Cibeles

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Donald L. Wasson
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 04 febrero 2015
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, turco
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Cybele (by Dave & Margie Hill / Kleerup, CC BY-SA)
Cibeles
Dave & Margie Hill / Kleerup (CC BY-SA)

La historia verifica la importancia de la religión no solamente en el desarrollo de una sociedad, sino también en su supervivencia. En este sentido, los romanos no eran diferentes a ninguna otra civilización de la antigüedad. Durante los primeros años de la República romana, especialmente tras sus adquisiciones territoriales después de las cuatro guerras macedónicas, el contacto con la cultura griega, y en especial con su religión, dejó huella en el modo de vida romano. Además de otros aspectos de la civilización helénica, los romanos adoptaron el panteón griego, aunque cambiaron muchos de sus nombres. Sin embargo, a parte de este conjunto de deidades, también adquirieron varios de sus cultos, que no siempre fueron bien recibidos por la gente que estaba en el poder, un concepto que perduraría incluso hasta la época imperial. Mientras que Baco, Dioniso para los griegos, era el más destacado de estos cultos y el que más notaban las autoridades, además de estar considerado como el que presentaba la mayor amenaza para el orden social, este contacto también trajo una secta menos amenazadora: el culto a Cibeles.

Dioses griegos en Roma

La cultura griega había llegado, y para frenar este influjo y su impacto en la sociedad las autoridades romanas sintieron que tenían que reafirmar su superioridad moral sobre los griegos. Al fin y al cabo, habían resultado victoriosos en la batalla contra Grecia. La aparición de la cultura griega había sido positiva en general. Bajo su influencia, los dioses romanos se habían vuelto más humanos y exhibían características tan diversas como los celos, el amor o el odio. Sin embargo, a diferencia de Grecia, la expresión personal e individual de las creencias no se consideraba tan importante en Roma como la importancia de cumplir los rituales. En un esfuerzo por evitar el celo religioso, el estado exigió la adherencia estricta a un conjunto fijo de rituales. Mientras que integrar los dioses griegos nunca se vio como una amenaza real, ya que encajaban fácilmente con los dioses existentes, algunos cultos demostraron ser algo completamente diferente: un peligro real para la religión estatal prevaleciente.

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CIBELES ERA LA SEÑORA DE LA NATURALEZA SALVAJE, SIMBOLIZADO POR SU COMPAÑERO CONSTANTE, EL LEÓN, ADEMÁS DE SER UNA SANADORA, LA DIOSA DE LA FERTILIDAD Y LA PROTECTORA EN TIEMPOS DE GUERRA.

En 186 a.C. el Senado romano, al reconocer la posible amenaza, suprimió el culto al dios griego del vino, Dioniso, al que los romanos conocían como Baco. Este culto es famoso por su embriagador festival que se celebraba el 17 de marzo, un día en el que los jóvenes romanos se convertían supuestamente en hombres. El culto se consideraba excesivamente brutal y en él supuestamente se practicaba el exceso sexual y el asesinato ritual. El resultado fue que muchos de sus seguidores acabaron en prisión o fueron ejecutados. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el miedo de las autoridades hacia este culto se generó en gran medida no a partir de experiencias de primera mano, ya que estos rituales siempre se llevaban a cabo en secreto, sino a partir de los escritos del historiador Livio (en torno a 64 a.C. - 17 d.C.), que siempre representó el culto como una amenaza peligrosa a la estabilidad social y caracterizaba a los seguidores como poco más que bestias borrachas.

Mientras que el gobierno, influido por Livio, consideraba el culto como una amenaza, la sociedad romana en general cuestionaba esta dura opinión del culto a Baco. No lo consideraban ni diferente ni menos moral que el culto de la diosa Cibeles, de Asia Menor. En realidad, la principal diferencia entre ambos era que el culto de Baco nunca fue sancionado por el Senado romano, mientras que el de Cibeles sí. Cibeles, conocida como la Gran madre o Magna Mater, cuyo santuario principal estaba en Pesinunte, era una de las primeras deidades femeninas que apareció por primera vez en la provincia de Lidia como una diosa de las montañas. Llegó desde Frigia e hizo su primera aparición en Grecia en el siglo V a.C. con un templo en Atenas (el Metroum). Los griegos la identificaron con la diosa Rea (la madre de los olímpicos) y con Deméter (la diosa de la cosecha). Aunque nunca alcanzó una gran popularidad en Grecia, su culto llegó a Roma hacia finales del siglo III a.C.

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Cybele Plate
Placa de Cibeles
Museé Guimet (Public Domain)

El culto de Cibeles en Roma

En un principio el culto cibeleo llegó a Roma durante la segunda guerra púnica (218-201 a.C.). En aquella época el general cartaginés Aníbal estaba causando estragos en Italia y suponía una amenaza seria para la ciudad de Roma. Los libros sibilinos, libros de profecías que consultaba el Senado romano en emergencias, predecían que Italia sería liberada por la madre de Pesinunte del monte Ida; muchos pensaron que se refería a Cibeles. En 204 a.C. se llevó a Roma de Asia Menor un meteorito negro que representaba a la diosa. Milagrosamente, Aníbal y su ejército se marcharon poco después para defender Cartago de los invasores romanos. En 191 a.C. se construiría un templo en honor a Cibeles en la colina Palatina. El culto acabó reconociéndose oficialmente durante el reinado del emperador Claudio (41 - 44 d.C.). Al final, su atractivo como diosa agrícola le permitiría encontrar seguidores en el norte de África, así como en la Galia Transalpina.

Debido a su naturaleza agrícola, su culto era muy atractivo para el ciudadano romano medio, más entre las mujeres que entre los hombres. Era responsable de todos los aspectos de las vidas de la gente. Era la señora de la naturaleza salvaje, simbolizada por su compañero constante, el león. No era solo una curadora (curaba y causaba enfermedades), sino que también era la diosa de la fertilidad y la protectora en tiempos de guerra (aunque curiosamente no era una favorita entre los soldados), e incluso les ofrecía la inmortalidad a sus seguidores. En las estatuas aparece representada o bien en un carro tirado por caballos o en un trono con un cuenco y un tambor, con una corona mural, flanqueada por leones. Los fieles de su culto se sumían en un frenesí emocional y se automutilaban en símbolo de la autocastración de su amante.

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Cibeles y Attis

Un aspecto importante del culto de Cibeles era Attis, un dios frigio de la vegetación que también estaba considerado un dios de la resurrección, similar al dios griego Adonis. Supuestamente, Attis era amante de Cibeles, aunque algunas fuentes afirman que era su hijo. Por desgracia, se enamoró de una mortal y decidió casarse. Según una historia, en el día del banquete de bodas, la diosa, celosa y furiosa, infundió el pánico en los que asistieron a la boda. Temiendo por su propia seguridad, ya que no se menciona a la novia, el novio, asustado, huyó a las montañas donde se acabó volviendo loco, se castró a sí mismo y acabó suicidándose. Al recuperar su propia cordura, Cibeles, arrepentida, le pidió a Zeus que no dejara nunca que se pudriera el cadáver de Attis. El mito afirma que regresaría a la vida con el renacimiento anual de la vegetación, con lo que se identifica a Attis con una figura temprana del dios que muere y revive.

Attis
Attis
Marie-Lan Nguyen (Public Domain)

Festival cibeleo

En Roma, la popularidad de Cibeles siguió aumentando, en parte por su festival de primavera que se celebraba en marzo (o según algunas fuentes, en abril) llamado Megalensia. El festival contaba con juegos públicos así como con representaciones teatrales en el Circo Máximo. Daba comienzo el 15 de marzo con una procesión de los portadores de cañas (cannophori) y un sacrificio ritual. Este último se celebraba para asegurar una siembra exitosa de los cultivos de primavera. El 22 de marzo, tras una semana de ayuno y purificación, se llevaba un pino, el símbolo de Attis, al templo de la colina Palatina. Después se celebraba un banquete, un día de alegría o Hilaria. Después venía el Día de la Sangre, el 24 de marzo, que representaba la castración y muerte de Attis. La celebración llegaba a su fin el 25 de marzo con un baño ritual de la imagen de Cibeles. Todos los sacerdotes del culto, o Galli, eran eunucos, algo que en un principio impedía unirse a los ciudadanos romanos. Hasta el reinado de Claudio, la ley romana establecía que nadie podía mantener la ciudadanía si se convertía en eunuco.

Cibeles fue uno de entre los muchos cultos que aparecieron en Roma. Algunos se consideraron inofensivos, como por ejemplo el culto de Isis, y fueron permitidos, mientras que otros, como el de Baco, se vieron como una amenaza seria para los ciudadanos romanos y fueron perseguidos. Por supuesto, casi todos estos cultos desaparecieron con la llegada del cristianismo cuando Roma se convirtió en el centro de esta nueva religión. El culto a Cibeles perduró hasta el siglo IV d.C., que fue cuando el cristianismo dominó el paisaje religioso y las creencias y rituales paganos se fueron transformando poco a poco o se descartaron para adaptarse a la nueva fe.

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Bibliografía

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Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Donald L. Wasson
Donald impartió clases de Historia de la Antigüedad, de la Edad Media y de los Estados Unidos, en el Lincoln College (Normal, Illinois) y desde que comenzó a estudiar sobre Alejandro Magno, siempre ha sido y será un estudiante de historia. Le ilusióna transmitir conocimientos a sus alumnos.

Cita este trabajo

Estilo APA

Wasson, D. L. (2015, febrero 04). Cibeles [Cybele]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-13558/cibeles/

Estilo Chicago

Wasson, Donald L.. "Cibeles." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación febrero 04, 2015. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-13558/cibeles/.

Estilo MLA

Wasson, Donald L.. "Cibeles." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 04 feb 2015. Web. 24 dic 2024.

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