Los huesos oraculares (o también huesos de dragón) eran las escápulas de los bueyes o los plastrones de las tortugas (la parte plana inferior del caparazón) que se usaban en China para la adivinación durante la época de la dinastía Shang (en torno a 1600-1046 a.C.). Con el tiempo, los símbolos tallados en los huesos se acabaron convirtiendo en palabras y a partir de ahí surgió una escritura china reconocible.
Un adivino tallaba (o pintaba, más tarde) los símbolos en los huesos de buey o los caparazones de tortugas, aplicaba calor con un tizón o poniéndolos al fuego hasta que se cascaban, y después interpretaba la dirección de la rajadura a través del dibujo para predecir el futuro. La mayoría de los huesos oraculares que se han descubierto provienen de la Dinastía Shang, pero algunos son de principios de la Dinastía Zhou (1046-226 a.C.). La práctica de predecir el futuro mediante los huesos se conoce como escapulomancia (adivinar el futuro mediante la escápula), plastromancia (mediante el plastrón) o piromancia (mediante el fuego). Todos estos métodos entraron en declive cuando el libro conocido como I-Ching (un manual de adivinación que usa hexagramas y ramitas de milenrama) se popularizó durante la Dinastía Zhou.
Los huesos oraculares se siguieron usando en dinastías posteriores, pero no de manera tan regular como con la Dinastía Shang. Estos huesos son fuentes primarias importantes en la historia de la Dinastía Shang y dieron lugar a la escritura china. El historiador Harold M. Tanner escribe que "los huesos oraculares son los documentos escritos más antiguos de la civilización china. Las inscripciones nos proporcionan una imagen muy selectiva de las preocupaciones y los acontecimientos que eran importantes para la élite Shang. Los documentos más antiguos datan del reinado del rey Wu Ding a finales del periodo Shang (40)". A pesar de que todo el mundo estaba interesado en lo que deparaba el futuro, las preguntas de las clases más pudientes de China conforman la mayoría de las inscripciones. Eso probablemente se deba a que podían permitirse consultar con los psíquicos más a menudo que las clases pobres.
Uso de los huesos oraculares
El deseo de conocer el futuro ha sido una constante en la historia de la humanidad, y la gente china durante la Dinastía Shang no era diferente en este aspecto de la gente de hoy en día. La adivinación durante la Dinastía Shang se consideraba un recurso importante para tomar decisiones y todo el mundo consultaba a estos psíquicos, desde los granjeros hasta el rey. Creían que los adivinos estaban en contacto con el mundo de los espíritus de los ancestros que vivían con los dioses y conocían el futuro. Estos espíritus se comunicaban con los psíquicos mediante los huesos oraculares. Cada adivino o adivina tenía su ámbito de especialización (amor, dinero, trabajo, etc.), pero podía responder preguntas de cualquier tema.
Los adivinos conseguían los huesos y conchas ellos mismos, y los preparaban, o se los compraban a un mercader que los lavaba y limpiaba. Luego el adivino guardaba los huesos y conchas en su establecimiento. Si alguien quería saber si tenía que llevar el ganado al mercado o no, o visitar o no a un amigo en una fecha concreta, visitaba al adivino, que podría predecir lo bien que funcionarían los planes.
La persona le hacía al adivino una pregunta del tipo "¿debería llevar mis bueyes al mercado el mes que viene?" y el adivino grababa los símbolos para persona, bueyes y el mes que viene, y puede que un mes posterior en la concha de tortuga o el hueso. Después, se hacía un agujero en el hueso y se aplicaba un tizón al rojo vivo, o se ponía el hueso cerca del fuego hasta que se cascaba. Si la rajadura iba en un sentido significaba que la persona debería llevar los animales al mercado; si iba en el sentido contrario, entonces debería esperar.
La gente se fiaba de los adivinos para ayudarles a tomar decisiones sobre todo tipo de cosas en sus vidas, desde buscar pareja hasta tener hijos, viajar, tomar decisiones sobre dinero o incluso ir a la guerra. En aquella época la gente consultaba con los adivinos de la misma manera que hoy en día consulta el horóscopo en el periódico o internet para ver qué es lo que puede pasar hoy. En los huesos había símbolos tallados que significaban "buen día" y "mal día", y puede que una persona consultara con un adivino por la mañana para ver cómo le iba a ir el día que le esperaba. Los huesos oraculares encontrados hasta ahora datan de alrededor de 1250-1046 a.C. y nos proporcionan toda clase de información importante sobre la Dinastía Shang.
Descubrimiento de los huesos oraculares
La Dinastía Shang fue reemplazada por la Zhou, que seguía usando huesos pero en gran medida se guiaba por el I-Ching y otros métodos de predecir el futuro. La capital de la Dinastía Shang, la actual Anyang, fue renovada por los Zhou y las áreas en las que estaban los talleres de huesos y los lugares de adivinación quedaron abandonadas.
En 1899 d.C. el canciller de la Academia Imperial, Wang Yirong (1845-1900 d.C.), enfermó de malaria. Le pidió medicinas al médico y este le mandó al boticario a por el remedio más conocido: huesos de dragón. Se suponía que esta medicina estaba hecha de los antiguos huesos de dragones y tenía propiedades místicas de curación. Tomarse una dosis de hueso de dragón durante la Dinastía Shang habría sido como tomarse una aspirina u otro medicamento, y tanto boticarios como doctores y proveedores sacaban dinero con esta medicina, que siempre se entregaba a los pacientes en forma de polvo molido.
No obstante, cuando Wang Yirong recibió los huesos de dragón, no estaban molidos. Cuando ocurrió estos, Yirong estaba acompañado por un amigo llamado Liu E (1857-1909 d.C.), que examinó los huesos de dragón con él. Ambos estaban interesados en la paleografía (el estudio de las escrituras antiguas) y se dieron cuenta de que los huesos parecían estar cubiertos de una escritura china antigua.
Wang Yirong y Liu E regresaron adonde el boticario para enterarse de dónde había conseguido los huesos, pero el hombre no quería decírselo. Sin embargo, accedió a venderles los huesos que tenía enteros en la tienda, y Wang y Liu le mencionaron a otros su descubrimiento. Los estudiosos no tardaron en interesarse por el origen de estos huesos, pero los boticarios y vendedores de huesos no querían contárselo: estaban haciendo mucho dinero con el medicamento.
Wang murió en 1900 (se suicidó por la parte que jugó en el levantamiento de los bóxers) sin llegar a encontrar la fuente de los huesos. Liu tampoco descubrió nunca de dónde provenían los huesos, pero publicó el primer libro sobre inscripciones en huesos oraculares en 1903. Liu también sufrió por participar en el levantamiento de los bóxers y murió en el exilio en 1909.
En 1908., el estudioso y filólogo Luo Zhenyu (1866-1940 d.C.) logró descubrir por fin que los huesos provenían de un área a las afueras de la ciudad de Anyang. Viajó allí y encontró miles de huesos con inscripciones grabadas o pintadas. Los granjeros de la zona le dijeron que había gente que excavaba los huesos y las conchas de la tierra, les raspaba las inscripciones para que parecieran huesos de dragón y que se los vendían a los vendedores de huesos y los boticarios. Luo Zhenyu publicó su descubrimiento y tradujo las inscripciones que encontró en los huesos y las conchas. Otros estudiosos se interesaron por ello y entonces los granjeros empezaron a vender los "huesos de dragón" a coleccionistas, eruditos, museos y universidades.
Importancia de los huesos oraculares
Los huesos oraculares fueron descubrimientos importantes para la historia y la escritura chinas. Las inscripciones son una escritura primitiva china reconocible como un lenguaje escrito. Estas inscripciones son inestimables para los historiadores porque registran las preguntas y las respuestas que hacía y recibía la gente en cuanto a sus propias vidas, en especial las preguntas y actividades del rey.
Con el tiempo, el rey se acabó convirtiendo en el "adivino principal" que interpretaba el mensaje de los espíritus mediante las grietas de los huesos. Los huesos oraculares contienen información sobre los reinados de los últimos reyes de la Dinastía Shang, las preguntas que hacían, las respuestas que recibieron e incluso qué acabó ocurriendo en un acontecimiento u otro. Si un rey quería saber si debería subir los impuestos, el hueso oracular recoge la pregunta, la respuesta que recibió, si el rey siguió o no el consejo, y cuál fue el resultado. Los huesos oraculares son fuentes primarias de la historia de la Dinastía Shang por lo detallado de la documentación de los adivinos con todo lo que tenía que ver con la pregunta de cada persona.
Cada pregunta se recogía en cuatro pasos:
- Prefacio: la fecha en la que se hacía la pregunta, el nombre del adivino y a veces el nombre de la persona que hacía la pregunta (por ejemplo, 14 de febrero de 2016, adivinó Ai mi li, preguntó Ma ke).
- Orden: el tema de la pregunta (por ejemplo, Finanzas) y la pregunta específica (por ejemplo, debería llevar los bueyes al mercado/no debería llevar los bueyes al mercado).
- Pronóstico: la respuesta dada por los espíritus e interpretada según las rajas de la concha o el hueso (por ejemplo, los espíritus indican que sí, deberías llevar los bueyes al mercado).
- Verificación: si la profecía resultaba ser cierta y qué había pasado con la persona que había hecho la pregunta (por ejemplo, Ma Ke hizo caso de la profecía, llevó los bueyes al mercado y ganó una gran suma de dinero).
Cada uno de estos pasos se documentaba tan detalladamente que los estudiosos pudieron verificar que las historias que antes se creía que eran mitos de la Dinastía Shang en realidad eran ciertas. Los escritores chinos de las dinastías posteriores (especialmente antes de la Tang) hablaban de la Shang como una especia de edad de oro, y las inscripciones en los huesos oraculares muestran que tenían razones de sobra para considerarla como tal.
Conclusión
Las inscripciones mostraban lo próspera que había sido la Dinastía Shang y cómo había pasado la gente el tiempo en aquella época, y todas ellas corroboran lo que escribieron los autores posteriores. Los huesos oraculares documentan detalles tales como cuándo se construyeron las ciudades, cuándo se despejaban terrenos, cuándo se iniciaban ciertos negocios, cuándo se realizaba la siembra, qué clases de animales y objetos se vendían, a dónde viajaban, con qué áreas comerciaban, cuándo se acordaban matrimonios o se pagaban impuestos, cuándo se subían o no se bajaban los impuestos, qué eventos astronómicos se producían y las actividades de la corte del emperador, tales como partidas de caza específicas, giras por el reino, y nombramientos a diferentes puestos.
Aunque muchos de estos artefactos se molieron y destruyeron para crear el placebo conocido como huesos de dragón, se han descubierto, descifrado y conservado miles más. Estos huesos oraculares cuentan las historias de la gente que vivió en China hace más de 2.000 años y, al igual que todos los artefactos históricos, muestran que la gente de la antigüedad no era tan diferente de la que vive hoy en día.