Religión cartaginesa

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Mark Cartwright
por , traducido por Diego Villa Caballero
Publicado el 06 julio 2016
Disponible en otros idiomas: inglés, francés
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Tanit (by Rafael dP, CC BY-NC-SA)
Tanit
Rafael dP (CC BY-NC-SA)

Cartago fue fundada por la ciudad fenicia de Tiro en el siglo IX a.C. y, junto con muchas otras prácticas culturales, la ciudad adoptó aspectos de la religión de sus padres fundadores. Era de carácter politeísta y en la colonia se veneraban dioses fenicios tan importantes como Melkart y Baal junto a otros nuevos como Tanit. Estos, a su vez, se difundieron en las nuevas colonias púnicas alrededor del antiguo Mediterráneo, mientras que por otro lado, los dioses de las culturas vecinas se incorporaron al panteón cartaginés. Se construyeron templos en honor a ellos, las ceremonias eran supervisadas por una clase sacerdotal, se hacían sacrificios para apaciguarlos y sus imágenes aparecían en barcos, monedas y en el arte.

Los dioses

La mayoría de los dioses cartagineses se heredaron de los fenicios, pero adaptados, y sus nombres y funciones evolucionaron con el tiempo. La deidad cartaginesa más importante era Melkart, patrón y protector de la ciudad de Tiro, a quien quizá se le asignó un papel similar en la Cartago primitiva. De hecho, los colonos estaban obligados a enviar un tributo anual (una décima parte de sus ganancias anuales) al templo de Melkart en Tiro durante los primeros siglos de existencia de la colonia. En el siglo III a.C., el influyente clan bárcida de Cartago fue un ferviente adorador de Melkart. En el año 237 a.C., Aníbal, cuando tenía 9 años, en un juramento ante el dios declaró que sería enemigo de Roma para siempre. Aníbal no fue el único general cartaginés que se deificó a sí mismo y adoptó la apariencia del dios. Los griegos identificaron a Melkart con su propio héroe, Hércules, y el culto a Melkart-Hércules se extendió por todo el Mediterráneo.

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Baal Hammon (señor de los altares del incienso) era otro dios importante, inspirado en Baal, que era el dios supremo en la ciudad fenicia de Sidón. Baal tenía muchas otras encarnaciones, o incluso había deidades separadas bajo ese nombre: Baal Iddir, Baal Marqod, Baal Oz, Baal Qarnem, Baal Sapon y Baal Shamin. Los historiadores, a causa de la falta de claridad sobre los detalles de los dioses fenicios y cartagineses, continúan discutiendo su asociación o incluso su equivalencia con Melkart y el dios fenicio El.

LA DIOSA MÁS IMPORTANTE ERA TANIT, QUE REPRESENTABA A UNA DIOSA MADRE, LA VIDA Y LA FERTILIDAD.

De manera similar, los dioses fenicios Eshmún (un equivalente de Adonis pero también identificado como Asclepio por los griegos, lo que sugiere que en Cartago se lo asociaba con la curación), Reshef (el dios del fuego y el rayo, vinculado a Apolo por los griegos) y Rasap (asociado con la guerra) eran adorados en Cartago, pero con connotaciones ligeramente diferentes, como Reshef (una forma de Rasap) y Shadrap (asociado con las serpientes y la curación). Otros dioses fenicios menos importantes que sobrevivieron en la religión púnica eran Hawot (dios de los muertos), Hudis (la luna nueva), Kese (la luna llena), Kusor/Kusorit (dios/diosa de la inteligencia) y Semes (la diosa del sol).

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Una de las deidades púnicas más importantes que no fue adorada en Fenicia era Tanit (Tnt), aunque es posible que allí se la considerara una sierva de Astarté. Tanit adquirió importancia solo a partir del siglo V a.C. en Cartago, pero con el tiempo superaría en importancia a Melkart y Baal Hammon. Representaba a una diosa madre, la vida y la fertilidad. Fuertemente vinculada a Baal y considerada la consorte de Baal Hammon, se la conocía comúnmente como "Tanit rostro de Baal" (Tnt pn B'l) y se la representaba en inscripciones, mosaicos, cerámica y estelas como un símbolo (un triángulo con una línea recta y un círculo encima) que aparentemente representaba una figura femenina estilizada con los brazos extendidos. No se conocen los símbolos de los demás dioses cartagineses. Tanit también estaba asociada a la palmera, la paloma, la luna, el pez y la granada, que aparecen junto a ella en las monedas y estelas cartaginesas dedicadas a ella. En la escultura tardía posteriores, se la suele representar con cabeza de león y alas, y un segundo símbolo suyo es la forma de botella que es frecuente en las estelas votivas.

Tanit Mosaic
Mosaico de Tanit
Carole Raddato (CC BY-NC-SA)

Finalmente, tras la creciente helenización de Cartago a partir del siglo IV a.C., se adoptaron dioses del panteón griego y se adaptaron a la cultura. Deméter y Perséfone (Koré) eran especialmente populares y fueron incorporadas al panteón púnico después de una serie de desastres militares que los cartagineses atribuyeron a la imprudente destrucción del templo de las diosas en Siracusa en el 396 a.C. Se asignaban sacerdotes y sacerdotisas de alto rango específicamente para servir a las diosas. Otra importación extranjera fue Isis, que tenía un templo en la ciudad. Una de las sacerdotisas de la diosa está representada en la impresionante tapa de mármol del sarcófago de la tumba de Santa Mónica. El uso de amuletos de fabricación egipcia y las copias caseras estaba muy extendido en Cartago, a juzgar por su abundancia en las tumbas.

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Los sacerdotes

En la leyenda de la fundación de Cartago, Dido (Elisa), la reina que huyó de Tiro, recogió al sumo sacerdote de Astarté en Chipre en su camino hacia el norte de África, prometiéndole que él y sus descendientes ocuparían el puesto de sumo sacerdote en la nueva ciudad. Éste fue el primero de una clase sacerdotal en la ciudad. La élite de Cartago dominaba los puestos religiosos importantes. El jefe de los sacerdotes (rb khnm) también era miembro del Senado y del influyente Consejo de los 104. Un comité de 10 senadores era responsable de los asuntos religiosos del estado. Los sacerdotes gozaban de un alto estatus pero vivían una vida austera, simbolizada por sus distintivas cabezas rapadas. Los sacerdotes se distinguían aún más al pintarse de ocre rojo durante las ceremonias. Parece ser que la mayoría de los cargos religiosos de la ciudad eran hereditarios. Las inscripciones nos informan que un sacerdote principal era responsable de un templo en particular y contaba con la ayuda de una categoría inferior de sacerdotes (khnm). Había mujeres sacerdotes, pero una vez más, los detalles de la iniciación y los deberes de la clase sacerdotal siguen siendo desconocidos. Puede que los sacerdotes controlaran el ámbito de la educación, de la que sabemos muy poco, y también las bibliotecas que sabemos que existían en el momento de la destrucción de Cartago en el 146 a.C.

Priestess of Isis on a Carthaginian Sarcophagus Lid
Sacerdotisa de Isis en la tapa de un sarcófago cartaginés
Père Delattre (Public Domain)

Los templos

Las inscripciones en estelas púnicas describen muchos templos dedicados a muchas deidades diferentes en Cartago, pero desafortunadamente, existen muy pocos restos de ellos en el registro arqueológico debido a la destrucción de la ciudad por los romanos al final de la tercera guerra púnica en el 146 a.C. Probablemente había tantos templos en Cartago como en la Roma y la Atenas de aquel tiempo. Podemos imaginar que eran similares a los templos fenicios, como el de Salomón descrito en la Biblia que fue diseñado por los fenicios y el templo de Melkart en Tiro, descrito por Heródoto. Estos tenían dos grandes columnas, una a cada lado de la entrada que conducía a tres cámaras dentro de las cuales no había una representación del dios sino un gran cuenco de bronce con una llama que ardía a perpetuidad.

En el exterior de los templos se celebraban ceremonias con oraciones, quema de incienso y ofrendas a los dioses en un altar especialmente dedicado a ellos. Estas ceremonias podían consistir en libaciones, ofrendas de alimentos, flores, sacrificios de animales (toros, corderos, aves de corral, pájaros, etc.) e incluso sacrificios humanos (molk). También sabemos que los templos estaban prohibidos para las mujeres y los cerdos, aunque había algunas sacerdotisas que servían a ciertas deidades y sus templos. Las ceremonias religiosas también podían ocurrir en lugares naturales como ríos y manantiales, ya que a menudo los cartagineses los consideraban sagrados.

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Punic Stele with Goddess Tanit
Estela púnica con la diosa Tanit
Carole Raddato (CC BY-NC-SA)

El tofet

Según fuentes antiguas, uno de los rituales de las religiones fenicia y púnica era el sacrificio de seres humanos, sobre todo de niños (aunque no exclusivamente). Las víctimas eran asesinadas en el fuego, aunque no está claro exactamente cómo. Según los historiadores antiguos Clitarco y Diodoro Sículo, se disponía una hoguera delante de una estatua de bronce del dios Baal (o El), que tenía los brazos extendidos sobre los que se colocaba a la víctima antes de caer al fuego. También mencionan que las víctimas llevaban una máscara sonriente para ocultar sus lágrimas al dios al que eran ofrecidas. Las cenizas de la víctima se depositaban en una urna rematada por una piedra. Las urnas eran, frecuentemente, vasijas y jarrones reciclados procedentes de lugares tan lejanos como Corinto y Egipto, por lo que constituyen un registro interesante y valioso del comercio mediterráneo. A partir del siglo VI a.C. se dedicaron estelas a Baal o Tanit y se colocaban encima de las urnas en lugar de piedras. Sobreviven miles de ejemplos de estos objetos votivos y constituyen una poderosa evidencia de que la religión cartaginesa era practicada por todos los niveles de la sociedad. Algunas urnas se enterraban en tumbas dentro de pozos y el espacio sagrado abierto dedicado a estas urnas estaba rodeado por muros y se conocía como tofet.

El tofet de Cartago se conocía como el "recinto de Tanit" y estaba situado al sur de la ciudad en Salambó. Se utilizó por primera vez en el siglo VIII a.C. y de manera continua desde entonces hasta la caída de Cartago en las guerras púnicas. En su mayor extensión, abarcaba 6.000 metros cuadrados y tenía nueve niveles descendentes. Allí se encontraba una zona de santuario con un altar donde se realizaban los sacrificios.

Tophet of Carthage
Tofet de Cartago
Dennis Jarvis (CC BY-SA)

En el mundo antiguo, los fenicios y cartagineses se ganaron una reputación sangrienta por sus frecuentes sacrificios de niños, pero algunos historiadores han cuestionado la escala que tuvo esta práctica. Muchas estelas tienen una inscripción que describe un sacrificio de sangre humana, pero otras describen la sustitución de un niño por una oveja o un cordero. Además, al examinar más de cerca, es notable que todas las referencias literarias al sacrificio humano sugieren que era necesario sólo en tiempos de gran peligro para el Estado, como guerras, plagas y desastres naturales, y no era una práctica cotidiana. Incluso en la mitología fenicia/púnica, donde el dios El sacrifica a su hijo Ieud, es para salvar a su país del colapso. En otro ejemplo, Diodoro describe al general cartaginés Amílcar sacrificando a un niño durante el asedio de Agrigento en el siglo V a.C., cuando los defensores estaban sufriendo el brote fatal de una enfermedad. Además, los sacrificios humanos en las fuentes antiguas son casi siempre de hijos de gobernantes y de la clase dominante, ya que los dioses, aparentemente, no debían conmoverse ante el sacrificio del pueblo común.

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El análisis de los restos encontrados en las urnas de Cartago revela que, en total, el 80% de los restos humanos proceden de recién nacidos o fetos. Esto es similar al porcentaje de otros tofets como el de Tharros. No es posible determinar la causa exacta de la muerte, pero la historiadora M. E. Aubet concluye lo siguiente:

...todo apunta a que murieron por causas naturales, al nacer o unas semanas después. Aunque es posible que se practicaran sacrificios humanos, la alta proporción de recién nacidos en los tofets muestra que estos recintos servían como lugares de enterramiento para niños que morían al nacer o no habían alcanzado la edad de dos años. (252)

Aubet también señala que los cementerios de las ciudades púnicas no contienen restos de niños pequeños, lo que sugiere que todos los niños, sin importar la causa de su muerte, se enterraban dentro del tofet. El sacrificio de niños sí se practicaba en Cartago, al igual que en muchas otras culturas antiguas, pero la evidencia física de la escala de dicha práctica no parece coincidir con la infame reputación que los fenicios y los cartagineses han padecido durante mucho tiempo desde la antigüedad.

Tanit, Carthaginian Electrum Coin
Tanit, moneda de electro cartaginesa
The British Museum (Copyright)

Conclusión

Nuestra información sobre muchos de los detalles de la religión púnica es incompleta debido a la falta de fuentes contemporáneas de los propios cartagineses. La situación se vuelve más compleja por el uso, a veces indiscriminado, de nombres griegos y latinos por parte de los escritores antiguos de esas culturas al momento de describir las prácticas religiosas de Cartago, sin mencionar su sesgo contra las prácticas extranjeras. No sobrevive ningún templo, no ha llegado hasta nosotros ningún texto sobre la mitología púnica y sólo nos quedan unas cuantas estelas con inscripciones y algunos objetos de arte para reconstruir los detalles. Las tumbas han sido una fuente vital de tales objetos, y la presencia de ofrendas votivas, utensilios de uso cotidiano, amuletos y máscaras para alejar a los malos espíritus sugeriría que los cartagineses creían en algún tipo de vida después de la muerte. Sin embargo, como ocurre con muchos otros aspectos de la religión cartaginesa, no conocemos detalles precisos y surgen interrogantes respecto a en qué consistía esa vida o cómo una persona podía asegurarse de haber llegado allí. Tenemos una mayor certeza de que la religión cartaginesa continuó practicádose después de la destrucción de la ciudad por parte de Roma, a veces bajo nombres diferentes, quizá de forma más clandestina que antes, pero muy a menudo en los mismos templos de antes.

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Bibliografía

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Sobre el traductor

Diego Villa Caballero
Profesional en lenguas con estudios literarios. Profesor de castellano, escritor, traductor y entusiasta de la historia. Áreas de interés: literatura, artefactos antiguos, la historia de las religiones, la astrología, la arquitectura, la historia militar y del arte.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2016, julio 06). Religión cartaginesa [Carthaginian Religion]. (D. V. Caballero, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-14765/religion-cartaginesa/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Religión cartaginesa." Traducido por Diego Villa Caballero. World History Encyclopedia. Última modificación julio 06, 2016. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-14765/religion-cartaginesa/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Religión cartaginesa." Traducido por Diego Villa Caballero. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 06 jul 2016. Web. 21 dic 2024.

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