Tiglat-Pileser I

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 24 junio 2014
Disponible en otros idiomas: inglés
Escucha este artículo
X
Imprimir artículo
Tiglath Pileser I (by Carl Friedrich Lehmann-Haupt, Public Domain)
Tiglat-Pileser I
Carl Friedrich Lehmann-Haupt (Public Domain)

Tiglat-Pileser I (que reinó de 1115-1076 a.C.), un rey asirio del periodo conocido como Imperio Medio, revitalizó la economía y el ejército que había estado sufriendo, más o menos, desde la muerte del rey Tukulti Ninurta I (1244-1208 a.C.). Los reyes de antaño como Adad-Nirari I, Salmanasar I y Tukulti Ninurta I habían expandido el imperio, desde la ciudad de Assur y llenaron las arcas con las riquezas de sus conquistas. Sin embargo, los reyes que le siguieron a Tukulti Ninurta I se habían contentado con mantener el imperio tal y como lo habían heredado, sin mejorarlo ni ampliar lo que habían heredado, con lo que fueron perdiendo territorios en manos de tribus invasoras o facciones rebeldes dentro del imperio. La historiadora Susan Wise Bauer comenta lo siguiente al respecto, "Tiglat-Pileser quería más. Fue el primer rey guerrero desde Salmanasar, ocho generaciones y cien años más tarde. Se volvió contra los invasores y usó sus ataques para conseguir más tierras. Y durante un breve periodo de tiempo, algo menos de cuarenta años, Asiria recuperó parte de su antiguo resplandor" (287). Hizo campaña ampliamente a lo largo de un reinado que inició con grandes proyectos de construcción, y avanzó el proceso de recopilar una colección de libros en la biblioteca de Assur reuniendo tablillas de cuneiforme procedentes de todo el imperio.

Era un hombre culto que compuso los primeros anales reales y es más conocido como el rey que expandió el territorio de los asirios hasta el punto de poder llamarlo realmente un imperio. Antes de su reinado, tal y como apunta Paul Kriwaczek, "Asiria aumentó su territorio, poco a poco, a través de reverses frecuentes, para alcanzar un primer punto álgido en la década de 1120, cuando el rey, Tiglat-Pileser I cruzó el Éufrates, capturó la gran ciudad de Carquemís, y llegó tanto al mar Negro como al Mediterráneo, creando por primera vez un imperio asirio" (223). Sin embargo, su reinado no fue más que un pequeño punto de luz en la historia del imperio en esa época, y sus ganancias se perderían en manos de sus sucesores que regresaron a las políticas de contención que habían seguido sus antecesores.

Eliminar publicidad
Publicidad
EN TODOS LOS ASPECTOS DE SU REINADO TIGLAT-PILESER I SE CENTRÓ EN UNA POLÍTICA EXPRESADA ACERTADAMENTE POR EL POETA LATINO LUCIO ACCIO: ODERINT DUM METUANT, QUE ME ODIEN SIEMPRE Y CUANDO ME TEMAN.

Reinado y campañas militares

Tiglat-Pileser I empezó su reinado reparando los templos que habían quedado descuidados y ganándose el apoyo del pueblo al construir otros nuevos. En sus inscripciones habla sobre dedicarse primero a los dioses y a su voluntad. Escribe,

Al principio de su reinado, Anu y Vul, los grandes dioses, mis señores, guardianes de mis pasos, me invitaron a reparar su santuario. Así que hice ladrillos, aplané la tierra, tomé medidas, asenté los cimientos sobre una masa de roca fuerte. Este lugar al completo empedré con ladrillos, con 50 pies de profundo preparé el terreno, y sobre esta subestructura asenté los cimientos del templo de Anu y Vul. De estos cimientos hasta el tejado construí, mejor de lo que estaba antes. También construí dos cúpulas en honor de los dioses, y el lugar sagrado, un amplio salón, consagré a la conveniencia de los adoradores, y para recibir sus ofrendas, que eran tan numerosas como estrellas en el cielo, y en tal cantidad que brotaron como andadas de flechas. Reparé, y construí, y completé mi trabajo. Fuera del templo lo construí todo con el mismo cuidado que dentro. El montículo de tierra en el que se construyó agrandé como el firmamento de estrellas nacientes, y embellecí el edificio entero. Erigí sus cúpulas hasta el cielo y sus tejados construí completamente de ladrillo. Un santuario inviolable para los dioses creé cerca de la entrada. Anu y Vul, los grandes dioses, glorifiqué dentro, los puse en su honorable pureza y deleité los corazones de estos nobles dioses. Bit-Khamri, el templo de mi señor Vul, que había fundado Shansi-Vul, sumo sacerdote de Ashur, hijo de Ismi-Degan, sumo sacerdote de Ashur, quedó en ruinas. Arrasé el lugar y de sus cimientos hasta el tejado construí con ladrillos, agrandé más allá de lo que era al principio y adorné. Dentro sacrifiqué valiosas víctimas a mi señor Vul.

Aunque los asirios no practicaban el sacrificio humano, la referencia anterior (y otras parecidas en las inscripciones) parecen indicar que Tiglat-Pileser I instituyó un ritual de sacrificio humano como parte de su política de instilar terror y admiración en sus súbditos. Una vez hubo cuidado de los templos y encargado otros proyectos de construcción, organizó su primera campaña en torno a 1112 a.C. contra los mushku que habían reclamado ciertos territorios asirios. Después conquistó el país de Comukha (Anatolia), derrotó a los nairi y después se dirigió a la región de Eber Nari (la moderna Siria y el Levante) y también la conquistó. Escribe,

Eliminar publicidad
Publicidad

A principios de mi reinado, 20.000 de los mushki y sus 5 reyes, que durante 50 años habían tenido los países de Alza y Perukhuz, sin ofrecer tributos ni ofrendas a Ashur, mi señor, y con quien un rey asirio nunca se había aventurado a enfrentarse en la batalla, reunieron sus fuerzas y fueron a conquistar el país de Comukha. Al servicio de Ashur mi señor, reuní frente a mí mis carros y mis guerreros... el país de Kasiyaia, un país difícil, atravesé. Con sus 20.000 guerreros y sus 5 reyes me enfrenté en el país de Comukha. Los derroté. Fila tras fila de sus guerreros fue abatida en la batalla como en una tempestad. Sus cuerpos cubrieron los valles y las cimas de las montañas. Les corté las cabezas. Las almenas de la ciudad reduje a escombros, cuales montones de tierra; sus posesiones, su riqueza y sus objetos de valor saqueé en cantidad innumerable. 6.000 de sus soldados comunes, que huyeron frente a mis sirvientes y aceptaron mi yugo, acepté y se los entregué a los hombres de mi propio territorio. Después fui al país de Comukha, que era desobediente y confisqué el tributo y las ofrendas debidas a Ashur mi señor: Conquisté todo el país de Comukha. Saqueé sus posesiones, sus riquezas y sus objetos de valor. Las ciudades quemé con fuego, las destruí y las arruiné.

Había derrotado a los arameos de Eber Nari (aunque continuarían siendo un problema para él y, más tarde, para sus sucesores) y tomado Anatolia, después el rey babilonio Nabucodonosor I realizó incursiones en el territorio asirio y afirmó haber conquistado el país de los amorreos (la tierra de Eber Nari). Este escenario era muy similar al de siglos atrás cuando el rey babilonio Kastiliash había tomado territorios fronterizos asirios, provocando así la ira de Tukulti Ninurta I. Tiglat-Pileser I reaccionó de la misma manera y llevó a sus ejércitos contra las ciudades de Babilonia, capturó la propia Babilonia y destruyó el palacio central. Sin embargo, no cometió el mismo error que Tukulti Ninurta I, y dejó los templos de los dioses intactos.

Según la historiadora Gwendolyn Leick, Tiglat-Pileser I "fue uno de los reyes asirios más importantes de la época, principalmente por sus amplias campañas militares, su entusiasmo con los proyectos de construcción y su interés por coleccionar tablillas de cuneiforme... También publicó un decreto legar, las llamadas leyes medioasirias" (171). Estas leyes presentaban al rey como el administrador de la voluntad de los dioses, lo que no era diferente de otros códigos legales anteriores, como por ejemplo el Código de Hammurabi, pero la severidad de los castigos era mucho mayor. En estas leyes, al igual que con todos los aspectos de su reinado, Tiglat-Pileser I se centró en una política expresada acertadamente por el poeta latino Lucio Accio: Oderint dum Metuant: que me odien siempre y cuando me teman (una frase que el emperador romano Calígula convirtió en infame). Y además estas penas no solo eran severas, sino que lo eran especialmente para las mujeres.

Eliminar publicidad
Publicidad

Assyrian Warriors Relief
Relieve de guerreros asirios
Osama Shukir Muhammed Amin (CC BY)

Las leyes y la misoginia

Las leyes están escritas en las tablillas descubiertas en la ubicación de la antigua ciudad de Assur. Kriwaczek apunta que:

A primera vista, el aspecto más sorprendente de estas leyes es lo duras y crueles que parecen en comparación incluso con el código de "ojo por ojo" de Hammurabi, y cuán profunda es la misoginia que recogen. Entre los castigos se enumeran palizas severas, mutilaciones horrorosas y métodos de ejecución truculentos, como por ejemplo despellejar a alguien vivo o empalarlo en una estaca, el modelo original de las crucifixiones romanas. Esto es lo que se aconseja como castigo para una mujer que aborte: "Si una mujer ha conseguido un aborto por voluntad, una vez se la haya juzgado y condenado, la empalarán en estacas sin enterrarla. Si muere mientras sufre el aborto, la empalarán en estacas sin enterrarla". Por dañar la fertilidad de un hombre, la pena es la mutilación: "Si una mujer aplasta el testículo de un hombre en una pelea, se le cortará un dedo. Si el otro testículo se ve afectado al transferirse la infección, aunque el médico lo haya vendado, o si ha aplastado también el otro testículo en una pelea, le sacarán los ojos". El adulterio [por parte de la mujer] es una ofensa capital o castigable con la desfiguración. (224).

Kriwaczek, al igual que otros estudiosos, han destacado que no está claro con qué frecuencia se aplicaban estos castigos, pero, teniendo en cuenta la estructura social del periodo del Imperio Medio, especialmente en lo concerniente a la mujer, es probable que se impusieran con bastante frecuencia. Las mujeres tenían muy pocos derechos durante el Imperio Medio. Eran responsables de las acciones de sus maridos, así como de sus deudas y sus crímenes, pero no podían apropiarse el mérito de sus honores o logros. Los maridos, por el otro lado, no tenían responsabilidad alguna por las acciones, las deudas o los crímenes de sus mujeres. Kriwaczek escribe que "aunque ninguna sociedad antigua de la que sepamos algo se puede describir realmente como un paraíso feminista, las regulaciones del Imperio Medio asirio fueron mucho más allá en la opresión de sus mujeres que cualquiera antes que ellos" (225). Esta supresión de los derechos de las mujeres parece coincidir con el desarrollo del monoteísmo en la teología asiria. A medida que el imperio fue creciendo, la deidad central de los asirios, Ashur, ya no se podía adorar en su templo en la ciudad de Assur. Tuvo que volverse transportable, y eso se consiguió al reconocer que los dioses de todos los territorios conquistados eran realmente Ashur con nombres distintos. En vez de un dios local al que se adoraba en su templo, Ashur se convirtió en el dios supremo que se podía adorar en cualquier parte porque era transcendente. A medida que el concepto de dios se fue alejando cada vez más del mundo natural, el estatus de la mujer fue en declive. El motivo de este cambio ha sido tema de debate durante años, pero puede que sea tan sencillo como sugiere Kriwaczek:

Mientras que el hombre se puede engañar a sí mismo y a los demás diciéndose que está fuera, por encima de la naturaleza y que es superior a ella, la mujer no puede distanciarse de la misma manera porque su fisiología las muestra como una parte clara y obvia del mundo natural. Traen a los hijos al mundo, los crían en sus vientres y producen, en su pecho, la comida para esos bebés. Sus ciclos menstruales las vinculan a la luna. En la sociedad actual, la noción de que, para la mujer, la biología es su destino se considera, correctamente, aberrante. En la época asiria, era un hecho obvio que les negaba la opción de humanidad completa (230).

El estatus inferior de la mujer en la sociedad asiria de esta época se manifestaba más claramente en sus leyes y, como ya se ha dicho, no eran responsables únicamente de su propio comportamiento sino también del de sus maridos. A pesar de ello, también se castigaba a los hombres si veían a una mujer portándose mal, o saliendo a la calle sin el atuendo adecuado, y no hacían nada para informar a las autoridades. Muchas de estas leyes tenían que ver con que las mujeres llevaran, o no, velos. Las mujeres casadas, las viudas, las prostitutas sagradas, las concubinas y las hijas de la nobleza tenían que presentarse en público con un velo. Las esclavas, las hijas de esclavas y las prostitutas comunes no podían llevar velo. Si una mujer salía a la calle con un velo que no le correspondía, le cortaban las orejas. Si un hombre veía a una mujer con un velo que no podía llevar, o se estaba comportando de cualquier otra manera incorrecta, tenía que denunciar a esa mujer a las autoridades inmediatamente o arriesgarse a recibir 50 latigazos, una mutilación o la esclavitud durante un mes.

Eliminar publicidad
Publicidad

The Middle Assyrian Empire (c. 1365 - 1000 BCE)
El Imperio asirio medio (hacia el 1365-1000 a.C.)
Simeon Netchev (CC BY-NC-ND)

Muerte y disolución del imperio

Probablemente, Tiglat-Pileser I murió a edad avanzada de causas naturales. Aunque hay historiadores que creen que puede que fuera asesinado, parece que hay pocas pruebas de ello en las fuentes primarias. Durante su reinado agrandó el imperio e importó animales de otras tierras a la región en torno a Assur, creando posiblemente un zoo primitivo en la ciudad. Leick apunta que "fue uno de los primeros reyes asirios en construir parques y jardines con plantas y árboles foráneos además de autóctonos" (171). Era un distinguido cazador que afirmaba haber matado 920 leones y un narval, entre otros animales. Sus súbditos estimaban sus códigos legales y sus anales reales enfatizaban su poder y su habilidad en la batalla. Además, recopiló una biblioteca de tamaño considerable en Assur. Todos estos logros elevaron su nombre en las obras de escribas asirios posteriores, y fue conocido como un gran rey. Gobernantes posteriores como Tiglat-Pileser II y Tiglat-Pileser III adoptaron su nombre en un esfuerzo por vincularse con el gran monarca del pasado.

A pesar de todo, las conquistas de Tiglat-Pileser I no le sobrevivirían al propio rey. Aunque sus campañas llegaron lejos y le brindaron grandes riquezas, nunca estableció un gobierno asirio firme en los territorios conquistados. Era la fuerza de su personalidad la que mantenía unido al imperio y, con su muerte, este empezó a resquebrajarse. Lo sucedió su hijo, Asharid-apal-ekur, que continuó con sus políticas pero no hizo ningún avance. Cuando murió dos años más tarde, el trono pasó a su hermano Ashur-bel-kala, que fue cuestionado por un usurpador y la región se sumió en la guerra civil. Esta agitación les permitió a las regiones que todavía no habían dejado el imperio separarse y declarar su autonomía. Los arameos, que nunca habían sido conquistados por completo, se sublevaron contra los asirios y retomaron las tierras de occidente. Asiria entró en un periodo de inmovilidad en el que los gobernantes mantuvieron los territorios que pudieron, pero no hicieron mucho más. El imperio menguó y se quedó estancado hasta la subida del rey Adad Nirari II (912-891 a.C.) que volvió a revitalizar Asiria e inició el Imperio neoasirio, que se convertiría en la mayor entidad política y militar de Oriente Próximo durante los siguientes tres siglos.

Eliminar publicidad
Publicidad

Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2014, junio 24). Tiglat-Pileser I [Tiglath Pileser I]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12871/tiglat-pileser-i/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Tiglat-Pileser I." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación junio 24, 2014. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-12871/tiglat-pileser-i/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Tiglat-Pileser I." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 24 jun 2014. Web. 18 nov 2024.

Afiliación