Safo de Lesbos (c. 620-570 a. C.) fue una poetisa lírica cuya obra fue tan popular en la antigua Grecia que fue honrada en estatuas, monedas y cerámica siglos después de su muerte. Quedan pocos restos de su obra, y estos fragmentos sugieren que era homosexual. Su nombre inspiró los términos "sáfico" y "lesbiana", que hacen referencia a las relaciones femeninas entre personas del mismo sexo.
Es posible que no fuera gay y que la Safo que aparece en sus obras dirigiéndose a una amante no identificada sea un personaje ficticio. Sin embargo, no parece muy probable, ya que los escritores antiguos que tenían acceso a una mayor cantidad de obras de la autora que las que sobreviven hoy, alababan su poesía pero la criticaban por comportarse como una "mujer masculina". Se sabe muy poco de su vida y de los nueve volúmenes de su obra, muy leídos en la antigüedad, de los que solo se conservan 650 líneas. Lo que se sabe de ella procede de tres fuentes:
- la Suda (siglo X d. C.);
- referencias de escritores antiguos;
- su poesía.
Las leyendas posteriores afirman que la iglesia medieval destruyó sus obras a propósito para suprimir la poesía amorosa lésbica, y aunque hay pruebas de que el Papa Gregorio VII ordenó quemar sus obras hacia el año 1073, mucho antes de esa fecha muchas se habían perdido simplemente por no haber sido traducidas y copiadas. Safo escribió en el dialecto griego eólico, que era difícil de traducir para los escritores latinos, muy versados en el griego ático y homérico. Eran conscientes de que había existido una poetisa muy alabada por las obras de otros y conservaron los poemas de Safo que otros habían copiado, pero no tradujeron los otros simplemente porque no conocían su dialecto.
Sin embargo, su reputación como una de las más grandes poetas de la literatura griega fue preservada por otros que escribieron sobre su vida y citaron sus obras. Algunas biografías debieron ser escritas en vida o poco después, ya que los escritores posteriores conocieron un esbozo de su vida pero, salvo por las inscripciones como el Mármol de Paros (una historia de ciertos acontecimientos en Grecia entre 1582-299 a. C.), no se sabe cuáles fueron estas obras.
Platón (428/427-348/347 a. C.), que también abordó las relaciones entre personas del mismo sexo en sus obras, la elogió y, según algunos estudiosos, se basó en Safo para elaborar su propia visión del amor romántico. En la actualidad, se la considera una gran poeta gay y una inspiración para muchos, tanto dentro como fuera de la comunidad LGBTQ.
La vida de Safo
Safo nació en la isla de Lesbos, Grecia, en el seno de una familia aristocrática. Aunque los estudiosos afirman que su riqueza le permitió llevar la vida que quería, esto no es del todo cierto. La mayoría de las mujeres de la antigua Grecia se casaban según las tradiciones y costumbres de sus ciudades-estado y la riqueza de Safo no la hacía inmune a las expectativas de su familia y su sociedad. Lo más probable es que pudiera vivir a su antojo debido a la alta estima que se tenía a las mujeres en Lesbos y a la propia personalidad de Safo. La historiadora Wendy Slatkin escribe:
Teniendo en cuenta las severas restricciones en la vida de las mujeres, su incapacidad para moverse libremente en la sociedad, llevar a cabo negocios o adquirir cualquier tipo de formación no doméstica, no es sorprendente encontrar que no nos hayan llegado nombres de artistas [mujeres] importantes de la época clásica. Solo la poetisa Safo recibió grandes elogios de los griegos; Platón se refirió a ella como la duodécima musa. Es significativo que no viniera de Atenas o Esparta, sino de Lesbos, una isla cuya cultura incorporaba una gran consideración por las mujeres. (42)
La referencia de Slatkin al hecho de que Platón llamaba a Safo "la duodécima musa" (que los eruditos suelen denominar "la décima musa") alude a su supuesta alabanza por pertenecer a la compañía de las Nueve Musas que inspiraron el arte, la música, la danza y la poesía. No hay pruebas de que Platón realmente haya hecho esta afirmación y se cree que es una creación de escritores posteriores atribuida a Platón. Aun así, el hecho de que esta frase exista pone de manifiesto la reputación duradera de Safo como poeta.
Se dice que dirigió una escuela para niñas en Lesbos, pero esto parece ser una invención posterior del siglo XIX que la confundió con su protegida Damophila, que dirigía una escuela para niñas en Panfilia. Sin embargo, es probable que dirigiera una escuela para niñas y que transmitiera ese legado a sus alumnas. Se dice que los padres adinerados enviaban a sus hijas a estudiar elocuencia con Safo para que sean mejores candidatas para el matrimonio.
La mayoría de los detalles de su vida se han perdido, pero se sabe que se crió aprendiendo a tocar la lira y que llegó a componer canciones; puede que estuviera casada con un hombre que murió en algún momento, puede que tuviera una hija llamada Cleis (igual que la madre de Safo), tuvo tres hermanos, Erigio, Caraxo y Lárico; los dos últimos aparecen en su poesía. Procedía de una familia acomodada que probablemente era viticultora o se dedicaba a la exportación de vino desde Lesbos y se dice que fue exiliada dos veces a Sicilia por sus opiniones políticas. Fue lo suficientemente famosa como para que se levantaran estatuas y se fabricaran cerámicas en su honor y, más tarde, se acuñaran monedas con su nombre e imagen. La historiadora Vicki Leon comenta:
Mitilene, la capital de Lesbos, con orgullo emitía monedas de Safo; se han encontrado algunas que datan del siglo III d. C., novecientos años después de la muerte de la poeta. Safo (o, más bien, su fama) también acaparó el equivalente antiguo de la concesión de camisetas: su retrato y su nombre aparecen en jarrones, bronces y, más tarde, en gran parte del arte romano. (151)
Los textos antiguos la describen como de baja estatura y de tez oscura. De su poesía se desprende un interés romántico por las mujeres, pero la mayoría de los estudiosos desaconsejan leer sus obras de forma biográfica. Del mismo modo que los poetas de todos los tiempos han escrito obras que muestran un personaje distinto de su persona, también Safo podría haber compuesto sus poemas.
La intimidad y la profundidad de los sentimientos parecen sugerir que Safo era lesbiana, pero eso no significa que lo fuera. La descripción que hace Homero de la guerra griega y del polvo y la sangre ante Troya no significa que participara en la batalla; solo que era un gran poeta. Como en la antigua Grecia (o en cualquier otro lugar, ya que los términos son una invención moderna) no había distinción entre relaciones homosexuales y heterosexuales, es probable que Safo abordara una amplia gama de temas y no tuviera ninguna razón para excluir la orientación sexual de sus personajes más de lo que lo haría con cualquier aspecto de un individuo. El erudito Sir Richard Livingstone comenta:
La sencillez griega nos remite a los intereses centrales del corazón humano. La veracidad griega es un reto para ver el mundo tal y como es y evitar el vacío de la mera música, las falsedades de la retórica o el sentimiento, lo incompleto de los escritores que, en lugar de ver la vida como un todo, ignoran o enfatizan una parte de ella según sus propias simpatías. (286)
Si bien es posible que Safo fuera lesbiana, también es posible que escribiera sobre muchos temas, pero que sus obras que expresan el amor lésbico sean las que han sobrevivido de manera más intacta. Posiblemente fueron las más populares porque abordaban el amor romántico, un tema tan popular entre el público de la antigua Grecia como lo es hoy.
La orientación sexual de Safo
En general, se acepta que Safo fue una poeta homosexual cuya obra se hizo tan popular que, a finales del siglo VI a. C., el significado del término lesbiana pasó de "una de Lesbos" a "una mujer que elige relacionarse con personas de su mismo sexo". El poeta lírico griego Anacreonte (c. 582 - c. 485 a. C.) que escribe después de Safo alude a las mujeres de Lesbos como lesbianas en el sentido actual del término. En el siguiente verso, el orador advierte a un pretendiente que se aleje de una chica que no tiene interés en los hombres:
Esa chica no; es del otro tipo,
una de Lesbos. Con desdén,
con la nariz levantada hacia mi pelo plateado,
hace ojitos a las damas. (Salisbury, 316)
En el diálogo de Platón sobre el Fedro, Sócrates elogia a Safo y a Anacreón como autoridades en lo concerniente al amor y se refiere a ellos como "Safo la bella y Anacreón el sabio" (235c). El erudito E. E. Pender señala que "la razón por la que Platón rinde tributo a Safo y Anacreón es que han captado y expresado muy vívidamente la conmoción del amor" (1). Los escritores posteriores respaldan el hecho de que sea la propia Safo y no un personaje la que expresa sus sentimientos románticos por una mujer, ya que hacen referencia a Lesbos como lo hace Anacreonte después de que la fama de Safo se hubo consolidado.
Aun así, y a pesar de que en la actualidad se hace referencia a ella como poeta gay, no existe ningún texto definitivo que la identifique como tal. Afirmar que era gay en función de sus líneas es lo mismo que afirmar hoy que Bruce Springsteen era obrero en función de sus canciones. Lo más sensato que podemos afirmar es que probablemente fuera gay y se haya hecho famosa por articular la experiencia del amor que cualquier persona, de cualquier orientación sexual, ha sentido.
Las académicas Mary R. Lefkowitz y Maureen B. Fant señalan que "muchos de los poemas [de Safo] describen un mundo que los hombres nunca vieron: el profundo amor que las mujeres podían sentir unas por otras en una sociedad que mantenía los sexos separados" (2). En este sentido, la capacidad de Safo para expresar tan perfectamente el amor lésbico en su obra lleva a apostar por su orientación sexual lésbica, aunque, de nuevo, no se puede afirmar con certeza.
La poesía de Safo
Las obras que han sobrevivido son reflexiones profundamente personales sobre el deseo, el amor y la pérdida. Livingstone escribe:
En la vida, los seres humanos regresan de una variedad de intereses que los distraen a unas pocas cosas simples; y, si no regresan, corren el riesgo de perder sus almas. En la literatura, que es la sombra de la vida, necesitan hacer lo mismo. (259)
Parece que Safo lo entendió al pie de la letra y centró su obra en las emociones humanas más básicas y duraderas. La académica Suzanne MacAlister comenta:
Safo es la primera poeta griega existente que escribe expresamente sobre el sentimiento que genera el amor. El mejor ejemplo de ello se encuentra en el que quizá sea el fragmento más famoso de Safo (phainetai moi), que también se distingue de la poesía amorosa superviviente escrita por hombres en el hecho de que habla de la manifestación física de la emoción. La manifestación física del amor en las letras de Safo no se expresa como algo sexual. No hay prácticamente nada, en ninguno de sus fragmentos, que mencione acto sexual alguno entre mujeres. (Aldrich & Wotherspoon, 392)
Safo, en cambio, se centra en lo que siente la hablante del poema, en la emoción de enamorarse. Se han perdido los títulos originales de sus obras, excepto su Himno a Afrodita, y hoy los fragmentos se conocen por los números (que varían según las traducciones) o por la primera línea, como en Phainetai Moi ("Me parece"), en la que la hablante expresa sus sentimientos mientras observa a una pareja, quizá en un banquete, y los dirige hacia la mujer:
Me parece igual a los dioses
ese hombre que frente a ti
se sienta y te escucha de cerca
mientras le hablas con dulzura
y le ríes encantadora, lo que de veras
me acelera el corazón en el pecho.
Pues apenas te veo, palabra alguna
entonces me sale,
sino que la lengua me tartamudea
y al instante un fuego sutil me corre
bajo la piel y nada veo
y los oídos me zumban.
Un frío sudor me invade y un temblor
toda me arrebata, y más amarilla
que el trigo me quedo. Y me siento
a punto de morir...
Pero todo habrá que aventurarlo...
El último verso también aparece como "todo habrá que sufrirlo", cambiando el sentido del poema, de que la hablante quiere perseguir una relación (aventurarse) a que tiene que aguantar sus sentimientos sin poder expresarlos a la amada.
La sencillez de la construcción en su obra concentra la atención del lector en el momento emocional en sí y, como toda gran poesía, crea una experiencia fácilmente reconocible. Otro ejemplo famoso de esto es su poema "En la distancia". Se cree que Safo escribió el poema que era cortesana y pudo verse obligada a separarse de ella debido a su ocupación cuando un cliente la contrató y se tuvo que mudar:
De veras, quisiera morirme.
Al despedirse de mí llorando,
me musitó las siguientes palabras:
“Amada Safo, negra suerte la mía.
De verdad que me da mucha
pena tener que dejarte.” Y yo le respondí:
“Vete tranquila. Procura no olvidarte de mí,
porque bien sabes que yo siempre estaré a tu lado.
Y si no, quiero recordarte lo que tú olvidas:
cuántas horas felices hemos pasado juntas.
Han sido muchas las coronas de violetas,
de rosas, de flor de azafrán y de ramos de aneldo,
que junto a mí te ceñiste. Han sido muchos los
collares que colgaste de tu delicado cuello, tejidos
de flores fragantes por nuestras manos.
Han sido muchas las veces que derramaste
bálsamo de mirra y un ungüento regio sobre mi cabeza.”
La intimidad de este poema es característica de toda la obra de Safo que se conserva. Sin embargo, no solo fue una poeta extremadamente honesta, sino también una virtuosa de la técnica. Inventó una métrica completamente nueva para la poesía, ahora conocida como métrica sáfica o estrofa sáfica, que consiste en tres líneas de once tiempos y una línea final de cinco. El siguiente poema, conocido por su primer verso pero también como Por favor, es un ejemplo de ello (aunque la presente traducción no conserva los once tiempos constantes de los tres primeros versos de cada estrofa):
muéstrate, Gongula, que aquí te llamo
ven con tu vestido color de leche:
¡cómo vuela ahora el deseo en torno
a tu belleza!pues con sólo ver tu pequeña capa
siento ya el hechizo, y estoy contenta
de que sea la diosa nacida en Chipre
quien te reprocha…
Sin embargo, no toda su poesía elogia a su amada, como deja claro el fragmento 32: "Nunca encontré ninguna mujer más molesta, Irana, que tú..." (Plant, 18). La mayoría son confesiones íntimas de amor, incluida su Himno a Afrodita, el único poema completo que se conserva, en el que suplica a la diosa del amor que la ayude a ganarse el afecto de una joven.
Sus poemas se cantaban con el acompañamiento de la lira (de ahí el nombre de la poesía lírica) y se interpretaban públicamente en eventos y cenas privadas. Una famosa historia relatada por Estobeo (siglo V d. C.), que recopiló este tipo de anécdotas antiguas, escribe:
Solón de Atenas oyó a su sobrino cantar una canción de Safo sobre el vino y, como le gustaba tanto la canción, le pidió al muchacho que se la enseñara. Cuando alguien le preguntó por qué, respondió: "Para aprenderla y luego morir". (Florilegio 3.29.58)
Que la historia sea cierta no es tan importante como lo que dice sobre la poesía de Safo. Solón fue considerado uno de los hombres más sabios que han existido y se cuenta entre los siete sabios de Grecia. Era conocido por enseñar el precepto de la "moderación en todo", por lo que el hecho de que reaccionara de forma tan emotiva en esta anécdota a la canción de Safo es significativo en el sentido de que alguien tan famoso por su sabiduría pudiera estar tan profundamente conmovido como para no desear nada más después de conocer la canción.
Conclusión
Se desconoce la forma en que murió Safo. El comediógrafo griego Menandro (c. 341-329 a. C.) empezó la leyenda de que se suicidó saltando desde los acantilados de Leucadia por el amor no correspondido de un hermoso barquero llamado Faón:
...dicen que Safo fue la primera
en perseguir al orgulloso Faón,
en arrojarse, en su deseo de aguijón, desde la roca
que brilla desde lejos.(Fragmento 258 K, de Leucadia)
Esto parece muy improbable y ha sido rechazado por los historiadores actuales y hasta por el escritor griego Estrabón (c. 64 a. C. - 24 d. C.). El acantilado de Leucadia (también conocido como Cabo Leukas en la isla de Lefkada) fue un famoso "salto de los enamorados" a raíz de una historia en la que Afrodita se arrojó al mar mientras lloraba la muerte de Adonis. Es posible que Menandro simplemente se estuviera burlando del amor romántico al hacer que una mujer conocida por su poesía amorosa lésbica se suicidara por un hombre.
Curiosamente, Artemisia I de Caria (c. 480 a. C.), otra mujer fuerte de renombre, también se suicidó arrojándose al mar y, según algunas fuentes, desde el mismo lugar. La historia del suicidio de Artemisia también ha sido desacreditada. Parece que Safo vivió hasta la vejez y murió por causas naturales, pero al igual que la mayoría de los acontecimientos de su vida, no se sabe con certeza.
Lo que sí está claro es que fue una poeta de inmenso talento cuya obra la hizo famosa. Su poesía fue tan popular, según León, que:
No solo se cantó, se enseñó y se citó, sino que las mismas frases que acuñó, desde "el amor, que ha sacudido mis entrañas" hasta "más dorado que el oro", entraron en la lengua griega y se utilizaron tanto que terminaron siendo clichés. (150)
Fue una artista muy solicitada y sus composiciones siguieron siendo cantadas y admiradas mucho después de su muerte. Safo consideraba su poesía como su legado, tal como sugiere uno de sus fragmentos más citados: "Alguien, te digo, nos recordará, incluso en otro tiempo". Se refería a su poesía como sus "hijas inmortales" y continúan siéndolo, ya que los lectores, 2000 años después de su creación, siguen reaccionando a ellas con el mismo entusiasmo que inspiraron cuando fueron escritas por primera vez.