Literatura romana

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Donald L. Wasson
por , traducido por Agustina Cardozo
Publicado el 27 septiembre 2017
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, turco
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Odes of Horace (by Digital Collections at the University of Maryland, CC BY-NC-ND)
"Las Odas" de Horacio
Digital Collections at the University of Maryland (CC BY-NC-ND)

El Imperio romano y su predecesora, la República romana, produjeron una abundante y célebre literatura: poesía, comedias, dramas, historias y tratados filosóficos; los romanos evitaban las tragedias. Gran parte de ella ha llegado hasta nuestros días. Sin embargo, la literatura romana no se mantiene por sí sola. Tienen una deuda con su vecino, los griegos (más concretamente con Atenas). La mayoría de los romanos cultos eran muy conscientes de su propia inferioridad literaria, y por ello los escritores romanos podían copiar fácilmente los temas clásicos griegos, e incluso llegaron a traducir al latín muchas de las obras griegas famosas. Sin embargo, para muchos romanos, este ejercicio habría sido innecesario, ya que una gran cantidad de ciudadanos muy educados podía hablar y leer tanto el griego como el latín. Muchos jóvenes romanos de clase alta incluso continuaron su educación en Atenas. Aunque el vínculo con el helenismo griego permanecería durante años, los romanos pronto desarrollarían una rica literatura propia.

Influencia griega

La literatura romana tiene una deuda con los griegos, más concretamente con Atenas.

Esta deuda con Grecia fue reconocida incluso por los propios escritores. Horacio, uno de los poetas de la Edad de Oro de la literatura romana, escribió que Grecia introdujo las artes "en un Lacio atrasado". El historiador Nigel Rodgers, en su Imperio romano, escribió que los autores griegos originaron muchos conceptos filosóficos y políticos que influyeron en romanos como Cicerón, Séneca, Boecio, Catulo y Virgilio, "una síntesis griega y romana" (258). Añadió que Roma no podía negar (y no lo hizo) que Grecia era más refinada y superior tanto en lo intelectual como en lo cultural, desde la tecnología y la filosofía hasta la poesía y la escultura. En realidad, Roma difícilmente podía negar su cercanía a Grecia, ya que las ciudades griegas habían existido tanto en la baja península como en Sicilia durante décadas.

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Dramaturgos cómicos

Según Rodgers, la literatura romana era escasa antes de las guerras púnicas contra Cartago (264 - 146 a.C.). Fue en esta época cuando Roma se vio envuelta en las guerras macedónicas y acabó absorbiendo a las ciudades-estado griegas. La literatura romana comenzó a finales del siglo III a.C. con la aparición de dramaturgos cómicos como Plauto, Terencio y Ennio. A menudo, sus obras se representaban durante uno de los muchos festivales de la ciudad, donde el público era mayoritariamente masculino.

El primero de los tres fue Plauto (254 - 184 a.C.). De sus más de 130 obras, solo 20 se conservan completas. Según las fuentes antiguas, nació en Umbría y comenzó su carrera como carpintero de escenario. No empezó a escribir nada hasta la edad media, adaptaba las comedias griegas al latín. Utilizó los habituales chistes, juegos de palabras y canciones (dúos y arias) que saciaban el deseo romano de hacer payasadas. Aunque no escribía en griego, todos sus personajes tenían nombres griegos y residían en ciudades griegas. Dos de sus obras más notables son Aulularia (La comedia de la olla) y Captivi (Los cautivos).

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Plautus
Plauto
Unknown Artist (Public Domain)

Publio Terencio Afer, más conocido como Terencio (195 - 159 a.C.), y Ennio (239 - 169 a.C.) fueron contemporáneos de Plauto. Terencio llegó a Roma como esclavo procedente del norte de África, y con el tiempo consiguió la libertad y educación. Muchas de sus obras, como la comedia Eunuco, no fueron del agrado de muchos romanos poco sofisticados; fue criticado por sus contemporáneos por "canibalizar" obras griegas.

Sin embargo, Ennio fue más apreciado que Plaucio o Terencio y se lo considera el "padre de la poesía latina". Nacido en Calabria, en el sur de Italia (Magna Graecia), sirvió en el ejército romano en Cerdeña y llegó a Roma con su colega Catón el Viejo hacia el año 204 a.C., cuando finalmente obtuvo la ansiada ciudadanía romana. Aunque afirmaba ser la reencarnación de Homero, solo se conservan fragmentos de sus obras. Rodgers señala que demostró cómo la poesía latina había alcanzado la grandeza sin dejar de emular las formas griegas. Sus Anales fueron una historia de Roma desde el mítico héroe troyano Eneas hasta su propia época. Por desgracia, murió en la pobreza.

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La edad de oro de la poesía romana

Tal y como predijo Ennio, la literatura latina no tardaría en alcanzar su máximo esplendor. La Edad de Oro de la poesía romana (c. 70 a.C. - 14 d.C.) dejó escritores memorables como Virgilio, Horacio, Catulo, Propercio, Tibulo y Ovidio. Según Rodgers, Virgilio, Horacio y el exiliado Ovidio crearon un estilo clásico de escritura comparable al de muchos de los grandes autores griegos.

Uno de estos distinguidos poetas fue Publio Vergilio Maro o Virgilio (70 - 19 a.C.). A diferencia de muchos de los poetas que lo siguieron, Virgilio ofreció a su público una imagen más romántica de Roma. Procedente de la Galia Cisalpina y de una familia de modestos agricultores, muchos de los temas de Virgilio demuestran su amor por la vida rural. Sus Églogas, escritas hacia el 37 a.C., hablan de los amores y la vida de los pastores, mientras que sus Geórgicas, escritas hacia el 29 a.C., alaban la vida rural romana: arar, cultivar árboles, cuidar el ganado e incluso criar abejas. Sin embargo, su obra más memorable es la Eneida, una epopeya que narra los viajes de Eneas tras la caída de Troya, pasando por la fundación de Roma por Rómulo y Remo hasta la época de Augusto. Como Eneas era el modelo ideal para el modo de vida romano, Augusto creía que el poema demostraba el cumplimiento del destino de Roma.

Portrait of Virgil
Retrato de Virgilio
Carole Raddato (CC BY-NC-SA)

Quinto Horacio Flaco, más conocido como Horacio (65 a.C. - 8 a.C.), era hijo de un liberto. Aunque luchó en el bando equivocado en la batalla de Filipos (contra Augusto), se hizo querer por el emperador en parte por su poesía, pero también por su amistad con Virgilio. En consonancia con su filosofía epicúrea, los poemas de Horacio demostraban la alegría de vivir y el amor por la naturaleza. Entre sus numerosas obras se encuentran las Sátiras, que eran una crítica al vicio que imperaba en Roma, los Epodos, inspirados en el autor griego Arquíloco, y las Odas, una celebración de la vida en Roma durante la época de Augusto. En todas sus obras, Horacio siempre demostró un profundo respeto y admiración por los griegos y creía que Roma debía reconocer la superioridad griega en todos los ámbitos intelectuales y culturales.

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Esta nueva era bajo el reinado de Augusto también trajo muchos poetas jóvenes que reaccionaron de manera diferente a los cambios en la política y la sociedad romana. El líder de estos poetas emergentes, Cayo Valerio Catulo (84 - 54 a.C.) está considerado como uno de los más grandes poetas líricos romanos. Para evitar implicarse de cualquier manera personal en la política, se inspiró en sus vecinos del este, en autoras griegas como Safo y autores griegos como Calímaco. Según el historiador Rodgers, su poesía combinaba la pasión y la urbanidad con la conciencia de la impermanencia de la vida y "elevó el latín coloquial a nuevas cotas" (386). Del mismo modo, el historiador Norman Cantor, en su Antigüedad, dijo que Catulo reconocía la mortalidad del hombre y exponía un lado diferente de la vida romana. Sus poemas revelaron la existencia de pesimismo, individualismo y profundos sentimientos de autocomplacencia en la sociedad romana:

Furio, que no tienes ni esclavo ni arca ni chinche ni araña ni lumbre, pero sí
un padre y una madre cuyos dientes pueden comer hasta piedras, te va perfectamente
con tu padre y con ese leño de la esposa de tu padre. (Catulo, Poema XXIII) [1]

Otros poetas se inspiraron en amores perdidos. El primero de estos poetas enamorados fue Sexto Propercio (54 - 16 a.C.), hijo de un ecuestre que, a diferencia de sus compañeros poetas, recibió formación jurídica pero rechazó cualquier carrera política. Su libro de poemas más famoso fue Elegías. Amigo de Ovidio y Virgilio, incluso recibió una casa del mecenas de las artes Mecenas en la colina del Esquilino; sin embargo, a diferencia de algunos de sus contemporáneos, se negó a escribir una epopeya sobre el emperador Augusto. Al igual que Propercio, Albius Tibullus (50 - 19 a.C.), otro hijo de una familia ecuestre, escribió sobre un amor perdido, Delia, y, como Virgilio, idealizó la vida en el campo.

Probablemente el poeta más famoso o infame de la época sea Publio Ovidio Naro u Ovidio (42 a.C. - 18 d.C.). Después de Ovidio, la poesía romana sufriría un breve paréntesis. Rodgers escribió que con Ovidio la poesía latina había alcanzado por fin una "elegancia y lirismo" que rivalizaba con la de cualquier griego. Para Ovidio el amor era el único "juego que valía la pena". Sus Amores, publicados en el año 22 a.C., narraban en un estilo muy desenfadado las desventuras de un joven y su amor por una joven inalcanzable. Sus Heroidas eran una serie de quince cartas supuestamente escritas por figuras femeninas de la mitología griega y romana, como Penélope y Dido, a sus amantes que las habían maltratado o abandonado. Su Ars Amatoria es un reflejo del Ars Poetica de Horacio. Sin embargo, su obra más famosa son los 15 libros de mitología Metamorfosis, un poema épico que hablaba no solo de la interacción de la humanidad con los dioses, sino también de héroes y heroínas. Desgraciadamente, Augusto no vio su poesía con admiración y lo exilió. Aunque no fue apreciado en vida, sus obras poéticas han influido en muchos de los grandes autores de la historia, como Chaucer, Milton, Dante, Shakespeare y Goethe.

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La Edad de Plata de la poesía romana

Dos famosos poetas romanos vinculados a la llamada Edad de Plata de la poesía romana son Marco Antonio Lucano, más conocido como Lucano (39 - 65 d.C.), y Publio Papinio Estacio (45 - 96 d.C.). Lucano, nacido en España, era sobrino de Séneca, consejero del emperador Nerón. Llegó a estudiar filosofía estoica en Atenas; sin embargo, su presunta implicación en la conspiración de Piso le costaría la vida. Farsalia, su obra más famosa, trata de la guerra civil romana del siglo I a.C. Su contemporáneo menos conocido, Estacio, escribió los doce libros de la Tebaida sobre la maldición de Edipo en Tebas.

La prosa romana

Aunque en Roma abundaban los poetas, también había muchos escritores de prosa destacados. La ciudad estaba llena de oradores que subían al escenario del Foro Romano para expresar sus opiniones a las masas. También era una plataforma para los abogados que querían defender a sus clientes. Uno de los más memorables fue Marco Tulio Cicerón (106 - 43 a.C.), no solo un brillante estadista y autor, sino también un orador que, además de sus 911 cartas, escribió sobre temas que iban desde el arte hasta la educación. En una serie de cáusticas cartas, se pronunció contra el corrupto ex gobernador de Sicilia Verres, obligándolo a retirarse, aunque el ex gobernador sería liberado posteriormente por César. Escribió ensayos políticos como De re publica (Sobre el Estado) y De legibus (Sobre las leyes), así como cinco libros en latín sobre filosofía antigua: De finibus bonorum et malorum. Sus Epistulae ad familiares (Cartas a la familia y a los amigos) sirven de vívidos documentos históricos y culturales de la época y permiten conocer el funcionamiento interno de la República tardía. Desgraciadamente, se había pronunciado en contra de Julio César, lo que enfureció al heredero del dictador, Octavio (Augusto). Tras ser exiliado una vez, Cicerón no pudo salvarse y fue ejecutado antes de poder escapar de Roma.

Cicero
Busto de Cicerón
Mary Harrsch (Photographed at the Capitoline Museum) (CC BY-NC-SA)

Lucio Anneo Séneca (4 a.C. - 65 d.C.) fue un estudiante de filosofía estoica y tutor del emperador Nerón. No solo fue ensayista, sino que escribió nueve obras de teatro basadas en leyendas griegas como Edipo, Heracles y Medea. También fue autor de 124 ensayos sobre temas que van desde el vegetarianismo hasta el trato humano de los esclavos. Tras ser implicado en la conspiración de Piso, fue obligado a suicidarse por Nerón.

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Plinio el Viejo (23 - 79 d.C.) o Cayo Plinio Segundo fue un administrador romano que escribió sobre las guerras germánicas y cuya Historia Natural (Naturalis Historia) contenía información sobre el universo conocido, así como tratados sobre animales, árboles y plantas, todo en 37 volúmenes. El volumen III, por ejemplo, describe la geografía de Italia y la topografía de Roma:

Si a eso se añadiera la altura de los edificios, se obtendría un cálculo ciertamente adecuado y se proclamaría que no hay en todo el orbe ciudad ninguna cuyo tamaño pudiera comparársele. (Plinio el Viejo, Historia Natural, Libro III, 67) [2]

Al observar la erupción del monte Vesubio en el año 79 de la era cristiana, Plinio el Viejo murió tras inhalar los gases. Su sobrino Plinio el Joven (61 - c. 112 d.C.) tuvo una exitosa carrera como senador y cónsul del emperador Trajano. Destaca por su larga serie de cartas sobre diversos temas dirigidas al emperador.

También hubo varios novelistas romanos: Petronio, Apuleyo, Marcial y Juvenal. Petronio o Cayo Petronio Árbitro (c. 27 - 66 d.C.) fue cónsul y gobernador de Bitinia. Su obra más famosa y la única que se conserva es El satiricón, una obra considerada ingeniosa pero amoral y hedonista. Por desgracia, al igual que varios de sus contemporáneos, se vio implicado en la conspiración de Piso durante el reinado de Nerón y se vio obligado a suicidarse en el año 66.

Lucio Apuleyo (c. 124 - c. 170), originario del norte de África, escribió varias obras excelentes, entre ellas el amoral El asno de oro, que es la única novela romana completa que se conserva. Uno de los once libros que componen la novela narra las aventuras de un joven llamado Lucio que se transforma en asno. Otras de sus obras son Apología, Florida y Deo Socratis.

Marcus Valerius Martialis (c. 40 - c. 104 d.C.), más conocido como Marcial, aunque originario de España, pasó la mayor parte de su vida en Roma. Amigo íntimo del emperador Domiciano, escribió epigramas sobre diversos temas, algunos de los cuales podrían calificarse de pornográficos:

¿Por qué no te beso, Philaenis? Eres calvo. ¿Por qué no te beso, Philaenis? Eres pelirrojo. ¿Por qué no te beso, Philaenis? Eres tuerto. Quien besa todo eso, Philaenis, apesta. (Marcial, Epigrama 2.33, en Williams, 128)

Decius Junius Juvenalis o Juvenal (c. 60 - c. 130 d.C.) es considerado el más grande de los satíricos romanos. Desgraciadamente, entró en conflicto con el emperador Domiciano, que creía que se lo había retratado negativamente en las Sátiras del escritor, y es posible que fuera exiliado a Egipto; se desconoce el lugar de su muerte.

Literatura romana posterior

La propagación del cristianismo dio lugar a un nuevo tipo de literatura a partir del siglo IV d.C., con clérigos que escribían sobre la moral cristiana en claro contraste con las obras amorales y a menudo sexualmente explícitas de los siglos anteriores. Uno de los principales clérigos del siglo IV fue San Ambrosio (c. 340 - 397 d.C.). Ambrosio era hijo del prefecto pretoriano de la Galia y fue educado en la tradición griega clásica. Fue obispo de Roma y Milán, así como gobernador de Aemilia-Liguria, a pesar de haber desafiado a menudo al emperador Teodosio. Entre sus escritos se encuentran De officiis ministrorum, una discusión sobre la moral y la disciplina eclesiástica, así como De obitu Valentiniani y De obitu Theodocii, que estableció el concepto de que un emperador cristiano era hijo de la iglesia.

St. Ambrose
San Ambrosio
Fr Lawrence Lew, O.P. (CC BY-NC-SA)

Decimus Magnus Ausonius (310 - 395 d.C.) procedía de Burdeos y fue el tutor del futuro emperador Graciano; fue un notable gramático y retórico. Se preocupó menos por los valores cristianos y escribió sobre diversos temas. Sus obras más destacadas son los Praefatiunculae (Prefacios) y las Eclogarum Liber (Églogas), versos sobre astronomía y astrología. Por último, no hay que olvidar los escritos de San Agustín (354-430 d.C.). Es famoso por su De civitate Dei (La ciudad de Dios), que escribió cerca del final del Imperio Romano de Occidente, en la época de la invasión del año 410 d.C., y por sus Confesiones.

Aunque Ambrosio, Agustín y Ausonio representaron la aparición de escritores cristianos, también apareció en escena un autor pagano, Claudio Claudiano (370 - 404 d.C.). Claudiano, natural de Alejandría, fue el poeta de la corte del emperador Honorio. Escribió panegíricos para Honorio y Estilicón, el general romano. Influido por poetas anteriores, tanto romanos como griegos, se lo considera el último poeta importante de la tradición clásica.

Historiadores

Además de los escritores de poesía y prosa, estaban los historiadores: Salustio, Tácito, Livio y Suetonio. Desgraciadamente, gran parte de la historia de los primeros tiempos de Roma se basa en un mito, y algunos historiadores lo aceptaron tristemente como un hecho. Sin embargo, real o no, dio a los romanos un sentido de identidad. El primer historiador destacado fue Cayo Salustio Crisipo o Salustio (c. 86 - 35 a.C.), un antiguo senador expulsado por inmoralidad. Inspirado por el historiador griego Tucídides, se dedicó a escribir historia. Enemigo de Cicerón, se puso del lado del dictador vitalicio Julio César, que lo ayudó a combatir las acusaciones de mala praxis mientras era gobernador de África. Sus obras más famosas son Bellum Catilinae, que trata de la conspiración de Catilina, Bellum Iugurthinum, un libro sobre la guerra romana contra el rey númida Jugurtha, e Historias, que solo se conserva en fragmentos.

Livio (59 a.C. - 17 d.C.) escribió una detallada historia de Roma en 142 libros, aunque lamentablemente solo se conservan 35. Aunque aceptó muchos mitos como hechos, su historia demostró su creencia en el destino de Roma.

Livy's Roman History, 1664
"La historia de Roma" de Livio, 1664
Andy Brill (CC BY-NC-SA)

Las obras de Cornelio Tácito (58 - 120 d.C.) incluyen De vita Iulii Agricolae, que habla de la época en que su suegro fue gobernador de Britania; Germania, que trata de las guerras contra las tribus de Alemania; y los fragmentados Anales e Historias.

Por último, hay que mencionar a Cayo Suetonio Tranquilo (c. 69 - c. 130 d.C.). Su De viris illustribus incluía breves biografías de hombres de letras romanos; poetas, gramáticos, oradores y filósofos. Su De vita Caesarum (Los doce césares) habla de los césares romanos desde Julio César hasta Domiciano. Utilizando como fuentes historias anteriores, sus obras se consideran interesantes pero no totalmente fiables. Se ocupan más de las costumbres personales del emperador que de sus logros políticos.

Desgraciadamente, Roma no produjo muchos filósofos como Grecia; sin embargo, hay dos que deberían, al menos, ser mencionados. Marco Aurelio no solo fue un excelente emperador, sino también un filósofo estoico; sus Meditaciones fueron escritas en griego. Por último, T. Lucrecio Caro (99 - 55 a.C.) escribió Sobre la naturaleza del universo, una doctrina epicúrea que afirmaba que el mundo era mecanicista, que funcionaba sin intervención divina y que la verdadera felicidad existía a partir del completo retiro de la vida pública.

Legado

Desde sus inicios, la literatura romana se inspiró en gran medida en los griegos. Sin embargo, fueron capaces de deshacerse de las ataduras y crear una pujante literatura propia: poesía, prosa e historia. Los autores romanos influyeron en innumerables autores en las décadas y siglos siguientes: Dante, Shakespeare, Milton y muchos más. No se puede entrar en una biblioteca o librería sin ver poesía y prosa romana en las estanterías; Cicerón, Tácito, Suetonio, así como Virgilio y Horacio. La literatura occidental tiene una deuda de gratitud con los romanos por lo que han dado al mundo.

* * *

Notas de la traducción al español:

[1] Consultado el 26 de abril de 2022: https://www.imperivm.org/poemas-de-catulo-obra-completa/

[2] Traducción de Antonio Fontán, Ignacio García Arribas, Encarnación del Barrio, María Luisa Arribas, consultado el 26 de abril de 2022: https://kupdf.net/download/plinio-el-viejo-historia-natural-libros-iii-vi_5af843e0e2b6f5e246f8d8d4_pdf

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Sobre el traductor

Agustina Cardozo
Agustina es traductora pública (inglés/español), uruguaya, con estudios avanzados de Lingüística. Sus áreas de experiencia como traductora son la traducción biosanitaria y la traducción jurídica. Le interesan la Historia y las humanidades en general.

Sobre el autor

Donald L. Wasson
Donald impartió clases de Historia de la Antigüedad, de la Edad Media y de los Estados Unidos, en el Lincoln College (Normal, Illinois) y desde que comenzó a estudiar sobre Alejandro Magno, siempre ha sido y será un estudiante de historia. Le ilusióna transmitir conocimientos a sus alumnos.

Cita este trabajo

Estilo APA

Wasson, D. L. (2017, septiembre 27). Literatura romana [Roman Literature]. (A. Cardozo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12527/literatura-romana/

Estilo Chicago

Wasson, Donald L.. "Literatura romana." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. Última modificación septiembre 27, 2017. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12527/literatura-romana/.

Estilo MLA

Wasson, Donald L.. "Literatura romana." Traducido por Agustina Cardozo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 27 sep 2017. Web. 20 dic 2024.

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