Dinastía Shang

La dinastía Shang (1600-1046 a.C.) es la segunda dinastía de China después de la dinastía Xia (2070-1600 a.C.), tras la derrota del tirano Jie de Xia por el líder Shang, Tang. Debido a que muchos historiadores cuestionan si la dinastía Xia existió realmente, puede que la dinastía Shang fuera en realidad la primera del país y el origen de la cultura china.

La estabilidad del país durante la dinastía Shang permitió numerosos avances culturales, como la fundición industrializada del bronce, el calendario, los rituales religiosos y la escritura. Al asumir el trono, el rey Tang comenzó a trabajar de manera inmediata para las necesidades del pueblo en vez de las suyas, lo que sirvió de modelo para sus sucesores. Estos hombres crearon un gobierno estable, que continuaría durante 600 años, pero según los registros de los historiadores chinos, perdieron el Mandato del Cielo que les permitía gobernar.

En 1046 a.C., el rey Wu de Zhou derrotó a los Shang, quien después fundó la dinastía Zhou (1046-256 a.C.). La dinastía Zhou sería la última antes de la dinastía Qin (221-210 a.C.), que unificó China y le dio su nombre. Para la época de las dinastías Zhou y Qin, ya existía la cultura china, de manera que, si se excluye la dinastía Xia como un invento de historiadores posteriores con fines políticos, se concluye que la dinastía Shang es la responsable de los cimientos de la cultura y civilización chinas. Por otro lado, si se acepta la dinastía Xia como hecho histórico, en cualquier caso el desarrollo de los aspectos más importantes de la cultura se produjo durante la dinastía Shang.

El rey Tang de Shang

Tang gobernó el reino de Shang, un estado vasallo bajo el gobierno superior de la dinastía Xia. Sus años de gobierno son controvertidos. El historiador Joshua J. Mark señala que "las fechas que se le atribuyen (1675-1646 a.C.) no se corresponden a los acontecimientos conocidos en los cuales participó y se deben considerar erróneas". El último emperador de la dinastía Xia, Jie, era un tirano que vivía para su propio placer a expensas de su pueblo. Tang soportó este trato mientras pudo por el bien de la armonía y la paz y, por sobre todo, porque se creía que los Xia gobernaban según el Mandato del Cielo, principio otorgado por los dioses a ciertas personas para gobernar sobre otras. Con el paso del tiempo, Tang se dio cuenta de que los Xia habían perdido el mandato y lideró a su pueblo en la revuelta.

En la batalla de Mingtiao, Tang derrotó a Jie en medio de una gran tormenta de truenos y relámpagos. Jie huyó del campo de batalla y buscó seguridad en el exilio, muriendo al final de una enfermedad. Tang abolió la política tiránica de Jie y sus excesivos impuestos e instituyó un nuevo gobierno que trabajaba para el pueblo y no contra él.

Aunque Tang y sus sucesores mantuvieron un ejército permanente de unos 1.000 soldados, redujo el número de reclutas y el tiempo de servicio. También, creó programas sociales para los pobres que eran financiados por el gobierno. Uno de ellos consistía en dar monedas de oro marcadas a los pobres que vendieron a sus hijos para sobrevivir a una hambruna. La moneda les permitía comprar a sus hijos de vuelta. Durante el reinado de Tang, el país sufrió de varias hambrunas, pero se mostró próspero.

Estabilidad y economía

El historiador Justin Wintle señala que “la presencia (en ambas orillas del río Amarillo) de grandes cantidades de loess, un sedimento aluvial de excepcional fertilidad”, y el buen uso que los Shang hicieron de este, les permitió "cultivar muchos más alimentos de los que ellos o sus dependientes necesitaban, lo que permitió distribuir más mano de obra a empresas como las tumbas Shang, la Gran Muralla China, el Gran Canal y la temprana proliferación de ciudades" (6). Una de las razones por las que los historiadores modernos cuestionan la existencia de la dinastía Xia se debe a que no hay forma de saber si las ciudades asignadas a los Xia no son en realidad las primeras Shang, porque la dinastía Shang construyó muchas.

Los Shang introdujeron la técnica del hangtu (tierra compactada) en la construcción de estas ciudades. Wintle explica que el hangtu consiste en "compactar la tierra dentro de troncos o vigas en vertical, hasta formar una base firme que luego se utiliza como plataforma para levantar edificios de madera, o se construye utilizando el mismo proceso para formar muros y murallas. Su uso, en especial en el norte de China, es indicio de que contaban con considerables recursos de mano de obra" (11). El uso del hangtu, como en las tumbas ornamentadas y los proyectos de construcción pública de los Shang, son reflejos de una estabilidad política y economía próspera que permitía a la gente liberarse de la agricultura de subsistencia para participar en tales proyectos. El mejor ejemplo se encuentra en la ciudad de Erligang, en Zhengzhou.

Erligang

En 1952, se descubrieron los restos de una gran ciudad de la dinastía Shang cerca de Zhengzhou. Esta ciudad contaba con murallas de 10 metros (32 pies) de altura y 20 metros (65 pies) de grosor que se extendía más de 7 km (4 millas) a lo largo y delimitaba un área de más de 3 km² (1 milla cuadrada). Wintle señala que "no se ha detectado nada de tal magnitud que pertenezca al mismo periódo en ningún otro lugar del este de Asia y se calcula que construir Erligang les habría llevado a 12.000 hombres diez años" (16). Las excavaciones descubrieron fundiciones de bronce que se utilizaban para fabricar armas y estatuas. Todas las armas de los militares Shang eran de bronce y los hallazgos han demostrado que estaban bien armados. Sin embargo, las artes eran tan importantes para los Shang como las campañas militares. Las estatuas de bronce halladas en Erligang son superiores en artesanía y tamaño a las encontradas en cualquier otro lugar de la misma época.

Además de trabajar el bronce, los artesanos de la dinastía Shang también eran expertos en la piedra, en especial el jade. Se encontraron ajuares funerarios de jade muy ornamentados, incluidos cuerpos cubiertos de tablillas de jade, como placas de armadura. Los artistas también eran hábiles en textiles. El trabajo en seda y otros materiales tejidos era de muy alta calidad, como es evidente en la vestimenta de los cuerpos cuidadosamente conservados de las tumbas de la dinastía Shang.

También se descubrieron talleres de huesos. En la antigua China, los talleres de huesos eran centros industriales donde los artesanos creaban objetos de hueso y piedra con fines ceremoniales o decorativos y su presencia en Erligang, junto con las fundiciones y artefactos de bronce, indicaban una enorme riqueza. A lo largo de la historia de la China primitiva, los artesanos solían trabajar desde casas rurales para fabricar sus piezas en hueso o piedra. Un complejo industrial del tamaño de Erligang habría significado que la ciudad podría atraer a artesanos cualificados de otras zonas para vivir y trabajar en ella.

Religión

La prosperidad y estabilidad de la dinastía Shang no solo produjo una economía más favorable y grandes obras de arte, sino que también permitió el desarrollo del pensamiento y los rituales religiosos. El historiador Joshua J. Mark escribe:

Antes de los Shang, el pueblo adoraba a muchos dioses con un dios supremo como cabeza del panteón, Shangti. Shangti se consideraba "el gran ancestro" que velaba por la victoria en la guerra, la agricultura, el clima y el buen gobierno. Sin embargo, al estar tan alejado y ocupado, el pueblo parece haber necesitado intercesores más inmediatos para sus necesidades y así comenzó la práctica del culto a los antepasados.

La dinastía Shang no solo desarrolló el culto a los antepasados, sino también el vínculo entre el pueblo y el rey y rey y los dioses. Esto llevó a una comprensión armoniosa de la vida, donde los planos de lo divino y lo humano, los gobernantes y los gobernados estaban entrelazados. El pensamiento religioso no puede desarrollarse cuando uno está preocupado por su seguridad o su familia, por lo que esto es una prueba más de la estabilidad de la dinastía Shang y de la validez de los registros posteriores que afirman que fue una época de gran felicidad y prosperidad para el pueblo.

Se cree que durante esta época se desarrolló el taoísmo y la religión popular (incluido el culto a los antepasados) que surgió de las enseñanzas taoístas. Esta evolución religiosa incluía la creencia en una vida después de la muerte y permitía pedir ayuda a los antepasados. También significaba que el rey que gobernaba la tierra no lo hacía por casualidad o capricho, sino por voluntad de los dioses todopoderosos y en armonía con los antepasados. Joshua J. Mark comenta al respecto:

Se creía que cuando alguien moría, adquiría poderes divinos y podía ser invocado en caso de necesidad. Esta práctica dio lugar a rituales muy sofisticados dedicados a apaciguar a los espíritus de los antepasados, que acabaron incluyendo entierros ornamentados en grandes tumbas llenas de todo lo necesario para disfrutar de una cómoda vida después de la muerte. El rey, además de sus deberes seculares, actuaba como oficiante principal y mediador entre los vivos y los muertos, y su gobierno se consideraba ordenado por la ley divina. Aunque el famoso Mandato del Cielo fue desarrollado por la posterior dinastía Zhou, la idea de vincular a un gobernante justo con la voluntad divina hunde sus raíces en las creencias fomentadas por los Shang.

El calendario, la escritura y la música

El calendario chino tradicional era lunar, basado en la luna, pero los agricultores necesitaban un calendario solar para saber cuándo era el mejor momento para plantar y cosechar sus cultivos. Durante la dinastía Shang, un hombre llamado Wan-Nien midió el tiempo a lo largo de un período de un año midiendo las sombras a lo largo de un día utilizando un reloj solar y un reloj de agua. Estableció los dos solsticios del año y después los dos equinoccios, creando el calendario conocido como Wan-lien-li o "calendario perpetuo". Antes de Wan-Nien, los chinos creían que había 354 días en un año, pero Wan-Nien demostró que hay 365.

Se desconoce la fecha exacta de la obra de Wan-Nien, pero en lo que respecta a la invención de la escritura hay algo más de certeza. La escritura se desarrolló de forma gradual en China mediante el uso de huesos oraculares. Los huesos oraculares eran caparazones de tortugas o huesos de animales que se utilizaban en adivinación. Si una persona quería conocer su futuro, acudía a un adivino que grababa una pregunta en un hueso o caparazón. Si alguien quería saber si asistiría a la boda de un amigo, el adivino escribía "Iré a la boda de mi amigo" en una parte de la concha y "No iré a la boda de mi amigo" en otra. No eran necesariamente palabras, sino símbolos, pictogramas. La concha o el hueso se colocaban en el fuego hasta que se rompían. El adivino interpretaba esa grieta para responder a la pregunta.

Esta práctica condujo al desarrollo de la escritura, ya que la gente tenía preguntas más complejas para los huesos oraculares que si asistir o no a una boda. Hacia el año 1250 a.C., la escritura se había desarrollado de forma reconocible. Según Wintle, "la primera aparición inequívoca de una escritura china en forma de huesos de oráculo inscritos" procede de la ciudad de Anyang (17). La escritura encontrada en estos huesos es arcaica, pero sin duda es escritura china y puede leerse.

La invención de la escritura contribuyó a la disciplina científica, ya que las observaciones podían documentarse con mayor precisión. Las Escrituras del Oráculo son relatos de eclipses y otros acontecimientos celestes escritos por astrónomos de la época. Sus obras muestran los avances de las matemáticas durante el mismo período y el desarrollo de los números pares e impares y los principios de la contabilidad. El I-Ching (también conocido como El Libro de los Cambios) se escribió y recopiló en esta misma época (1250-1150 a.C.). El I-Ching es un libro de adivinación cuyos orígenes se remontan a los adivinos de las zonas rurales y sus huesos oraculares.

También crearon instrumentos musicales. En Yin Xu, cerca de Anyang, las excavaciones han revelado instrumentos del período Shang como la ocarina (un instrumento de viento), tambores y platillos. En otros lugares se han descubierto campanas, carillones y flautas de hueso. La fundación de la ciudad de Anyang, que luego se convirtió en la capital de la dinastía Shang, corresponde al apogeo de su poder.

Decadencia y caída

Es posible que la dinastía Shang sufriera un breve declive antes de la fundación de Anyang, alrededor del año 1300 a.C., cuando los estados independientes bajo el dominio Shang se separaron económicamente, pero no políticamente. Los arqueólogos han llegado a esta conclusión mediante un estudio del comercio de la época que indica un aumento de la economía de los estados independientes pero no en toda la región bajo control Shang. Sin embargo, esta afirmación es dudosa, ya que las pruebas físicas no son concluyentes.

Los dos emperadores más importantes después de Tang fueron Pan Geng, que trasladó la capital a Yin (por lo que a veces se hace referencia a la dinastía como Yin Shang), y Wu Ding. Wu Ding es uno de los únicos emperadores Shang cuya existencia está corroborada por las pruebas físicas de la arqueología. Reinó durante 58 años, de 1250 a 1292 a.C., y durante este periodo el país desarrolló muchos de los avances más importantes mencionados, así como en medicina, odontología y bellas artes.

Tras el reinado de Wu Ding, la dinastía empezó a declinar hasta el último emperador, Zhou (también conocido como Xin), que olvidó su deber con su pueblo y se concentró en satisfacer sus propios deseos. Pasaba la mayor parte del tiempo con su concubina Daji y no solo descuidó sus deberes, sino que hacía pagar a su pueblo sus lujos y su ociosidad. Era peor tirano que Jie de la dinastía Xia y en 1046 a.C., el rey Wu, de la provincia de Zhou, lo destituyó en la batalla de Muye.

La dinastía Zhou sustituyó a la dinastía Shang (1046-256 a.C.), la cualen sus últimos años se disolvió en la época conocida como periodo de los Reinos Combatientes (481-221 a.C.). Durante este período, los siete estados bajo el control de Zhou, lucharon entre sí por el dominio supremo del país. El estado de Qin (pronunciado "chin") salió victorioso y China le debe su nombre actual. A diferencia de los Shang o los Zhou, los Qin empezaron mal y empeoraron con el tiempo hasta que fueron derrocados por los Han. La dinastía Shang, responsable de tantos avances importantes en la cultura, se consideraría después una edad de oro de prosperidad y en muchos sentidos, lo fue.