La Rus de Kiev (862-1242) era una federación política medieval situada en lo que hoy es Bielorrusia, Ucrania y parte de Rusia (nombrada así por los rus, un pueblo escandinavo). El apelativo Rus de Kiev es una designación moderna (siglo XIX) que mantiene el significado de «tierra de los rus», según se conocía la región en la Edad Media.
Los rus reinaron desde la ciudad de Kiev (o Kyiv) y por eso «Rus de Kiev» quería decir «las tierras de los rus de Kiev». Los rus se mencionan por primera vez en los Anales de San Bertín, donde se registra que en el 839 formaron parte de una misión diplomática de Constantinopla a la corte de Luis el Piadoso (que reinó de 814 a 840). Los anales mencionan que eran suecos, lo cual es posible, pero su etnicidad nunca ha sido establecida con seguridad.
La historia original del arribo de los rus al este se cuenta en la Primera crónica eslava (también conocida como Crónica de Néstor, de alrededor del siglo XII). El presente trabajo relata cómo, a mediados del siglo IX, el pueblo de esas tierras invitó a los rus (identificados como vikingos escandinavos) a que gobernaran y mantuvieran el orden en su país. Tres hermanos, uno de ellos nombrado Rúrik, aceptaron la invitación y fundaron la dinastía Rúrik, que duraría más de 700 años.
En la actualidad, esta versión de los hechos se sustenta por historiadores a los que se les llama «normanistas», porque aceptan un origen nórdico de la dinastía rurikida. Los llamados «antinormanistas», cuestionan esto y sostienen la opinión que Rusia y otros estados tuvieron un origen eslavo. Hoy día las aseveraciones normanistas se consideran de mayor autenticidad y por lo general se admite que el líder nórdico Rúrik (que reinó de 862 a 879) fundó la dinastía que perduraría, sin interrupciones, hasta el reinado de Iván IV, primer zar de Rusia (que reinó de 1547 a 1584), conocido también como Iván el Terrible.
El estado de la Rus de Kiev cayó en manos mongolas entre 1237 y 1242, con lo que la región se desmembró en partes que en el devenir del tiempo se erigieron en los actuales estados de Bielorrusia, Rusia y Ucrania.
La Primera Crónica y los primeros reyes
Es probable que la Primera crónica eslava, atribuida en algún momento al monje Néstor (c. 1056-114), se completara alrededor de 1113 en Kiev, pero hoy se considera posible que sea una compilación de trabajos anteriores editados por él. El manuscrito más antiguo que aún sobrevive data de 1377, con notas editoriales que fundamentan una fecha anterior de la obra. Se disputa que la Crónica se considere una narrativa histórica, ya que contiene varios aspectos míticos o legendarios. Aun así, las pruebas arqueológicas halladas en la región sustentan muchos, si no todos, los eventos que describe.
El escrito comienza por afirmar que después del Diluvio Universal descrito por la Biblia, los hijos de Noé (Sem, Cam y Japet) se dividieron el mundo entre ellos y Japet recibió la región de la Rus de Kiev como parte de su asignación. No se menciona qué hizo Japet para establecer el orden en sus tierras, pero la Crónica relata que los pueblos lucharon entre ellos y que a la postre los jázaros de Asia Central (Turquía) y los varegos (vikingos) de Escandinavia los subyugaron.
Los eslavos de la región fueron forzados a pagarles tributo a los jázaros y a los varegos, a quienes más tarde echaron, manteniendo el vínculo con los jázaros. Después chocaron con que no podían gobernarse y con lo excesivo de la gabela a saldar a los jázaros. Aunque estaban hartos de pagarle a los varegos, reconocieron que podían vivir mejor bajo su protección. La Crónica afirma:
Se dijeron a sí mismos: «busquemos un príncipe que pueda gobernarnos y juzgarnos de acuerdo con la ley». En consecuencia, cruzaron el mar para encontrarse con los rus varegos; estos varegos en particular se conocían como rus, del mismo modo que a otros se les denominaba suecos, normandos, ingleses, o gotlandeses, pues de esas formas se les llamaba. (59)
Los embajadores eslavos arribaron a la ignota tierra de los rus y los invitaron a que vinieran a su país a gobernar como reyes. Tres nobles hermanos aceptaron la invitación, y continúa la Crónica:
El mayor, Rúrik, se asentó en Novgorod, el segundo, Sineus, en Beloozero; y el tercero, Truvor, en Izborsk. A causa de estos varegos, el distrito de Novgorod se conoció como la tierra de Rus. Los actuales habitantes de Novgorod descienden de la raza varega, pero en tiempos anteriores, eran eslavos. (59-60)
El descubrimiento de evidencias físicas en sitios arqueológicos corrobora la existencia de asentamientos escandinavos en estas áreas. Cerca del 750 se estableció un emplazamiento en Stáraya Ládoga, cerca del río Vóljov, que fue el primer poblado escandinavo de la región. El académico Thomas S. Noonan escribe:
Los hallazgos arqueológicos muestran que los escandinavos vivieron desde el principio en Ládoga: en un estrato de los años 750 se halló un juego de herramientas de herrería bálticoescandinavo, e incluso un talismán con la faz de Odin. Los escandinavos que visitaban Ládoga no iban a realizar incursiones ni a saquear. No había otros pueblos en la vecindad, no existían monasterios y los túmulos sepulcrales de los nativos guardaban contenidos muy modestos. Había pocas cosas de valor que robar allí. Ládoga se creó para facilitar el acceso al interior de la Rusia europea, con todas sus riquezas naturales. (Sawyer, 141-142).
Más adelante Ládoga se convirtió en un asentamiento estacional, o al menos de población fluctuante, según sugieren otros hallazgos, lo que concuerda con el relato de la Crónica acerca de la expulsión de los varegos por los eslavos, para luego invitarlos a regresar. También se han hallado artefactos nórdicos en Novgorod y en los demás sitios mencionados en la Crónica.
Dos años después de su arribo, murieron los dos hermanos más jóvenes y Rúrik se apropió de sus regiones, con su capital en Novgorod. Askold y Dir, dos hombres del grupo de Rúrik, le solicitaron autorización para abandonar la tierra y buscar fortuna en Tsargrad (Constantinopla), la cual se les concedió. De camino a Tsargrad se detuvieron en una ciudad nombrada Kiy (Kiev), ubicada sobre una colina; la conquistaron, y conforme a la típica usanza vikinga, comenzaron a incursionar en las áreas circundantes. La Crónica les acredita el famoso ataque a Constantinopla que involucró a 200 naves vikingas (c. 860), el que tras una gran matanza fue desarticulado por una tormenta que se dijo que había sido enviada por Dios; sin embargo, la fecha histórica de esa invasión no concuerda con el resto de la narración.
Rúrik murió de causas naturales en Novgorod y confió el cuidado de su joven hijo Igor a su pariente Oleg (conocido también como Oleg de Novgorod u Oleg el Profeta, que reinó de 879 a 912), quien lo sucedió. Oleg comenzó una serie de campañas militares originadas desde Novgorod y conquistó y consolidó las tierras circundantes. A la postre llegó a Kiev y observó cómo Askold y Dir amasaban enormes fortunas mediante sus razias.
Con el empleo de argucias, condujo a ambos fuera de la ciudad, los mató y tomó el mando de la región. Cerca del año 882 trasladó la capital de Novgorod a Kiev. Mediante negociaciones y por la fuerza de las armas convenció a varias tribus y asentamientos a que dejaran de pagarle tributo a los jázaros, para pagárselo a él. Al finalizar su reinado, Oleg había extendido de manera significativa el control rus en la región y había llenado la tesorería de Kiev.
Oleg el Profeta (que en realidad se traduce como Oleg el Sacerdote) recibió el mote debido a una profecía relacionada con su muerte. Se había vaticinado que Oleg moriría a causa de un bello caballo de su propiedad, pero debido a esa predicción, jamás se decidió a montarlo. Ordenó que retiraran el semental, pero se encargó de que siempre le alimentaran y cuidaran. Una vez enseñoreado de las regiones aledañas y tras haber logrado acuerdos lucrativos (sobre todo con Constantinopla), se sintió seguro en su reino; se burló de la profecía y les preguntó a sus consejeros qué había pasado con el caballo que se suponía que lo iba matado. Cuando le informaron que había muerto, Oleg pidió que lo llevaran ante los huesos de la bestia. Una vez ahí, se mofó del augurio y pateó el cráneo del corcel, lo que asustó a una serpiente que se hallaba debajo, que lo mordió en el pie y lo mató.
Lo sucedió Igor de Kiev (912-945), el hijo de Rúrik a quien había criado. Igor se casó poco antes de acceder al poder con una mujer varega nombrada Olga (más tarde Santa Olga de Kiev, muerta alrededor del 969). Igor, al igual que su padre adoptivo, triunfó en las campañas militares en las que se enfrascó y exigió el pago de tributo a los conquistados. Al cabo de un tiempo halló que no le resultaba suficiente toda la fortuna que había amasado e impuso tributos más onerosos al pueblo. Su codicia condujo a que lo asesinara una tribu conocida como drevlianos. Su hijo, Sviatoslav I (que reinó de 945 a 972), era muy joven para acceder al trono, de manera que Olga actuó como regente en el período entre 945 y 963.
El primer asunto a resolver en la agenda de Olga era castigar a los drevlianos por haber dado muerte a su esposo. Los drevlianos le comunicaron su deseo que desposara a un príncipe suyo nombrado Mai, con lo cual Olga pareció estar conforme; les pidió que enviaran a sus emisarios y los engañó para que se dejaran llevar en un bote que luego lanzó a un pozo donde los enterró vivos. Suplicó entonces a los hombres más sabios de los drevlianos que acudieran a ella y a su llegada los invitó a que se lavaran, prendió fuego a las casas de baño y murieron quemados. Luego solicitó a los drevlianos que prepararan un banquete funeral para honrar a Igor, les dejó emborracharse e hizo que sus soldados los masacraran a todos.
Los drevlianos sobrevivientes se refugiaron en Iskorosten, ciudad donde Igor había sido asesinado, a la que Olga puso sitio. Al no poder tomarla, dijo que impondría condiciones de rendición muy leves al poblado y pidió que se le entregaran tres palomas y tres gorriones por cada casa. De inmediato se los dieron y ordenó a sus soldados que les amarraran pedazos de azufre caliente a los pájaros y los soltaran para que regresaran a sus nidos en el pueblo. Los nidales, que se encontraban en aleros, pajareras y otros lugares, enseguida se incendiaron e Iskorosten terminó consumida. Olga ejecutó o vendió como esclavos a la mayoría de los supervivientes, pero les perdonó la vida a otros para que continuaran pagando tributo.
Las historias de la venganza de Olga se hallan entre las secciones míticas de la Primera Crónica, pero se piensa que apuntan a hechos históricos reales relacionados con la erradicación de los drevlianos. Luego la iglesia desechó estos relatos, y convirtió a Olga en santa por su dedicación al trabajo misionero para cristianizar la región. No obstante, la Rus de Kiev continuó siendo mayormente pagana durante los reinados de su hijo y del sucesor de éste. No fue Olga, sino Vladimir el Grande (que reinó de 980 a 1015) quien convirtió la región al cristianismo.
Vladimir el Grande y Yaroslav el Sabio
Olga abdicó a favor de Sviatoslav I alrededor del 963 y se retiró a Kiev para pasar allí el resto de su vida dedicada a tareas domésticas. Sviatoslav I pronto tomó el camino de realizar campañas militares aun mayores que las de Oleg e Igor, para expandir su territorio y controlar las rutas comerciales. Primero conquistó Jazaria, que durante mucho tiempo había sido un poder rival, y luego a los búlgaros del Volga y del Danubio, y a los alanos, hasta aumentar en más de tres veces el tamaño de su reino.
Fue asesinado mientras retornaba a Kiev de una de sus expediciones y sus hijos Yaropolk I (que reinó de 972 a 980), Oleg y Vladimir pugnaron por la corona. Oleg fue muerto y al tomar el poder Yaropolk I, Vladimir huyó a Noruega a la corte de su pariente Haakon Sigurdsson (que reinó de c. 972 a 995). Allí reunió una fuerza varega y esperó hasta sentirse listo para regresar y retomar el reino. Venció a los ejércitos de Yaropolk I y mató a su hermano en una emboscada.
Vladimir siguió el ejemplo de su padre y se embarcó en varias operaciones militares, bien para expandir el reino o para asegurar determinadas áreas. Durante estas marchas y batallas erigía santuarios paganos para honrar a las deidades locales o nacionales. Por estas fechas (c. 987), Basilio II, del Imperio Bizantino (que reinó de 976 a 1025), le solicitó ayuda militar para defender su trono de dos rivales (uno de los cuales, Bardas Focas, ya se había autoproclamado emperador). Vladimir estuvo de acuerdo y pidió, o le ofrecieron, casarse con Ana, la hermana de Basilio II. El matrimonio se aprobó bajo la condición de que se convirtiera al cristianismo.
El pacto resultó en la cristianización de la Rus de Kiev y en el establecimiento de la guardia varega en el Imperio Bizantino. Vladimir le envió 6000 varegos a Basilio II, en Constantinopla, alrededor del 988, los que se convertirían en la guardia personal élite de los emperadores bizantinos, así como en un formidable cuerpo de tropas de choque, desde entonces, hasta el comienzo del siglo XIV.
La conversión de Vladimir se describe de manera distinta en una versión que afirma que al haber perdido la fe en sus dioses paganos, envió emisarios a distintas naciones para conversar con el clero acerca de sus creencias y prácticas religiosas. Tras indagar sobre el cristianismo, el islamismo y el judaísmo, escogió el cristianismo de la iglesia ortodoxa oriental debido a la belleza de los templos de Constantinopla y a que no prohibía el alcohol ni la carne de cerdo. Es muy probable que esta historia se engendrara en algún momento del siglo XI, con el objetivo de distanciar la conversión de Vladimir del simple cumplimiento de un contrato nupcial, así como para enfatizar su independencia de las influencias extranjeras. Cualesquiera hayan sido las circunstancias de su conversión, esta tuvo efectos de largo alcance, según hace notar el investigador Robert Ferguson:
La elección del eslavo y no del nórdico antiguo como lengua de la iglesia ortodoxa de Rus, hizo irreversible el proceso de asimilación. También expuso a la sociedad de Rus a la profunda y duradera influencia de la cultura bizantina. (131)
Aunque al principio pudo haber estado de acuerdo en convertirse solo para establecer una alianza, Vladimir pronto abrazó los más altos valores de la cristiandad. Hizo provisiones para los pobres de su reino y se dispuso en lo personal a ayudar a todos, sin importar su estatus social. Fundó escuelas para promover la alfabetización y mejoró la vida de su pueblo en todos los aspectos. El comercio floreció y la economía se desarrolló bajo Vladimir, quien también levantó ciudades y construyó numerosas iglesias.
El sucesor de Vladimir fue Sviatopolk I (que reinó de 1015 a 1019), conocido como «el Maldito», por haber asesinado a tres de los hijos de Vladimir al acceder al poder (incluidos Boris y Gleb, ambos canonizados más tarde). Puede que Sviatopolk I haya sido el primogénito de Vladimir, pero esto no resulta claro. Su reinado no fue relevante y fue depuesto por otro de los hijos de Vladimir, Yaroslav I (c. 1019-1054), conocido como Yaroslav el Sabio.
Yaroslav I fue el último gran monarca de la Rus de Kiev. Se casó con Ingegerd Olfsdotter (c. 1001-1050), hija de Olof Skotkonung (que reinó de c. 995 a 1022), rey de Suecia, y más tarde forjó importantes alianzas mediante el matrimonio de sus hijos con los vástagos de otras naciones. También reformó leyes, agenció importantes tratados con Constantinopla y aseguró sus fronteras contra las invasiones de los nómadas pechenegos de Turquía. Observó la tradición guerrera de los reyes de Rus, al dirigir una buena cantidad de campañas militares que resultaron victoriosas y elevó a la Rus de Kiev a su prominencia cultural y económica. Alrededor del 1037 comenzó la construcción de la Catedral de Santa Sofía en Novgorod, que incluso hoy día se halla entre las más impresionantes iglesias medievales del mundo; su opulencia es evidencia de la grandeza del reino de Yaroslav I.
Después de su muerte la Rus de Kiev se escindió debido a las riñas de sus hijos por el poder, a la par que se rebelaban otras ciudades y principados. Los monarcas que se sucedieron en Kiev no tenían la fuerza suficiente para mantener unido al reino y surgieron pequeños estados aislados. Las cruzadas norteñas del siglo XII, sobre todo, hicieron que la región báltica del reino cayera y la cuarta cruzada (1202-1204) arruinó el comercio a causa del saqueo de Constantinopla, lo que cortó el acceso a las rutas tradicionales hacia Grecia. Hacia la época de la invasión mongola en 1237-1242 la Rus de Kiev ya no era, ni de forma remota, una federación unificada, y los estados aislados fueron conquistados con facilidad.
La Rus de Kiev en Vikingos y su legado
La Rus de Kiev fue presentada en la temporada seis de la popular serie televisiva Vikingos durante 2019, que en especial se centró en el recurrente personaje de Oleg el Profeta (interpretado por el actor ruso Danila Kozlovsky). En Vikingos, de manera general y con cierta licencia poética, se condensaron o mezclaron hechos históricos; la descripción de Oleg y de diversos eventos ocurridos en la región siguió el mismo curso. La inclusión de la Rus de Kiev fue un acontecimiento importante para un espectáculo que de manera consistente destacaba el impacto que las razias vikingas y la migración tuvieron en otras culturas.
Aunque los así llamados historiadores antinormanistas mantienen que la influencia nórdica en las regiones eslavas fue insignificante, las evidencias físicas y literarias indican lo contrario. Los rus varegos que colonizaron Stáraya Ládoga, Novgorod y Kiev, establecieron una de las culturas más estables y ricas de la época. El desarrollo de una identidad nacional con una fe religiosa común bajo monarcas rurikidas como Vladimir el Grande y Yaroslav I estableció los cimientos de los países que más adelante emergerían en la región.