Xipe Totec (pron. Xi-pe To-tec) o "El Desollado" en náhuatl, fue un dios importante en la antigua cultura mesoamericana y particularmente importante para los toltecas y aztecas. Se le consideraba el dios de la primavera, el dios patrón de las semillas y la siembra y el patrón de los trabajadores del metal (especialmente los orfebres) y de las piedras preciosas. Equivale al Tezcatlipoca Rojo, patrón de Cuauhtli (águila), el desfavorable decimoquinto nombre de día azteca, y era representado por la fecha 1 Océlotl.
Primeros Orígenes
Xipe Totec quizás se originó con la cultura olmeca y se desarrolló a partir de su antiguo Dios VI. Otro posible origen es el de la civilización Yope en la sierra sur de Guerrero. Sin embargo, las primeras representaciones artísticas del dios se remontan al periodo posclásico (del siglo IX al XII EC) en la cultura mazapán de Texcoco. El dios era una deidad azteca importante y también era adorado por los tlaxcaltecas, zapotecos, mixtecos, tarascos y huastecos. Los mayas del Posclásico tardío también adoptaron a Xipe Totec y se conservan representaciones del dios en Oxkintok, Chichén Itzá y Mayapán.
En la mitología mesoamericana, Xipe Tótec era hijo del dios andrógino primordial Ometeotl y, concretamente en la mitología azteca, era hermano de los otros tres dioses mayores Tezcatlipoca, Huizilopochtli y Quetzalcóatl. A veces se le atribuye ser un dios creador junto con sus hermanos, Xipe Tótec también estaba estrechamente relacionado con la muerte, lo que hizo que se le considerara el origen de las enfermedades entre la humanidad. Sin embargo, el dios también recibía muchas ofrendas de adoradores que le pedían que curara las enfermedades, especialmente las oculares.
El Tlacaxipehualiztli
Cada primavera, en el tercer mes del año solar, se celebraba la fiesta de Tlacaxipehualiztli (también conocida como Coailhuitl o Fiesta de la Serpiente) en honor a Xipe Totec y se realizaban sacrificios humanos para apaciguar al dios y asegurar una buena cosecha ese año. Las víctimas del sacrificio, por lo general cautivos de guerra, eran desolladas en una imitación simbólica de la regeneración de las plantas y las semillas, que se desprenden de sus cáscaras y proporcionan nuevas semillas.
El festival iba precedido de una práctica aún más extraña: un imitador se vestía como Xipe Totec durante 40 días antes del gran día, espléndidamente ataviado con brillantes plumas rojas de espátula (una ave) y relucientes joyas doradas. Luego, el día de la fiesta, al amanecer, el imitador era sacrificado -a menudo considerado un honor en la religión mesoamericana- y desollado junto con los imitadores de otros ocho dioses, incluido Quetzalcóatl. Las pieles de todas estas víctimas se teñían de amarillo y se llamaban teocuitlaquemitl o túnicas doradas, y las llevaban los sacerdotes, que realizaban danzas rituales con ellas en la ceremonia conocida como Tozoztontl que se celebraba al mes siguiente, o las llevaban los jóvenes durante 20 días, que luego iban mendigando hasta que las pieles se pudrían y los restos se enterraban en el templo del dios. El significado de estas suplantaciones y sacrificios era, una vez más, el de la regeneración relacionada con la agricultura.
El Tlahuahuanaliztli
Uno de los aspectos más destacados del festival de Tlacaxipehualiztli eran los concursos de gladiadores de Tlahuahuanaliztli. En ellos, los cautivos que habían demostrado más valor eran colocados en una plataforma circular de piedra (temalacatl), atados y obligados a luchar contra los guerreros de élite Águila y Jaguar o caballeros. Sin embargo, no había ninguna posibilidad de sobrevivir, ya que los caballeros iban armados con la atroz macuauhuitl, una espada de madera dura afilada con obsidiana, mientras que el cautivo tenía una espada afilada con plumas, por lo que, aparte de hacer cosquillas a sus oponentes hasta la muerte, el concurso era una conclusión previsible y simplemente una forma más elaborada de sacrificio que la aplicada a las otras víctimas del festival.
Representaciones en el Arte
En el arte, Xipe Totec era un tema popular tanto en estatuas como en máscaras. La mayoría de las veces se le representa de forma bastante grotesca, con un rostro hinchado (a veces rayado), ojos hundidos y labios dobles. El puede proyectar una figura macabra que lleva la piel de una de sus víctimas de sacrificio, que está elaboradamente atada con un cordel en la espalda, muestra la incisión donde se extrajo el corazón de la víctima y hasta las manos desolladas cuelgan de las muñecas del dios.