La civilización chavín floreció entre el 900 y 200 a.C. en los Andes septentrionales y centrales y fue una de las primeras culturas pre-incas. El centro religioso Chavín de Huántar llegó a ser un importante sitio de peregrinación, y el arte de chavín fue igualmente influyente en las culturas contemporáneas y tardías desde los paracas hasta los incas, ayudando a difundir las imágenes e ideas de chavín y establecer el primer sistema andino de creencias universal.
La religión chavín
Uno de los más importantes dioses de chavín fue el Dios del Báculo, quien es el tema más probable para la famosa figura central en la Puerta del Sol en Tiwanaku. Precursor del dios creador andino Viracocha, el Dios Báculo estaba asociado con la fertilidad de la agricultura y usualmente sostiene una vara en cada mano pero también está representado en una estatua del Templo Nuevo en el sitio de culto de Chavín de Huántar (ver abajo). Esta figura de medio metro representa la dualidad masculina y femenina con una mano sosteniendo una concha spondylus y en la otra una concha strombus. Otra representación celebrada en el mismo yacimiento es la Estela Raimondi, una losa de granito de dos metros de alto con el dios inciso en un bajo relieve como una figura sin género específico con pies con garras, talones, y colmillos en una imagen que puede ser leída en dos direcciones. Una segunda deidad importante de chavín era el dios jaguar con colmillos, también un tema popular en el arte de chavín.
Las ceremonias religiosas de Chavín involucraban espectáculos multisensoriales que incluían derramamiento de sangre y sacrificios rituales que pudieron ser representados en espacios públicos con hasta 1500 personas, o en los más restringidos y exclusivos ambientes de los complejos templos interiores. Una importante característica del culto era el sacerdocio de chamanes quienes se ponían a ellos mismos en trances por vía de plantas alucinógenas, tales como las hojas de coca y ciertos tipos de cactus y hongos. Una aura añadida de misterio religioso era lograda con la quema de incienso, sacerdotes apareciendo de repente encima de los templos por medio de escaleras secretas internas, y una cacofonía de sonidos musicales de los cantantes y trompetas de caracola.
Chavín de Huántar
El centro religioso más importante de chavín fue Chavín de Huántar en el valle de Mosna, que se usó por más de cinco siglos y llegó a convertirse en un conocido lugar de peregrinación a través de la región andina. El sitio está significativamente ubicado en el punto de encuentro de dos ríos (una típica tradición andina) el Mosna y el Washeksa. Antiguos derrumbes dejaron terrazas fértiles, y la proximidad de muchos muelles y un amplio y variado suministro de piedras para proyectos de construcciones monumentales aseguró el crecimiento del sitio.
En su cúspide, el centro tuvo de 2000 a 3000 habitantes y cubría alrededor de 100 acres. El Templo Viejo data de 750 a.C. y es acualmente un complejo de edificios que juntos forman una "u". En el centro, dos escaleras descienden a una corte hundida circular. Las murallas de los edificios están alineadas con piedras cuadradas y rectangulares que cargan imágenes de criaturas chamánicas, transformacionales, esculpidas en bajo relieve. Las figuras combinan rasgos humanos con colmillos y garras de jaguar y visten tocados de serpiente simbolizando visiones espirituales.
El monolito lanzón de 4,5 m de alto toma la forma de un arado de pie andino tradicional y se encuentra en profundidad dentro del laberinto interior del Templo Viejo. Muestra a una criatura supernatural con colmillos y garras que están decoradas con serpientes. La criatura apunta abajo con una mano y arriba con la otra, quizás un indicativo de su liderazgo sobre los reinos terrestres y celestiales. Se piensa que este monolito era quizás el sitio de un antiguo oráculo que daba respuestas a las demandas de los peregrinos quienes en turno dejaban ofrendas de oro, obsidiana, conchas, y cerámicas. También habían muchas cámaras de piedra en el templo interior a través del cual corría el agua bajo presión, creando así un ruido en el interior de los confines de las cámaras y evocando acompañamiento a las declaraciones del oráculo.
La característica más llamativa del Templo Nuevo (del 500 a.C.), cual fue realmente una extensión del complejo del Templo Viejo, son las 100 cabezas de piedra supervivientes que alguna vez sabresalieron de las murallas exteriores. Estas forman una serie transformacional y de cambio progresivo de forma humana a jaguar. El templo en su nueva forma medía 100 m de longitud y alcanzó una altura de 16 m con tres niveles. Su Portal de entrada blanco y negro está flanqueado en cada lado por una columna simple; una carga la imagen de un águila, la otra de un halcón representando lo femenino y masculino respectivamente en un típico ejemplo Chavín de dualidad. El Templo Nuevo también contiene el Obelisco Tello de 2,5 metros de alto que muestra dos caimanes y serpientes y podrían representar el mito de la creación. Opuesto al templo, una larga corte hundida cuadrada de 50 m de lado fue construida para propósitos ceremoniales, una característica que se convertiría en estándar en muchos sitios religiosos andinos subsecuentes.
Otro edificios más modestos de Chavín de Huántar, que a veces usan ladrillos de adobe de forma cónica distintiva, indican que hubo ahí un gran número de residentes permanentes, jerarquía social, y centros de especialización de artesanía. El sitio y la cultura de chavín entraron en declive hacia el tercer siglo a.C. por razones que no permanecen claras pero probablemente relacionadas con muchos años de sequía, terremotos y la inevitable convulsión social causada por tal estrés. No hay evidencia arqueológica de fuerza militar en Chavín o de conquistas regionales específicas. Las estructuras políticas de chavín, por tanto, permanecen desafortunadamente misteriosas , aunque crearon un legado artístico duradero que influenciaría a casi todas las civilizaciones andinas futuras.
El arte chavín
El arte de Chavín está cargado de imágenes de felinos (especialmente jaguares), serpientes, y animales rapaces, así como seres supernaturales, a veces con feroces miradas con colmillos. Las criaturas a veces son dinámicas (se presentan en dos estados a la vez) y diseñadas tanto para confundir y sorprender. Las imágenes son también muchas veces anatrópicas: se pueden ver desde diferentes direcciones. Como el historiador del arte R. R. Stone resume:
Un fuerte efecto perceptivo, ciertamente calculado por los artistas de Chavín, inspira confusión, sorpresa, miedo, y terror a través del uso de imágenes dinámicas y cambiantes que contienen varias lecturas dependiendo de la dirección desde la que se miren (37).
Es igualmente notable que muchos de los animales de las imágenes chavín son de las distantes selvas bajas y, así, ilustran la lejana influencia alcanzada por la cultura chavín, un punto más confirmado por la presencia de Chavín de Huántar en ofrendas votivas de culturas cientos de kilómetros distantes. El Dios del Báculo fue otro tema popular en la escultura , cerámica y textiles chavín. Los textiles de algodón pintado de Chavín son, de hecho, los más tempranos ejemplos de cualquier cultura andina y toman la forma de tapices, cinturones y ropas.
La cerámica típica chavín es de alta calidad y de paredes delgadas, usualmente de pulidos rojos, negros, o cafés. La forma más común es la de recipiente bulboso en forma de estribo para verter, a veces pulido con elevados diseños representando imágenes de la religión chavín. Los recipientes pueden ser también antropomorfos, típicamente de jaguares, humanos sentados, y frutas y plantas. Las conchas eran una forma popular de joyería entre la élite chavín y podían también ser esculpidas en forma de trompeta para uso en ceremonias religiosas. Se han conservado fiinos platos de madera con exquisitas incrustaciones de conchas de spondylus y madreperlas, así como turquesas. Finalmente, los chavín fueron hábiles trabajadores del metal y crearon objetos (especialmente coronas cilíndricas, máscaras, pectorales, y joyería) en hojas de oro usando soldadura y técnicas de repujado que compiten con cualquier otra cultura andina en su imaginación y ejecución.