Coricancha

Definición

Mark Cartwright
por , traducido por Alberto Díaz Calatayud
Publicado el 09 marzo 2014
Disponible en otros idiomas: inglés, francés
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Coricancha, Cuzco (by Canopic, CC BY-NC-ND)
Coricancha, Cuzco
Canopic (CC BY-NC-ND)

El complejo religioso de Coricancha (Qorikancha) en la capital inca de Cuzco contenía el Templo del Sol, que no solo era el sitio más sagrado o huaca en la religión inca, sino que también se consideraba el centro mismo del mundo inca. El sitio también se conocía como el Recinto Dorado y estaba dedicado a los dioses más elevados en el panteón inca, como el dios creador Viracocha, la diosa de la luna Quilla y especialmente a Inti, el dios del sol. Hoy en día queda poco, excepto algunas secciones de sus finos muros de piedra que insinúan el tamaño gigantesco que alguna vez tuvo el sitio y las leyendas que hablan de la enorme cantidad de oro utilizada para decorar los templos y su jardín dorado.

Diseño y arquitectura

La construcción del complejo se atribuye comúnmente a Pachacútec Inca Yupanqui, el noveno gobernante inca (1438-1471 d.C.), quien también emprendió un programa general de reconstrucción en la capital. A pesar de las excavaciones, la cronología exacta del sitio no está clara. Según la mitología inca, el primer líder inca, Manco Cápac (Manqo Qhapaq), construyó un templo en el sitio a principios del siglo XII d.C., y la arqueología muestra evidencia de estructuras preimperiales.

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La disposición del sitio, vista desde arriba, en realidad se asemejaba a un sol con rayos brillando en todas direcciones. Estos eran los ceque (zeq'e) sagrados, que eran caminos físicos y cósmicos, de los cuales había 41 que conducían a unos impresionantes 328 sitios sagrados. El propio Cuzco se diseñó específicamente como representación de un jaguar, y Coricancha estaba ubicado en la cola. En una simetría típica inca, el segundo sitio sagrado más importante de la ciudad, Sacsayhuamán, estaba ubicado en la cabeza. Coricancha también se construyó en el punto de encuentro de los dos grandes ríos de la ciudad, Huantanay y Tullamayo.

Las puertas también estaban cubiertas de láminas de oro, al igual que los interiores y exteriores de varios templos, y se decía que la cara interior del muro perimetral estaba incrustada de esmeraldas.

Construidos con las habilidades de albañilería fina por las cuales los incas se han vuelto, de forma muy justa, famosos, los pesados muros del complejo se erigieron a partir de grandes bloques de piedra finamente cortados y encajados sin mortero. El gran muro occidental curvado era especialmente notable por su forma y su elegante mampostería regular. La mayoría de los muros también se inclinaban ligeramente hacia adentro a medida que aumentaban en altura, una característica típica de la arquitectura inca.

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Numerosos dinteles y ventanas trapezoidales permitían el acceso y la entrada de luz a los espacios interiores, y se añadió una banda ancha de oro a la mitad de la altura de los muros. Los edificios interiores eran de una sola planta y tenían techos de paja. Las puertas también estaban cubiertas de láminas de oro, al igual que los interiores y exteriores de varios templos, y se decía que la cara interior del muro perimetral estaba incrustada de esmeraldas.

Templo del Sol

El templo más importante en el recinto era el Templo del Sol, dedicado al dios del sol, Inti. Tanto las paredes interiores como las exteriores del templo, ubicado en la esquina norte del complejo, estaban cubiertas de oro, considerado el sudor del sol, que se agolpaba en láminas. Se decía que había 700 de estas láminas cuadradas de medio metro, cada una con un peso de 2 kg.

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Dentro del templo, además de artefactos de oro relacionados con la adoración del dios, había una estatua de oro de Inti incrustada de joyas. La estatua representaba a Inti como un niño sentado llamado Punchao (Sol del día o Sol del mediodía). De su cabeza y hombros irradiaban los rayos del sol, llevaba una diadema real y tenía serpientes y leones que le salían del cuerpo. El estómago de la estatua estaba hueco y se utilizaba para almacenar las cenizas de los órganos vitales de los anteriores gobernantes incas. Todos los días, esta estatua se sacaba al aire libre y se devolvía al santuario cada noche. Otra representación importante del dios, una máscara gigante con rayos en zigzag que salían de la cabeza, se colgaba de la pared en una cámara especialmente dedicada dentro del templo.

Inca Gold Sun Mask
Máscara solar de oro inca
Andrew Howe (CC BY-NC-SA)

El jardín del templo era un homenaje maravillosamente concebido a Inti. Así como la tierra, a veces incluso regiones enteras, se dedicaban al dios, este jardín se construyó en honor al gran dios del sol, Inti. Todo en él estaba hecho de oro y plata. Un extenso campo de maíz y modelos a escala real de pastores, llamas, jaguares, cobayas o cuys, monos, aves e incluso mariposas e insectos, todo se confeccionó en metal precioso. Y si eso no era suficiente para complacer a Inti, también había un gran número de jarras de oro y plata, todas incrustadas de piedras preciosas. Todo lo que sobrevive de estas maravillas son unos pocos tallos de maíz de oro, un testimonio convincente pero silencioso de los tesoros perdidos de Coricancha.

Otros templos

Alrededor del patio principal de Coricancha se ubicaron otros cinco templos o wasi. En orden jerárquico, un templo estaba dedicado al dios creador Viracocha (más o menos similar a Inti), uno a Quilla, la diosa de la luna, uno a Venus o Chaska-Qoylor, uno al dios del trueno Illapa y, finalmente, uno para Cuichu, el dios del arco iris. Al igual que el templo de Inti estaba cubierto de oro, el templo de Quilla estaba cubierto de plata, metal que consideraban las lágrimas de la luna. Cada wasi contenía una estatua de culto de ese dios en particular y objetos de arte preciosos y religiosos relacionados con ellos.

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También había un espacio dedicado para los restos momificados de antiguos emperadores incas y sus esposas, conocidos como mallquis. Estos se sacaban del almacenamiento durante ceremonias especiales, como las que celebraban los solsticios. Se hacían ofrendas a estas momias vestidas con ropas elegantes, y se leían los grandes logros que habían alcanzado durante sus reinados para que todos los escucharan. También había viviendas para sacerdotes y sacerdotisas, y otras habitaciones del complejo se usaban como tesoros artísticos y religiosos llenos de artefactos requisados de los pueblos conquistados. Es posible que se mantuvieran para garantizar la sumisión al dominio inca, al igual que a veces se mantenía a los gobernantes conquistados como rehenes en Cuzco durante ciertos períodos del año. Otra característica interesante del sitio era un canal subterráneo por el cual fluía agua sagrada hacia las plazas circundantes fuera del complejo.

Coricancha Curved Wall
Muro curvado de Coricancha
Richard Twigg (CC BY-NC-SA)

Otras funciones importantes de Coricancha incluían la toma de observaciones astronómicas, especialmente de la Vía Láctea (Mayu). Había, por ejemplo, un par de torres que marcaban el solsticio de verano y se tomaban avistamientos desde la sagrada piedra ushnu en contraposición a puntos de referencia artificiales y naturales en el horizonte para seguir el sol. Las víctimas de sacrificios (capacochas) también se preparaban para su gran momento en el patio del recinto y luego marchaban a lo largo de las líneas del ceque para ser sacrificadas en varias provincias en honor a Inti y a su encarnación viviente, el emperador inca.

Historia posterior

La puerta de entrada bastante sencilla del complejo sobrevive hasta hoy con su típico doble jambaje, al igual que se conservan secciones de los muros exteriores y algunos muros interiores. El monasterio cristiano de Santo Domingo se construyó sobre el complejo, sin duda, en un intento deliberado de señalar que una religión había sido reemplazada por otra. La mayor parte del oro del sitio, por supuesto, se fundió en lingotes y se llevó para la Corona española. La pieza estrella, la estatua de oro de Inti, se llevó a un lugar seguro cuando llegaron los españoles, pero parece que finalmente la encontraron treinta años después en 1572 d.C., aunque desapareció sin dejar rastro, probablemente fundida como tantos otros artefactos incas.

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Bibliografía

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Sobre el traductor

Alberto Díaz Calatayud
Informático y diseñador industrial; actualmente gestiono webs de distintas temáticas a nivel SEO y marketing digital.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2014, marzo 09). Coricancha [Coricancha]. (A. D. Calatayud, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12513/coricancha/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Coricancha." Traducido por Alberto Díaz Calatayud. World History Encyclopedia. Última modificación marzo 09, 2014. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12513/coricancha/.

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Cartwright, Mark. "Coricancha." Traducido por Alberto Díaz Calatayud. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 09 mar 2014. Web. 23 nov 2024.

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