Anksenamón (nacida en torno a 1350 a.C., y conocida como Anksenpaatón en su juventud) era hija de Akenatón y Nefertiti de la Dinastía XVIII de Egipto. Se casó con su padre, y puede que le diera una hija, Anksenpaatón Tasherit (Anksenpaatón la Joven), antes de cumplir los 13 años.
Cuando todavía era una chica joven, y posiblemente después de haberse casado ya con Akenatón, fue prometida con su hermanastro Tutankatón, más conocido como Tutankamón. Tanto su padre como su esposo murieron antes que ella, y es la primera mujer egipcia de la realeza que se conoce que intentara casarse con un príncipe extranjero y nombrarlo faraón. Sin embargo, este intento fracasó y no se sabe ni qué pasó después con ella ni en qué año murió.
Juventud y matrimonio
Akenatón, puede que por convicción religiosa pero probablemente por razones políticas, prohibió la religión tradicional de Egipto y suprimió las prácticas religiosas. Esta persecución se centró principalmente en el culto popular del dios Amón porque los sacerdotes de los complejos templarios de Amón tenían suficiente poder y riqueza como para rivalizar con la casa real. En el antiguo Egipto, la tierra era la fuente de la riqueza y, para la época de las reformas religiosas de Akenatón, los sacerdotes tenían más tierras que el faraón. En lugar del politeísmo tradicional que conocían los egipcios desde siempre, Akenatón instituyó un monoteísmo estricto centrado en el dios supremo Atón, representado por el disco solar.
Akenatón trasladó el centro de poder del palacio tradicional en Tebas a un complejo nuevo, construido expresamente, en la ciudad que él mismo fundó, Aketatón (más tarde conocida como Amarna), y habría sido ahí donde Anksenamón creció como la novia niña de su padre y después se comprometió con su hermanastro Tutankatón. El egiptólogo Zahi Hawass indica que,
ambos niños debieron de haber crecido juntos y puede que jugaran juntos en los jardines de palacio. Los niños de la realeza habrían recibido lecciones de profesores y escribas, que les habrían enseñado sobre la sabiduría y el conocimiento de la nueva religión de Atón. (50)
En algún momento, aunque no está claro cuándo, habría dado a luz a una hija, aunque es posible que Anksenpaatón Tasherit no fuera hija suya sino de Akenatón y su esposa menor Kiya (la madre de Tutankamón). A Anksenpaatón Tasherit solo se la conoce a través de inscripciones que están dañadas, por lo que establecer quién fue su madre es difícil. No se sabe cuánto tiempo vivió la niña ni cuándo murió.
Anksenamón y Tutankamón
Akenatón murió en 1336 a.C., y su hijo ascendió al trono. Poco después, el niño rey conocido como Tutankatón revocó las prohibiciones religiosas de su padre y reinstauró las prácticas religiosas tradicionales de Egipto. Se volvieron a abrir los templos y se volvieron a realizar los ritos según las tradiciones.
Los egipcios consideraban que el equilibrio y la armonía eran los aspectos más importantes de la vida y honraban estos conceptos mediante una ley eterna conocida como ma'at (armonía). Según los egipcios, el monoteísmo de Akenatón y su persecución de la antigua religión egipcia había desequilibrado el ma'at y era obligación del nuevo rey volver a restaurar el orden y el equilibrio. Tutankatón y Anksenpaatón celebraron su boda real y, como primera medida para restaurar el equilibrio en Egipto, se cambiaron los nombres a Tutankamón y Anksenamón; en aquel momento el tenía 8 o 9 años y ella 13 o 14.
Tutankamón trasladó el gobierno egipcio de vuelta a Tebas y Menfis y se dispuso a intentar reparar el daño que habían causado los edictos de su padre. Con sus consejeros Ay y Horemheb para guiarlo, Tutankamón reconstruyó los templos y reacondicionó el antiguo palacio. Hawass apunta que,
En los templos principales, Tutankamón y su reina habrían tenido un pequeño palacio ceremonial, completo con una recepción, una sala del trono y habitaciones privadas, incluidos baños para el uso de la realeza. El "rey dorado" habría usado su palacio en Tebas para festivales religiosos importantes, y varias casas de descanso repartidas por el país para excursiones de caza. (54)
Parece ser, a partir de las pinturas y las inscripciones, que Anksenamón lo acompañaba casi constantemente en estos viajes. Hawass dice,
A juzgar por la representación de ellos en las obras de arte que llenan la tumba del rey dorado, ciertamente ese parece haber sido el caso [que se querían]. Se puede sentir el amor entre ellos, ya que se ve a la reina de pie frente a su marido dándole flores y acompañándole cuando está de caza. (51)
Parece que fueron inseparables hasta que Tutankamón murió repentinamente en 1327 a.C. en torno a los 18 años.
Anksenamón y el rey hitita
Horemheb, como comandante en jefe del ejército, estaba haciendo campaña contra los hititas en el norte cuando Tutankamón murió, así que Ay asumió el papel tradicional del sucesor para enterrar al rey muerto. Para que se reconociera su papel, la viuda del rey tendría que comprometerse ceremonialmente con él para el servicio funerario, que parece que es lo que ocurrió. Ay y Anksenamón le dieron a Tutankamón los ritos funerarios egipcios adecuados, pero no parece que llegaran a casarse realmente. Sin embargo, se asumía que Ay, como su sucesor, tomaría a Anksenamón como esposa real para legitimar su mandato.
Sin embargo, la reina de 23 años tenía otros planes en mente. No quería casarse con Ay, que era mucho más mayor (y muy posiblemente su abuelo), así que le escribió al rey hitita Suppiluliuma I para pedirle ayuda. En la carta dice:
Mi esposo ha muerto y no tengo hijos. Dicen que vos tenéis muchos hijos. Puede que me deis alguno de vuestros hijos en matrimonio. Nunca elegiré a uno de mis sirvientes para convertirlo en mi esposo.
Esta petición sin precedentes de una reina egipcia hizo sospechar al rey hitita, así que envió un emisario a Egipto para encontrarse con ella. El hombre regresó con otra carta que decía:
Si tuviera un hijo, ¿acaso habría escrito sobre mi vergüenza y la de mi país a una tierra extraña? No me creísteis y me lo habéis dicho bien claro. El que era mi marido ha muerto. ¡No tengo ningún hijo! Nunca elegiré a uno de mis sirvientes para convertirlo en mi esposo. No le he escrito a ningún otro país; solo os he escrito a vos. Dicen que tenéis muchos hijos; así que dadme uno. Para mí será mi esposo, pero para Egipto será su rey.
Suppiluliuma, una vez se aseguró de la legitimidad de la oferta, envió a su hijo Zananza a Egipto para casarse con Anksenamón, pero el príncipe fue asesinado antes de llegar a la frontera. Durante mucho tiempo se ha entendido que el asesinato fue obra del general Horemheb, posiblemente con el apoyo o en colusión con Ay. Hawass dice:
Puede que Ay le dijera al comandante del ejército, Horemheb, lo que había hecho la joven reina, o puede que Ay y Horemheb estuvieran envueltos en una pelea por el trono. Puede que los dos hombres decidieran juntos detener al príncipe hitita, porque que una reina egipcia se casara con un extranjero habría traído deshonor a la nación: algo así habría invertido el orden correcto de las cosas. Puede que fuera Ay, o su sucesor, Horemheb, el que hizo asesinar al príncipe hitita; y puede que Anksenamón se viera obligada al final a casarse con el viejo Ay. De hecho, no tenemos ninguna información de su muerte. Su nombre no se menciona en la tumba de Ay, que se encuentra en el Valle de los Reyes, donde solo se encuentra el nombre de su esposa principal, Tiye. (68)
La desaparición de Anksenamón
No se sabe nada más de Anksenamón tras este incidente. Ay gobernó durante tres años, pero no se la menciona como su esposa, ni en ninguna otra posición, excepto por un anillo que podría indicar que estaba casada con Ay. Sin embargo, este anillo no se considera prueba suficiente ya que puede que no fuera más que una referencia al matrimonio ceremonial para el funeral de Tutankamón en vez de un matrimonio real.
Cuando Ay murió, Horemheb subió al trono y, para legitimar su gobierno, instituyó la ortodoxia religiosa, afirmando que los antiguos dioses lo habían elegido para devolver al país a los valores tradicionales y borrar de la historia el nombre de la familia del rey herético. Todos los monumentos públicos erigidos por Akenatón durante el periodo amarniense fueron destruidos o borrados, y Horemheb también trató de eliminar todo rastro de Tutankamón. La joven pareja real había gobernado durante diez años y, en ese tiempo, intentó devolverle a Egipto la gloria que había conocido antes de las reformas monoteístas de Akenatón. Es muy probable que hubiera estelas e inscripciones que fueran testigos de los logros de su reinado fugaz, pero cualquiera que existiese habría sido destruida bajo los edictos de Horemheb.
Es posible que Ay, o Horemheb, también mandara asesinar a Anksenamón por atreverse a contactar al rey hitita, pero al igual que todo lo demás en la última parte de su vida, esto tampoco se puede confirmar. Todo lo que se sabe a ciencia cierta es que, tras las cartas a Suppiluliuma I, Anksenamón desaparece de la historia. Se ha especulado que una de las dos momias de mujeres encontradas en KV 21 (la tumba 21 del Valle de los Reyes), es Anksenamón basándose en un test de ADN de 2010 d.C. según el cual el ADN de esta momia coincidía con el de los dos niños nacidos muertos de Tutankamón y Anksenamón encontrados en la tumba de Tutankamón. Pero estos resultados no son concluyentes.
La momia de Akenatón sí que se ha identificado y su ADN no coincide con el de la momia que se creía que era Anksenamón. También se sabe a ciencia cierta que Anksenamón era hija de Akenatón y Nefertiti. Como no se sabe de ninguna otra esposa que tuviera Tutankamón, los expertos no saben explicar quién puede ser la momia de KV 21. Las dos conclusiones que presentan las pruebas de ADN son o bien que Anksenamón no era hija de Akenatón o que Tutankamón tuvo otra esposa que no aparece en los registros históricos. Ninguna de estas explicaciones parece posible basándose en la información que tenemos actualmente, por lo que el destino último de Anksenamón sigue siendo un misterio.