Antonino Pío fue emperador romano desde el 138 al 161 d.C. Cuando el emperador romano Adriano (r. 117 - 138 d.C.) murió el 10 de julio del 138 d.C., dejó, como sus predecesores, un hijo adoptado como su sucesor, Antonino Pío. Antonino, cuyo segundo nombre significa obediente, era un hombre justo y compasivo, querido y respetado por la gente común así como aquellos en el gobierno romano. Por los siguientes 23 años, su reinado (segundo más largo después de Augusto) sería uno de relativa paz, asegurándole un lugar entre los Cinco Emperadores Buenos.
Vida Temprana
En realidad, Antonino Pío no fue la elección inicial de Adriano; ni siquiera la segunda. En el 136 d.C., con Adriano con problemas de salud y al borde del suicidio, se dio cuenta de que sin hijos propios su única opción era la adopción. Eligió a un cónsul, Lucio Ceyonio Cómodo, como su heredero. El recién adoptado Lucio fue enviado inmediatamente a Panonia para servir como gobernador pero, desafortunadamente para los dos hombres, murió de tuberculosis en enero del 138 d.C. Adriano estaba en una encrucijada, mientras prefería al más joven Marco Aurelio (solo tenía 16 años) para sucederle, el emperador moribundo se dio cuenta que Marco era demasiado joven, y eligió en su lugar al muy valorado y anciano Antonino, que se pensaba que estaba "a salvo" hasta que el joven Marco madurara.
Para sorpresa de todos, no solo Antonino vivió más de lo que cualquiera esperaba pero también demostró ser un emperador capaz, si no dedicado. En palabras del historiador Dion Casio, "Se dice que Antonio era de mente inquisitiva y no se mantenía al margen de una investigación cuidadosa, incluso en temas pequeños y comunes". Añadió, "Antonino es admitido por todos por haber sido noble y bueno, ni opresivo para los cristianos ni severo para ninguno de sus otros súbditos..."
A pesar de que su familia procedía originalmente del sur de la Galia, Antonino Pío nació en Lavinium, a 13 km al sur de roma, el 19 de septiembre del 86 d.C. como Tito Aurelio Fulvo Boyonio Arrio Antonino, un nombre que compartía con su padre. Su madre fue Arria Fadila, hija del dos veces cónsul Arrio Antonino. Tanto su padre como su abuelo paterno habían servido como cónsules. el joven Antonio fue criado en una gran propiedad en Lorium, primero por su abuelo paterno y después por su abuelo materno. La propiedad que heredó, donde luego construiría un palacio, lo convirtió en extremadamente rico y, aunque no tenía experiencia militar, sirvió hábilmente como cónsul, pretor y cuestor, así como gobernador en Asia Menor desde el 135 al 136 d.C.
Poca información ha sobrevivido sobre Antonino y su tiempo en el poder. La mayor parte de lo que se conoce viene de su biógrafo Julio Capitolino, quien escribió:
En apariencia personal era sorprendentemente guapo, en talentos naturales brillante, en temperamento amable; tenía un semblante
aristocrático y una naturaleza tranquila, un orador dotado y un erudito elegante, notablemente ahorrativo, un terrateniente concienzudo,
amable, generoso y consciente de los derechos de los demás. Además, poseía todas estas cualidades en el medio apropiado y sin ostentación,
y, en definitiva, era digno de alabanza en todos los sentidos y en la mente de todos los hombres buenos.
En el 24 de enero del 138 d.C., el emperador Adriano anunció que planeaba adoptar a Antonino, de 51 años, como su hijo y heredero, y en el 28 de febrero del 138 EC, la adopción se llevó a cabo. Sin embargo, venía con una condición. Capitolino escribió,
La forma de su adopción, decían, fue algo así: en cualquier caso, cuando Adriano anunció su deseo de adoptarlo, se le dio tiempo de decidir si quería ser adoptado. Esta condición se adjuntó a su adopción, así como Adriano tomó a Antonino como su hijo, él también debería tomar a Marco Antonino, el sobrino de su esposa, y a Lucio Vero.
Esta ceremonia dual permitió que Marco fuera preparado como el sucesor de Antonino. Más tarde, el reclamo de Marco al trono se volvió más seguro cuando se casó con la hija de Antonino, y única sobreviviente, Faustina la Menor.
Emperador
El 10 de julio del 138 d.C., el ecuánime Antonino Pío asumió las riendas del Imperio romano con la suposición de que simplemente seguiría las políticas de Adriano. Aunque la razón detrás de su segundo nombre varía, "Pío" fue un nombre otorgado a él por el Senado Romano, supuestamente por su lealtad a la memoria de Adriano. Una de sus primeras prioridades fue deificar a su "padre" Adriano, algo a lo que el Senado aprobó de mala gana. Si bien hubo disturbios menores en Mauretania, Germania y Egipto, le confió a sus comandantes de manejar la situación y nunca abandonó la seguridad de Roma (algunos creen que era demasiado costoso irse), gobernando desde la ciudad o su finca.
Como era de esperar, continuó muchas de las políticas de Adriano, sin embargo, Antonino aún dejó su huella en la ciudad y en el imperio. Insistió en que la administración de la ley fuese justa e imparcial, incluso liberando muchos de los hombres que el antiguo emperador había encarcelado (convenció al Senado de que este había sido el deseo de Adriano). El comercio floreció y su estricto control de las finanzas permitió un superávit estatal al tiempo de su muerte. Su única extravagancia fue la celebración del 900 aniversario de Roma.
Completó muchos de los proyectos de construcción de Adriano y construyó monumentos que incluían el Templo de Adriano Deificado y, en memoria de su esposa, el Templo de Faustina Deificada. También reparó muchos edificios públicos, incluyendo al decadente Coliseo. En Escocia, el muro de Adriano fue abandonado y uno nuevo, el muro de Antonino fue construido 60 kilómetros al norte, desde el estuario de Clyde hasta el estuario de Forth, este muro sería después abandonado y los romanos se replegarían al muro de Adriano. Su biógrafo escribió, "dio generosidad a la gente y, adicionalmente, un donativo a los soldados... Además de todo esto, ayudó a muchas comunidades a erigir nuevos edificios y restaurar los antiguos".
El 9 de marzo del 161 d.C., Antonino murió de una fiebre, supuestamente después de una comida de queso alpino. Su reinado sería recordado como uno de relativa paz. Fue enterrado en el Mausoleo de Adriano enseguida de su esposa e hijos. Las riendas del poder fueron entregadas a sus hijos adoptivos Marco Aurelio (r. 161 - 180 d.C.) y Lucio Vero (r. 161 - 169 d.C.).