en tres oportunidades, pierde ante su oponente Hugi.
Cuando llega el turno de Thor, este elige un concurso de beber y Utgarda-Loki le ofrece un gran cuerno. Thor bebe tres veces pero no puede vaciar el cuerno. Utgarda-Loki se burla de él y le ofrece el reto de levantar un gran gato gris del suelo; Thor solo consigue levantarlo lo suficiente como para que una pata esté en el aire. Una vez más, Utgarda-Loki se burla de Thor y le dice que tal vez pueda ganar en la lucha contra una anciana: su enfermera Elli. Thor y Elli forcejean por el pasillo hasta que Thor es finalmente obligado a arrodillarse. En ese momento, Utgarda-Loki pone fin a la contienda y permite que los tres pasen la noche.
A la mañana siguiente, Utgarda-Loki sale del castillo con Thor y sus compañeros y les revela la verdad de los últimos días. Primero les cuenta que él era Skrýmir en el bosque y que engañaba a Thor cada vez que este lo golpeaba; aunque en realidad Thor golpeaba las montañas, cuyas cimas ahora estaban moldeadas por cada golpe. Una vez que estaban en el castillo, el engaño continuaba ya que el oponente de Loki en el concurso de comer era en realidad el fuego salvaje que quemaba la carne, los huesos y el comedero de madera mientras que el oponente de Thjalfi en la carrera había sido el pensamiento que vuela más rápido que los pies de cualquiera.
En el caso de la competencia de Thor, explica Utgarda-Loki, el fondo del cuerno para beber estaba en el mar, por lo que, por mucho que Thor bebiera, nunca habría podido vaciarlo. Sin embargo, consiguió beber tanto que el nivel del mar había bajado y Thor había creado mareas. El gato gris había sido en realidad la serpiente de Midgard que rodea el mundo y el hecho de que Thor hubiera conseguido elevarlo tanto como lo había hecho era increíble. Por último, la anciana con la que había luchado era la propia vejez, a la que nadie puede vencer, y Utgarda-Loki dice que todos quedaron impresionados y asombrados cuando Thor solo se vio obligado a arrodillarse.
Thor responde a este discurso sacando su martillo para aplastar el cráneo de Utgarda-Loki pero el gigante se ha desvanecido y también su fortaleza. Thor y sus compañeros abandonan la tierra del gigante pero Thor jura vengarse de la Serpiente de Midgard por haber sido capaz de resistirse a él. Poco después, sale a pescar con el gigante Hymir y atrapa a la serpiente pero Hymir, temeroso de ahogarse ya que la lucha de Thor con la bestia amenaza su barco, corta el sedal. La serpiente de Midgard escapa y Thor, tras arrojar a Hymir por la borda, se adentra en la orilla.
Ninguna de estas historias muestra a Thor en su mejor momento, ya que es engañado en la primera y traicionado, justo cuando estaba a punto de arrastrar a la serpiente al barco, en la segunda. Sin embargo, sigue siendo una figura heroica porque sus fracasos no son obra suya. Nadie podría haberlo hecho mejor contra la magia de Utgarda-Loki y nadie puede predecir lo que un compañero podría hacer en un momento de crisis. En otro relato popular, los gigantes roban el martillo de Thor y él debe disfrazarse de la diosa Freya y fingir ser la novia del gigante para recuperarlo. El público nórdico se habría entretenido con estas historias, pero también habría extraído un mensaje reconfortante: incluso Thor podía tener días malos.
El culto a Thor
Este tipo de tranquilidad que proporcionaba Thor dio lugar a su popular culto. Se sabe muy poco de los detalles del culto a Thor debido a la naturaleza de la religión nórdica, que no tenía escrituras ni liturgia formal, pero, como se mencionó, su popularidad queda patente por el número de amuletos, grabados y otras alusiones a él. Sørensen comenta lo siguiente sobre el culto a Thor y las prácticas religiosas nórdicas en general:
La diferencia más importante entre el culto pagano y el cristiano era que los cultos paganos no contaban con la organización regular de la Iglesia cristiana. La religión no era una institución separada con templos y sacerdotes especiales. Formaba parte de la vida ordinaria y era mantenida por los miembros individuales de la sociedad, es decir, por los campesinos y las amas de casa, y los rituales se realizaban en las casas de los campesinos y los caciques. (Sawyer, 213)
Sin embargo, parece que hay excepciones a esta regla general, ya que escritores posteriores mencionan los templos a Thor. El más famoso de ellos fue el Templo de Uppsala, en Suecia, dedicado al culto de Freyr, Odín y Thor. Según el relato de Adam de Bremen (c. 1050-1085), en el Gesta Hammaburgensis ecclesiae pontificum, en este templo se hacían sacrificios cada nueve años en los que se mataban los machos de todas las especies y se colgaban de los árboles de un bosquecillo sagrado. Aunque el relato de Adam ha sido cuestionado y se ha dicho que proviene de rumores y es poco fiable, parece probable que en Uppsala, al igual que en otros lugares, se realizara algún tipo de sacrificio ritual. Davidson comenta:
Se dice que la figura del dios con su martillo estaba en muchos templos al final del período pagano. Oímos hablar más de las imágenes de Thor que de las de los otros dioses, y cuando compartía un templo con otras deidades, se suele decir que ocupaba el lugar de honor. Se mencionan ricas vestimentas y se dice que se le hacían sacrificios de carne y pan en sus templos de Noruega. Sus adoradores buscaban la guía de la imagen de Thor cuando llegaba el momento de tomar alguna decisión difícil. (75)
Todos estos templos fueron destruidos una vez que el cristianismo triunfó sobre las creencias paganas nórdicas. Davidson relata la historia del infame rey noruego Olaf Tryggvason (que reinó del 995 al 1000), que convirtió por la fuerza su reino al cristianismo mediante la violencia y la tortura, y destruyó un templo después de que le mostraran cómo funcionaba una estatua de Thor (que se movía). Davidson cita una descripción de la estatua del manuscrito islandés Flateyjarbók (c. 1394), una recopilación de escritos anteriores sobre líderes nórdicos, que destaca la grandeza de la estatua de Thor:
Thor se sentaba en el centro. Era el más honrado. Era enorme y estaba adornado con oro y plata. Thor estaba dispuesto para sentarse en un carro; era muy espléndido. Había cabras, dos de ellas, enjaezadas delante de él, muy bien forjadas. Tanto el carro como las cabras iban sobre ruedas. La cuerda que rodeaba los cuernos de las cabras era de plata retorcida y todo el conjunto estaba trabajado con una artesanía extremadamente fina. (76)
Parece que esta estatua se movía cuando se tiraba de la cuerda que rodeaba los cuernos y, al hacerlo, emitía un sonido parecido al del trueno. Davidson continúa:
Skeggi, el hombre que llevó a Olaf Tryggvason al templo para ver a Thor, le convenció de que tirara de la cuerda alrededor de los cuernos de las cabras y, cuando lo hizo, las cabras se movieron con facilidad. Entonces Skeggi declaró que el rey había hecho un servicio al dios y Olaf, como es lógico, se enfadó y pidió a sus hombres que destruyeran los ídolos mientras él mismo bajaba a Thor de su carro. La cuestión aquí es que arrastrar un carro bien engrasado formaba parte de un ritual en honor a Thor. (76)
Los amuletos que representaban el martillo de Thor competían con los de las cruces cristianas, ya que la religión nórdica luchaba por mantenerse contra la invasión de la nueva fe, que parecía antitética a todos los valores que Thor encarnaba. Las mismas características que hicieron de Thor un dios tan popular fueron denigradas por la nueva religión que, al menos en teoría, promovía la resolución pacífica de los conflictos y la deliberación antes de actuar.
Aunque reyes cristianos como Olaf Tryggvason convirtieron a más personas con carbones ardientes y acero que con argumentos teológicos, los ideales del cristianismo no ofrecían espacio para un dios como Thor y sus adoradores murieron resistiendo la conversión cristiana o aceptaron la nueva fe y se olvidaron de él. En el siglo XII, el culto a Thor era un recuerdo y las iglesias se erigían donde alguna vez habían estado sus templos.