Los sacrificios aztecas

Definición

Mark Cartwright
por , traducido por Ritchie R. R. Chaidez
Publicado el 03 mayo 2018
Disponible en otros idiomas: inglés, bosnio, chino, neerlandés, francés, indonesio, portugués, turco
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Aztec Ceremonial Knife (by Trustees of the British Museum, Copyright)
Cuchillo ceremonial azteca
Trustees of the British Museum (Copyright)

La religión de la civilización azteca, que floreció en la antigua Mesoamérica (1345-1521), ha adquirido una infame reputación por sus sanguinarios sacrificios humanos, con escabrosos relatos en los que se arrancaba el corazón palpitante de la víctima aún consciente, se la decapitaba, se la desollaba y se la descuartizaba. Todas estas cosas ocurrieron, pero es importante recordar que para los aztecas, el acto del sacrificio (del que el sacrificio humano era solo una parte) era un proceso estrictamente ritual que otorgaba el mayor honor posible a los dioses y se consideraba una necesidad para asegurar la prosperidad continua de la humanidad.

Orígenes y propósito

Los aztecas no fueron la primera civilización de Mesoamérica en practicar los sacrificios humanos, ya que probablemente fue la civilización olmeca (1200-300 a.C.) la primera en iniciar estos rituales en sus pirámides sagradas. Otras civilizaciones, como la maya y la tolteca, continuaron con esta práctica. Sin embargo, los aztecas llevaron los sacrificios a una escala sin precedentes, aunque esa escala fue sin duda exagerada por los primeros cronistas durante la Conquista española, probablemente para reivindicar el propio trato brutal de los españoles a los pueblos indígenas. No obstante, se cree que cada año se sacrificaban cientos de víctimas, tal vez incluso miles, en los grandes lugares religiosos aztecas, y no se puede negar que también causarían un útil efecto secundario de intimidación sobre los embajadores visitantes y la población en general.

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EN LA ANTIGUA MESOAMÉRICA, LOS SACRIFICIOS HUMANOS se consideraban UNA RETRIBUCIÓN Por LOS SACRIFICIOS QUE LOS DIOS HABÍAN HECHO AL CREAR EL MUNDO.

En la cultura mesoamericana, los sacrificios humanos se consideraban un pago por los sacrificios que los propios dioses habían hecho al crear el mundo y el sol. Esta idea de retribución era especialmente cierta en relación con el mito del monstruo reptil Cipactli (o Tlaltecuhtli). Los grandes dioses Quetzalcóatl y Tezcatlipoca despedazaron a la criatura para crear la tierra y el cielo, y todas las demás cosas, como las montañas, los ríos y los manantiales, surgieron de las distintas partes de su cuerpo. Para consolar al espíritu de Cipactli, los dioses le prometieron corazones humanos y sangre como consuelo. Desde otro punto de vista, los sacrificios eran una compensación a los dioses por el crimen que provocó la humanidad en la mitología azteca. En la historia Ehécatl-Quetzalcóatl robó huesos del Inframundo y con ellos hizo los primeros humanos, por lo que los sacrificios eran una disculpa necesaria para los dioses.

Así, los dioses eran «alimentados» y «nutridos» con la sangre y la carne sacrificadas, lo que garantizaba el equilibrio y la prosperidad continuos de la sociedad azteca. En náhuatl, la palabra sacrificio es vemana, que deriva de ventli (ofrenda) y mana (extender), lo que representa la creencia de que los sacrificios ayudaban en el ciclo del crecimiento y la muerte de los alimentos, la vida y la energía. Por ello, se quemaba la carne o se derramaba la sangre sobre las estatuas de las divinidades para que pudieran participar directamente. Quizás el ejemplo por excelencia de «alimentar» a los dioses eran las ceremonias para asegurar que Tezcatlipoca, el dios del sol, estuviera bien alimentado para que tuviera la fuerza necesaria para salir el sol cada mañana.

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Xochipilli
Xochipilli
Dennis Jarvis (CC BY-SA)

Sacrificios sin humanos

El derramamiento de sangre y la autolesión (por ejemplo, de las orejas y las piernas con espinas de hueso o maguey) y la quema de tiras de papel empapadas de sangre eran una forma común de sacrificio, al igual que la quema de tabaco e incienso. Otros tipos de sacrificio incluían la ofrenda de otros seres vivos como, por ejemplo, ciervos, mariposas y serpientes. En cierto sentido, se ofrecían en sacrificio objetos preciosos que se entregaban voluntariamente para que los dioses los disfrutaran. En esta categoría estaban los alimentos y los objetos de metales preciosos, jade y conchas que se podían enterrar ritualmente. Una de las ofrendas más interesantes eran las imágenes de masa de los dioses (tzoalli). Se hacían con amaranto molido mezclado con sangre humana y miel, y la efigie se quemaba o se comía después del ritual.

Preparación de las víctimas

Los mejores candidatos para el sacrificio eran los que habían luchado con mayor valentía o los más guapos.

Para los sacrificios humanos, se solían elegir a las víctimas del sacrificio entre los guerreros cautivos. De hecho, la guerra se realizaba a menudo con el único propósito de proporcionar candidatos para el sacrificio. Se trata de la llamada «guerra florida» (xochiyaoyotl), en la que los enfrentamientos indecisos se debían a que los aztecas se conformaban con tomar suficientes cautivos para el sacrificio y en la que el estado oriental de Tlaxcala era una zona de caza favorita. Los mejores candidatos para el sacrificio eran los que habían luchado con mayor valentía o los más guapos, además, eran los que tenían más posibilidades de complacer a los dioses. De hecho, el sacrificio humano se reservaba especialmente a las víctimas más dignas y se consideraba un gran honor, una comunión directa con un dios.

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Otra fuente de víctimas sacrificiales eran los juegos de pelota rituales en los que el capitán perdedor o incluso todo el equipo pagaba el precio máximo de la derrota. Los niños también podían ser sacrificados, en particular, para honrar al dios de la lluvia Tlaloc en ceremonias celebradas en montañas sagradas. Se creía que las propias lágrimas de los niños víctimas propiciarían la lluvia. Los esclavos eran otro grupo social del que se elegían víctimas para el sacrificio, que podían acompañar a su gobernante en la muerte o ser entregados en ofrenda por los comerciantes para asegurar la prosperidad en los negocios.

Sacred Precinct, Tenochtitlan
El recinto sagrado, Tenochtitlán
Steve Cadman (CC BY-SA)

Entre las víctimas de sacrificio más honradas estaban los imitadores de dioses, que eran individuos especialmente elegidos se vestían como un dios concreto antes del sacrificio. En el caso del imitador de Tezcatlipoca en el ritual de Tóxcatl (el sexto o quinto mes del año solar azteca), se trataba a la víctima como de la realeza durante un año antes de la ceremonia de sacrificio. Tutelada por los sacerdotes, dotada de un séquito femenino y honrada con danzas y flores, la víctima era la manifestación del dios en la tierra hasta ese brutal momento final en el que se encontraba con su creador. Tal vez peor era el caso del imitador de Xipe Tótec que, en el clímax del festival de Tlacaxipehualiztli, era desollado para honrar al dios conocido como «el Desollado».

Ritual y muerte

Llevados a cabo en templos especialmente dedicados a ello en la cima de grandes pirámides como en Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan, en la mayoría de los casos los sacrificios se llevaban a cabo extendiendo a la víctima sobre una piedra especial, abriendo el pecho y extrayendo el corazón con un cuchillo de obsidiana o sílex. El corazón se colocaba en una vasija de piedra (cuauhxicalli) o en un chacmool (una figura de piedra tallada con un recipiente en la mitad del vientre) y se quemaba en ofrenda al dios al que se sacrificaba. Como alternativa, la víctima se podía decapitar o desmembrar. M.D. Coe sugiere que este método se reservaba normalmente para las víctimas femeninas que representaban a dioses como Chalchiuhtlicue, pero las imágenes registradas por los españoles en varios códices muestran cuerpos decapitados que se arrojan por las escaleras de las pirámides. También se desollaba a los sacrificados para Xipe Tótec, muy probablemente en imitación de las semillas que desprenden su cáscara.

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Aztec Skulls, Templo Mayor
Cráneos aztecas, Templo Mayor
Travis S. (CC BY-NC-SA)

Las víctimas también podían ser sacrificadas en un proceso más elaborado en el que se obligaba a una sola víctima a luchar en un concurso de gladiadores contra un escuadrón de guerreros cuidadosamente elegidos. Naturalmente, la víctima no tenía ninguna posibilidad de sobrevivir a esta prueba o incluso de infligir alguna herida a sus oponentes, ya que no solo estaba atada a una plataforma de piedra (temalacatl), sino que su arma solía ser un garrote de plumas, mientras que sus oponentes tenían espadas de obsidiana afiladas (macuauhuitl). En otro método, también se podía atar a las víctimas a un armazón, donde se les disparaba con flechas o dardos y, en el que quizás sea el peor método de todos, la víctima se arrojaba repetidamente a una hoguera y luego se le extraía el corazón.

Tras el sacrificio, las cabezas de las víctimas se podían exhibir en bastidores (tzompantli), cuyas representaciones se conservan en la decoración arquitectónica en piedra, especialmente en Tenochtitlán. En ocasiones, los sacerdotes que dirigían el sacrificio y los miembros de la élite gobernante o los guerreros que habían capturado a las víctimas comían la carne de los sacrificados.

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Sobre el traductor

Ritchie R. R. Chaidez
Ritchie es un estudiante universitario que creció en México. Actualmente estudia en UCLA para obtener un título de Biología. Sus intereses son la ciencia y literatura. Actualmente tiene como pasatiempo traducir artículos de diversos temas. Por influencia de una personita muy especial, ahora presta mas atención a la cultura griega.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2018, mayo 03). Los sacrificios aztecas [Aztec Sacrifice]. (R. R. R. Chaidez, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12115/los-sacrificios-aztecas/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Los sacrificios aztecas." Traducido por Ritchie R. R. Chaidez. World History Encyclopedia. Última modificación mayo 03, 2018. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12115/los-sacrificios-aztecas/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Los sacrificios aztecas." Traducido por Ritchie R. R. Chaidez. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 03 may 2018. Web. 20 nov 2024.

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