Pachacamac o Pachacámac, ubicado en la costa y a 32 km al sur de Lima, era un sitio sagrado importante, oráculo y lugar de sepultura que visitaban los peregrinos de muchas de las antiguas culturas andinas, entre ellos los incas. El lugar, activo por más de 2000 años, se llamó así por el dios del mismo nombre (Pacha Kamaq) que los pueblos costeros veneraban allí y consideraban el “Hacedor de la Tierra”.
Sitio sagrado de Pachacamac
Pachacamac, situado en el valle de Lurín, puede haber estado en uso como un sitio para oráculo sagrado desde el primer milenio a. C., mientras que su asentamiento comenzó en algún momento del primer milenio temprano d.C. El dios Pachacamac, también conocido como el “Hacedor de la Tierra”, era un dios creador quien también estaba asociado con los terremotos. En la mitología costera, Pachacamac había vencido al dios creador rival Kon, quien había detenido toda la lluvia como castigo por la maldad de la humanidad. Entonces, Pachacamac cambió la raza humana existente en animales y creó una nueva raza de hombres y mujeres. En unas versiones del mito el dios envió cuatro estrellas a la tierra, las dos estrellas masculinas se convirtieron en los reyes y la nobleza mientras que las dos estrellas femeninas se convirtieron en la plebe.
En este sitio se veneraba la estatua sagrada de madera del dios, situada dentro de un gran complejo de templos construido sobre una plataforma de tierra escalonada. Esta estructura es contemporánea de las civilizaciones moche o mochica y nazca (200 a. C. - 600 d. C.). Construida con vistas a una plaza con columnas y asentado en una plataforma de ocho niveles sobre una colina natural, los edificios del templo deben haber dominado el lugar. Cada nivel de la plataforma de ladrillos de adobe tiene alrededor de un metro de altura y estaban pintados en colores brillantes con diseños de plantas y animales. Las figuras se hacían más ostentosas delineándolas con negro. En 1935 fueron encontrados, enterrados en el sitio, un juego de pinceles de artista (de cabello humano y cañas) y una bolsa de pigmentos. El templo estaba bien mantenido ya que algunas áreas de la decoración muestran hasta 16 repintes. Los edificios en la plataforma más alta estaban dispuestos alrededor de un patio y algunos eran usados para alojamiento.
El oráculo de Pachacamac
El sitio atraía a peregrinos de lugares lejanos para consultar su oráculo aunque no se conoce con detalle cómo funcionaba. Se sabe que un sumo sacerdote interpretaba el oráculo desde la intimidad de una cámara a la cual solo él tenía acceso. Los peregrinos tenían que someterse a muchas semanas de rituales de iniciación, ayuno y limpieza antes de ser considerados merecedores de consultar el oráculo. También se esperaba que hicieran ofrendas tales como alimentos, coca, tejidos y cualquier otro bien de valor que pudiesen aportar. De hecho, los sacerdotes de Pachacamac establecieron una red de santuarios subsidiarios en toda la región, que extraían tributos de las poblaciones locales. Al igual que en los antiguos oráculos a través del mundo, las preguntas formuladas se habrían referido al clima para propósitos agrícolas, a la guerra, a cuestiones de salud, a problemas familiares, etc.
Tal era la popularidad del sitio que el historiador Alden Mason describió a Pachacamac como “la Meca del Perú”. Esto queda comprobado por los hallazgos, en las tumbas, de cerámicas y textiles provenientes de muchas culturas diversas, tales como la lambayeque, la nazca, la huari o wari, la tiahuanaco y la chimú. Finamente, las edificaciones religiosas se esparcieron con muchos santuarios a deidades menores y floreció un área residencial hasta cubrir un área de 4 millas cuadradas (unos 10 kilómetros cuadrados). Así, este centro se convirtió en el más grande en Perú central y meridional. En las zonas residenciales se conservan muchos de los pisos y bases de columna que deben haber soportado los techos de estera.
Bajo el dominio inca
Los incas se apoderaron del sitio durante el reinado de Túpac Inca Yupanqui (1471-1493 d.C.) y, a la usanza típica, lo incorporaron junto con la deidad Pachacamac a la religión inca. Ellos construyeron un templo dedicado a Inti, el dios del sol inca, con quien Pachacamac recibió igual estatus, algo inusual para los dioses de los pueblos conquistados. El templo, construido sobre una plataforma de tierra de seis niveles y pintado de rojo, era realmente dos edificios rectangulares paralelos que medían 52 x 23 metros y alcanzaban una altura de 7,3 metros. Utilizado como alojamiento para los sacerdotes, las paredes tienen muchos nichos y están decoradas con pinturas de animales. Otras estructuras incas incluyen una gran residencia con columnas para mujeres santas conocida como el “Edificio Pintado” (“Convento”), una enorme plaza elevada para que los peregrinos se congregaran y la sección residencial del sitio conocida como Tauri Chumbi.
Las excavaciones en la entrada del templo del sol y de dentro han revelado un espacio funerario hecho por los incas que contenía 20 mujeres jóvenes sacrificadas. Los artefactos enterrados junto con ellas sugieren que las jóvenes eran de origen costero. También se sabe que los sacrificios humanos eran hechos a Pachacamac para apaciguarlo tras la presencia de este nuevo rival, Inti. Al pueblo de Pachacamac, sin duda por la antigüedad del oráculo y la importancia del lugar para muchas culturas andinas, se le daba un nivel más alto autonomía que a muchas áreas conquistadas por sus señores incas.
Historia posterior
El oráculo del sitio siguió siendo consultado por los incas pero perdió el favor real cuando predijo, erróneamente, que Huáscar ganaría la guerra civil contra Atahualpa entre 1526 y 1532. En consecuencia, este último gobernante le dio permiso a Pizarro para que enviara a su hermano a destruir la estatua de Pachacamac. Como con las tumbas incas que podrían encontrar, es casi seguro que los españoles habrían saqueado el sitio también.
Pachacamac fue dañado por saqueos posteriores y por los factores ambientales a lo largo de los siglos por lo que su forma original ha sido difícil de establecer. Aunque hay partes que han sido excavadas, de hecho, el sitio fue el primero en Perú en ser investigado por arqueólogos, algunas de las modernas reconstrucciones en el sitio no son necesariamente una réplica exacta de los edificios originales, lo cual es significativo en la estructura del “Convento”. Sin embargo, todavía pueden admirarse partes de sus muros bien hechos, que usaban el típico método inca de piedras bien encajadas sin mortero. Los artefactos excavados en las tumbas, excepcionalmente bien preservados en el clima seco de desierto de la región, incluyen cerámica ricamente pintada y finos tejidos con atrevidos diseños geométricos, muy parecidos a los de Nazca.