Cuando Maximino el Tracio fue nombrado emperador romano tras la muerte de Alejandro Severo, la noticia no fue bien recibida por muchos en Roma y el Senado romano lo consideraba un bárbaro analfabeto. Sus excesos financieros, usados principalmente para financiar sus expediciones militares en Germania, pesaron en la mente de muchos senadores. Pronto surgió la oportunidad de liberarse de este impopular emperador cuando Gordiano I fue proclamado emperador por nobles enfurecidos en Cartago. Desafortunadamente, no sería una tarea fácil eliminar a Maximino.
Gordiano I
Marco Antonio Gordiano Semproniano, conocido en la historia como Gordiano I, nació en 159 d.C. de padres desconocidos, aunque hubo afirmaciones de que descendía del emperador romano Trajano por vía materna y de los reformadores de la República, Tiberio y Cayo Graco, por vía paterna. Gordiano fue un rico terrateniente que sirvió como senador y cónsul romano, así como gobernador de varias provincias, incluida Britania Inferior. Aunque tenía ochenta años, el emperador Maximino lo nombró gobernador de África; algo de lo que pronto se arrepentiría.
Las expediciones de Maximino en Germania habían demostrado ser una carga considerable para las finanzas del imperio. Confiscó las propiedades de muchos de los ricos y recortó los subsidios a los cereales, algo que afectó a todos, especialmente a los pobres. Hubo repercusiones por todo el imperio. Uno de los agentes del emperador estaba recaudando impuestos en la provincia norteafricana de Gordiano (actual Túnez) cuando varios jóvenes nobles movilizaron a sus inquilinos y lo mataron. Enojados con las políticas fiscales de Maximino, decidieron que querían a un nuevo emperador y eligieron a su gobernador Gordiano, quien, aunque tomado por sorpresa, aceptó a regañadientes. El historiador Herodiano en su Historia del Imperio Romano, comentó sobre esta elección al cargo imperial.
Sucedió que el día que ocurrieron estos hechos (el asesinato del recaudador de impuestos) Gordiano estaba en casa descansando, disfrutando de un breve respiro de sus labores y deberes. Acompañados de todo el grupo con las espadas desenvainadas, los jóvenes (aquellos que habían matado al recaudador de impuestos) inmovilizaron a los guardias e irrumpieron en la casa... Parados a su alrededor, lo envolvieron en una capa púrpura y lo saludaron con honres imperiales.
Confundido, el recién proclamado emperador se tiró al suelo suplicando por su vida. Después de haberle asegurado de sus intenciones, uno de los jóvenes le dio una severa advertencia: "... la muerte te espera este mismo día si te decides contra nosotros y te niegas a unirte a nosotros, y moriremos nosotros mismos, si es necesario, después de haberte matado".
Gordiano II
Asumiendo el nombre adicional de Africano, el 22 de marzo del 238 d.C., dejó su hogar de Tisdra y llegó a Cartago con su hijo Gordiano, un antiguo gobernador y cónsul por derecho propio, a su lado. A su entrada en la ciudad, declaró a la ciudadanía que su hijo también era nombrado Augusto; la única diferencia es que Gordiano II (quien tenía cuarenta y seis años) no recibió el título adicional de sumo sacerdote o pontifex maximus. Sin demora, se envió un mensaje al Senado romano que los aprobó a ambos como coemperadores. Si bien, ninguno de los dos pondría un pie en Roma, los nuevos emperadores prometieron la supresión de todos los informantes, el regreso de los exiliados y bonificaciones para el ejército. Después de aceptar a los Gordianos como coemperadores, el Senado votó para deificar al emperador asesinado Alejandro Severo y declarar a Maximino un enemigo del estado; con muchos de sus partidarios en Roma asesinados.
A continuación, se envió un mensaje a todos los gobernadores provinciales para que juraran lealtad a los nuevos emperadores. Capeliano, gobernador de Numidia y un aliado de Maximino, se enfureció cuando el Senado declaró a su amigo como enemigo del estado y movilizó a sus legiones para marchar sobre Cartago. Aunque el gobernador estaba resentido con el decreto del Senado, también tenía una venganza personal contra Gordiano I. Herodiano explicó la naturaleza del feudo, "Gordiano era hostil a Capeliano porque antes habían estado involucrados en una demanda. Cuando asumió el título de emperador, Gordiano envió a un hombre para reemplazar a Capeliano y ordenó al gobernador que abandonara la provincia". Las tropas del gobernador fueron demasiado para la pequeña milicia que defendía Cartago. En la escaramuza, Gordiano II fue asesinado. Cuando recibió la noticia de la muerte de su hijo, el anciano Gordiano se ahorcó. La fecha era el 12 de mayo del 238 d.C. Habían servido por solo veintidós días.
Según el relato de Herodiano, Capeliano "asesinó a todos los hombres prominentes que sobrevivieron a la batalla, saquearon los templos y se apoderaron de los fondos públicos y privados". La muerte del emperador, su única esperanza contra el cruel Maximino, hizo que muchos de los habitantes de Roma y Cartago vivieran atemorizados. Herodiano escribió:
Cuando se informó de la muerte del anciano Gordiano en Roma, el pueblo, y el Senado en particular, estaban completamente desconcertados al saber que Gordiano, en quien habían depositado sus esperanzas, estaba muerto. Sabían que Maximino, que era naturalmente hostil y antagónico hacia ellos, no perdonaría a nadie, Ahora tenía una buena razón para el odio y naturalmente descargaría su rabia contra ellos como su fueran enemigos reconocidos.
Gordiano III
Cuando se les notificó de la muerte de los emperadores, el Senado romano los deificó a ambos y rápidamente nombró a nuevos coemperadores: Decio Celio Calvino Balbino y Marco Clodio Pupieno Máximo. Al igual que con los Gordianos, se nombró a un Consejo de Veinte para asesorarlos. Sin embargo, independientemente de la aprobación del Senado, ninguno de los dos fue bien recibido por la población romana quienes querían que el trono permaneciera en la familia gordiana, es decir, en el sobrino de trece años de Gordiano II, Marco Antonio Gordiano. Para apaciguar al público y evitar disturbios, el joven Gordiano fue nombrado como César. Tal como había temido el pueblo, después de conocer la noticia del nombramiento de Gordiano I y II como coemperadores (no recibió noticias de sus muertes), Maximino marchó sobre Italia. Llegó a la ciudad de Aquilea donde encontró considerable resistencia. Cansada y hambrienta, la Guardia Pretoriana se volvió contra él y su hijo, y los asesinaron mientras dormían.
Después de derrotar a las fuerzas de Maximino el Tracio en Aquilea, el victorioso emperador Pupieno regresó a Roma como un héroe. Sin embargo, el júbilo duraría poco porque él y Balbino fueron apresados por la Guardia Pretoriana y asesinados; sus cuerpos fueron arrastrados por las calles romanas. El joven Gordiano III fue proclamado emperador. Herodiano agregó: "dejando los cadáveres expuestos en la calle, los pretorianos tomaron a Gordiano César y lo proclamaron emperador, ya que de momento no pudieron encontrar otro candidato para el cargo".
Gordiano III, nacido en el 225 d.C., solo tenía trece años cuando ascendió al trono imperial; sin embargo, debido a su edad, se le dio poca o ninguna autoridad real y la mayor parte del poder permaneció en manos del Senado romano. Por suerte tanto para Gordiano como para el imperio, un hombre, quien había ascendido en las filas militares y en varios cargos imperiales, llegó a ejercer una influencia considerable sobre el joven emperador, especialmente después de que fue nombrado comandante de la Guardia Pretoriana. Su nombre fue Cayo Furio Sabino Águila Timesteo. Ganaría aún más influencia cuando Gordiano se casó con su hija Furia Sabina Tranquilina en el 241 d.C.
Desafortunadamente para el joven emperador, su corto reinado vería un descontento considerable. Aun así, obtuvo una pequeña victoria, los soldados que habían matado a su tío y abuelo fueron expulsados del ejército; lamentablemente, esto dejaría al norte de África mal protegido. Debido al reducido número de legiones en África, en el año 240 d.C. Marco Asinio Sabiniano, el nuevo gobernador de África, se declaró emperador; sin embargo, su autoproclamada ascensión no duró mucho, el gobernador de la vecina Mauritania rápidamente la suprimió. Después, y más importante, surgieron problemas en el este: el nuevo rey persa Sapor I comenzó a llamarse a sí mismo el Rey de Reyes de Irán y fuera de Irán. Audazmente invadió la provincia romana de Siria y amenazó a la ciudad capital de Antioquia. Lamentablemente, debido a la continua batalla con los godos a lo largo del Danubio, el ejército romano no pudo responder al ataque. Después de reprimir la rebelión, Timesteo movilizó a sus tropas y, con la ayuda de la flota romana, se trasladó al este salvando a Antioquia. No solo fueron derrotados los persas en Resaena en Mesopotamia, sino que los romanos también lograron recuperar las ciudades caídas de Carras y Nísibis.
Antes de que pudiera tomarse cualquier acción contra los persas, Timesteo enfermó y murió. Su sucesor, Filipo el Árabe, un comandante en la Guardia y sospechoso en la muerte de Timesteo, se nombró a sí mismo regente del joven emperador. Cuando Gordiano III decidió marchar sobre la capital persa de Ctesifonte, Filipo se resistió; se había dado cuenta de que el trono imperial estaba a su alcance. Según la Historia Augusta, Filipo diseñó un complot contra el emperador, "Filipo difundió la palabra entre los soldados de que Gordiano era joven y no podía administrar al imperio, y que era mejor que gobernara alguien que pudiera comandar al ejército y entendiera los asuntos públicos".
Cuando Filipo se negó a seguir sus órdenes, el enfurecido Gordiano le dio a las tropas una elección: él o Filipo. Debido a su falta de confianza en el emperador de diecinueve años, eligieron a Filipo. El 25 de febrero del 244 d.C., Gordiano III fue asesinado cerca de la ciudad de Zaitha en el río Éufrates; su cuerpo fue devuelto a Roma y se le informó al Senado de que el emperador había muerto de causas naturales. La memoria de Gordiano III está registrada en la Historia Augusta:
Era un muchacho alegre, guapo, encantador, agradable con todos, eminente en letras; en nada, de hecho, salvo en su edad estaba no calificado para el imperio. Antes de la conspiración de Filipo fue amado por el pueblo, el Senado y los soldados, como ningún príncipe lo había sido antes.
Supuestamente, después de haber matado al emperador, Filipo "... lo llamó divino, incluso entre los soldados con los que había hecho su conspiración, y lo adoró con una mezcla de espíritu serio y la astucia de un alíen". Filipo el Árabe negoció rápidamente una paz con los persas y regresó a Roma, donde fue aclamado oficialmente como el nuevo emperador.