Mecanismo de Anticitera

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Joshua J. Mark
por , traducido por Waldo Reboredo Arroyo
Publicado el 02 agosto 2023
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, turco
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Antikythera Mechanism (by Mark Cartwright, CC BY-NC-SA)
El mecanismo de Anticitera
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

El mecanismo o dispositivo de Anticitera data de finales del siglo II o principios del I a.C., entre los años 205 y 60 a.C. Se cree que es la primera computadora analógica que se fabricó en el mundo, creada para calcular con exactitud la posición del Sol, la Luna y los planetas. Se halló en 1901 cerca de las costas de la isla griega de Anticitera, la cual le aportó su nombre.

Se cree que originalmente el mecanismo estaba alojado en una caja de madera y que medía más de 30 centímetros (1 pie) de alto. En el momento de su descubrimiento, no era más que un amasijo de metal oxidado tirado en medio de los despojos de una antigua nave mercante, que además transportaba esculturas, ánforas y otras mercancías. Debido a la cantidad de artefactos extraídos de lo pecio, el anónimo bulto no se identificó sino hasta 1902, cuando el arqueólogo griego Valerios Stais lo advirtió en un taller del Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Poco después, comenzaron las labores para descifrar el propósito y significado del dispositivo, las cuales continúan en la actualidad.

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El matemático y cineasta Tony Freeth, integrante del equipo de investigación de Anticitera del Colegio Universitario de Londres, que en fecha reciente resolvió el misterio del mecanismo, describe su función:

Al parecer el dispositivo podía emplearse para predecir las posiciones del Sol, la Luna y los planetas en cualquier día específico, pasado o futuro. El constructor de la máquina habría tenido que calibrarla con las posiciones conocidas de esos cuerpos. Después el usuario no tenía más que hacer girar una manivela para llevarlo hasta el intervalo de tiempo deseado y observar sus pronósticos astronómicos. El mecanismo mostraba las posiciones en un «dial zodiacal» ubicado en su parte frontal, en el cual la eclíptica se dividía en una docena de secciones de 30 grados, que representaban las constelaciones del zodíaco. (4)

hoy, después de más de 2000 años, vuelve a funcionar la primera computadora analógica del mundo.

Ya en 1905 se reconoció que el dispositivo era una especie de calculadora, o quizá un tipo distinto de astrolabio, pero no fue sino hasta finales del siglo XX que se logró un avance importante en la comprensión de su propósito. Durante el proceso de extracción del fondo marino la máquina se quebró en tres partes y luego, a lo largo de los años y con regularidad, los distintos investigadores provocaron su ulterior fragmentación hasta llegar a contarse 82 piezas más pequeñas, lo cual hizo que el rompecabezas fuera más difícil de resolver. En 2021 Freeth y su equipo construyeron una réplica del dispositivo, y hoy día, después de transcurridos 2000 años, la primera computadora analógica del mundo funciona de nuevo.

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Los cimientos de la astronomía griega

El académico Thomas L. Heath observa que los principios de la antigua astronomía griega se derivaron de los sistemas desarrollados con anterioridad por los egipcios y babilonios:

Ya en el segundo milenio a.C. los babilonios representaron el zodiaco como un círculo sobre el cual se movían los planetas, y lo dividieron en signos, cada uno de 30 grados. Plinio expresa que Cleostrato de Ténedos, cuya vida es probable que se desarrollara en la segunda mitad del siglo VI a.C. «reconoció los signos que aparecían en él», por lo que resulta válido inferir que Cleostrato introdujo en Grecia el conocimiento babilónico del zodiaco y de las constelaciones que contenía, así como de otras constelaciones. (xvi)

Es posible que Cleostrato (en torno a 520 a alrededor de 432 a.C.) introdujera el zodiaco en Grecia, pero el desarrollo de la astronomía griega comenzó con Tales de Mileto (en torno a 585 a.C.), quien había estudiado en Babilonia, y al parecer también había viajado a Egipto. Entre los logros alcanzados por Tales se cuenta su designación de primer astrónomo de la Antigua Grecia, gracias a la precisa predicción que realizó de un eclipse solar ocurrido el 28 de mayo de 585 a.C. Además, algunos piensan que Plinio el Viejo pudo haber atribuido por error a Cleostrato de Ténedos las innovaciones introducidas por Tales.

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Anaximandro (en torno a 610 a 546 a.C.) y Anaxímenes (en torno a 546 a.C.), sucesores de Tales pertenecientes a la escuela filosófica griega de Jonia (así nombrada por haberse originado en dicha región), rechazaron su afirmación acerca de que el agua era la primera causa de los fenómenos observables, sin menoscabo de que tomaran la obra astronómica de Tales como base de sus propios trabajos. Sin embargo, debido a que no sobrevivió ninguna de las obras de Tales, y a que solo se conocen a través de las menciones de escritores posteriores, la aseveración no posee validez definitiva, como tampoco la descripción de las características de las novedades que concibieron.

Mathematical Discussion in Ancient Greece
Discusiones sobre matemáticas en la antigua Grecia
Amplitude Studios (Copyright)

Por otra parte, se entiende que estos pensadores establecieron los fundamentos de lo que después serían las ciencias griegas, al rechazar las explicaciones sobrenaturales acerca de la causalidad y aseverar que el universo era racional y conocible. Con anterioridad a las tesis de los jonios, la respuesta que se aceptaba por antonomasia a cualquier pregunta relativa al origen y funcionamiento del mundo era que los dioses lo habían creado y lo hacían funcionar. Los jonios y los filósofos presocráticos que les sucedieron rebatieron tal interpretación. El profesor Thomas R. Martin comenta:

Los pensadores jonios insistían en que la mecánica de funcionamiento del universo era explicable, debido a que los fenómenos naturales no eran aleatorios ni arbitrarios. Nombraron cosmos al universo, a la totalidad de las cosas, a causa de que la palabra comportaba una estructura ordenada de intrínseca belleza (de donde procede la palabra «cosmético»). El orden característico del cosmos le otorgaba una perceptible elegancia, y comprendía no solo los movimientos de los cuerpos celestes, sino la generalidad de las cosas: el clima, el crecimiento de las plantas y los animales, la salud humana, la sicología, y aún más. Como el universo seguía un orden, resultaba inteligible, y como era inteligible, la explicación de los fenómenos podía descubrirse mediante el empleo del pensamiento y de la investigación. Los pensadores que concibieron esta visión creían que era necesario exponer las razones que avalaban sus conclusiones y persuadir a los demás por medio de argumentos fundamentados en pruebas. Creían, en otras palabras, en la lógica, palabra derivada del término griego logos, que entre muchas otras cosas, significaba «explicación razonada». Esta modalidad de pensamiento basado en la razón representó un crucial paso inicial en dirección a lo que han llegado a ser las ciencias y la filosofía. La concepción aportada por estos sabios de que las causas de los hechos y de los fenómenos físicos se fundamentan en leyes contrastó de forma aguda con la visión tradicional, mitológica, de la causalidad. (91)

Los jonios nunca negaron la existencia de los dioses, pero rechazaron la manera en que Homero y Hesíodo, ambos del siglo VIII a.C., los representaban: en esencia como humanos inmortales poseedores de superpoderes, sujetos, al igual que todos los hombres, a arrebatos y respuestas emocionales a las que se atribuían los fenómenos observables, como era el caso de la alternación de las estaciones. Para los jonios existía una explicación mucho más sencilla de por qué las cosas ocurrían de la forma en que lo hacían, y era que el universo funcionaba de conformidad con un conjunto de leyes que podían comprenderse.

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Pitágoras y la astronomía

A Pitágoras (en torno a 571 a alrededor de 497 a.C.) también se le considera el primer astrónomo griego, debido a que desarrolló un sistema matemático que explicaba el movimiento planetario. Ninguna de las obras de Tales y Pitágoras, si es que este escribió alguna, sobrevivieron, pero las fragmentadas citas de autores posteriores mencionan que Pitágoras afirmaba que el Número era el principio de todas las cosas y que la clave para entender el funcionamiento del universo era la comprensión de los principios matemáticos. El académico Thomas Cahil explica:

Pitágoras halló un significado profundo en los números. Se le atribuye el descubrimiento de los intervalos musicales fundamentales, que al producirse en las cuerdas vibrantes de una lira pueden expresarse como razones: una octava, 2:1, una quinta, 3:2, una cuarta, 4:3. Aunque estas relaciones aún conforman la base de la musicología occidental, Pitágoras extendió el alcance del concepto. Pensó que todo podía explicarse mediante números y las relaciones que guardan entre sí. Expresó que debido a que las proporciones entre los intervalos musicales solo emplean los primeros cuatro números enteros, estos constituían una expresión de la profunda armonía del universo, armonía que las «esferas» o cuerpos celestes entonan mientras rotan por el espacio, haciendo que su música se combine en acordes armónicos para crear la Música de las Esferas. Tal melodía resulta imposible de advertir por la única razón que los sonidos nos acompañan desde el nacimiento, y al no existir un silencio contrastante, no la escuchamos. Pitágoras sí podia percibirla. (155)

Pitágoras influyó en las obras de Platón (424/423-348/347 a.C.), quien a su vez influyó en su famoso educando, Aristóteles (384-322 a.C.), tutor de Alejandro Magno. En sus campañas de conquista del Imperio aqueménida persa, Alejandro se hizo acompañar por sabios cuyo pensamiento también se encontraba permeado de las ideas aristotélicas. De esta manera se reintrodujeron en esas tierras, en forma más desarrollada, los conceptos que habían viajado de Babilonia a Grecia. Las ideas de Aristóteles acerca de la astronomía y de casi todas las áreas de conocimiento moldearon el discurso de distintas disciplinas durante la Edad Media europea y propiciaron su desarrollo.

Hipparchus of Nicea by Raphael
Hiparco de Nicea, por Rafael
Dryoldscholar (Public Domain)

El pensamiento de astrónomos posteriores, entre ellos Aristarco de Samos (en torno a 310 a alrededor de 230 a.C.), Eratóstenes de Cirene (276-195 a.C.), Arquímedes de Siracusa (en torno a 287 a alrededor de 212 a.C.), Hiparco de Nicea (en torno a 190 a alrededor de 120 a.C.), y Claudio Ptolomeo o Ptolomeo (100-170 a.C.), recibió en mayor o menor grado la influencia del pensamiento aristotélico, cuya estructura tenía por base las matemáticas pitagóricas griegas, lo que también le permitió al famoso matemático Euclides (en torno a 300 a.C.) desarrollar sus sistemas.

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El mecanismo de Anticitera

Los progresos descritos facilitaron la creación del astrolabio, que acreditado al astrónomo Apolonio de Perga (en torno a 240 a alrededor de 190 a.C.), es posible que Hiparco de Nicea refinara. Resulta probable que el astrolabio, un dispositivo manual empleado para calcular el tiempo, la salida del sol y su ocaso, así como para ubicar objetos celestiales, se creara alrededor del 225 a.C., 20 años antes de la fecha más temprana adjudicada al mecanismo de Anticitera. De hecho, existe la posibilidad de que el astrolabio inspirara la creación de dicho dispositivo, aunque tal afirmación cae en el campo de la especulación.

la mayor probabilidad de haber inventado el mecanismo recae sobre arquímides de samos e hiparco de nicea.

En dependencia de la fecha de construcción del dispositivo que se decida aceptar, quienes más probabilidades tienen de haberlo inventado son Arquímedes de Samos e Hiparco de Nicea. Se piensa que la altura de la máquina original, por lo general descrita como «del tamaño de una caja de zapatos», era de 34 cm (13 pulgadas). Estaba fabricada en bronce y contaba con dos placas, una anterior y otra posterior, más una central que tenía la función de sostener un conjunto de engranajes. La cara trasera de la plancha intermedia soportaba un engranaje de 223 dientes, a cuyos lados se hallaban uno de 127 levas, y otro de 38, acoplado a su vez a una rueda de 58 dientes. En total había 69 engranajes, todos alojados en un estuche de madera del cual sobresalía una manivela por uno de sus costados. Al fijar el indicador de fecha en la placa frontal y hacer girar la manivela, las ruedas dentadas se ponían en movimiento y proporcionaban la información astronómica asociada a la fecha aportada. El dispositivo se considera la primera computadora analógica del mundo, porque de manera muy sencilla procesaba datos que variaban de manera contínua.

En 2005 se tomaron imágenes tomográficas que revelaron la existencia de inscripciones en la placa posterior del aparato, que resultaron ser un manual de usuario. Las tomografías de la placa frontal mostraron que estaba dividida en cinco secciones, cada una correspondiente a uno de los cinco planetas entonces conocidos: Mercurio, Venus, Marte, Saturno y Júpiter, lo cual en 1990 inspiró a Michael Wright, «antiguo curador de ingeniería mecánica del Museo de Ciencias de Londres» (Freeth, 6), a acometer la tarea de descifrar el propósito del dispositivo. Wright sometió el mecanismo a los rayos X y pudo determinar la forma en que encajaban los tres fragmentos originales. Freeth anota:

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Wright propuso que acoplado a la rueda principal impulsora se había montado un extenso sistema epicicloidal que replicaba el concepto de dos círculos empleado por los griegos para explicar los extraños movimientos retrógrados de los planetas. Wright llegó a construir en bronce un modelo real del sistema de engranajes para mostrar su funcionamiento. En 2002 reveló un novedoso modelo de planetario que explicaba el mecanismo de Anticitera, donde se mostraban los cinco planetas conocidos en el mundo antiguo, puesto que haría falta la invención del telescopio para descubrir Urano y Neptuno. Wright demostró que las teorías epicicloidales podían implementarse en la práctica mediante trenes de engranajes epicicloidales y artilugios de pasadores y ranuras, para representar los movimientos variables de los planetas. (8)

Three Pieces of the Antikythera Mechanism
Tres partes del mecanismo de Anticitera
Weekend Wayfarers (CC BY)

El dispositivo se empleaba para explicar los ciclos de los planetas que en ocasiones aparentaban invertir su curso, pero además podía predecir eclipses, calcular eventos relacionados con las estrellas, realizar mapas de las fases de la Luna, pronosticar la salida y el ocaso de ciertas constelaciones helíacas, y mostrar el curso de las estaciones y los años, así como el período de las olimpiadas, que regía las fechas de celebración de los juegos olímpicos. Habría sido imposible crear el aparato sin poseer conocimientos de trigonometría, por lo que si se reconoce a Hiparco de Nicea como creador de esa ciencia, tendría que atribuírsele a él la invención del mecanismo, o a alguno de sus sucesores. Sin embargo, es posible que Hiparco sólo desarrollara la trigonometría, lo cual abre la posibilidad de una fabricación anterior del aparato, quizá por Arquímedes. Más allá de la identificación de su constructor, el concepto requería de la imaginación de un genio, acoplada a aptitudes mecánicas, matemáticas y astronómicas. Freeth expone:

Cualquier fórmula empleada por los creadores de Anticitera habría tenido que satisfacer tres requerimientos: precisión, posibilidad de factorización, y economía. El método debía ser preciso para poder igualar las conocidas relaciones periódicas de Venus y Saturno, y admitir la descomposición en factores para que el cálculo de la posición de los planetas se pudiera realizar con engranajes suficientemente pequeños como para encajar en el mecanismo. Para que el sistema fuera económico, los distintos planetas podían utilizar engranajes comunes, siempre que las relaciones entre sus respectivos períodos compartieran sus factores primos, con lo que se lograba reducir la cantidad de engranes que se necesitaba. (10)

Una vez que se comprendió el propósito y el nivel de sofisticación del dispositivo, su existencia asombró a los investigadores, académicos e historiadores, quienes hasta ese momento sostenían que tal desarrollo de la tecnología no se produjo sino hasta el siglo XIV.

Descubrimiento y misterio

Sin embargo, las comunidades científicas y académicas quedaron intrigadas desde que la máquina se reconoció como objeto de interés. El antiguo pecio, que data de alrededor del 70-60 a.C., fue descubierto en 1900 a una profundidad de 45 metros (148 pies) en las cercanías de las costas de Anticitera por el capitán Dimitrios Kontos, de la isla de Simi, y por su tripulación de buscadores de esponjas. Kontos se comunicó con el gobierno griego después de que uno de sus buzos subió a la superficie con un brazo de bronce perteneciente a una estatua, y se acordó con la marina helénica que auxiliara en la recuperación de los restos.

The Antikythera Youth
Joven de Anticitera
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Al principio se pensó que la nave transportaba un botín romano procedente del saqueo de varias ciudades griegas, pero en la actualidad se entiende que era un navío comercial que trasladaba productos comprometidos entre vendedores y compradores. El investigador Alexander Jones, comenta:

Pueden identificarse o adivinarse los lugares de origen de muchos de los artículos hallados a bordo. Había ánforas fabricadas en Rodas y Cos, del Dodecaneso, cerca de Éfeso, en el Asia Menor, y es posible también que en la costa adriática de Italia. Las estatuas eran de mármol de Paros, de manera que es probable que provinieran de talleres ubicados en la región egea… el vidrio es sirio-palestino o egipcio. Una de las personas que se encontraba a bordo llevaba sus ahorros, integrados por 32 monedas de plata procedentes de Pérgamo y Éfeso, y alguien llevaba otras monedas menos valiosas de Éfeso, así como unas, más bien antiguas, de Catania, en Sicilia, y de Cnido, en Asia Menor. Las monedas de plata de más reciente acuñación eran de entre el 76 y el 67 a.C., lo cual proporciona una contundente evidencia de que el naufragio ocurrió después del 76, probablemente una o dos décadas después de ese año. (2)

Entre los muchos tesoros que se salvaron de los restos se encontraba un «objeto mecánico compuesto de madera y metal, de forma y dimensiones similares a la de una caja de zapatos» (Jones, 2). Según cuenta una de las primeras anécdotas, casi seguro apócrifa, el bulto de metal llamaba tan poco la atención que casi se devuelve al mar. No obstante, se trasladó al Museo Nacional Arqueológico de Atenas, donde se describió como un «bloque con una inscripción cuyas letras, por desdicha, no se pudieron copiar» (Jones, 10). Se colocó en un pañol junto a otros hallazgos procedentes del naufragio hasta que el 18 de mayo de 1902 lo descubriera Valerios Stais, quien a a pesar de la corrosión pudo identificar sus engranajes y caracteres griegos. Unos días más tarde salió a la luz la noticia de que se había realizado un «importante descubrimiento» en el Museo Arqueológico, pero aunque ahora el objeto captaba mayor atención que antes, nadie sabía qué era.

Entre 1905 y 2021 numerosos investigadores, académicos, científicos, técnicos, y otros se han esforzado en descubrir el propósito y funciones del dispositivo, pero los primeros empeños resultaron infructuosos debido a que carecían de la tecnología necesaria para lograrlo. Solo se ha podido acceder a los entresijos del dispositivo para comprenderlos mediante el empleo de equipamiento moderno. Aunque el equipo de Freeth parece haber tenido éxito en recuperar y construir una versión moderna del mecanismo, el propio Freeth manifiesta que, a falta de ciertas partes originales de importancia clave, su análisis y conclusiones pueden ser incompletos.

Conclusión

Aunque el trabajo del equipo de investigación de Anticitera no ha reconstruido el dispositivo completo, resulta indiscutible que ha logrado un gran avance en la comprensión de sus funciones y propósito. Freeth resume la importancia del mecanismo de Anticitera en los comentarios conclusivos del fascinante artículo donde describe la labor de su equipo, citado en la bibliografía:

El dispositivo es único entre los descubrimientos de su época. Él solo reescribe los conocimientos que poseemos acerca de la tecnología de los antiguos griegos. Sabíamos que eran muy capaces, puesto que construyeron el Partenón y el Faro de Alejandría en fechas incluso anteriores al mecanismo de Anticitera; empleaban el vapor para operar equipos y la fontanería no les era ajena. Pero antes del descubrimiento del mecanismo de Anticitera se pensaba que los engranajes de la antigua Grecia se reducían a ruedas primitivas, y molinos de viento y de agua… El mecanismo de Anticitera, con sus ruedas de precisión poseedoras de dientes de un milímetro de longitud no se parece a nada que provenga del mundo antiguo. (12)

A partir del nivel de sofisticación del dispositivo, se piensa que fue el producto final de una serie de prototipos hoy perdidos, y que era apenas uno de los muchos mecanismos similares que se fabricaron después de dominarse la mecánica de su construcción. De este modo, es posible que en otros navíos naufragados, o enterrados bajo ciudades más modernas, existan diversos aparatos similares que esperan por su descubrimiento. Incluso si no existieran, el mecanismo de Anticitera resulta suficiente para probar que los antiguos griegos, como todas las civilizaciones de la Antigüedad, se encontraban mucho más avanzados de lo que el mundo actual les acredita.

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Preguntas y respuestas

¿Qué es el mecanismo de Anticitera?

Se entiende que el mecanismo de Anticitera es la primera computadora analógica de la historia, que data de alrededor del 205-60 a.C.

¿Por qué se nombra mecanismo de Anticitera?

Se conoce como mecanismo de Anticitera porque se descubrió cerca de las costas de la isla griega de Anticitera en 1901, en un antiguo navío mercante naufragado.

¿Qué hacía el mecanismo de Anticitera?

El mecanismo de Anticitera pronosticaba las posiciones pasadas y futuras del sol, la luna y los planetas, así como los eclipses, las estaciones y otros fenómenos celestes. Además, calculaba la hora y pautaba la salida y la puesta del sol.

¿Cuándo se descubrió el mecanismo de Anticitera?

El mecanismo de Anticitera fue descubierto en 1901 por unos pescadores de esponjas, en un pecio de la Antigüedad naufragado cerca de las costas de la isla de igual nombre. Su importancia no se reconoció hasta mayo de 1902. Entre 1905 y 2021 se han realizado investigaciones sistemáticas sobre el significado, la función y el propósito del dispositivo.

Sobre el traductor

Waldo Reboredo Arroyo
Interesado en el estudio de las migraciones, costumbres, las artes y religiones de distintas culturas; descubrimientos geográficos y científicos. Vive en La Habana. En la actualidad traduce y edita libros y artículos para la web.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2023, agosto 02). Mecanismo de Anticitera [Antikythera Mechanism]. (W. R. Arroyo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-13471/mecanismo-de-anticitera/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Mecanismo de Anticitera." Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. Última modificación agosto 02, 2023. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-13471/mecanismo-de-anticitera/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Mecanismo de Anticitera." Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 02 ago 2023. Web. 03 dic 2024.

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