El legalismo en la antigua China era una creencia filosófica según la cual los seres humanos están más inclinados a hacer el mal que el bien porque están motivados totalmente por el interés propio y requieren leyes estrictas para controlar sus impulsos. Fue desarrollado por el filósofo Han Feizi (c. 280 - 233 a.C.) del estado de Qin.
Se cree que Han Feizi fue alumno del reformador confuciano (y último de los cinco grandes sabios del confucianismo), Xunzi (c. 310 - 235 a.C.), quien se apartó del precepto central del confucianismo de que los seres humanos eran básicamente buenos, afirmando que ciertamente no lo eran porque, si lo fueran, no necesitarían ser instruidos en la bondad.
Han Feizi se basó en este aspecto de la obra de Xunzi, así como en escritos anteriores del período de los Estados Combatientes de China (c. 481 - 221 a.C.) de un estadista Qin llamado Shang Yang (m. 338 a.C.) para desarrollar su filosofía de que, dado que los humanos eran intrínsecamente malos, las leyes para controlar y castigar eran una necesidad para el orden social. Aunque el legalismo durante la dinastía Qin supuso una enorme pérdida de vidas y de cultura, hay que recordar que la filosofía se desarrolló durante una época de constantes guerras en China, en la que cada estado luchaba contra los demás por el control e imponer el orden en este caos se consideraba, obviamente, de suma importancia.
La adopción del legalismo
Durante más de 200 años, el pueblo chino experimentó la guerra como su realidad diaria y un enfoque legalista para tratar de controlar los peores impulsos de la gente (controlar a las personas mediante la amenaza de un castigo severo por hacer el mal) habría parecido la mejor manera de lidiar con el caos. El legalismo de Shang Yang se ocupaba de las situaciones cotidianas, pero se extendía a la forma de comportarse en la guerra, y a él se le atribuyen las tácticas de guerra total que permitieron al estado de Qin derrotar a los demás estados beligerantes para controlar China.
El legalismo se convirtió en la filosofía oficial de la dinastía Qin (221 - 206 a.C.) cuando el primer emperador de China, Shi Huangdi (que reinó de 221 a 210 a.C.), ascendió al poder y prohibió todas las demás filosofías por considerarlas una influencia corruptora. El confucianismo fue especialmente condenado por su insistencia en la bondad básica de los seres humanos y su enseñanza de que la gente solo necesitaba ser guiada hacia el bien para comportarse bien.
Durante la dinastía Qin se quemaron todos los libros que no apoyaban la filosofía legalista y se ejecutó a escritores, filósofos y maestros de otras filosofías. Los excesos del legalismo de la dinastía Qin hicieron que el régimen fuera muy impopular entre el pueblo de la época. Tras el derrocamiento de los Qin, se abandonó el legalismo en favor del confucianismo, lo que influyó notablemente en el desarrollo de la cultura de China.
Creencias y prácticas
El legalismo sostiene que los seres humanos son esencialmente malos porque son inherentemente egoístas. Nadie, a menos que se lo obligue, se sacrifica voluntariamente por otro. Según los preceptos del legalismo, si a uno le conviene matar a otra persona, lo más probable es que esa persona muera. Para evitar esas muertes, un gobernante tenía que crear un cuerpo de leyes que dirigiera la inclinación natural de la gente al interés propio hacia el bien del estado.
Los filósofos legalistas no se preocupaban por la moralidad, ya que consideraban que no desempeñaba ningún papel en el proceso de toma de decisiones de las personas. En el legalismo, las leyes dirigen las inclinaciones naturales de la persona para el bien de todos. La persona que quiere matar a su vecino no lo puede hacer porque se lo prohíbe la ley, pero se le permitiría matar a otros alistándose en el ejército. De esta manera, los deseos egoístas de la persona son gratificados y el estado se beneficia al tener un soldado dedicado.
El legalismo se practicaba mediante la promulgación de leyes para controlar a la población de China. Estas leyes incluían la forma de dirigirse a los superiores sociales, a las mujeres, a los niños, a los sirvientes, así como el derecho penal relativo al robo o al asesinato. Como se daba por sentado que la gente actuaría en su propio interés, y siempre de la peor manera, las penas por infringir la ley eran severas e incluían fuertes multas, el reclutamiento en el ejército o la condena a años de servicio comunitario construyendo monumentos públicos o fortificaciones.
Otras filosofías que defendían la bondad inherente de las personas se consideraban mentiras peligrosas que llevaban a la gente por el mal camino. Las creencias de filósofos como Confucio (551-479 a.C.), Mencio (372-289 a.C.), Mo-Ti (470-391 a.C.) o Lao-Tzu (c. 500 a.C.), con su énfasis en encontrar el bien interior y expresarlo, se consideraban una amenaza para un sistema de creencias que afirmaba lo contrario. El académico John M. Koller afirma lo siguiente sobre el legalismo:
El presupuesto básico del [legalismo] es que las personas están naturalmente inclinadas al mal, y por lo tanto la autoridad de las leyes y el estado son necesarios para el bienestar humano. Esta escuela se opone al confucianismo en la medida en que, especialmente después de Mengzi, el confucianismo enfatizó la bondad inherente de la naturaleza humana. (208)
El legalismo no solo se oponía al confucianismo, sino que no podía tolerarlo. Una vez que el legalismo fue adoptado por la dinastía Qin, el confucianismo se enfrentó a una real amenaza de extinción. Esto se aplicaba tanto a la obra de Xunzi, el reformador confuciano, como a cualquier otra obra confuciana, aunque se pensaba que Xunzi había inspirado a Han Feizi en la fundación del legalismo. En realidad, la afirmación de que los seres humanos son esencialmente egoístas y solo actúan por interés propio era apenas un aspecto de la filosofía de Xunzi. Sostenía que las personas podían llegar a ser mejores de lo que son, no simplemente a través de las leyes, sino mediante la autodisciplina, la educación y la observancia de los rituales.
El legalismo en la dinastía Qin
La visión más amplia de Xunzi sobre las reformas confucianas fue ignorada por Han Feizi en aras de la conveniencia y la practicidad. Cuando la dinastía Zhou (1046 - 256 a.C.) empezó a derrumbarse, y los distintos estados de China bajo su dominio lucharon entre sí por el control, los estados buscaron el sistema más conveniente para mantener el orden social. Los siete estados de China (Chu, Han, Qi, Qin, Wei, Yan y Zhao) se consideraron aptos para gobernar y sustituir a los Zhou.
Estos estados lucharon entre sí una y otra vez, pero ninguno de ellos pudo obtener una ventaja sobre los demás hasta que el rey Ying Zheng de Qin adoptó la filosofía del legalismo de Han Feizi y el concepto de guerra total de Shang Yang, dirigiendo la política interna y las campañas militares según estas dos líneas para lograr la victoria. Las viejas reglas de la caballería que los ejércitos chinos siempre habían considerado fueron ignoradas por los Qin mientras aplastaban un estado tras otro. Cuando el último de los estados libres había sido conquistado, Ying Zheng se declaró el primer emperador de China: Shi Huangdi.
El emperador y su principal asesor/primer ministro Li Siu (también conocido como Li Si, c. 280-208 a.C., otro estudiante de Xunxi) comprendieron lo bien que había funcionado el legalismo para los Qin en la guerra y lo adoptaron como filosofía oficial del estado en la paz. Según el historiador y erudito Joshua J. Mark, Shi Huangdi "ordenó la destrucción de cualquier libro de historia o filosofía que no correspondiera al legalismo, a su línea familiar, al estado de Qin o a él mismo" e hizo ejecutar a más de 400 eruditos confucianos.
Bajo el reinado de Shi Huangdi, los que infringían la ley, aunque fuera por delitos menores, eran condenados a trabajos forzados para construir la Gran Muralla o el Gran Canal o las nuevas carreteras que la dinastía Qin necesitaba para el traslado de tropas y suministros. El pueblo chino odiaba el legalismo de los Qin, pero era impotente frente a los soldados y gobernantes Qin que hacían cumplir la ley.
La dinastía Han y la supresión del legalismo
El legalismo siguió vigente durante toda la dinastía Qin hasta su caída en el año 206 a.C. Tras la caída de Qin, los estados de Chu y Han lucharon por el control del país hasta que Xiang-Yu de Chu (232-202 a.C.) fue derrotado por Liu Bang de Han (c. 256-195 a.C.) en la batalla de Gaixia en el 202 a.C. y se fundó la dinastía Han. La dinastía Han reinó durante mucho tiempo, desde el 202 a.C. hasta el 220 d.C., y comenzó muchos de los avances culturales más importantes de la historia china, entre ellos, la apertura de la Ruta de la Seda.
Al principio mantuvieron una forma de legalismo como filosofía oficial, pero era una versión mucho más suave que la de los Qin. El emperador Wu (141-87 a.C.) abandonó finalmente el legalismo en favor del confucianismo y también ilegalizó el ejercicio de cargos públicos a quienes siguieran las filosofías de Han Feizi o Shang Yang.
El confucianismo pudo volver a expresarse abiertamente durante la dinastía Han. La supresión del legalismo y de los filósofos legalistas disminuyó la amenaza de que la filosofía volviera a arraigar y permitió que se exploraran puntos de vista opuestos. Sin embargo, esto no significó que el legalismo desapareciera o que dejara de tener efecto en la cultura china. El legalismo siguió siendo una filosofía de referencia a lo largo de la historia de China hasta los tiempos modernos. Siempre que un gobierno ha sentido que podía perder el control ha recurrido a algún grado de legalismo.
Sin embargo, los días de la supremacía del legalismo en China se acabaron. Koller escribe que "el efecto a largo plazo del énfasis legalista en las leyes y el castigo fue el fortalecimiento del confucianismo al convertir las instituciones legales en un vehículo para la moral confuciana" (208). El vacío dejado por el rechazo del legalismo fue llenado por el confucianismo, que proporcionó a la cultura china una visión mucho más cómoda y abarcadora de la humanidad y de cómo las personas podían convivir pacíficamente.