Los Ashuin (también conocidos como Asvins, Asvinau o Asvini Kumaras) son dos hermanos gemelos de la mitología hindú, hijos del dios del sol Suria. También se los conoce como los "Jinetes" y son siempre jóvenes, guapos y atléticos. Se los considera los médicos de los dioses. Como gemelos, representan una dualidad cósmica de ideas como la luz y la oscuridad, la curación y la destrucción. En muchos aspectos, se asemejan a los Dioscuros (Cástor y Pólux) de la mitología griega y romana, y es muy posible que se basaran en personajes históricos, quizá dos gobernantes famosos por sus habilidades en la batalla y sus buenas acciones.
Suria y Saraniú
Los Ashuin aparecen en la literatura védica (1500 - 1000 a.C.) como los hijos gemelos de Suria, el dios del sol o del cielo. Su madre es Saraniú (Conciencia), la hija de Visvakarma. Desgraciadamente, Saraniú se cansó tanto de la brillante luz de Suria que un día le dio una sierva, Chaya (Sombra), y le dejó vivir una vida de reflexión en los bosques, transformado en yegua. Sin embargo, Suria no se dejaría privar tan fácilmente y, disfrazado de semental, se apareó con Saraniú. La descendencia resultante fue Revanta (jefe de los Guhyakas) y los dos gemelos. Los gemelos también se consideran los padres de Nakula y Sahadeva, los príncipes Pandu.
Asociaciones
Los dos hermanos son siempre jóvenes, guapos, brillantes, dorados, rápidos y atléticos. Compasivos, ayudan a los necesitados, desde ancianas hasta soldados abandonados por un ejército en retirada. También representan la dualidad, pueden cambiar de forma a voluntad y poseen el poder de curar. De hecho, esta última capacidad hace que sean el tema de muchos himnos hindúes, ya que se los considera los médicos oficiales de svarga, uno de los cielos intermedios y reino de Indra. De este modo, se los conoce individualmente como Dasrá y Náshatia o colectivamente como Dasrau, Náshatias, Gadagadau o Svarvaidyau.
El nombre de los Ashuin deriva del sánscrito asva o "caballo" y están estrechamente asociados con ese animal, a veces incluso se considera que tienen cuerpo de hombre y cabeza de caballo, pero como ocurre con muchas otras deidades hindúes, también tienen varios nombres alternativos. Entre ellos están Abdhijau ("nacido en el océano"), Badaveyau (como su padre en algunos textos, Badava, fuego subterráneo) y Puskarasrajau ("envuelto en lotos"). Los Ashuin rara vez aparecen representados en el arte hindú antiguo, pero sí aparecen como figuras escultóricas en las gopurams (puertas monumentales) del siglo XII de Chidambaram.
Ashuin y Chiávana
Los conocimientos médicos de los Ashuin ayudaron al sabio Chiávana, a quien devolvieron a la juventud cuando llegó a una edad muy avanzada. En realidad, este acto aparentemente desinteresado fue motivado por la promesa de Sukanya, la esposa de Chiávana, de que si devolvían la salud a su marido, ella revelaría a los Ashuin lo único que les faltaba para convertirse en dioses completos. Los gemelos accedieron y le dijeron a Chiávana que se bañara en un estanque, y al sumergirse en sus aguas, emergió como un joven vivaz. Cumpliendo su promesa, Sukanya dijo entonces a los Ashuin que no estaban completos porque no habían bebido el elixir soma, como los demás dioses.
Los gemelos se pusieron entonces manos a la obra para conseguir un poco de soma y finalmente consiguieron persuadir a Dadhyanc, hijo del sacerdote Atharvan, para que les enseñara la ceremonia del sacrificio que implicaba la bebida sagrada. El problema era que Indra no quería que los Ashuin bebieran soma porque, en su opinión, estaban contaminados por pasar demasiado tiempo con los humanos. El gran dios amenazó con una terrible venganza si los gemelos se enteraban de la ceremonia y conseguían soma. Los Ashuin lo evitaron dándole a Dadhyanc una cabeza nueva, de modo que cuando Indra se enteró de que les había enseñado el soma, le cortó la nueva cabeza a Dadhyanc, pero después, tras guardarla cuidadosamente, los Ashuin pudieron devolverle a Dadhyanc su cabeza original.
Portadores del Sol
Los Ashuin tienen otro deber importante: acompañar a su padre en su carro dorado a través del cielo cada día, cuando trae el calor y la luz del sol a la tierra. A veces tienen su propio carro dorado de tres ruedas, tirado por caballos o pájaros, y en otras ocasiones solo montan sus caballos. En concreto, preceden a su padre y se han convertido así en la personificación del crepúsculo matutino. Al golpear a sus caballos con sus látigos, disipan el rocío de la mañana.