Amorreos

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Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Rosa Maria Barquin
Publicado el 28 abril 2011
Disponible en otros idiomas: inglés, francés
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Statue of Idrimi (by Trustees of the British Museum, Copyright)
Estatua de Idrimi
Trustees of the British Museum (Copyright)

Los amorreos fueron un pueblo semítico que al parecer surgió en Mesopotamia occidental (Siria actual) en algún momento anterior al tercer milenio a.C. En sumerio se los conocía como los martu o los tidnum (en el Periodo III de Ur), en acadio por el nombre de amurru, y en Egipto como amar. Todos ellos significan “occidentales” o “los del oeste”, como también significa esto mismo el nombre hebreo amorita. Adoraban a su propio panteón de dioses con una deidad principal llamada Amurru (también conocido como Belu Sadi- “Señor de las montañas”, cuya esposa Belit-Seri era “La dama del desierto”), que también se convirtió en la manera en que los acadios denominaban a este pueblo, al que se referían como “el pueblo de Amurru” y a la región de Siria como “Amurru”. No existe registro de como los amorreos se denominaban a sí mismos.

La asociación del dios Amurru con las montañas y de su esposa con el desierto sugiere que puedan haber sido originarios de la zona de Siria alrededor del monte Hermón, pero no está fundamentado. Sus orígenes se desconocen y su historia precisa es igualmente misteriosa hasta que se asientan en ciudades como Mari, Ebla y Babilonia. Desde su primera aparición en el registro histórico, los amorreos tuvieron un gran impacto en la historia de Mesopotamia y probablemente son más conocidos por su reino de Babilonia bajo el rey amorreo Hammurabi (que reinó de 1792-1750 a.C.). El lapso de tiempo entre 2000-1600 a.C. en Mesopotamia se conoce como el Periodo amorreo, durante el cual se puede discernir más claramente su impacto en la zona, pero no hay duda de que influyeron en los pueblos de diferentes ciudades mucho antes de esa época, y su impacto se sintió mucho después.

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Historia temprana

Los amorreos aparecen por primera vez en la historia como nómadas que regularmente realizan incursiones desde el oeste en territorios y reinos establecidos. El historiador Marc Van de Mieroop escribe:

Los amorreos eran grupos semi-nómadas del norte de Siria, a los que la literatura babilonia describió en términos extremadamente negativos:

El amorreo, se viste con pieles de oveja;

Vive en tiendas bajo la lluvia y el viento;

No ofrece sacrificios.

Vagabundo que se protege en la estepa,

Desentierra trufas y está inquieto.

Come carne cruda,

Vive su vida sin hogar,

Y, cuando muere, no se entierra conforme a rituales adecuados.

(83)

ORIGINALMENTE, EL TÉRMINO AMORREO PODRÍA NO HABERSE REFERIDO A UN GRUPO ÉTNICO CONCRETO, SINO A CUALQUIER PUEBLO NÓMADA QUE AMENAZABA LA ESTABILIDAD DE LAS COMUNIDADES ESTABLECIDAS.

Van de Mieroop y otros señalan que originalmente “amorreo” podría no haberse referido a un grupo étnico concreto, sino a cualquier pueblo nómada que amenazaba la estabilidad de las comunidades establecidas. Incluso si esto fuera así, en algún momento, “amorreo” llegó a designar una tribu concreta de personas con una cultura específica que se basaba en un estilo de vida nómada de vivir de la tierra y tomar lo que se necesitara de las comunidades con las que se encontraban. Se hicieron poderosos a medida que fueron adquiriendo más tierras hasta que finalmente amenazaron directamente la estabilidad de la población de las ciudades establecidas en la región.

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Esta situación llegó a una crisis durante la última parte del Periodo III de Ur (también conocido como el Renacimiento sumerio, 2047-1750 a.C.), cuando el rey Shulgi de la ciudad sumeria de Ur construyó un muro de 250 kilómetros (155 millas) de largo, específicamente para mantener a los amorreos alejados de Sumeria. No obstante, el muro era demasiado largo para ser defendido adecuadamente, y también presentaba el problema de que no estaba anclado en ninguno de sus lados a ningún tipo de obstáculo; una fuerza invasora simplemente podía caminar alrededor del muro para cruzarlo, y eso precisamente fue lo que al parecer hicieron los amorreos.

En general, las incursiones amorreas llevaron al debilitamiento de Ur y Sumeria, lo que animó a la región de Elam a organizar una invasión y atravesar el muro. El saqueo de Ur de los elamitas en 1750 a.C. terminó con la civilización sumeria, pero esto fue posible debido a las anteriores incursiones de los amorreos y a su migración a lo largo de la región, lo que socavó la estabilidad y el comercio de las ciudades.

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Los amorreos y los hebreos

En este momento de la historia, según algunos eruditos, los amorreos jugaron un papel importante en el desarrollo de la cultura mundial. El Libro del Génesis bíblico afirma que el patriarca Taré llevó a su hijo Abram (más tarde Abraham), a su nuera Sarai, y a Lot, hijo de Harán, desde Ur a morar en la tierra de Harán (11:31). El erudito Paul Kriwaczek escribe:

La familia de Taré no era sumeria. Se les había identificado durante mucho tiempo con el mismo pueblo, los amorreos, a los que la tradición mesopotámica culpaba de la caída de Ur. William Hallo, profesor de asiriología en la universidad de Yale, confirma que “evidencia lingüística creciente basada principalmente en los nombres personales registrados de personas identificadas como amorreos…demuestra que el grupo nuevo hablaba una variedad de semítico más antiguo que las lenguas posteriores, hebreo, arameo y fenicio”. Es más, como se describe en la Biblia, los detalles de la organización tribal del patriarca, convenciones de nomenclatura, estructura familiar, costumbres hereditarias y régimen de propiedad, esquemas genealógicos, y otros vestigios de vida nómada están demasiado cercanos a la evidencia más concisa de los registros cuneiformes para que sea desechada como invenciones posteriores. (163-164)

Se describe a los amorreos de la Biblia como habitantes pre-israelitas de la tierra de Canaán y separados claramente de los israelitas. En el Libro del Deuteronomio, se los describe como los últimos vestigios de los gigantes que una vez vivieron en la tierra (3:11), y en el Libro de Josué, son los enemigos de los israelitas que el general Josué destruyó (10:10, 11:8). Si la erudición actual es exacta sobre que los patriarcas de Israel descendían de los amorreos, entonces debió existir alguna razón por la que los escribas hebreos se dedicaran tan celosamente a separar su propia identidad de la de los amorreos.

Ancient Syro-Mesopotamia ca. 1764 BCE
La antigua Siria-Mesopotamia en torno a 1764 a.C.
Attar-Aram syria, using a modified map originally made by Sémhur. (CC BY-SA)

Se cree que Taré, al llevarse a su familia de Sumer, conservó la identidad étnica original de la tribu y se llevó con él esa herencia cultural a Canaán, donde Abraham, luego Isaac, y después Jacob establecieron esa cultura como “los hijos de Israel” (nombre de Jacob). El Libro del Génesis cuenta la historia de José, el hijo menor de Jacob, y de su permanencia en Egipto y posterior ascenso al poder allí, y el Libro del Éxodo relata como más tarde los egipcios esclavizaron a los hebreos y Moisés los liberó de la cautividad para llevarlos de vuelta a Canaán. Estas narrativas bíblicas habrían valido para separar la identidad nacional de los israelitas de sus verdaderos ancestros mediante la creación de historias nuevas que resaltaban su carácter único entre los pueblos del mundo. Kriwaczek señala que,

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Solo al abandonar Ur, Taré y su pequeña familia mantuvieron su identidad amorrea y su forma de vida amorrea que fue tan importante para la posterior historia hebrea. Si Taré se hubiera quedado en Sumer, Abraham habría tomado parte en un destino muy diferente…Los amorreos nunca se marcharon. Finalmente, se fusionaron con la población general tan profundamente que después de unas décadas sería imposible distinguirlos de los antepasados de estos. (165)

El hecho de que los acontecimientos que se relatan en el Libro del Éxodo no tienen fundamento en ninguna otra obra antigua, ni por evidencia arqueológica de ningún tipo, respalda la teoría de que los escritores hebreos de ese libro crearon una narrativa nueva para explicar su presencia en Canaán, teoría sin ninguna conexión con los amorreos de Mesopotamia. A lo largo de los primeros libros del Antiguo Testamento, se refiere a los amorreos continuamente de manera negativa, excepto por un pasaje que se cita frecuentemente de 1 Samuel, 7:14 donde algunos eruditos afirman que está escrito que hubo paz entre los amorreos y los hijos de Israel. Pero realmente ese pasaje dice que hubo paz entre los filisteos y los israelitas y no menciona a los amorreos en absoluto.

Esta interpretación del pasaje proviene del entendimiento que “amorreo” viene de nuevo a referirse a cualquier pueblo nómada que interfiere con las comunidades establecidas. Mientras esto puede ser cierto, al parecer “amorreo” incluso se usaba para hacer referencia al primer pueblo de la tierra de Canaán, la cual conquistaron los israelitas según el Libro de Josué. Por lo tanto, los escribas hebreos consideraban a los amorreos “los otros” en prácticamente todas las referencias, y esta tradición continuó durante siglos hasta la creación del Talmud en el que a los judíos se les prohíbe participar en prácticas amorreas. Según la Enciclopedia Judía:

Para los escritores apócrifos del primer y segundo siglo precristiano [los amorreos] son los principales representantes de la superstición pagana, detestados por idólatras, por cuyos decretos no deben caminar los israelitas (Lev. xviii. 3). Una sección especial del Talmud (Tosef., Shab. Vi.-vii. [vii.-viii.]; Bab. Shab. 67 a et seq.) está dedicada a las diferentes supersticiones llamadas “Las formas de los amorreos”. Según el Libro de los Jubileos (xxix. [9] 11), “los refaim, antiguos gigantes, dieron paso a los amorreos, un pueblo malvado y pecador cuya iniquidad sobrepasa a cualquier otra, y cuya vida llegará a su fin en la tierra”. En el Apocalipsis siríaco de Baruc (lx.) se los simboliza como “agua negra” debido a “su arte negro, su brujería y misterios impuros, por medio de los cuales contaminaron a Israel en el tiempo de los Jueces”.

La teoría de que los amorreos, mediante la apropiación y transmisión de los mitos mesopotámicos, produjeron las narrativas bíblicas del Antiguo Testamento, se ha cuestionado continuamente a lo largo de los años y, sin duda, lo seguirá haciendo. No obstante, parece existir más evidencia para apoyar esta teoría que para descartarla.

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Amorite pottery juglet
Jarra de cerámica amorrea
Trustees of the British Museum (Copyright)

El periodo amorreo en Mesopotamia

Después del saqueo de Ur en 1750 a.C., los amorreos se fusionaron con la población sumeria en el sur de Mesopotamia. Llevaban ya establecidos en las ciudades de Mari y Ebla en Siria desde 1900 a.C. (Mari) y 1800 a.C. (Ebla) y gobernaron en Babilonia desde aproximadamente 1984 a.C. El rey amorreo Sin-Muballit asumió el trono en Babilonia en 1812 a.C. y gobernó hasta 1793 a.C. cuando abdicó. Su hijo Ammurapi, más conocido por su nombre acadio Hammurabi, fue su sucesor. El hecho de que un rey amorreo gobernara en Babilonia antes de la caída de Ur apoya la afirmación de que no todos los “amorreos” eran amorreos y que, como se mencionó anteriormente, el término se utilizaba con poco rigor para referirse a cualquier tribu nómada de Oriente Próximo.

Parece que a los amorreos de Babilonia se los consideraba de manera positiva en la región, mientras que los amorreos errantes seguían siendo una fuente de inestabilidad. Los amorreos de Babilonia, al igual que los que habitaban otras ciudades, adoraban a los dioses sumerios y escribieron mitos y leyendas sumerias. Hammurabi amplió la antigua ciudad de Babilonia y emprendió varias campañas militares exitosas (una de las cuales fue la destrucción de la ciudad rival Mari en 1761 a.C.), lo que llevó a la extensa región de Mesopotamia desde Mari hasta Ur bajo el gobierno de Babilonia y estableció a la ciudad como el centro de Babilonia (un área de tierra que corresponde desde la Siria actual hasta el Golfo Pérsico). Las habilidades militares, diplomáticas y políticas de Hammurabi sirvieron para convertir a Babilonia en la ciudad más grande del mundo de la época y en la más poderosa. No obstante, Hammurabi no fue capaz de transmitir estos talentos a su hijo y, después de su muerte, el reino que había construido comenzó a desmoronarse.

Remains of the Ziggurat Attached to the Temple of Lions at Mari
Restos del zigurat adjunto al Templo de los leones en Mari
Heretiq (CC BY-NC-SA)

El hijo de Hammurabi, Samsu-Iluna (que reinó de 1749-1712 a.C.) no fue capaz de seguir las políticas que su padre había promulgado, ni de defender al imperio de las fuerzas invasoras; como por ejemplo los hititas y los asirios. Los asirios fueron los primeros en realizar incursiones y en permitir que regiones del sur de Babilonia se separaran del imperio fácilmente. La conquista de Hammurabi de Eshnunna en el nordeste eliminó una zona de seguridad y emplazó la frontera en contacto directo con tribus como los kasitas. El mayor golpe llegó en 1595 a.C. cuando Mursili I de los hititas (1620-1590 a.C.) saqueó Babilonia y se llevó los tesoros de los templos de la ciudad y dispersó a la población, al igual que lo había hecho cinco años antes en Ebla en 1600 a.C.

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Los kasitas siguieron a los hititas en tomar Babilonia y cambiarle de nombre, y a estos sucesivamente, les siguieron los asirios. El Periodo amorreo en Mesopotamia finalizó hacia 1600 a.C., aunque queda claro mediante los característicos nombres semíticos de los individuos registrados que los amorreos siguieron viviendo en la zona como parte de la población general. Los amorreos continuaron planteándole problemas al Imperio neoasirio hasta en torno a 900-800 a.C. No está claro quienes fueron estos “amorreos”, ni si eran culturalmente amorreos. Con el tiempo, se hizo referencia a los amorreos culturales como “arameos” y la tierra de la que provenían como Aram, posiblemente de la antigua designación de Eber Nari. Posterior al declive del Imperio neoasirio en torno a 600 a.C., los amorreos dejaron de aparecer en el registro histórico con el nombre de “amorreo”.

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Sobre el traductor

Rosa Maria Barquin
Debido a mi gran interés por aprender humanidades, soy traductora voluntaria para WHE, lo que me da la oportunidad de profundizar en las olas del tiempo.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2011, abril 28). Amorreos [Amorite]. (R. M. Barquin, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-133/amorreos/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Amorreos." Traducido por Rosa Maria Barquin. World History Encyclopedia. Última modificación abril 28, 2011. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-133/amorreos/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Amorreos." Traducido por Rosa Maria Barquin. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 28 abr 2011. Web. 11 dic 2024.

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