El culto a la kachina (también "katsina") hace referencia a las prácticas religiosas específicas centradas en la kachina, que es una entidad espiritual y mensajera divina de la cultura Pueblo, así como de las tribus hopi, zuni, tewa y keresan del actual suroeste de Estados Unidos. El culto a la kachina surgió en circunstancias misteriosas en el suroeste desértico tras un período de profunda agitación social, cultural y religiosa a finales del siglo XIV o principios del XV, tras el abandono de centros como el Cañón Chaco, Mesa Verde, Wupatki y el Cañón de Chelly. Los orígenes exactos del culto a la kachina siguen siendo objeto de acalorados debates académicos. A pesar de la llegada de los conquistadores españoles y los misioneros cristianos a la región en el siglo XVI, los pueblos hopi y zuñi fueron capaces de mantener sus libertades temporales y religiosas, garantizando la supervivencia y el florecimiento del culto a la kachina hasta los tiempos modernos.
Surgimiento histórico e importancia
La génesis del culto a la kachina está rodeada de misterio y sigue siendo discutida por los académicos. Varias teorías relacionan el culto y las muñecas kachina con antiguas prácticas religiosas y rituales en Mesoamérica, mientras que otros etnólogos y antropólogos creen que el culto a la kachina surgió orgánicamente en el suroeste desértico como una reacción contra las antiguas tradiciones y creencias religiosas ancestrales de la cultura Pueblo en una época marcada por una sequía extrema y el consiguiente desplazamiento de la población. Algunos incluso han teorizado que el culto a la kachina surgió como una imitación indígena del catolicismo español.
Sin embargo, parece probable que las creencias y prácticas rituales mesoamericanas llegaran al suroeste a través de Casas Grandes mediante el comercio e influyeran en el posterior desarrollo de lo que finalmente se convirtió en el culto a la kachina. Lo que se sabe a partir de la investigación arqueológica es que los diseños de cerámica que datan de los años 1300 y 1400 del asentamiento hopi de Homolovi, situado en lo que hoy es Arizona, muestran imágenes definitivas similares a las de la kachina. Materiales perecederos hallados en cuevas del sur de Arizona y del Valle del Río Grande de Nuevo México apuntan a pruebas tempranas del culto a las kachinas, y los arqueólogos también han descubierto murales de figuras sobrenaturales en varias paredes de kiva y bloques con imágenes similares a las kachinas.
Los colonos y misioneros españoles que llegaron a lo que hoy es Nuevo México a mediados de la década de 1550 declararon haber visto imágenes grotescas y figuras del diablo colgadas en los pueblos de las tribus nativas americanas que encontraron. También dejaron constancia de haber presenciado danzas satánicas y otra parafernalia perturbadora utilizada en las danzas rituales de los nativos americanos. Los historiadores y antropólogos sostienen que estas "imágenes y figuras satánicas" eran en realidad muñecas kachina, y que las "danzas satánicas" eran con toda seguridad danzas kachina en las que los individuos llevaban máscaras. (Los nativos americanos creían que cuando los bailarines masculinos llevaban máscaras kachina, estaban investidos por el espíritu kachina específico que intentaban evocar).
El desprecio colonial español por las danzas, las muñecas y la espiritualidad kachina fue tan virulento que los misioneros intentaron destruir sistemáticamente la religión de los integrantes de la cultura Pueblo prohibiendo las muñecas kachina, las danzas tradicionales y las ceremonias en las kivas en las décadas de 1650 y 1660. Los misioneros españoles acusaban de brujería e idolatría a quienes evocaban a las kachinas y castigaban severamente a los practicantes de las religiones indígenas. Este duro enfoque terminó siendo contraproducente y culminó con la Revuelta de la cultura Pueblo (junto con sus vecinos zuñi y hopi) contra los españoles en 1680. La "Revuelta de la cultura Pueblo" o "Rebelión de Popé" fue un éxito, y los rebeldes pueblo expulsaron a los españoles de Nuevo México durante 12 años. Aunque de corta duración, la Revuelta de la cultura Pueblo proporcionó a los pueblo, hopi y zuñi cierto grado de libertad y autonomía frente a los futuros intentos españoles de eliminar su religión y tradiciones culturales tras la reconquista española de Nuevo México en 1692.
Papel de la kachina y temporada kachina
Los kachinas (también "katsinam" en plural) actúan como guías espirituales o intermediarios entre la gente y sus dioses en la religión de la cultura Pueblo. Kachina significa "portador de vida", y se cree que los diversos rituales y ceremonias kachina son esenciales para asegurar el crecimiento de las cosechas, las lluvias de verano y la buena salud en un clima extremo. Para sobrevivir en un terreno tan hostil, los pueblo y sus vecinos desarrollaron elaborados rituales diseñados para obtener ayuda espiritual en la consecución de las necesidades de la vida. Las kachinas, a su vez, pueden considerarse entidades divinas que regulan las fases de su existencia terrestre. Así pues, los kachinas no son dioses propiamente dichos, sino espíritus animistas y ancestrales. Los hopi, zuñi y otras culturas Pueblo veneran casi mil tipos diferentes de kachinas, que representan desde animales salvajes y alimentos, hasta insectos, plantas e incluso la propia muerte. El concepto de kachina se define de tres maneras diferentes:
- como entidad espiritual,
- a través de danzas en las que los individuos representan a varios kachina en rituales y ceremonias,
- a través de muñecas kachina talladas.
A la edad de diez años, todos los miembros de la tribu hopi son iniciados como miembros del culto a la kachina. La creencia fundamental, expresada por el individuo que se inicia, es que todo en el mundo temporal tiene dos elementos distintos: Un objeto visible y una variable espiritual complementaria. Esta dualidad, por así decirlo, se dice que es una mezcla de masas y energías. Los fieles hopi creen que las manifestaciones físicas de los kachinas se observan en forma de vapores o nieblas que pueden aparecer en el suelo, en las montañas o en los cielos.
La llamada "temporada kachina" comienza en diciembre y dura hasta julio. Estas ceremonias se celebran según el calendario lunar. En las aldeas hopi, las kivas (cámaras ceremoniales construidas bajo tierra) se abren a los kachinas para que puedan empezar a renovar el mundo y preparar a la población para la primavera. Cuando las kivas se cierran en verano, se cree que el camino utilizado por los kachinas también se cierra hasta que comienza una nueva estación. Los niños se inician en el culto de los kachinas en febrero, justo antes de que comience la temporada de cultivo. Diversas danzas (algunas duran todo el día) marcan la totalidad de la estación de los kachina, pero las ceremonias finales de los kachina comienzan alrededor o justo después del solsticio de verano. A partir de entonces, los kachina son enviados al cielo, a las montañas y de vuelta a las kivas.
Muñecas kachina
Los visitantes occidentales del suroeste desértico se fijaron por primera vez en las muñecas kachina a finales del siglo XIX y principios del XX, pero, como ya se ha dicho, existen desde hace cientos de años. Cada tribu Pueblo tiene su propia forma, número y estilo de muñecas kachina. Las muñecas kachina Hopi y Zuñi son las más apreciadas y alabadas por su arte en la actualidad. Curiosamente, los zuñi producen muy pocas muñecas kachina en comparación con sus vecinos hopi, y sus kachinas son más delgadas y altas que las de los hopi. Los zuñi también añaden más decoración a sus kachinas en lo que respecta a la vestimenta que los hopi. Tradicionalmente, los hopi tallaban sus muñecas kachina en un álamo completamente seco. A veces también se utilizaba enebro, pero era bastante raro. Las pinturas minerales naturales de color rojo, rosa, amarillo y verde confieren a las muñecas kachina una pigmentación inusual e intrigante.
