Coyolxauhqui (pron. Koy-ol-shauw-kee) fue la diosa azteca de la luna o la vía láctea quien fue masacrada por su hermano Huitzilopochtli, el dios de la guerra, en la mitología azteca. Esta historia fue conmemorada en una célebre piedra de gran relieve encontrada al pie de la pirámide de los sacrificios, el Templo Mayor de la capital azteca, Tenochtitlan.
Coyolxauhqui vs. Huitzilopochtli
Coyolxauhqui, cuyo nombre significa "Pintada con Campanas" (también señalada como "La que se ornamenta las mejillas con cascabeles") era considerada como hermana o madre de Huitzilopochtli, el dios azteca de la guerra y patrón de Tenochtitlán. En la primer versión de este mítico duelo, Coyolxauhqui molestó a su hijo Huitzilopochtli cuando ella insistió en quedarse en la legendaria montaña sagrada Coatepec ("Montaña de la Serpiente", también pronunciado Coatepetl) y no seguir el plan de Huitzilopochtli que consistia en asentarse en un nuevo sitio - el eventual Tenochtitlán. El dios de la guerra se salió con la suya decapitando y comiendo el corazón de Coyolxauhqui, tras lo cual condujo a los aztecas a su nuevo hogar.
En la segunda versión de esta lucha familiar, la rebelde Coyolxauhqui dirigió a sus 400 hermanos, conocidos como los Centzon Huitznaua (los "Cuatrocientos Huiztnaua" que representaban las estrellas del cielo del sur), en un intento de matar a su madre, la diosa Coatlicue. El pretexto para este ataque había sido la noticia de que Coatlicue se había quedado embarazada en circunstancias un tanto extrañas y deshonrosas. Cumpliendo con sus deberes, un día, como limpiadora en el santuario en la cima de la montaña sagrada Coatepec, una bola de plumas descendió repentinamente de los cielos y cuando Coatlicue se la metió en el cinturón la impregnó milagrosamente. El hijo resultante fue nada menos que el poderoso guerrero Huitzilopochtli.
Sin embargo, el complot de Coyolxauhqui se desbarató cuando uno de los Huiztnaua se desanimó y decidió avisar al aún no nacido Huitzilopochtli. En defensa de su madre, el dios salió del vientre materno completamente crecido y armado como un guerrero invencible. En otra versión, el dios surge del cuello cortado de su madre después de que Coyolxauhqui la decapitara. En cualquier caso, con su formidable arma, la xiuhcoatl ("serpiente de fuego"), que en realidad era un rayo de sol, el dios guerrero descuartizó rápidamente a sus hermanos rebeldes y, cortando a Coyolxauhqui en varios trozos grandes, los arrojó por la ladera de la montaña. La cabeza de la diosa fue lanzada al cielo y así se convirtió en la luna.
Este espantoso mito de los hermanos puede simbolizar la victoria diaria del Sol (una de las asociaciones de Huitzilpochtli) sobre la Luna y las estrellas. Aunque la asociación con la Luna no tiene ninguna evidencia arqueológica concreta que la respalde y algunos estudiosos han argumentado que Coyolxauhqui estaba, en cambio, asociada a la Vía Láctea.
La Gran Piedra Coyolxauhqui
El mito de la muerte de Coyolxauhqui a manos de Huitzilopochtli fue conmemorado en un gran disco de piedra, conocido como la Gran Piedra de Coyolxauhqui, que fue excavado en la base del Templo Mayor de Tenochtitlan. Representa en alto relieve el cadáver desmembrado y decapitado de Coyolxauhqui y data de hacia 1473, durante el reinado de Axayacatl. La diosa sólo lleva un cinturón de guerrero con calavera, un tocado con plumas de plumón de águila y un cascabel en la mejilla. La pirámide del Templo Mayor era en realidad un santuario gemelo del dios de la lluvia Tlaloc y del dios de la guerra Huitzilopochtli. Una doble escalera subía por el templo, y el disco estaba colocado, significativamente, en la base de los escalones que llevaban al santuario de Huitzilpochtli. En este templo se sacrificaba a los humanos y sus cuerpos eran desmembrados y arrojados por los escalones para que cayeran en la base, al igual que en el mito de la Montaña de la Serpiente.
Además de recordar la importancia de Huitzilopochtli, la piedra era también una dura advertencia para los enemigos de los aztecas que se veían como el guerrero victorioso Huitzilopochtli. A los guerreros derrotados que subían las escaleras del Templo Mayor para el sacrificio final se les recordaba que pronto serían el equivalente del derrotado Coyolxauhqui.
La piedra, de 3,4 m de diámetro, fue redescubierta en 1978, cuando unos trabajadores excavaban el sótano de una librería en el centro de Ciudad de México. Al condensar una escena tridimensional en una planicie bidimensional, es una de las grandes obras maestras del arte azteca y ahora reside en el Museo del Templo Mayor de la ciudad en la que fue descubierta.
Otras Representaciones en el Arte
Otras representaciones notables de Coyolxauhqui son una losa fragmentaria de piedra verde (diorita) que es más antigua y (junto con una escultura de estuco de la diosa) yace debajo del disco de piedra descrito anteriormente. Esta piedra anterior muestra el arma xiuhcoatl de Huitzilopochtli atravesando el pecho de la diosa y probablemente data del reinado de Moctezuma I (1440-1469).
Otra representación famosa de Coyolxauhqui es una gran cabeza cortada de piedra verde encontrada en Tenochtitlán que probablemente fue tallada durante el reinado de Ahuitzotl (1486-1502). La diosa tiene de nuevo los cascabeles dorados de coyolli en cada mejilla. Esta cabeza reside ahora en el Museo de Antropología de Ciudad de México.