Nitocris (2184-2181 a.C.) es el nombre griego de Nitiqret, la última monarca de la Dinastía VI de Egipto que puso fin al Imperio Antiguo (en torno a 2613-2181 a.C.). Nitocris es más conocida por la historia que cuenta Heródoto (484-425/413 a.C.) sobre ella en sus Historias (Libro II.100), en la que mata a los asesinos de su hermano en un banquete.
¿Más que un simple nombre?
Los eruditos llevan un siglo cuestionando la historicidad de Nitocris, a pesar de que su nombre aparece en la Lista de Turín de los monarcas egipcios, y también lo menciona Manetón (siglo III a.C.) en su lista de monarcas del siglo VI y Eratóstenes de Cirene (276-194 a.C.) en su Lista tebana de la monarquía egipcia. Flavio Josefo (37-100 a.C.) hace referencia a la historia de Heródoto en su Antigüedades de los judíos (Libro VIII.6.2.), donde la llama Nicaule y no cuestiona la autenticidad de la historia. Sabemos que Eratóstenes menciona a Nitocris a través de la obra de Apolodoro de Atenas (en torno a 180 a.C.), a quien cita Sincelo (en torno a 810 a.C.) en su Selección de cronografía. Aun así, como no hay pruebas físicas de esta reina, ni inscripciones, ni monumentos ni tumba, ni ninguna otra referencia posterior, algunos expertos han dicho que su nombre no es más que el error de un escriba en cuanto al nombre del último rey de la Dinastía VI, Neitiqerty Siptah.
A pesar de ello, últimamente hay cada vez más egiptólogos y eruditos que han aceptado que la historia de Heródoto puede tener cierta base de verdad y Nitocris se reconoce cada vez más como la primera reina regente de Egipto y la última monarca del Imperio Antiguo. No está muy clara la razón para esta reevaluación de Nitocris, pero puede que tenga que ver con la clase de evidencia presentada por primera vez por el egiptólogo Percy E. Newberry (1869-1949 d.C.), que argumentó que Nitocris fue una gobernante egipcia real, no un simple personaje de una fábula repetida por Heródoto, y que había que aceptar su historicidad.
Heródoto y otros recuentos
La historia de Heródoto sobre Nitocris se suele citar como la única prueba de la reina en la historia. Pero, aunque esta sea la única fuente que habla de su venganza, de hecho, como ya se ha mencionado, hay otras fuentes. Heródoto escribe:
Después de él venían otros trescientos treinta reyes, cuyos nombres los sacerdotes recitaban de un rollo de papiro. En todas estas generaciones hubo dieciocho reyes etíopes, y una reina, nativa del país; el resto fueron todos hombres egipcios. El nombre de la reina era el mismo que el de la princesa babilónica, Nitocris. Para vengar a su hermano, que era el rey de Egipto, que fue asesinado por sus súbditos que después le entregaron la soberanía a Nitocris, hizo matar a muchos egipcios por traición. Construyó una espaciosa cámara subterránea; después, con la excusa de inaugurarla, pero con una intención bien diferente en mente, dio un gran banquete, e invitó a aquellos egipcios que sabía que habían tenido mayor complicidad en el asesinato de su hermano. Y mientras festejaban, dejó caer el río sobre ellos mediante un inmenso canal secreto. Esto es todo lo que los sacerdotes dijeron de ella, excepto que después de hacer esto se arrojó en una cámara llena de tizones, para evitar la venganza. (Historias, II.100)
Los expertos empezaron a sospechar de esta historia al no encontrar fuentes egipcias que la corroboraran, y más aún si se tiene en cuenta que Heródoto cuenta un suceso similar tan solo unos capítulos después. En el capítulo 107 del mismo libro cuenta la historia del rey egipcio Sesostris, que regresa a casa tras una campaña y se detiene cerca de Pelusium donde se encuentra con su hermano, al que había dejado a cargo del país mientras estaba fuera. Se celebra un gran banquete en honor del rey, pero mientras él y su familia están dentro el hermano ordena rodear el edificio de madera y prenderle fuego. Sesostris consigue escapar sacrificando a dos de sus hijos para usarlos de puente humano que permite a los demás escapar. Después el rey se encarga de su traicionero hermano (Historias, II.107)
Este relato tampoco está corroborado por ninguna historia egipcia y, lo que es más, varios reyes se han asociado con Sesostris (entre ellos Senusret III, Amenhotep II y Ramsés II). Sesostris también aparece citado por varios historiadores de la antigüedad como el primero en conquistar el mundo conocido o haber conquistado Egipto, así que está considerado una figura mítica, una amalgama de varias historias diferentes de varios reyes egipcios, no una figura histórica.
Manetón sencillamente incluye el nombre de Nitocris en la lista y dice que es "más valiente que cualquier hombre de su época" y de belleza excepcional (Waddell, 54). Sin embargo, también le atribuye "la construcción de la tercera pirámide", cosa que los egiptólogos rechazan rotundamente porque está bien demostrado que la tercera pirámide fue construida por Menkaure (2532-2503 a.C.).
Eratóstenes dice que gobernó durante seis años desde Tebas y apunta que fue la vigesimosegunda gobernante desde Menes, "una reina, no un rey, su nombre significa 'Atenea victoriosa,'" pero no dice nada más. Josefo la menciona como Nicaule y cita a Heródoto, pero no habla de la historia de la venganza. Apolodoro de Atenas conservó la tablilla de Eratóstenes de los reyes egipcios y Sincelo también la mencionó más tarde sin añadir más detalles. Esta falta de corroboración de la historia de Heródoto es el motivo por el que se llegó a pensar que Nitocris era mitológica. Sin embargo, en 1943 d.C. Percy E. Newberry dijo que había que tomarse más en serio estas otras fuentes a la hora de establecer la historicidad de Nitocris y, además, había pruebas físicas en Egipto si sabías detrás de lo que andabas.
El razonamiento de Newberry
Percy E. Newberry no es ni de lejos tan conocido como debería serlo. Fue Newberry el que llevó por primera vez a Howard Carter a Egipto en 1891 d.C. y lo puso en camino para descubrir la tumba de Tutankamón en 1922 d.C. De hecho, Newberry trabajaría con Carter en la excavación y evaluación del contenido de la tumba, ya que sus amplios conocimientos de botánica lo ayudarían a identificar ciertos elementos orgánicos.
En The Journal of Egyptian Archaeology (El diario de arqueología egipcia), Volumen 29, Newberry presentaba su tesis en el artículo La reina Nitocris de la Dinastía VI en el que afirmaba que le parecía "sorprendente" que sus colegas consideraran que esta mujer era o bien un rey o bien un personaje mitológico cuando existía una abundancia de pruebas para establecer su historicidad como la primera reina demostrada de Egipto (51-52),
Nitocris, según Newberry, no solo aparece en la Lista de Turín sino también en la de Abidos y su tumba se puede identificar en Saqqara. Interpreta el nombre de Nitocris como "Neit es excelente" y demuestra que el nombre de Neit aparece en la tumba de una de las reinas de Pepi II.
Después hace una observación interesante en cuanto a la afirmación rechazada de Manetón de que Nitocris construyó la tercera pirámide. Newberry destaca que el gran egiptólogo Flinders Petrie había apuntado varios años antes que Manetón simplemente dijo que ella había construido la tercera pirámide y los eruditos desde entonces habían asumido que se refería a la tercera de Guiza; pero puede que no fuera eso a lo que se refería. Es posible, ya que Manetón no menciona la localización de esta "tercera pirámide", que se refiriera a la tercera de Saqqara, no de Guiza. Después Newberry indica que la tercera pirámide de Saqqara es la de Neit (53).
Incluso si Manetón se refiere a la tercera pirámide de Guiza, observa Newberry, aun así, no quiere decir que habría que rechazar sus afirmaciones porque el prenomen (el nombre de pila) de la mujer en la tumba de Neit en Saqqara puede que fuera Menkare, que se podría confundir fácilmente con Menkaure (54). Nitocris, afirma Newberry, puede que fuera la esposa de Pepi II, que vivió tanto tiempo que todos sus herederos murieron mucho antes que él. En tal situación, su esposa habría tenido que asumir el mando. Esta interpretación concuerda con lo que dice Eratóstenes de que Nitocris era "una reina, no un rey", una frase que también se puede interpretar como "una esposa en el lugar de su marido".
Respaldo de la historia de Heródoto
Sin embargo, las pruebas de Newberry en cuanto a la tumba, y la interpretación de la línea de Eratóstenes, no confirman la historia de Heródoto de una reina que se vengó del asesinato de su hermano y rey, ya que Pepi II no era su hermano y, además, vivió y reinó más de sesenta años. Los argumentos que dicen que era la esposa de Merenre I (2287-2278 a.C.) tampoco son válidos porque ni fue asesinado ni murió joven. Además, Neit, la esposa de Pepi II no encaja con el periodo de tiempo del reinado de Nitocris, ni su pirámide de Saqqara fue la tercera en construirse. Durante mucho tiempo los egiptólogos han aceptado que la tumba de Neit se construyó la primera y era la más elaborada después de la del rey.
Los argumentos que dicen que era la hermana de Merenre Nemtyemsaf II (2184 a.C.), el hijo y sucesor de Pepi II, se han tenido en cuenta, y siguen siendo los más probables, pero se rechazaron cuando se pensó que Nitocris era un personaje ficticio. Se podría decir que su hermano fue Neitiqerty Siptah (o Netjerkare Siptah), que normalmente se menciona como el último rey de la Dinastía VI y de hecho tuvo un reinado corto. Sin embargo, el tiempo de este rey en el trono se corresponde exactamente con el de Nitocris, razón por la cual los arqueólogos creen que su nombre no fue más que un error de transcripción.
La explicación más probable es que Nitocris fuera la hermana de Merenre Nemtyemsaf II, que reinó solo un año tras Pepi II, y habría sido el último rey antes de Nitocris. El egiptólogo Jaromir Malek, entre otros, argumenta que el caos que siguió a la muerte de Pepi II dio lugar a una documentación confusa e incompleta y que la reina Nitiqret (Nitocris) fue la última monarca de la Dinastía VI:
A Pepi II lo sucedió Merenra II (Nemtyemsaf), la reina Nitiqret (2184-2181 a.C.) y unos diecisiete reyes efímeros más que representan las dinastías VII y VIII de Manetón... La mayoría de estos reyes son poco más que un nombre para nosotros, pero varios de ellos son conocidos por los decretos protectores creados para el templo de Min en Koptos. (Shaw, 107)
La Dinastía VI llevaba algún tiempo desintegrándose durante el reinado de Pepi II y su muerte "provocó una crisis dinástica más seria que cualquier otra a la que se hubiera enfrentado Egipto desde la fundación del estado" (Wilkinson, 103). Los egipcios mantenían registros minuciosos de todo lo que hacían, pero los del final de la Dinastía VI son confusos o simplemente no existen. Los egiptólogos siempre describen el colapso del Imperio Antiguo como una época de gran malestar social y confusión política. Wilkinson, cuando escribe sobre Nitocris y el colapso, apunta que "Neitiqerty Siptah era de ascendencia dudosa y ni siquiera podemos estar seguros de su género: el nombre sugiere que era un hombre, pero la tradición posterior identificaba a Neitiquerty como la reina" y que "tras Neitiqerty, que no dejó ni monumentos ni inscripciones, el trono fue pasando de un gobernante débil a otro" (103).
En medio de esta crisis tras la muerte de Pepi II, parece que Merenre II no fue capaz de mantener el orden. Es posible que Nitocris se percibiera como una gobernante más fuerte que su hermano, quienquiera que fuera, y la elevaron al trono mediante un golpe. Sin embargo, esto es pura especulación ya que no hay ninguna evidencia de que existiera más allá de la historia de Heródoto. Aun así, ahora hay más expertos que aceptan la historia como válida que en cualquier momento del pasado. La egiptóloga Barbara Watterson escribe:
La primera reina regente de Egipto fue Nitocris (en torno a 2180 a.C.), de la que no se sabe mucho excepto que ascendió al trono en una época de inestabilidad política a la muerte de un rey viejo, Pepi II, que había gobernado durante noventa años. Manetón afirmó que era "la mujer más noble y adorable de su época, de tez clara" y, según Heródoto, se suicidó tras vengarse de los hombres que habían asesinado a su hermano para instalarla a ella en el trono. Con la muerte de Nitocris, el Imperio Antiguo llegó a su fin. (110)
Malek, Watterson y Wilkinson, todos ellos respetados egiptólogos, no dan lugar a la antigua creencia de que Nitocris era una figura mítica o el resultado de una errata de la antigüedad. Aunque las afirmaciones de Newberry en cuanto a la pirámide de Saqqara son cuestionables, su argumento de que debería aceptarse a Nitocris porque está incluida en dos listas de reyes, además de que el erudito Eratóstenes la acepta sin reservas tiene mayor peso. Hay muchos gobernantes, tal y como apunta Malek, que no son "más que un nombre" de la misma época y cuya historicidad no se cuestiona. La reina de la historia de Heródoto ahora se reconoce como una verdadera figura histórica a pesar de que los eruditos siguen trabajando con la misma información que tenían hace 100 años.
Conclusión
Un detalle interesante de las fuentes de la antigüedad reside en que Manetón dice que el reinado de Nitocris fue de doce años en total, mientras que Eratóstenes le adjudica seis años desde Tebas (Pritchard, 103). Cabe la posibilidad, siguiendo la explicación de Heródoto, de que se instalara a la hermana del rey en el trono tras el golpe en Menfis. Después reinó desde la capital tradicional mientras construía su sala de banquetes soterrada en Tebas donde acabaría castigando a los asesinos que la habían respaldado. Por tanto, la segunda parte de su reinado habría sido desde Tebas, donde se vengó y después se quitó la vida.
Heródoto afirma que se suicidó para evitar el castigo, pero, como reina de Egipto, también podría haberlo hecho para pagar por el pecado de asesinato. Se esperaba que un monarca egipcio mantuviera el valor del ma'at (equilibrio y armonía), y que el anfitrión asesinara a varios nobles en una fiesta se habría considerado una ofensa contra el ma'at y un pecado serio. Por supuesto, esto son especulaciones, pero probables en tal caso. A pesar de que las dinastías VII y VIII siguieron reinando desde Menfis, serían Heracleópolis y Tebas las que se alzarían como sedes de poder en la siguiente era y Tebas ya era una ciudad próspera y bien establecida para cuando Nitocris se habría mudado allí.
Tampoco habría sido sorprendente que una mujer se hiciera con el trono. Las gobernantes fueron escasas en Egipto, pero sin duda hay precedentes en el Periodo arcaico (en torno 3150 - en torno a 2613 a.C.), Se cree que Neithhotep, la esposa de Narmer, el primer rey (en torno a 3150 a.C.), gobernó tras su muerte, y es cierto que la reina Merneith (en torno a 2990 a.C.) actuó como regente para su hijo Den (en torno a 2990-2940 a.C.), el quinto rey de la Dinastía I, y puede que incluso reinara por derecho propio. Según el experto Francesco Raffaele, "durante el reinado del tercer rey de la Dinastía II de Manetón, Binothris (Njnetjet), el sacerdote de Sebennytos informa de que se decidió que las mujeres podrían reinar" (2). Tras la época de Nitocris habría otras mujeres poderosas, tales como Sobekneferu (en torno a 1807-1802 a.C.) que reinó con autoridad propia y la reina Ahotep I (en torno a 1570-1530 a.C.) que movilizó al ejército para aplastar una rebelión mientras su hijo Ahmose I estaba de campaña.
Durante el Imperio Nuevo (en torno a 1570 a 1069 a.C.) hubo muchas mujeres fuertes que ejercieron una poderosa influencia sobre Egipto, cuyos nombres son bien conocidos: Hatshepsut, que reinó como faraón; Tiye, la esposa de Amenhotep III; Nefertiti, esposa de Akenatón; y Nefertari, esposa de Ramsés II, por no mencionar a aquellas que ejercieron su poder a través del puesto de Esposa del dios de Amón, hasta el Tercer periodo intermedio y el periodo tardío del país, y otras que hicieron lo propio como madres del rey. Teniendo en cuenta todas las pruebas de las que disponemos, es probable que realmente existiera una reina que los griegos conocían como Nitocris que intentó mantener el orden en medio del caos del colapso del Imperio Antiguo y que murió en el intento.