La civilización tairona, una de las tribus de la familia chibcha, floreció en Colombia septentrional entre el 200 y el 1600 d.C. Al igual que los muisca de Cundinamarca, los tairona fueron conocidos por su pericia en la artesanía y la metalurgia, especialmente en la orfebrería. Ocuparon principalmente la región de la Sierra Nevada de Santa Marta, en el actual Magdalena, dejando abundante evidencia arqueológica de su estilo de vida, que era sorprendentemente moderno visto desde la perspectiva de su aislamiento relativo respecto a civilizaciones más desarrolladas.
RESUMEN HISTÓRICO
Los tairona fueron tan hábiles en la agricultura como en la metalurgia. Hallazgos arqueológicos, que se remontan al año 200 d.C., demuestran que tenían conocimiento y habilidad en el cultivo en terrazas, construcción de canales y bases de piedra. Sin embargo no es por eso por lo que se les llegó a conocer, sino por sus excepcionales destrezas bélicas, que los convirtieron en una de las tribus más difíciles de colonizar por los conquistadores españoles quienes habían sido capaces de derrocar los imperios inca, azteca y maya sin mucho esfuerzo. Los tairona terminaron peleando con los conquistadores durante más de 75 años.
No es de sorprender que muchos españoles se convirtieran en admiradores y escribieran relatos acerca de esta misteriosa y todopoderosa tribu que se resistía a la influencia occidental. Muchos cronistas registraron el modo de vida de los tairona, sus sistemas de comercio, sus creencias religiosas y su, aparente, falta de interés en el valor monetario de los metales preciosos. Por lo tanto, no es muy sorprendente que se crea que los tairona están relacionados con la tribu muisca, al compartir ambas el mismo sistema de división de poder y una creencia en el significado espiritual del oro.
YACIMIENTOS IMPORTANTES
Los tairona tuvieron que abandonar sus asentamientos hacia mediados del siglo XVII y los bosques se tragaron la mayoría de sus huellas. Sin embargo, todavía han quedado algunas como testimonios de su notable cultura.
Uno de sus asentamientos mas famosos era la Ciudad Perdida. Conocida localmente como Teyuna, fue fundada alrededor del 800 d.C., 600 años antes que Machu Picchu. Es uno de los sitios arqueológicos precolombinos más importantes en Sudamérica. Accesible por una larga y agotadora caminata a través de un denso follaje y unos 1.200 escalones de piedra, se cree que albergó entre 2.000 y 8.000 personas. Hasta ahora, solo se ha excavado una parte de la otrora magnífica ciudad. Los hallazgos han sido extraordinarios: unas 250 terrazas de piedra y barro que sirvieron como plataformas para casas, esparcidas a través de 300.000 metros cuadrados de terreno con una frondosa vegetación. Las excavaciones más recientes también han desenterrado una serie de objetos fascinantes: ornamentos, ofrendas de oro, cerámica e incluso instrumentos musicales.
Otro yacimiento, Pueblito, está ubicado cerca de la costa del Caribe. Según las investigaciones, contiene al menos 254 terrazas y alojaba una población de cerca de 3.000 personas. En el pasado solía haber numerosas aldeas y caseríos esparcidos por todo el valle, formando una gran red que incrementaría el comercio y otros negocios. De hecho, los tairona incluso se involucraron en la producción de sal, según lo encontrado en Chengue, una pequeña villa pesquera.
SOCIEDAD
Los tairona tenían un sistema de gobierno basado en la religión. Sus gobernantes eran una parte de la élite chamánica que afirmaba ser capaz de controlar las fuerzas de la naturaleza, el cosmos y todos los pensamientos y acciones humanas. Una de las creencias principales del pueblo tairona era el proceso de transformación, un típico intercambio de poder chamánico. Creían que las almas de los chamanes, al limpiar sus mentes y cuerpos, con largos períodos de ayuno y extenuantes danzas rituales, podían trascender la condición humana mortal y adquirir conocimiento de regiones desconocidas del cosmos, inaccesibles para los demás. De ahí que los chamanes eran considerados los jefes de la tribu y tratados con gran respeto, además eran responsables de reunir los ejércitos, controlar la agricultura, cuidar del bienestar de los tairona e, incluso, supervisar la red de comercio por trueque. Los tairona creían que los chamanes podían salir de sus cuerpos y obtener el conocimiento de otras criaturas, lo cual inspiró su metalurgia. Se creía que muchos de los ornamentos encontrados en sus asentamientos eran de personas convertidas en animales feroces tales como la famosa estatuilla del “hombre murciélago” que representa a un chamán convirtiéndose lentamente en un murciélago.
ARTE Y RELIGIÓN
Las creencias religiosas de los tairona, como en muchas de las tribus en aquel período, influenciaban mucho su metalurgia y arte. Como el “hombre murciélago”, muchos de sus pendientes y corazas abundaban en figuras de hombres que aparentemente se transformaban en temibles criaturas, especialmente aves de presa, cocodrilos y serpientes. Estos ornamentos no solo representaban el estatus de quien los llevaba, también eran símbolos de sus supuestos poderes.
En aquellos tiempos, la transformación era un concepto en el que todas las tribus de la familia chibcha creían y se esforzaban en llevarlo a cabo. Los murciélagos eran considerados como uno de los animales más poderosos entonces, los tairona hicieron todo lo posible para parecerse a ellos. Se han encontrado vestimentas usadas para simbolizar dicha transformación en las tumbas de los dignatarios líderes del período tairona. Según los investigadores del Banco de la República, Colombia: “la ornamentación de sus viseras metálicas era una alusión a las membranas dentro del oído del murciélago, las narigueras cilíndricas elevaban la nariz para hacerla parecida a los orificios nasales de ciertas especies de murciélagos y los ornamentos sublabiales imitaban la carnosidad del labio inferior del animal.”
A diferencia de lo que mucha gente tiende a creer, la antigua Colombia no fue solo un centro de excelente orfebrería en oro, también de la cerámica. Los objetos de cerámica más antiguos extraídos del área ocupada por los tairona se fecharon hacia el 2500 a.C., aunque se cree que prosperaron después del año 200 d.C. Otra conexión con los muisca parece ser la similitud en el trabajo del oro. Ambas tribus hablantes del chibcha tenían la misma variedad de ofrendas para sus deidades e incluso tenían casi el mismo tipo de tunjos. Los tunjos son estatuillas hechas de tumbaga, una mezcla de oro, cobre y plata, que suelen mostrar a los miembros de la tribu en su vida cotidiana. Otro aspecto interesante de la modernidad de los tairona es que los estudiosos creen que la tribu tenía libertad para los divorcios. También sus prácticas religiosas eran muy similares a las de sus contrapartes actuales, los kogui o cogui o kággaba, y se prolongaban por días, involucrando principalmente deliberación, masticación de coca y meditación profunda.
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