El castillo de Windsor está ubicado en Berkshire, Inglaterra, y fue construido por Guillermo el Conquistador (que reinó de 1066 a 1087) como como fortaleza de mota y bailey. Posteriormente Enrique II de Inglaterra (que reinó de 1165 a 1179) lo erigió en piedra y la estructura de la torre de homenaje fue reconstruida por Eduardo II de Inglaterra (que reinó de 1327 a 1377). El castillo ha sufrido modificaciones y ampliaciones sucesivas a lo largo de los siglos.
Pese a las ampliaciones y remodelaciones emprendidas bajo cada nuevo monarca, el castillo de Windsor conserva su planta original: un patio a ambos lados de una torre central circular. Además de un castillo y un palacio, el recinto incluye la capilla de San Jorge, las tumbas de once monarcas británicos y una magnífica biblioteca y colección de arte. Windsor es el mayor castillo habitado del mundo y ha sido la residencia oficial de la reina Isabel II (que reinó de 1953 a 2022).
En la Edad Media
El castillo de Windsor ocupa el centro de la población del mismo nombre en el contado de Berkshire, al sur de Inglaterra, a unos 32 km al oeste de Londres. La primera versión del castillo fue construida por Guillermo el Conquistador hacia el año 1070. Se trataba de una fortaleza de mota, orientada hacia el río Támesis, próxima a Londres y al mismo tiempo a los bosques donde los reyes solían cazar ciervos. El castillo fue construido sobre un montículo artificial de tierra y madera (mota) en la cima de un risco natural de piedra caliza, a unos 30,5 m de altura. En la base (bailey) se levantó una empalizada de troncos protegida por un foso exterior. El castillo de Windsor fue diseñado con dos recintos, uno superior y otro inferior, a cada lado del montículo.
La torre de madera sobre el montículo fue reconstruida en piedra por Enrique II en 1170, creando una fortaleza que sería conocida como la Torre Redonda. El rey también mandó erigir los apartamentos de estado en el recinto superior y los espacios públicos y ceremoniales, como el Gran Salón, en el recinto inferior. Enrique inició las obras para convertir la empalizada en una muralla de piedra, tarea que completó Enrique III de Inglaterra (que reinó de 1216 a 1272) agregando tres torres semicirculares, entre ellas la Torre del Toque, anexa al muro del recinto inferior.
En el siglo XIII, durante la primera guerra de los Barones (1215-1217), el castillo de Windsor fue asediado por las tropas leales al príncipe Luis de Francia (futuro rey Luis IX, que reinó de 1226 a 1270). Los barones rebeldes querían subirlo al trono reemplazando al rey Juan (que reinó de 1199 a 1216) cuando este se retractó de los compromisos que había asumido en la Carta Magna. El asedio duró tres meses pero fracasó. Sin embargo, en todo el sur de Inglaterra solo el castillo de Dover y el de Windsor permanecieron en manos del rey durante la guerra. El castillo sufrió un nuevo asedio ese mismo siglo, y fue entonces cuando Enrique III emprendió su reparación levantando unas impresionantes murallas de 7,3 m (24 pies) de grosor para resistir el poderoso ataque de las catapultas utilizadas en las batallas. También dotó al castillo de varios puertos de salida y túneles, que permitían a los defensores abandonar la fortaleza sin ser vistos y sorprender a los atacantes por retaguardia. Uno de estos puertos de guardia, ubicado bajo la Torre del Toque, se conserva intacto hasta el día de hoy. Enrique III también reconstruyó el Recinto Inferior, agregó una capilla más amplia y amplió los apartamentos de estado del Recinto Superior, separando las estancias del rey y de la reina, y agregando dos capillas más. Como resultado de esta fiebre constructora, Enrique III gastó más dinero en el castillo que todos sus predecesores.
El castillo de Windsor se consolidó como principal residencia real y escenario de un gran torneo en 1278, cuya interminable lista de provisiones se recogió en un fascinante documento medieval, el Rollo del Torneo de Windsor. En 1344 se celebró allí otro gran torneo, al que acudieron 200 caballeros.
El siguiente rey en emprender un costoso y desmesurado proyecto de remodelación fue Eduardo III de Inglaterra, en la segunda mitad del siglo XIV. La Torre Redonda fue reconstruida, se erigió la gran puerta de entrada flanqueada por dos torres (1357-1359), hoy llamada la Puerta Normanda, como acceso al Recinto Superior. Los aposentos reales fueron equipados para un mayor confort. Construido en estilo gótico, el Recinto Superior fue remodelado alrededor de tres patios, mientras que en el Recinto Inferior se construyeron aposentos para albergar a los miembros de una nueva orden de caballeros, la Orden de la Jarretera (ver a continuación). La capilla, dedicada al santo patrón de esta orden, cambió su nombre por el de capilla de San Jorge. Se le añadieron almenas, meramente ornamentales; fue la primera vez que se emplearon elementos de diseño militar en la arquitectura doméstica. El proyecto total le costó a Eduardo la enorme suma de 50.000 libras (unos 70 millones de dólares de hoy), mayor que la que ningún rey había invertido jamás en un único edificio.
A principios del siglo XV, el castillo acogió a uno de sus más célebres presos, el rey Jaime I de Escocia (que reinó de 1406 a 1437), capturado en el mar en 1405 y confinado, aunque en relativa comodidad, en una de las torres durante once años. En el segundo reinado de Eduardo IV de Inglaterra (que reinó de 1461 a 1470 y de 1471 a 1483), la antigua capilla de San Jorge se convirtió en una capilla para damas (más tarde reconvertida de nuevo en un memorial para el príncipe Alberto, en tiempos de la reina Victoria). La nueva capilla se comenzó en tiempos de Eduardo y las obras se completaron durante el reinado de Enrique VII de Inglaterra (que reinó de 1485 a 1509). A finales del período medieval, Enrique VIII de Inglaterra (que reinó de 1509 a 1547) agregó la puerta de acceso al Recinto Inferior, que aún hoy lleva su nombre y que se erige enfrente de la capilla de San Jorge.
La capilla de San Jorge
Construida en el siglo XIV y remodelada en el XV, en estilo gótico perpendicular, la capilla de San Jorge es el mayor ejemplo de arquitectura medieval que sobrevive hoy en el castillo, y una de las capillas castellanas más hermosas que existen. Las puertas orientales fueron fabricadas en un principio para la hoy desaparecida Capilla del Rey, construida por Enrique III en el Recinto Superior. Los herrajes dorados, obra del forjador Gileberto, destacan sobre el fondo escarlata y la convierten en una entrada espectacular. El rasgo más asombroso de la capilla, sin embargo, es su distintivo techo abovedado, construido en piedra en 1475. Debajo se encuentra la espléndida sillería del coro, en roble labrado (1478-1485). La capilla alberga las tumbas reales de once monarcas, entre ellos Enrique VIII y Carlos I (1625 a 1649). La reina Victoria (que reinó de 1837 a 1901) yace en su mausoleo en la Casa Frogmore, dentro del recinto del castillo. El patio de la capilla, en forma de herradura, posee claustros y aposentos para alojar a los clérigos y a los miembros del coro. La capilla de San Jorge es dominio de la corona, es decir, está sujeta a la autoridad del monarca y no pertenece a ninguna diócesis.
La Orden de la Jarretera
Hacia el año 1348 el rey Eduardo III creó una nueva orden de caballeros: la Muy Noble Orden de la Jarretera, que es la más prestigiosa en toda Bretaña, y la más exclusiva. Solo 24 caballeros pueden ser miembros de pleno derecho, junto con el monarca inglés y el príncipe de Gales. La sede de la Orden y su lugar de encuentro anual es la capilla de San Jorge. En época medieval, acorde con los ideales caballerescos, el castillo también albergaba a «26 caballeros pobres», a quienes se proporcionaba ropa, alimento y hospedaje.
A mediados de junio, un lunes por la tarde (antes había sido el día de San Jorge, en abril), se mantiene la tradición de una magnífica procesión de miembros de la Orden y criados, vestidos con sus ropas de gala. Se desplazan desde el Salón de San Jorge hasta la capilla. Si hay que investir a nuevos caballeros, se celebra un servicio matinal en la sala de trono del castillo. Si el nuevo caballero aún no posee su escudo de armas propio, el Colegio Real de Armas le fabrica uno, que se cuelga en la capilla de San Jorge, sobre su asiento privado.
Historia reciente
Pasado el período medieval, el castillo experimentó numerosas reformas. Guillermo I construyó su castillo en un terreno alquilado a un noble normando, pero la monarquía finalmente adquirió la propiedad del castillo en 1546. Un siglo después, y por el mero hecho de pertenecer a los bienes de la corona, los parlamentarios victoriosos saquearon la capilla de San Jorge y los aposentos reales durante la Guerra Civil inglesa (1642-1651). El Recinto Superior fue utilizado como prisión para los partidarios del rey, y el gran parque de Windsor fue vendido en parcelas. Estos fueron solo dos de los muchos otros ultrajes sufridos por el castillo. Tras la restauración de la monarquía en 1660, Carlos II de Inglaterra (que reinó de 1660 a 1685) fue el siguiente monarca con ambiciosos planes arquitectónicos, incorporando nuevas estancias en estilo barroco al Recinto Superior. También creó un paseo de 4 km (2,5 millas), flanqueado por una hilera de olmos, para admirar el castillo a distancia.
En el siglo XVII, varios aposentos del castillo se abrieron al público por primera vez, y se publicó la primera guía en 1749. En el siglo XIX, el castillo fue restaurado por Jorge III (que reinó de 1760 a 1820), quien destacó por crear el Salón del Trono de la Liga y restauró la capilla de San Jorge. Después, Jorge IV (que reinó de 1820 a 1830) erigió la Torre Redonda construyendo un piso superior, reconstruyó las estancias privadas en estilo neogótico y agregó la entrada principal del castillo, la Puerta de Jorge IV. Prácticamente completado hacia 1835, la reina Victoria pasó en este castillo más tiempo que en ninguna otra residencia. De ahí que uno de sus apodos populares fuera «la Viuda de Windsor», tras la muerte de su marido el príncipe Alberto, a quien conoció en el castillo, en 1839.
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), los vínculos germanos con la familia real inglesa, conocida entonces como la Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha, fueron cuidadosamente silenciados. Uno de los cambios más notables fue la adopción del apellido Windsor, a partir del 17 de julio de 1917, tomando el nombre del castillo. Más tarde, el rey Eduardo VIII de Inglaterra (que reinó de enero a diciembre de 1936) pronunció su famoso discurso de abdicación en el castillo. La esposa del ex monarca, Wallis Simpson, fue nombrada duquesa de Windsor y ambos fueron enterrados en las sepulturas reales del castillo. Afortunadamente, Windsor sobrevivió los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Muchas de sus obras de arte se retiraron para su conservación y en la base de la Torre Brunswick se construyó un refugio antiaéreo. Al mismo tiempo, algunos tesoros se llevaron a Windsor. Las gemas más valiosas de las Joyas de la Corona, como el rubí Príncipe Negro, se enterraron en los terrenos del castillo, dentro de una caja de galletas de latón.
El castillo hoy
El castillo de Windsor ocupa una extensión de 13 acres (5,2 hectáreas). Como residencia oficial de los reyes, es el mayor castillo habitado del mundo. La corte real normalmente lo habita de abril a junio, pero hay otros inquilinos permanentes, que viven en lo que parece más un pueblo fortificado que un castillo: son el alguacil, el gobernador, los caballeros de Windsor y sus familias y un batallón del Regimiento Doméstico (la Guardia). Windsor alberga también una enorme colección de arte y la Biblioteca Real. Algunas de sus magníficas obras de arte son La mujer anciana de Rembrandt (1609), La Sagrada Familia con San Francisco de Rubens (1630), Carlos I en Tres Posturas de Van Dyck (1635), así como numerosos cuadros de Canaletto, innumerables pinturas y una notable colección de dibujos de artistas tan célebres como Miguel Ángel, Durero y Leonardo da Vinci.
El 20 de noviembre de 1992 el castillo sufrió un trágico incendio, quizás causado por una chispa que prendió en una cortina de la capilla privada. El fuego se extendió durante 15 horas y devastó el área nordeste del Recinto Superior, destruyendo el gran Salón de Recepciones y el Salón de San Jorge, donde se celebraban los banquetes oficiales (y aún se celebran allí, como alternativa al palacio de Buckingham). Afortunadamente, la mayor parte de las estancias afectadas estaban desiertas en ese momento porque se estaban haciendo obras, de modo que se perdieron muy pocas obras de arte. Como contrapartida, uno de los aspectos positivos del desastre fue descubrir que la Gran Cocina de dos pisos, con sus enormes chimeneas, cuando se retiraron los escombros que la cubrían, resultó ser una construcción original del siglo XIV, y no un añadido posterior, tal como se pensaba. Es una de las cocinas más antiguas del mundo que aún se utiliza. Las intensivas obras de reparación y restauración se completaron en 1997, cuando el castillo recuperó su papel en las ceremonias de estado y una vez más salió a la escena internacional en mayo de 2018, con motivo de la boda televisada del príncipe Harry, duque de Sussex, y Meghan Markle, actual duquesa de Sussex.