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El faravahar es el símbolo más conocido de la antigua Persia. Se trata de un disco solar alado en cuyo centro se encuentra un hombre sentado. Se cree que representa a Ahura Mazda, el dios del zoroastrismo, pero también se ha interpretado que significa otros conceptos, que incluyen:
Fravashi (Ángel de la guarda)
Farr o Khvarenah (La gracia divina)
El fravashi del rey
La divinidad en general y el poder de la realeza
El poder espiritual personal
Los principios del zoroastrismo
Cabe señalar que todas estas interpretaciones son modernas. Nadie sabe realmente qué significaba el faravahar para los antiguos persas que crearon el símbolo.
EL FARAVAHAR PERSA ES FÁCILMENTE LA REPRESENTACIÓN MÁS COMPLEJA Y DETALLADA DEL DISCO SOLAR ALADO.
El disco solar alado es uno de los símbolos más antiguos del mundo y aparece en el arte, la arquitectura y los sellos cilíndricos de Egipto, Babilonia, Sumeria, Asiria, Judá y otros lugares. El faravahar persa es fácilmente la representación más compleja y detallada del disco solar alado de cualquier civilización antigua, excepto quizás la asiria. Apareció por primera vez en su forma actual durante el Imperio aqueménida (entre 550-330 a.C. aproximadamente) y continuó en uso hasta la caída del Imperio sasánida (224-651 d.C.) ante los árabes musulmanes en el 651 d.C.
Posteriormente, el símbolo fue suprimido, junto con otros aspectos de la cultura persa, y se perdió su significado inicial; pero el símbolo en sí no fue eliminado de las edificaciones, obras de arte o inscripciones antiguas y así sobrevivió. En la actualidad, se reconoce como el símbolo nacional de Irán, al mismo tiempo que conserva su asociación con el zoroastrismo y se presta para que lo utilicen varios seguidores espirituales de la nueva era (New Age), quienes con frecuencia lo interpretan como una representación de la huida del alma de los enredos del mundo, de la iluminación o de la unión con Dios.
Una de las primeras representaciones del disco solar alado proviene de Egipto, donde apareció durante el período correspondiente al Imperio Antiguo (entre 2613-2181 a.C. aproximadamente) y representaba el poder divino del faraón. Inicialmente se asoció con el dios Ptah, pero se conectó gradualmente con el mito de Osiris-Set-Horus y en la época del Imperio Nuevo de Egipto (entre 1570 - c. 1069 a.C. aproximadamente) era conocido como Horus Behedety o el Horus de Behdet después de la sincretización de Behedety (también conocido como Behdeti), dios del sol del mediodía, con Horus, dios del cielo.
Se pensaba que el faraón era el representante vivo de Horus en la Tierra, por lo que el disco celeste alado también llegó a asociarse con la realeza. Durante el reinado de Akenatón (entre 1353-1336 a.C.), el símbolo representaba a Atón, el único dios verdadero de la fe monoteísta de Akenatón. Después de su muerte, sin embargo, el disco recuperó su asociación con Horus y la monarquía.
Los sumerios y babilonios mesopotámicos utilizaban un símbolo similar para representar al dios del sol y la justicia divina, Utu-Shamash (conocido por los acadios como Shamash) desde el 2279-1750 a.C., aproximadamente. El disco solar alado aparece en sellos cilíndricos con inscripciones y en obras de arte asociadas con la divinidad y la realeza. Los hebreos usaron el símbolo para representar los mismos conceptos (aproximadamente en el siglo VIII a.C.) y los sumerios también asociaron el símbolo con Enki, dios de la sabiduría, y con los rayos del disco solar que representan la sabiduría divina de Enki, que es dada libremente a la humanidad como la luz del sol.
Los asirios fueron los primeros en desarrollar el símbolo hasta convertirlo en una imagen que se asemejaba al faravahar más reciente, a través de su representación del dios sol Assur (que también estaba vinculado con la realeza). Esta imagen tenía diferentes variaciones, pero la más popular muestra a Assur como un arquero cabalgando en el centro del disco solar. En algunas versiones solo porta su arco mientras, en otras, lo dispara.
Esta imagen habría sido conocida por los medos y otros pueblos de la región que habían llegado a odiar la opresión del Imperio asirio y todo lo que representaba. Después de que el imperio cayera ante la coalición liderada por los babilonios y los medos en el 612 a.C., y después de que destruyeran las ciudades, los templos y la iconografía religiosa asiria, es posible que hayan reelaborado el símbolo del disco solar alado de Assur para representar a Ahura Mazda, o tal vez inicialmente a algún otro dios, para borrar aún más de la memoria a los asirios.
Los medos eran originalmente parte del grupo migratorio de personas que se establecieron en la región en algún momento antes del tercer milenio a.C., que también incluía a aquellos que serían conocidos como los alanos, los bactrianos, los partos y los persas, entre otros. Llevaron consigo una religión politeísta, estrechamente relacionada con la visión védica del norte de la India, en la que un dios principal presidía un panteón de divinidades menores pero poderosas.
Este sistema de creencias fue desarrollado por los persas en lo que ahora se conoce como la religión iraní temprana, con Ahura Mazda como el rey de los dioses que guiaba a otras entidades de luz y bondad como Mitra, Anahita, Atar y Haoma, contra el espíritu maligno Angra Mainyu (también conocido como Arimán) y sus legiones de la oscuridad. Estos dioses se consideraban tan poderosos que no podían contenerse en un lugar de culto ni representarse bajo ninguna forma hecha por el hombre. Los dioses estaban en todas partes, en todo momento, listos para defenderse de las fuerzas oscuras o atacarlas.
El profeta Zoroastro (o Zaratustra, entre 1500-1000 a.C. aproximadamente) reformó completamente esta religión, haciéndola monoteísta, con Ahura Mazda como el único dios no creado y fuente de todo lo demás, como emanaciones de su poder divino. Sin embargo, la comprensión de la vida y el universo como una lucha eterna entre el bien y el mal se mantuvo como el centro de la doctrina zoroástrica.
Su eterno oponente, Angra Mainyu, es el mal absoluto.
La bondad se manifiesta a través de buenos pensamientos, buenas palabras y buenas obras.
Cada individuo tiene libre albedrío para elegir entre el bien y el mal.
Los seguidores practicaban la religión diciendo la verdad, participando en la caridad, mostrando amor por los demás y ejerciendo la moderación en todas las cosas. Más tarde se diría que estas virtudes fueron ejemplificadas por el reinado de Ciro II (el Grande, que reinó entre 550-530 a.C. aproximadamente), fundador del Imperio aqueménida que reemplazó la soberanía de los medos en la región.
El Imperio aqueménida y el faravahar
Aun así, aunque se reconoce el reinado ejemplar de Ciro el Grande, sólo se afirma que él fue zoroástrico porque aquella religión ya estaba muy bien establecida en su época y escritores griegos como Heródoto o, más adelante,Jenofonte (que escribió sobre los monarcas persas), no habrían sabido diferenciar entre las prácticas religiosas iraníes tempranas y las del zoroastrismo. Las inscripciones de Ciro II que hacen referencia a Ahura Mazda podrían aplicarse fácilmente tanto al sistema de creencias anterior como al zoroastrismo, y lo mismo puede decirse de sus sucesores inmediatos.
EL FARAVAHAR CLARAMENTE ENCAJA EN UN PARADIGMA SIMBÓLICO ESTABLECIDO MUCHO TIEMPO antes, EL CUAL REPRESENTABA LA DIVINIDAD VINCULADA A LA REALEZA.
Darío I (el Grande, que reinó entre 522-486 a.C.) incluyó el faravahar en su famosa inscripción de Behistún y en sus capiteles de Persépolis y Susa, pero esto no significa necesariamente que él fuera zoroástrico, ya que hace referencia a «todos los demás dioses» en Behistún y sus alusiones a Ahura Mazda no necesariamente apuntan a una única deidad monoteísta.
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Durante mucho tiempo se ha creído que el faravahar fue creado por los aqueménidas, ya que hace su primera aparición durante el período temprano de este imperio y también porque el símbolo representa a Ahura Mazda; pero no está claro si se trataba de Ahura Mazda como el rey de los dioses, o de Ahura Mazda como la deidad única e increada. Como se señaló, tanto la religión iraní temprana como el zoroastrismo se resistieron a plasmar lo divino en representaciones artísticas. Incluso el templo del fuego de Zoroastro (lugar de culto) no contaba con adornos. Aun así, el faravahar claramente continúa un paradigma simbólico establecido desde hace mucho tiempo, que representaba la divinidad vinculada a la realeza y, por lo tanto, muy probablemente hacía alusión a Ahura Mazda. El académico George Rawlinson comenta:
Ni Ahura Mazda ni los [otros dioses] fueron representados por los primeros iranios bajo ninguna forma material. El sistema zoroástrico era marcadamente anti idólatra y lo máximo que se permitía al adorador era una representación emblemática del Ser Supremo mediante un círculo alado que en ocasiones se combinaba con una figura humana incompleta, vestida y luciendo una tiara. (103)
Esta es la interpretación estándar del significado del faravahar: Ahura Mazda como la fuente de todo bien, elevando a los creyentes a través de su aliento para que lo sigan, animándolos con buenos pensamientos, buenas palabras y buenas obras. Sin embargo, se han sugerido otras posibilidades.
Interpretaciones del faravahar
Los persas no conservaron registros escritos, aparte de los textos administrativos, que han sobrevivido salvo los del Imperio sasánida. Aunque algunos escritores actuales fomentan la creencia de que los persas del Imperio aqueménida escribieron extensamente, no hay absolutamente ninguna evidencia de esto e, incluso si lo hubieran hecho, todo lo que estaba escrito en rollos de papiro u otro material inflamable se convirtió en cenizas cuando Alejandro Magno quemó Persépolis en el año 330 a.C.
Los estudiosos generalmente coinciden en que la religión y la historia persas antiguas se transmitieron oralmente hasta que fueron escritas por los sasánidas, pero después de que ese imperio cayera en manos de los árabes musulmanes en el 651 d.C., muchos de estos textos fueron destruidos y entre ellos, probablemente, había algunos que podrían haber arrojado luces sobre el significado original del símbolo. Los textos que sobrevivieron a la purga realizada por los árabes musulmanes y que no fueron rescatados por los parsis y otros, debieron haber sobrevivido a la posterior invasión mongola que destruyó otros templos del fuego y otros textos. Por lo tanto, todas las interpretaciones del símbolo han surgido en la era moderna, aunque la mayoría se basan en conceptos antiguos.
El fravashi
Una interpretación del símbolo es que representa un fravashi – generalmente traducido como «ángel de la guarda» (que es el «yo superior» del alma). Al nacer, el alma (conocida como urvan) ingresa al cuerpo según le indica el fravashi para que pueda experimentar el mundo físico y participar en la lucha entre el bien y el mal. A lo largo de la vida, el fravashi anima al alma a tomar el camino correcto para que siga la luz y resista las mentiras de la oscuridad y el mal. Después de la muerte, el urvan permanecía junto al cuerpo durante tres días y luego viajaba al puente Cinvat (el tramo entre la tierra de los vivos y los reinos de los muertos) donde se reunía con su fravashi, que lo ayudaría en el momento de enfrentar el juicio con los dioses. El faravahar, en esta interpretación, representa este yo superior que está presente en el momento del nacimiento, el cual nos protege durante la vida y nos saluda en la muerte como un ayudante y guía.
El farr o khvarenah
También se ha dicho que el símbolo representa al ángel de la guarda del rey que velará por él mientras posea el farr y permanezca bajo el favor de Ahura Mazda.
Se pensaba que los reyes persas gobernaban por el poder de la gracia divina (farr) y la gloria divina (khvarenah). Mitra, ya sea entendido como un dios independiente o como un avatar de Ahura Mazda, otorgaba esta gracia a un individuo que fuera digno, alguien que cuidara de su pueblo, honraba a los dioses y se comportaba de acuerdo con los principios de bondad y rectitud. Se cree que otra interpretación del faravahar se relaciona con este concepto; el disco y las alas simbolizaban la gracia divina y la figura con túnica y tiara al rey. Cuando el rey moría (o demostraba ser indigno) se le retiraba la gracia y se le concedía a otro. En cierto sentido, pasaba de un monarca a su sucesor.
El fravashi del rey
También se ha dicho que el símbolo representa al ángel de la guarda del rey que vela por él mientras posea el farr y permanezca bajo el favor de Ahura Mazda. En esta interpretación se determina que la figura en el símbolo es Darío I y las alas, el círculo y lo demás, su fravashi. La iconografía aquí se entiende siguiendo las líneas de la interpretación farr excepto que, normalmente (cuando no se inserta a Darío I), la figura en el centro es el fravashi (el ángel de la guarda del rey) y aquellos que apoyan esta interpretación afirman que esta es la razón por la que el faravahar aparece en los edificios, como los de Persépolis y Susa, asociados con la realeza y en las inscripciones de los reyes.
La divinidad en general y el poder de la realeza
De acuerdo con la historia del disco solar alado de culturas anteriores, el faravahar también se considera, simplemente, una representación del poder real respaldado por la divinidad, al igual que el símbolo de Assur en Asiria o el disco de Horus en Egipto.
Poder espiritual personal
En los tiempos modernos, a veces el símbolo se separa de sus raíces y se interpreta como un símbolo de iluminación por parte de los seguidores filosóficos y religiosos de la llamada nueva era. Desde este punto de vista, el símbolo representa el concepto de dejar atrás la confusión, las trampas, los trucos y las cargas de la vida diaria para convertirse en una mejor versión de uno mismo. En esta interpretación, el símbolo es accesible para personas de cualquier religión (o de ninguna) que respondan al desafío de la superación personal a nivel espiritual.
Los principios del zoroastrismo
Otra interpretación moderna es que el símbolo representa los principios del zoroastrismo. La figura del centro es el creyente; las tres filas de alas representan los buenos pensamientos, las buenas palabras y las buenas obras; las dos «piernas» descendentes con bucles representan a Ahura Mazda y a Angra Mainyu; el círculo del que emerge la figura simboliza la inmortalidad del alma; una de las manos de la figura hace un gesto hacia arriba, que indica la dirección que uno debe tomar para alcanzar la bondad (tomar el camino elevado), mientras que la otra sostiene un anillo que representa el compromiso de la persona con Ahura Mazda, un pacto que no se romperá mientras se busque la bondad y se abandonen los caminos del mal. Se desconoce dónde se originó esta interpretación y, al igual que las demás, no existe un acuerdo universal sobre ella.
Conclusión
Esta última interpretación es la que más se acerca a la comprensión actual del símbolo, ya que la gente lo asocia principalmente con el zoroastrismo a nivel espiritual o con Irán, el lugar de nacimiento de la religión, en el plano secular. Los parsis de la India tomaron consigo el símbolo cuando huyeron de Irán en los siglos VII y VIII. y utilizaron la iconografía para establecer el zoroastrismo en Guyarat y, más adelante, en Bombay y en otros lugares.
Como se señaló, el símbolo fue suprimido después de la conquista árabe musulmana en el año 651, pero sobrevivió y después de que la persecución árabe hacia la cultura persa disminuyó, el faravahar resurgió como un poderoso recordatorio de la grandeza del pasado de Persia. Fue adoptado por la dinastía Pahlaví como símbolo nacional de Irán en la década de 1920 y fue nuevamente suprimido en el país después de la Revolución islámica de 1979.
Sin embargo, una vez más, el símbolo sobrevivió y desde entonces ha sido adoptado como una forma de homenaje a la cultura y el patrimonio iraníes y como el símbolo más conocido de Irán, aunque no esté oficialmente aprobado por el régimen actual. El poder de la imagen sigue resonando en las personas de hoy, que le dan un significado propio conectándolos con el pasado, su presente personal y con el futuro, de manera individual o colectiva, porque (cualquiera que sea su significado original) el símbolo fomenta la elevación del pensamiento, la palabra y la acción de quienes responden a él.
Profesional en lenguas con estudios literarios. Profesor de castellano, escritor, traductor y entusiasta de la historia. Áreas de interés: literatura, artefactos antiguos, la historia de las religiones, la astrología, la arquitectura, la historia militar y del arte.
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.
Mark, J. J. (2020, febrero 12). Faravahar [Faravahar].
(D. V. Caballero, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-13271/faravahar/
Estilo Chicago
Mark, Joshua J.. "Faravahar."
Traducido por Diego Villa Caballero. World History Encyclopedia. Última modificación febrero 12, 2020.
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-13271/faravahar/.
Estilo MLA
Mark, Joshua J.. "Faravahar."
Traducido por Diego Villa Caballero. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 12 feb 2020. Web. 21 dic 2024.
Licencia y derechos de autor
Escrito por Joshua J. Mark, publicado el 12 febrero 2020. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.