Reina de Saba

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Edilsa Sofia Monterrey
Publicado el 26 marzo 2018
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, turco
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Solomon Receiving the Queen of Sheba (by Metropolitan Museum of Art, Copyright)
Representación de Salomón mientras recibe a la reina de Saba
Metropolitan Museum of Art (Copyright)

La reina de Saba (o Sabá) es una monarca que se menciona en la Biblia y en obras posteriores que viaja a Jerusalén para experimentar en persona la sabiduría del rey Salomón (en torno a 965–931 a.C.) de Israel. La reina se menciona primero en I Reyes 10:1-13 y en II Crónicas 9:1-12 ambos en la Biblia, después en el posterior Targum Sheni arameo, luego en el Corán y finalmente, en la obra etíope conocida como el Kebra Negast; los escritos posteriores donde aparece la reina, todos de naturaleza religiosa, provienen básicamente de la historia tal y como se contó en la Biblia. No hay evidencia arqueológica ni inscripción ni estatuario que apoye su existencia fuera de estos textos.

La región de Saba en la Biblia ha sido identificada como el Reino de Saba (a veces también denominado Sheba) en Arabia Meridional, pero también ha sido identificada con Etiopía en África Oriental. En el relato bíblico, la reina le lleva regalos fastuosos a Salomón y elogia su sabiduría y su reino antes de regresar a su país. Sin embargo, se sigue debatiendo a dónde regresó exactamente, ya que, como es sabido, el historiador Flavio Josefo (37-100 d.C.) la identificó como reina de Etiopía y de Egipto, pero las fechas probables (y más comúnmente aceptadas) para Salomón abogan a favor de una monarca de Arabia Meridional; aunque tal monarca no aparece en el listado de las que reinaron en aquel tiempo.

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Etiopía y Arabia

El debate sobre si la reina venía de Etiopía o de Arabia ha durado siglos y sin duda continuará, aunque no haya evidencia concreta de que la mencionada reina hubiera existido. Aquellos que están a favor de una reina etíope afirman que gobernó el reino de Axum (o Aksum), pero Axum no existía durante el reinado de Salomón, ni siquiera cuando el Libro de Reyes fue redactado (en torno al siglo VII/VI a.C.). Axum sólo existió como una entidad política en torno al año 100 - en torno al 950 d.C. Este suplantó o evolucionó de un reino anterior conocido como Damot (o Da’amot), con influencia de la cultura de los sabeos en Arabia Meridional.

EL DEBATE SOBRE SI LA REINA VENÍA DE ETIOPÍA O DE ARABIA HA DURADO SIGLOS, AUNQUE NO HAYA EVIDENCIAs CONCRETAs DE QUE LA MENCIONADA REINA existiera realmente.

Damot floreció entre los siglos X y V a.C. desde su capital Yeha, pero poco más se sabe sobre su cultura. La influencia de los sabeos es evidente en el templo dedicado al dios lunar Almaqah (o Ilmuqah), la deidad sabea más poderosa, que todavía se mantiene. Los estudiosos están divididos en cuanto a la influencia de los sabeos sobre la cultura Damot, pero la existencia del templo y las similitudes lingüísticas indican que hubo una presencia sabea significativa en Damot.

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Esto no debería sorprendernos ya que Saba era una potencia creciente en torno al 950 a.C. y el reino más rico en Arabia Meridional en torno al siglo VIII a.C. hasta el 275 d.C. cuando cayó en manos de los invasores himyaritas. Si Damot era originalmente una colonia sabea es objeto de controversia y la afirmación ha sido desacreditada ampliamente, pero la proximidad de los dos reinos y la presencia obvia de los sabeos en Damot sugieren que hubo una interacción estrecha. Saba era el eje de actividad comercial en Arabia Meridional para las Rutas del Incienso y definitivamente tendría sentido que ellos tuvieran relaciones amistosas establecidas, si no una colonia, justo al otro lado del mar Rojo.

Entonces, es posible que la reina de Saba fuera una gobernante sabea de Damot y que su leyenda se llegara a asociar con Etiopía para el tiempo en que Flavio Josefo estaba escribiendo. Sin embargo es más probable que la asociación de Saba con Damot condujo a historiadores posteriores, incluyendo a Josefo, a que afirmaran que ella viajó desde Etiopía cuando en realidad ella venía de Arabia. Por supuesto, también está la probabilidad de que nunca viajara de ningún lado a ningún lado porque nunca existió, pero la persistencia de su leyenda aboga por una personalidad histórica real.

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La reina en la Biblia

Los libros de I Reyes y el II Crónicas relatan la historia de la visita de la reina y es sobre estas obras (o cualquiera de las fuentes que utilizó el autor de Reyes) en las que se basan las versiones posteriores de la historia. Según el relato bíblico, desde el momento en que Salomón se convirtió en rey, él le pidió sabiduría a su dios para gobernar a su pueblo (I Reyes 3:6-9). A Dios le complació su solicitud y se la concedió, pero también añadió riquezas y honor al nombre del rey, los cuales hicieron que Salomón fuera famoso más allá de sus fronteras.

La reina de Saba oyó de la gran sabiduría de Salomón y de la gloria de su reino y dudó de los informes, así que viajó a Jerusalén para experimentarlo por sí misma. La Biblia sólo menciona que la monarca es «la reina de Saba» (I Reyes 10:1), pero nunca especifica dónde está Saba. El propósito de ir a ver al rey fue «para ponerle a prueba con preguntas difíciles» (I Reyes 10:1) y, cuando él las respondió y le enseñó su sabiduría, ella le dio a Salomón regalos fastuosos.

Y dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, y mucha especiería, y piedras preciosas; nunca vino tan gran cantidad de especias, como la reina de Sabá dio al rey Salomón. (I Reyes 10:10)

Los 120 talentos de oro equivaldrían aproximadamente a 3.600.000 dólares al día de hoy y esta clase de riqueza disponible definitivamente estaría en consonancia con la opulencia de la monarquía sabea, aunque no necesariamente durante el reinado de Salomón. La mención de la gran cantidad de oro y, especialmente, la «abundancia de especias» definitivamente sugiere Saba, cuya principal fuente de riqueza era el comercio de especias, aunque la evidencia sugiere que el período más próspero de Saba fue solamente a partir del siglo VIII a.C.

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Two Riddles of the Queen of Sheba
Tejido de lino representando dos acertijos de la reina de Saba
Metropolitan Museum of Art (Copyright)

Después de darle a Salomón estos regalos, la reina recibe de él «todo lo que ella quiso, y todo lo que pidió, además de lo que Salomón le dio. Y ella se volvió, y se fue a su tierra con sus criados» (I Reyes 10:13). Después de su salida, la narración detalla lo que Salomón hizo con sus regalos y con los maderos de sándalo y el oro que Hiram de Tiro le había traído de la tierra de Ofir (I Reyes 10:11-12, 14-26). No se menciona nada más sobre la reina en I Reyes y su aparición en II Crónicas 9:1-12 sigue esta misma narrativa.

La versión del Targum Sheni

Sin embargo, llegado el momento en que la historia se repite en el Targum Sheni, esta se ha expandido significativamente con más detalles. El Targum Sheni es una traducción aramea del Libro bíblico de Ester con comentario, pero incluye la historia de la reina de Saba como uno de sus relatos secundarios. Esta versión toma el relato bíblico de la visita de la reina y lo adorna con toques de mitología que muy probablemente se habían desarrollado en torno a la figura de Salomón. La sabiduría de Salomón, según la Biblia, le permitió comprender el lenguaje de los árboles, de los animales y de las aves (I Reyes 4:33). El Targum Sheni retoma este hilo y comienza su historia con Salomón invitando a todas las aves y a todos los animales de su reino a un gran banquete.

Todas las criaturas aceptan la invitación con agradecimiento excepto por la chocha perdiz que la declina, señalando que Salomón no es un monarca tan grandioso como la reina de Saba y por eso no merece este nivel de respeto. Entonces, Salomón invita a la reina a su palacio para que le rinda homenaje y para probar que la chocha perdiz esta equivocada y para causar más impresión en ella hace que un espíritu bajo sus órdenes le traiga a él el trono de la reina. Cuando la reina llega, ella está adecuadamente impresionada, mientras camina en un piso de vidrio que parece agua, pero aún así, ella pone a prueba a Salomón planteándole acertijos difíciles, los cuales puede responder gracias a su sabiduría; entonces la reina le rinde homenaje y presuntamente, la chocha perdiz está satisfecha.

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El Targum Sheni viene del género de literatura rabínica conocido como el «midrash»: comentarios e interpretación de la sagrada escritura. La obra ha sido datada entre los siglos IV-XI d.C. con diferentes estudiosos que argumentan a favor de una fecha anterior o posterior basándose en las pistas textuales. Este debate, como el que existe alrededor del país de origen de la reina, continúa, pero parece probable que el Corán tomara prestada la historia del Targum Sheni ya que la obra islámica suele hacer uso de otro material más antiguo. Por citar sólo un ejemplo de esto, la historia de Los siete durmientes de Éfeso aparece de forma revisada en la Sura 18 (historia de los jóvenes de la caverna). Al igual que el relato de los siete durmientes, la historia de la reina de Saba cambia en el Corán para corresponder con la visión general de la obra.

La reina en el Corán

En el Corán, a la reina se la conoce como Bilqis y gobierna sobre el poderoso reino de Saba. En esta versión de la historia, como en la Biblia, a Salomón (llamado aquí Suleyman) se le ha dado el don del lenguaje de las aves, de los animales y de las entidades espirituales conocidas como jinn (genios). Un día, él reúne a todas sus huestes para inspeccionarlas, pero no encuentra a la abubilla entre la compañía. Salomón dice:

¿Por qué no veo a la abubilla? ¿Acaso está ausente?

La castigaré severamente o la degollaré, a menos que me presente una excusa convincente. (Sura 27:20-21)

La abubilla aparece y le dice a Salomón que ha estado volando lejos y llegó a la tierra de Saba donde, ella dice, «He descubierto que allí reina una mujer, a la que se le ha concedido mucha riqueza y poder, y posee un trono majestuoso» (Sura 27:20-23). Entonces, el ave continúa diciéndole cómo el pueblo de Saba adora al sol, no al dios de Salomón, Alá, y cómo Satanás los ha descarriado para que aunque tengan un gran reino, ellos «se han apartado del sendero recto y por eso no se prosternan ante Dios» (Sura 27:24-25). Salomón perdona al ave por su ausencia anterior y lo envía con una carta dirigida a la reina, mediante la cual la invita a visitar su reino.

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Cuando la reina recibe la carta, ella convoca un consejo y lee en voz alta cómo Salomón desea que ella vaya donde él en sumisión a su dios. Ella le pide al Consejo que la aconseje y ellos le dicen que están listos a luchar por ella, pero que la decisión final debe ser la de ella. Ella decide enviarle un regalo a Salomón a través de un mensajero, pero el rey lo rechaza y le dice al mensajero que, a menos que la reina cumpla con los requisitos, él vendrá «con huestes a las que no podrán vencer, y los expulsaremos de su tierra, sometidos y humillados» (Sura 27:35-37). Después de que el mensajero se va, Salomón recuerda lo que la abubilla le había dicho sobre el trono de la reina y les pregunta a los miembros de su Consejo quién de ellos podía traerle la silla real antes de que la reina llegue. Un jinn le asegura que esto puede hacerse y le trae el trono.

King Solomon and the Hoopoe
Miniatura «El rey Salomón y la abubilla»
Walters Art Museum Illuminated Manuscripts (Public Domain)

Una vez que se instala el trono en un pabellón hecho de cristal, Salomón lo oculta. Cuando llega la reina, él le pregunta si este es su trono y ella le contesta que parece ser el mismo. Entonces, se le pide que entre en el pabellón donde ella «se recoge el vestido» antes de posar sus pies en el piso porque es tan claro que ella cree que es agua. La maravilla del pabellón de cristal y la presencia de su propio trono allí abruman a la reina y ella dice: «¡Señor mío! He sido injusta conmigo misma, me someto junto con Salomón a Dios, el Señor del universo» (Sura 27:44). Una vez que la reina se ha sometido al dios de Salomón, la narrativa termina en el Corán; pero la tradición islámica y la leyenda sugieren que ella se casó con Salomón.

La versión de la Kebra Negast

En la Kebra Negast («La gloria de los reyes») de Etiopía, esta historia se vuelve a contar, pero se desarrolla más. Aquí, el nombre de la reina es Makeda, gobernante de Etiopía, a quien un mercader llamado Tamrin le cuenta las maravillas de Jerusalén bajo el reino de Salomón. Tamrin ha formado parte de una expedición a Jerusalén que ha estado proveyendo material de Etiopía para la construcción del templo de Salomón. Él le dice a su reina que Salomón es el hombre más sabio del mundo y que Jerusalén es la ciudad más magnífica que él haya visto jamás.

Intrigada, Makeda decide ir a visitar a Salomón. Ella le da regalos y a su vez recibe regalos y los dos pasan horas conversando. Hacia el final de su tiempo juntos, Makeda acepta al dios de Salomón y se convierte al judaísmo. Salomón ordena un gran banquete para celebrar la visita de Makeda antes de su partida y ella pasa la noche en el palacio. Salomón le jura que él no la tocará siempre y cuando ella no le robe.

Makeda está de acuerdo, pero durante la noche, tiene sed y encuentra un bol de agua que Salomón había puesto en medio de la habitación. Está bebiendo el agua cuando Salomón aparece y le recuerda que había jurado que no robaría y aún así está bebiendo su agua sin permiso. Makeda le dice que puede dormir con ella puesto que había roto su juramento.

Solomon and the Queen of Sheba
«Salomón y la reina de Saba», obra de Tintoretto
Perledarte (CC BY-NC-SA)

Antes de dejar Jerusalén, Salomón le da su anillo para que se acuerde de él y, en su viaje de regreso a casa, ella da a luz un hijo a quien le da el nombre de Menelik («hijo del hombre sabio»). Cuando Menelik crece y pregunta quién es su padre, Makeda le da el anillo de Salomón y le dice que vaya a buscarlo.

Salomón le da la bienvenida a Menelik que se queda en Jerusalén algunos años estudiando la Torá. Llegado el tiempo, sin embargo, debe irse y Salomón decreta que los primogénitos de sus nobles acompañarán a Menelik de regreso a casa (posiblemente porque sus nobles habían sugerido que Menelik se fuera). Antes de que el grupo saliera, uno de los hijos de los nobles roba el arca de la alianza del templo y lo reemplaza por un duplicado; al irse la caravana de Jerusalén, el arca se va con ellos.

Poco después se descubre el robo del arca y Salomón les ordena a sus tropas que los persigan, pero no los pueden alcanzar. Entre tanto, Menelik ha descubierto el robo y quiere devolver el arca, pero lo persuaden de que esta es la voluntad de Dios y que se supone que el arca viaje a Etiopía. En un sueño, a Salomón se le dice que es la voluntad de Dios que el arca sea tomada y así cancela la persecución y le dice a sus sacerdotes y a sus nobles que encubran el robo y que pretendan que el arca en el templo es la verdadera. Menelik regresa con su madre a Etiopía con el arca, la cual está consagrada en un templo y, según la leyenda, permanece allí hasta el día de hoy.

Conclusión

Hay otras fuentes posteriores que también representan a la misteriosa reina y argumentan en favor o en contra de su historicidad. Los cánticos cristianos de la Edad Media, tomando referencias del Nuevo Testamento de una «Reina del Sur» como la reina de Saba (Mateo 12:42 y Lucas 11:31), la representaban como una figura mística. En el arte cristiano del Medievo y del Renacimiento a menudo escogen a la reina como sujeto representada sola o en compañía de Salomón.

El Talmud afirma que nunca hubo tal reina y que la referencia a una reina en I Reyes debe ser comprendida figurativamente: la «reina de Saba» debería entenderse como el «reino de Saba», no una persona de carne y hueso (Baba Batra 15b). Otras tradiciones parecen indicar que hubo tal reina, pero quién era ella y de dónde venía continúa siendo un misterio.

No hay razón para dudar la afirmación de que una misión diplomática pudo haber sido enviada de Saba a Jerusalén durante el reinado de Salomón y que el emisario podría haber sido una mujer. La reina podía haber sido la hija de uno de los reyes sabeos o quizás gobernó sola después de la muerte de su esposo.

No hay, como se ha notado, ningún registro de una reina de Saba, pero tampoco hay ninguna indicación de una reina de Saba llamada Makeda en Etiopía ni ningún registro de una reina llamada Bilqis fuera del Corán. En términos históricos, la reina de Saba sigue siendo un misterio, pero su leyenda ha perdurado por miles de años y continúa inspirando la literatura y el arte en su honor en la actualidad.

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Fuentes:

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Sobre el traductor

Edilsa Sofia Monterrey
Edilsa Sofía es una antigua diplomática y educadora, especialmente interesada en las Artes y los asuntos culturales. Además de otros grados, tiene una maestría en traducción literaria.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2018, marzo 26). Reina de Saba [Queen of Sheba]. (E. S. Monterrey, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-16875/reina-de-saba/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Reina de Saba." Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. Última modificación marzo 26, 2018. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-16875/reina-de-saba/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Reina de Saba." Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 26 mar 2018. Web. 22 nov 2024.

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