Antiguo Testamento

Definición

Rebecca Denova
por , traducido por Waldo Reboredo Arroyo
Publicado el 25 octubre 2024
Disponible en otros idiomas: inglés, árabe, francés, turco
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Gutenberg Bible (by NYC Wanderer, CC BY-SA)
La Biblia de Gutenberg
NYC Wanderer (CC BY-SA)

Antiguo Testamento es el nombre cristiano de los libros pertenecientes a las escrituras judías que conforman la primera mitad de la Biblia cristiana. El término «antiguo» se empleó con el propósito de diferenciar el judaísmo del cristianismo al comenzar la creación del Nuevo Testamento a partir del siglo II d.C. Los creyentes judíos no consideran que sus escrituras sean antiguas en el sentido de que hayan perdido validez; por el contrario, estas se mantienen en el centro de la vida y la práctica judías.

Etimología

«Testamento» fue el vocablo en que se consolidó un concepto religioso y cultural compartido por el mundo de la antigüedad: el de «convenio» o «pacto». Un convenio era un contrato legal que se respaldaba y juramentaba mediante la realización de votos y rituales. Se conocen ejemplos de este tipo de acuerdos concertados entre señores y vasallos. El faraón egipcio Ramsés II, quien reinó entre 1279 y 1213 a.C., y el rey hitita Hattusili III firmaron un convenio en 1259 a.C. Ambos invocaban a sus dioses particulares para que validaran el acuerdo, uno de los primeros ejemplos de tratado de paz que siguió a la batalla de Kadesh.

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existe consenso en cuanto a que las antiguas tradiciones orales se asentaron por primera vez en forma escrita alrededor del 600 a.C., con textos de distintas fuentes.

Beriyth, palabra hebrea que significa convenio, denotaba promesa o compromiso, aunque el vocablo puede haber derivado de una raíz común que denotaba «cortar». Los convenios se «sellaban» y su legalidad se atestiguaba mediante el intercambio entre las partes de tajaduras de carne provenientes de los sacrificios. El término también puede haber descendido del acadio antiguo con el significado de «entre»: acuerdo entre personas.

Con la traducción al griego de las escrituras hebreas, el término beriyth pasó a ser diatheke, concepto grecorromano de jurisprudencia que denotaba «acuerdo», «voluntad», «última voluntad y testamento». La versión bíblica del Rey Jacobo empleó el inglés «testament» en los libros de la Biblia, en el entendido que los convenios con Dios eran eternos. En la actualidad se entiende que «última voluntad y testamento» es un documento contentivo de las instrucciones con fuerza de ley que indican la manera de realizar la liquidación de las propiedades y bienes de un difunto.

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Todas las religiones de la antigüedad disponían de contratos entre sus dioses y los seres humanos. El contrato especificaba la relación entre la sociedad y lo divino. Los convenios contaban con dos elementos esenciales: 1) la promesa del dios de auxiliar a la comunidad en su búsqueda de prosperidad a cambio de ser adorado, lo cual implicaba la ofrenda de sacrificios, y 2) las leyes que detallaban los roles de género y el comportamiento. Las estructuras de gobierno, al principio monárquicas, eran expresión de los códigos legales, los cuales se validaban por el hecho de que habían sido otorgados por los dioses. No existía diferencia entre las leyes divinas y las civiles. Los magistrados romanos elegidos estaban investidos con el poder de imperium: la autoridad y deber religiosos de cumplir los dictados de lo divino.

Las escrituras judías

Las escrituras judías, a las que también se hace referencia como Biblia hebrea, están compuestas por registros de muy diversas y numerosas fuentes: mitos, himnos, oraciones, revelaciones, y narraciones históricas. Existe consenso en cuanto a que las historias comenzaron como tradiciones orales que se transmitieron a lo largo de generaciones. A medida que transcurrían los siglos e Israel atravesaba una larga historia plena de numerosos acontecimientos trascendentales y desastres de importancia, se incorporaban materiales adicionales y se editaban las narraciones orales. Las adiciones siempre reflejaban el significado de los relatos precedentes, y su actualización comprendía la explicación de los sucesos contemporáneos. Se ha concluido que las tradiciones orales más antiguas se asentaron por primera vez en forma escrita alrededor del 600 a.C., y que el texto reunió temas provenientes de distintas fuentes.

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Los hombres de épocas remotas respetaban la antigüedad y el pasado primitivo porque les permitía validar conceptos y costumbres transmitidos a lo largo de generaciones. Tras la muerte de Salomón, ocurrida alrededor del 930 a.C., Israel se dividió en dos reinos: el de Israel, en el norte, y el de Judea, en el sur, cada uno con sus tradiciones particulares. Los primeros escritos que recogieron los relatos de diferentes fuentes mantuvieron esa diversidad. En consecuencia, la versión escrita de la Biblia hebrea contiene historias duplicadas y triplicadas que además se contradicen. En Génesis, por ejemplo, existen dos relatos desiguales sobre la creación, y acerca de Noé y el diluvio también se cuentan dos narraciones dispares.

The Creation of Adam by Michelangelo
La creación de Adán, de Miguel Ángel
Alonso de Mendoza (Public Domain)

La datación de los libros se determina por medio de detalles culturales específicos presentes en las historias. Muchos de los relatos de Génesis se asocian a la cultura nómada mesoriental de la Edad de Bronce. Otras narraciones posteriores mencionan acontecimientos históricos conocidos, como la invasión de los asirios de 722 a.C. y la destrucción del Templo de Salomón y de Jerusalén en el 587 a.C.

Una característica común a todas las religiones de la antigüedad era la ausencia de una autoridad central que dictara lo que el pueblo debía creer o practicar. Cientos de cultos nativos incorporaban antiguas divinidades, y a medida que pasaba el tiempo adicionaban nuevos dioses y rituales. De manera parecida, distintas agrupaciones o sectas de judíos observaban conceptos y prácticas diferentes. El ibro de Levítico listaba los sacrificios y rituales de pureza relacionados con el Templo, pero poco se conoce acerca de la forma en que esas prácticas se efectuaban en las sinagogas que se encontraban distribuidas a lo largo y ancho del Imperio romano. A lo anterior se añade que la existencia de escritos no constituye prueba firme de una práctica concordante. En aquella época, como en la actualidad, las gentes consultaban los textos religiosos y los interpretaban de manera personal.

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Convenios de la Biblia hebrea

LAS HISTORIAS SERVÍAN PARA EXPLICAR LAS CRISIS PERIÓDICAS Y LAS PROMESAS DE RESTAURACIÓN HECHAS POR DIOS.

En la Biblia hebrea prevalecen dos tipos de convenios: los incondicionales o eternos, hechos por Dios, y los pactos condicionales. A pesar de que las circunstancias cambiaban, los convenios originales permanecían intactos y a menudo se repetían. Sin embargo, en el caso de los convenios condicionales, quedaba a la voluntad de Dios castigar las violaciones, los pecados, resultantes de infringir sus dictados. Las violaciones se organizaron en conjuntos y clasificaron según su nivel de conformidad con el pecado de idolatría, que además conducía a la comisión de otros pecados relacionados con el estilo de vida. A lo largo de las escrituras emerge un patrón. Dios permitía que los israelitas fueran oprimidos a causa de los pecados que habían cometido. Los israelitas apelaban a Dios, con la promesa de que cumplirían los convenios. Entonces Dios interviene, los rescata de sus opresores, y restaura los preceptos originales.

La recurrencia de los patrones no era sino parte de los recursos literarios impuestos por los escritores. No es posible confirmar desde el punto de vista histórico que los israelitas pecaran siempre de idolatría. Las narraciones servían para explicar las crisis periódicas, los tiempos de predominio del mal, y la restauración de las promesas de Dios.

El pacto con Noé

Uno de los primeros exponentes del concepto de convenio se presenta en la historia de la supervivencia de Noé y su familia.

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Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo: He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; y con todo ser viviente que está con vosotros… desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra. Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra. (Génesis 9:8-11)

A menudo los pactos se representaban mediante augurios o señales, en este caso, un arcoíris.

Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra. Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes. Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne. (Génesis 9:13-15)

Sign of Noah's Covenant
La señal del pacto con Noé
Fr Lawrence Lew, O. P. (CC BY-NC-ND)

El convenio con Abraham

Dios y Abraham concertaron uno de los convenios más importantes que se conozcan:

Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. (Génesis 12:1-3)

El convenio ponía énfasis tanto en la prosperidad, el crecimiento de piaras y rebaños, como en las familias, a cambio de que Abraham obedeciera los preceptos dictados por Dios. Ocurría con frecuencia que una modificación en la manera de interpretar el mundo e interactuar con él daba lugar a un nuevo nombre. De este modo Abram se convirtió en Abraham, que significaba «padre de multitudes», «padre de las naciones». Al igual que con todos los aspectos de su vida, Abraham se transformó en el ideal de fidelidad, de lealtad a Dios, tanto para los judíos como para los gentiles, en ambos testamentos.

La señal correspondiente a este convenio se encuentra en Génesis 17:9-14:

Dijo de nuevo Dios a Abraham: ... "Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto".

Resulta habitual escuchar que la circuncisión está vinculada al concepto moderno de higiene. Sin embargo, los conocimientos médicos de los hombres de la antigüedad no alcanzaban un nivel que pudiera avalar tal afirmación. La circuncisión se practicaba y continúa practicando por muchos pueblos del mundo. Las tribus egipcias, sirias, árabes, descendientes de Abraham, también circuncidaban a sus hombres. Una comprensión muy clara acerca de la circuncisión la aporta su significación en la Biblia: la de un distintivo simbólico físico y permanente, que se transformó en marca identificadora de los judíos étnicos.

Circumcision
Circuncisión
Lawrence OP (CC BY-NC-ND)

Las tradiciones surgidas con posterioridad interpretaban la frase «cortado de su pueblo» como castigo resultante del incumplimiento de lo estipulado en el convenio. La expresión simboliza la vida de los israelitas «en el exilio», separados de la tierra prometida de Canaán, cautivos en naciones extranjeras. Además, también se convirtió en una metáfora de separación de Dios.

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El convenio con Moisés

El pacto con Abraham no especificaba en detalle la forma en que se efectuaría el culto a Dios. Los pormenores se proporcionaban en el convenio definitivo realizado entre Dios y Moisés en el Monte Sinaí tras la huida de Egipto, descrito en Éxodo 20. Estos elementos se conocen con el nombre de los diez mandamientos, debido a la destacada posición que su primera decena ocupa en el texto. Pero a continuación se explicaban 603 mandamientos adicionales. Los diez que encabezaban la lista eran absolutos, mientras los demás describían métodos de «expiación», una serie de rituales y sacrificios destinados a cancelar las violaciones.

El convenio presentaba a los israelitas la constitución de la nación de Israel. Contenía detalles acerca de cómo serían «apartados» de las demás naciones en relación a sus cultos, apariencia, y leyes específicas vinculadas al comportamiento cotidiano y las relaciones mutuas: «Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra». (Deuteronomio 7:6). Moisés recibió la orden de colocar las tablillas de la ley en el Arca de la Alianza, alojada en una tienda que ejercía la función de sagrario.

Moses Receives the 10 Commandments
Moisés recibe los Diez Mandamientos
Gebhard Fugel (Public Domain)

Levítico, Números y Deuteronomio continúan la descripción de las características del convenio mosaico. De conjunto, las escrituras los mencionan de manera simple: la Ley de Moisés.

El convenio con el rey David

Los libros de Josué y Jueces relatan el afincamiento de los israelitas en Canaán tras su salida de Egipto. En esta época los doce hijos de Jacob, organizados en una confederación de tribus, gobernaban a los israelitas. El Arca de la Alianza rotaba por diversos centros tribales de culto, de manera que ninguna tribu ejercía dominio sobre las demás.

1 y 2 Samuel relatan la historia del surgimiento de la monarquía en el antiguo Israel. El profeta Samuel había ungido a David con aceite para reemplazar al primer rey, Saúl. Tras su ascenso al trono, David consolidó las tribus y estableció una monarquía unificada centrada en Jerusalén. Sus planes contemplaban mudar a la ciudad la tienda donde se reunían para realizar el culto, y construirle a Dios una «casa» permanente edificada en piedra. Pero David cometió adulterio y asesinato durante su relación con Betsabé.

En esa época el profeta del reinado de David, según los registros, pasó a ser Natán:

Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: "Yo te edificaré casa"… Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre. (2 Samuel 7:27-29)

David no le construiría casa a Dios, tarea que pasó a Salomón, su hijo. El anuncio de Natán engendró el concepto de dinastía, integrada por los descendientes de David. Siempre existiría un heredero de David en el trono de Israel. De la palabra hebrea mashiach, «ungido», se originó «mesías», en griego christos. La posterior sucesión de profetas afirmaba que cuando Dios estableciera su reino en la tierra, suscitaría un mesías del linaje de David. En este pacto no aparecen señales de relevancia, salvo el empleo de «casa» como símbolo de trono y de autoridad.

David & Saul by Rembrandt
David y Saúl, de Rembrandt
Rembrandt (Public Domain)

La Biblia Septuaginta y el Canon

El soberano del Egipto ptolemaico, Ptolomeo II Filadelfo, que vivió entre 285 y 247 a.C., ordenó la traducción de las escrituras hebreas al griego koiné para uso de la comunidad judía de Alejandría. Los autores de los evangelios utilizaron las «traducciones de los setenta», la Biblia Septuaginta, para redactar sus obras.

Un término que se empleó más adelante para describir los libros bíblicos fue el de «canon». Canon era vocablo griego que significaba «medida», concepto que pasó a la acción con la decisión de «medir» cuáles libros se considerarían escrituras sagradas, y cuáles no. La decisión acerca del canon oficial de las escrituras judías demoró siglos en tomarse.

Se dispone de una noción primaria de lo que podía entenderse como canon. El cronista judío Flavio Josefo, que vivió entre el 36 y el 100 d.C., compiló una historia sobre el judaísmo dirigida a los romanos, en la que racionalizó la colección de escritos:

Puesto que no tenemos con nosotros una innumerable multitud de libros que discrepen y se contradigan mutuamente, [como tienen los griegos], sino solo veintidós libros, que contienen los registros de todos los tiempos pasados, los cuales con justicia se tienen por divinos; y de ellos cinco pertenecen a Moisés, que contienen sus leyes y las tradiciones desde el origen de la humanidad hasta su muerte. Este intervalo de tiempo fue de poco menos de tres mil años; pero en cuanto al tiempo transcurrido desde la muerte de Moisés hasta el reinado de Artajerjes, rey de Persia, quien reinó después de Jerjes, los profetas que sucedieron a Moisés escribieron lo acaecido en sus tiempos en trece libros. Los restantes cuatro libros contienen himnos a Dios y preceptos para la conducta de la vida humana. … Con cuánta firmeza hemos dado crédito a estos libros de nuestra nación se hace evidente por lo que hacemos; pues durante tantas edades como han pasado, nadie ha sido tan osado como para añadirles algo, o suprimirles algo, o hacer algún cambio en ellos; sino que se ha hecho natural para todos los judíos de inmediato, desde su nacimiento, apreciar a estos libros por contener las doctrinas divinas, y persistir en ellas, y, presentada la ocasión, estar dispuestos a morir por ellos. (Contra Apión, Libro 1:8)

Las decisiones acerca de la canonización de las escrituras judías no siempre se fundamentaron en diferencias teológicas específicas per se. Los manuscritos se examinaban según su proveniencia y la autoridad del escritor; docenas de ellos se clasificaron como apócrifos, término griego que significa «escondido» o «mantenido en secreto». Muchos de estos libros se escribieron por «videntes» que entraban en trances extáticos, realizaban viajes extracorporales en los que conocían revelaciones acerca de los Días Finales, y hacían recorridos por los cielos y el infierno para saber del destino de los justos y los malvados. Las obras contienen elementos de las escuelas filosóficas griegas que destacan el destino de las almas, son de corte esotérico y pueden haber estado más allá del alcance de quienes como promedio carecían de educación. Las biblias de estudio de la actualidad incluyen los libros apócrifos a continuación de las escrituras judías, entre los dos testamentos.

El canon por excelencia de las escrituras judías no contiene los cuatro libros de los macabeos, escritos en la época de la revuelta macabea contra la opresión de los reyes griegos. La literatura macabea introdujo el concepto de martirio. Quienes en vida habían realizado sacrificios en defensa de sus creencias, recibían como recompensa la condición de mártires y eran elevados a los cielos. El concepto de martirio mantiene su importancia en el judaísmo.

El hecho que estos libros no se incluyeran en el canon final puede haberse debido a razones históricas o políticas. Los líderes de la revuelta establecieron la dinastía hasmonea. Josefo describe las distintas sectas judías, muchas de las cuales se oponían al dominio hasmoneo, en particular los fariseos. Esta puede haber sido una de las causas por las que los libros macabeos no se incluyeron en el canon final.

La edad de los manuscritos más antiguos de la Biblia hebrea se determina en lo fundamental mediante excavaciones arqueológicas y descubrimientos realizados en antiguas bibliotecas. Con la excepción de Ester, la biblioteca de los esenios guardaba manuscritos de todos los libros que integraban la Biblia hebrea, a los cuales se aplica la denominación Manuscritos del Mar Muerto.

Dead Sea Scrolls Jars
Vasijas de los Manuscritos del Mar Muerto
Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

Los rabinos que vivieron más adelante, entre los siglos II y V, añadieron comentarios a las leyes y narraciones históricas, a los que después la tradición judía asignó el acrónimo Tanak para identificarlos. En ellos:

  • T representa Torah, instrucción, el primero de los cinco libros del Pentateuco.
  • N representa Nevi'im, los profetas.
  • K se refiere a Ketuvim, los escritos sagrados: Salmos, Proverbios, Job, Cantares, Ruth, Lamentaciones, Eclesiastés, Ester, Daniel, Ezra, Nehemías, y I y II de Crónicas.

Las biblias cristianas modernas que contienen el Antiguo Testamento varían su contenido en dependencia de las principales denominaciones a la que pertenecen: ortodoxa oriental, católica o protestante. Las decisiones acerca de los cánones incluyen la aceptación o rechazo de las obras apócrifas, así como la inserción de algunos libros adicionales de la Septuaginta griega.

Los escritos comprendidos en el canon moderno del judaísmo se basan en el Texto masorético. El término proviene de massorah, «transmitido» o «entregado». El texto contiene una bien documentada combinación de manuscritos arameos y hebreos compilada entre los siglos VII y X d.C. Su propósito era estandarizar los escritos mediante la adición de letras que permitían pronunciar los sonidos de las vocales, debido a que el hebreo antiguo solo contaba con consonantes. La versión definitiva de la Biblia hebrea contiene 24 libros.

En la práctica moderna se leen distintas secciones de las escrituras judías en ciertos períodos del año. Muchas se pronuncian con especial énfasis durante la liturgia, el Sabat y en las fiestas religiosas.

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Sobre el traductor

Waldo Reboredo Arroyo
Interesado en el estudio de las migraciones, costumbres, las artes y religiones de distintas culturas; descubrimientos geográficos y científicos. Vive en La Habana. En la actualidad traduce y edita libros y artículos para la web.

Sobre el autor

Rebecca Denova
Rebecca I. Denova, Ph D. es catedrática emérita de Cristianismo Primitivo en el Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad de Pittsburgh. En julio de 2021 se publicó su libro de texto titulado «The Origins of Christianity and the New Testament» (Wiley-Blackwell).

Cita este trabajo

Estilo APA

Denova, R. (2024, octubre 25). Antiguo Testamento [Old Testament]. (W. R. Arroyo, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-16435/antiguo-testamento/

Estilo Chicago

Denova, Rebecca. "Antiguo Testamento." Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 25, 2024. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-16435/antiguo-testamento/.

Estilo MLA

Denova, Rebecca. "Antiguo Testamento." Traducido por Waldo Reboredo Arroyo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 25 oct 2024. Web. 18 ene 2025.

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