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En la medicina griega antigua, al principio la enfermedad se veía como un castigo divino y la curación, literalmente, como un regalo de los dioses. Sin embargo, en el siglo V a.C. hubo intentos para identificar las causas materiales de las enfermedades en vez de las espirituales y esto llevó a alejarse de la superstición con respecto a la investigación científica; aunque, en realidad, las dos nunca se separarían del todo. Los médicos griegos comenzaron entonces a interesarse más en el cuerpo en sí mismo y en explorar la conexión entre la causa y el efecto, la relación de los síntomas con la enfermedad misma y el éxito o fracaso de los diferentes tratamientos.
Puntos de vista griegos sobre la salud
La medicina griega no era un cuerpo homogéneo de conocimientos y prácticas sino más bien una colección diversa de métodos y creencias que dependían de factores generales tales como la geografía y la época, además de otros factores específicos tales como las tradiciones locales, el sexo del paciente y su clase social. No obstante, los hilos conectores que pasaban por el pensamiento médico griego incluían la preocupación por los efectos positivos o negativos de la dieta y la creencia de que el paciente podía realmente hacer algo respecto a su dolencia, al contrario de una mentalidad más fatalista y espiritual de tiempos pasados.
PARA LOS ANTIGUOS GRIEGOS PODÍA HABER UNA CAUSA O UN REMEDIO tanto DIVINO como físico para las enfermedades.
Sin embargo, la distinción entre los mundos espirituales y físicos suele estar borrosa en la medicina griega. Por ejemplo, el diosAsclepio no solo se consideraba un dispensador de curación, sino también un doctor en medicina altamente capacitado. Los pacientes recurrían al dios en sus diferentes santuarios (especialmente el de Epidauro) para que le diera consejo a cada uno por medio de sueños y entonces, los médicos del lugar podían responder haciendo algo por el paciente. Los pacientes agradecidos solían dejar en el lugar monumentos que revelaban algunos de los problemas que necesitaban tratamiento; éstos incluían ceguera, parásitos, cojera, mordeduras de serpiente y afasia. Entonces, como se muestra en Epidauro podía haber una causa o un remedio divino y físico para las enfermedades, es decir, ambos.
Se descubrió que el estilo de vida y factores tales como el calor, el frío y el trauma eran factores importantes para la salud de una persona y éstos podían aliviar o empeorar los síntomas de una enfermedad o la enfermedad en sí misma. También se reconocía que la constitución física de una persona podía afectar la severidad de la enfermedad o la susceptibilidad a la misma. También había una creencia en aumento de que teniendo una mejor comprensión de las causas de los síntomas de la enfermedad, ésto podía ayudar en la lucha contra la enfermedad en sí. Con un mayor conocimiento del cuerpo también vino la creencia de que el desequilibrio de los diferentes fluidos (humores) en el organismo podía ser un factor causante de la enfermedad. Así, la observación de los síntomas y sus variantes también se convirtieron en un motivo de preocupación para el doctor griego.
Las fuentes escritas sobre la práctica médica griega comienzan con las escenas de la Ilíada de Homero, donde los heridos en la guerra de Troya recibían tratamiento, como por ejemplo Patroclo que limpia con agua tibia la herida de Eurypylo. Los asuntos médicos y los doctores también se mencionan frecuentemente en otros tipos de literatura griega, tales como comedias, pero las fuentes más detalladas provienen de más o menos 60 tratados que suelen atribuirse a Hipócrates (siglos V a IV a.C.), el más famoso de todos los doctores. Sin embargo, ninguno de estos tratados médicos se le puede adscribir con seguridad a Hipócrates y de él no se sabe casi nada con certeza.
Los textos hipocráticos tratan de todo tipo de temas médicos, pero pueden ser agrupados en las categorías principales de diagnóstico, etiología, tratamiento y consejo general para los doctores. Los textos fragmentarios del corpus de filosofía natural griega es otra fuente que data de los siglos VI a V a.C. Los filósofos en general, al ver los beneficios de la buena salud sobre la mente y el alma, se interesaron con frecuencia, directa o indirectamente, por el cuerpo humano y la medicina. Estos pensadores incluyen a Platón (especialmente en el Timeo), Empédocles de Agrigento, Filistión de Locros y Anaxágoras.
Como no había cualificaciones profesionales para quienes practicaban la medicina, entonces, cualquier persona podía establecerse como un doctor y viajar en busca de pacientes con quienes hacer su práctica; esto se conocía como la tekhnē de la medicina (o arte, si bien uno misterioso). Los espartanos sí que tuvieron personal específico responsable del cuidado médico en su Ejército profesional. Al parecer, los médicos en general también gozaban de alta estima, a pesar de la inexistencia de un cuerpo profesional reconocido para supervisar y entrenar a los aspirantes a doctores y del «matasanos» que figura en la comedia griega. Tal y como lo declara Homero en la Ilíada: «Un hombre que es médico vale por muchos otros» (Trad. E. Crespo Güemes. Gredos 1991, Canto XI, página 322/650). Los doctores no sólo daban recomendaciones médicas y tratamientos, sino que también otros grupos podían emplear su experiencia práctica, por ejemplo, las matronas y los entrenadores de gimnasia.
EL JURAMENTO HIPOCRÁTICO ERA EN REALIDAD UN DOCUMENTO RELIGIOSO QUE ASEGURABA QUE EL DOCTOR FUNCIONARA DENTRO DE LOS LÍMITES Y A FAVOR DE LOS VALORES DE LA COMUNIDAD.
El famoso juramento hipocrático estaba probablemente reservado para un grupo selecto de doctores y era en realidad un documento religioso que aseguraba que el doctor funcionara dentro de los límites y a favor de los valores de la comunidad. Con el juramento, el médico juraba por Apolo, Higía y Panacea respetar a su maestro y no administrar veneno ni abusar de los pacientes de ninguna manera ni usar un bisturí ni romper la confidencialidad entre el paciente y el doctor.
Los médicos famosos del siglo IV a.C. incluían a Diocles de Caristo (cuyo nombre se le dio a un vendaje de la cabeza y a un instrumento en forma de cuchara para sacar las puntas de flechas), Praxágoras de Cos (destacado por su "descubrimiento" del pulso y por ser el primero en distinguir las venas de las arterias) y los atenienses Mnesiteo y Dieuches. Estos expertos en su campo podían examinar la cara de un paciente y hacer una diagnosis ayudándose de información tal como la dieta del paciente, sus movimientos intestinales, apetito y hábitos de sueño. A menudo, en los tratamientos se utilizaban plantas naturales tales como hierbas y raíces, pero también podían incluir el uso de amuletos y talismanes. En general, la cirugía solía evitarse ya que se consideraba muy arriesgada, pero puede que se llevaran a cabo operaciones menores, especialmente en soldados heridos en batalla.
Los soldados heridos eran en realidad una de las mejores maneras para que un doctor aprendiera su oficio y extendiera su conocimiento del cuerpo humano y de sus funciones internas. También había menos riesgo de que el soldado causara problemas si algo salía mal, lo que podía suceder tratándose de los pacientes particulares. Aparte de los problemas de salud que también podían afectar a los civiles, tales como malnutrición, deshidratación, hipotermia, fiebre y tifoidea, aquellos doctores que trataban a los soldados tenían que ocuparse de heridas hechas con espadas, lanzas, jabalinas, flechas y proyectiles disparados con resorteras. Los médicos conocían la importancia de sacar los objetos extraños de las heridas, tales como puntas de flecha, y la necesidad de limpiar adecuadamente la herida (es por eso que a las puntas de flechas se les pusieron púas para que fueran más difíciles de sacar y por lo tanto se hicieron más letales). Los doctores griegos sabían que era importante parar lo más rápido posible la pérdida excesiva de sangre para prevenir una hemorragia (aunque igualmente creían que practicar la sangría también podía ser beneficioso). La cirugía pudo haber incluido el uso de opio como anestésico, aunque las muchas referencias que aparecen en la literatura donde se agarraba a los pacientes para mantenerlos quietos durante la cirugía podría sugerir que el uso de anestésicos era raro.
Después de la operación se suturaban las heridas utilizando hilaturas y fibras textiles de la planta de lino y la herida se cubría con vendajes de lino o esponjas; algunas veces las vendas estaban empapadas con agua, vino, aceite o vinagre. También usaban hojas con el mismo propósito; asimismo, puede que también usaran claras de huevo o miel para favorecer el cierre de las heridas. El tratamiento posoperatorio también se tenía en consideración (la importancia de la dieta, por ejemplo, o el uso de plantas con propiedades antiinflamatorias tales como el apio).
Descubrimientos y desarrollos
Con el tiempo, los doctores adquirieron un conocimiento básico de la anatomía humana, ayudándose, sin duda, con la observación de soldados gravemente heridos y a partir del siglo IV a.C., con la disección de animales. Sin embargo, algunos afirman que esto era inútil ya que creían que el cuerpo cambiaba en su interior al contacto con el aire y la luz y aún otros, como hoy, protestaban contra el uso de animales para estos propósitos porque era una crueldad. La disección de un ser humano tendría que esperar hasta tiempos helenísticos cuando se hicieron tales descubrimientos como el del sistema nervioso en su totalidad. No obstante, había un ímpetu creciente para descubrir lo que hacía que un cuerpo saludable funcionara bien en vez de lo que había hecho que un cuerpo enfermo dejara de funcionar. La falta de conocimiento práctico, eso sí, resultó en algunos errores fundamentales tales como la creencia de Aristóteles de que el corazón y no el cerebro era el que controlaba el cuerpo y la idea propuesta en el tratado Sobre la enfermedad y la salud (siglo V a.C.) de que el dolor físico es el resultado de la incapacidad del cuerpo para asimilar ciertas comidas.
La práctica médica griega pudo haber incluido errores, quizás muchos y probablemente hasta errores fatales, pero los médicos griegos habían encaminado la profesión médica en buena dirección. La observación, la experiencia y la experimentación dieron como resultado que aquellos que los siguieron en tiempos helenísticos y romanos, tales como Galeno y Celso, pudieran continuar sus investigaciones en el curso del largo camino hacia un conocimiento científico mayor y más preciso del cuerpo humano, de las enfermedades a las cuales es susceptible y de las curas potenciales disponibles.
Edilsa Sofía es una antigua diplomática y educadora, especialmente interesada en las Artes y los asuntos culturales. Además de otros grados, tiene una maestría en traducción literaria.
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.
Cartwright, M. (2018, abril 11). Medicina griega antigua [Ancient Greek Medicine].
(E. S. Monterrey, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12140/medicina-griega-antigua/
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Cartwright, Mark. "Medicina griega antigua."
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Cartwright, Mark. "Medicina griega antigua."
Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 11 abr 2018. Web. 23 dic 2024.
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Escrito por Mark Cartwright, publicado el 11 abril 2018. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.