Batalla de Azincourt

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Mark Cartwright
por , traducido por Rodrigo Pedraza
Publicado el 02 marzo 2020
Disponible en otros idiomas: inglés, afrikáans, francés
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Henry V at Agincourt (by Harry Payne, Public Domain)
Enrique V en Azincourt
Harry Payne (Public Domain)

En la batalla de Azincourt el 25 de octubre de 1415, Enrique V de Inglaterra (r. del 1413 al 1422) derrotó a un ejército francés abrumadoramente mayor durante la guerra de los Cien Años (1337-1453). Los ingleses ganaron gracias a la superioridad del arco largo, la posición en el campo y la disciplina. Los franceses sufrieron la dependencia de la caballería pesada en terrenos difíciles y la mala disciplina de sus comandantes.

Las consecuencias de la batalla incluyeron que Enrique pudiera tomar más fácilmente el control de Normandía y luego marchar hacia París. Además, en virtud del Tratado de Troyes de 1420, Enrique V logró su propósito y fue nombrado regente y heredero del rey francés Carlos VI (r. del 1380 al 1422). Gracias a sus victorias y con un poco de ayuda literaria de figuras como William Shakespeare (1564-1616), Enrique V se ha convertido en un héroe nacional perdurable y Azincourt sigue siendo una de las batallas más famosas de la historia inglesa, conmemorada en el arte, la literatura y la música.

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La guerra de los Cien Años

La guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia había comenzado cuando Eduardo III de Inglaterra (r. del 1327 al 1377) se esforzó por respaldar su reclamo al trono francés por la fuerza. Isabel, la madre de Eduardo, era hija de Felipe IV de Francia (r. del 1285 al 1314), pero el nacimiento y la diplomacia no serían suficientes para persuadir a los reyes franceses a entregar su trono. Los ingleses se pusieron manos a la obra cuando finalmente estalló la guerra, primero destruyendo una flota francesa en Sluys, en los Países Bajos, en 1340, y después con dos grandes victorias en el campo de batalla: Crécy en 1346 y Poitiers en 1356. Ambas vieron que el devastador arco largo inglés superó una considerable ventaja numérica francesa. En Poitiers, el hijo de Eduardo III, Eduardo el Príncipe Negro (1330-1376), logró capturar al rey Juan II de Francia (r. del 1350 al 1364), lo que condujo al Tratado de Brétigny de 1360, en el que Eduardo III renunció a su derecho al trono francés, pero fue reconocido como el nuevo señor del 25% de Francia.

HABÍA LLEGADO EL MOMENTO DE QUE ENRIQUE V hiciera presión EN SU RECLAMO DE SER EL REY LEGÍTIMO DE FRANCIA.

Después de un período de paz, a partir de 1360 la guerra de los Cien Años continuó mientras Carlos V de Francia, también conocido como Carlos el Sabio (r. del 1364 al 1380), demostró ser mucho más capaz que sus predecesores y comenzó a recuperar las ganancias territoriales inglesas. Carlos evitó astutamente batallas a gran escala, que, en cualquier caso, los ingleses ya no podían permitirse, y en 1375, las únicas tierras que quedaban en Francia pertenecientes a la Corona inglesa eran Calais y una pequeña porción de Gascuña. Durante el reinado de Ricardo II de Inglaterra (r. del 1377 al 1399) hubo en gran medida paz entre las dos naciones, pero cuando Enrique V subió al trono en 1413, la guerra volvió a estallar.

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Henry V of England
Enrique V de Inglaterra
Unknown Artist (Public Domain)

La ambición de Enrique V

Con los piratas franceses amotinados en el Canal de la Mancha y la posibilidad de obtener tierras y botín en caso de una invasión de una Francia tambaleante, la mayoría de los barones ingleses y el Parlamento estaban entusiasmados para actuar. Enrique V también contó con el respaldo financiero de la Iglesia después de haber tratado con la herejía lolarda en 1414. El rey inglés tenía otra ventaja: cuando el rey Carlos VI de Francia se sumió en la locura, provocó que la nobleza francesa se peleara entre sí y dividiera así el país en facciones caóticas, principalmente los borgoñones y armagnacs. Había llegado el momento de que Enrique insistiera en su pretensión de ser el legítimo rey de Francia y, significativamente, el escudo de armas reales todavía mostraban los tres leones de Inglaterra y la flor de lis de Francia. Había llegado el momento de hacer realidad la afirmación.

AMBOS LADOS EN AZINCOURT TENÍAN CABALLERÍA PESADA DE CABALLEROS E INFANTERÍA, PERO UNA VEZ MÁS el arco largo inglés RESULTaría DECISIVO.

Enrique mostró su clara intención cuando, a mediados de agosto, invadió Normandía con un ejército de unos 10.000 hombres proporcionados por casi todos los barones de una Inglaterra notablemente resuelta. Enrique dirigió su ejército en persona y contó con la ayuda de sus dos hermanos, los duques de Clarence y Gloucester. Los ingleses capturaron el puerto de Harfleur después de un agotador asedio de cinco semanas. Con el invierno a la vuelta de la esquina y su fuerza ya reducida a 6.000-7.000 hombres por los combates más largos de lo esperado en Harfleur y una devastadora ola de disentería, Enrique decidió retirarse a Calais, controlada por los ingleses, y reagruparse. El rey abandonó Harfleur el 8 de octubre de 1415 y avanzó a lo largo de la costa hasta que se vio obligado a conducir su ejército tierra adentro para cruzar el río Somme. Los franceses desturyeron puentes, protegieron otros fuertemente y quemaron el campo para negarles a los invasores los suministros vitales. Enrique finalmente encontró un punto de cruce poco profundo cerca de Voyennes el 19 de octubre. Fue en el camino de regreso a la costa norte cuando un gran ejército francés interceptó a los invasores, que para entonces, irónicamente, ya se encontraban de camino a casa.

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Tropas y armas

Ambos bandos en Azincourt tenían caballería pesada de caballeros medievales e infantería, pero sería el arco largo inglés el que una vez más resultó decisivo: seguía siendo el arma más devastadora en el campo de batalla medieval. Estos arcos largos medían entre 1,5 y 1,8 metros (5 a 6 pies) de largo y generalmente estaban hechos de tejo y ensartados con cáñamo. Las flechas, capaces de perforar armaduras, medían unos 83 cm (33 pulgadas) de largo y estaban hechas de fresno y roble para darles mayor peso. Un arquero experto podría disparar flechas a razón de 15 por minuto o una flecha cada cuatro segundos. Los franceses tenían un pequeño contingente de arqueros, pero continuaron prefiriendo a los ballesteros, que requerían mucho menos entrenamiento que los arqueros pero que sólo podían disparar a una velocidad de un virote por cada cinco flechas. Los arqueros ingleses generalmente se ubicaban en los flancos desde donde podían golpear más fácilmente a los caballos enemigos que normalmente solo tenían protección blindada en la cabeza y el pecho.

Knights in Armour, 15th century CE
Caballeros en armadura, siglo XV
Brad (CC BY)

En términos de caballería en Azincourt, los hombres de armas mejor equipados (que podían tener rango de caballero o no) vestían armaduras de placas, o telas rígidas o cuero reforzado con tiras de metal. Sus armas favoritas eran la lanza, la espada y el hacha. Los guerreros podían empezar a luchar a caballo y luego desmontar o empezar a pie desde el principio. La infantería ordinaria, normalmente mantenida en reserva hasta que la caballería o los caballeros desmontados se enfrentaban, tenía poca armadura, si es que la tenía, y empuñaba armas como picas, lanzas, hachas y herramientas agrícolas modificadas. Se utilizaron pocos cañones en Azincourt, que todavía era un arma relativamente nueva y poco fiable. Los ingleses no tenían ninguno (a pesar de haberlos usado en el asedio de Harfleur), mientras que los franceses probablemente sólo tenían unos pocos pequeños de mano.

En términos de correlación, había una proporción mucho mayor de arqueros en el ejército inglés en Azincourt en comparación con las batallas de Crécy y Poitiers, al menos 3 a 1 arqueros por hombres de armas. Compañías de arqueros notables, de alrededor de 500 cada una, procedían de Lancashire, Cheshire y Gales. En Azincourt, los vitales arqueros estuvieron comandados por el muy experimentado sir Thomas Erpingham (nacido en 1357). También cabe señalar que la alta proporción de arqueros de Enrique no se debía sólo a la elección de armas. El salario diario de un arquero era sólo la mitad del de un hombre de armas, y Enrique sólo tenía dinero en efectivo para unos pocos meses de lucha en el campo; el rey esperaba que el botín compensara el déficit y le permitiera prolongar su campaña.

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Batalla

Enrique tenía sólo 28 años, pero ya se había establecido como un excelente líder militar en las batallas contra los rebeldes ingleses y galeses en la primera década del siglo XV, durante el reinado de su padre Enrique IV de Inglaterra (r. del 1399 al 1413). El rey estaba ahora preparado para su prueba definitiva, pero los franceses no habían estado inactivos desde que Enrique desembarcara en Normandía. El condestable de Francia, Charles d'Albret, reunió un ejército de alrededor de 20.000 hombres (algunos historiadores elevarían la cifra a 36.000) para enfrentarse a la fuerza enemiga de 6-7.000 hombres (o 9.000 si se siguen las estimaciones superiores). El experimentado condestable y Boucicault, el mariscal de Francia, estaban de acuerdo en que la mejor estrategia era rodear y matar de hambre al enemigo hasta someterlo. De hecho, los suministros eran el principal problema de Enrique. Sin embargo, los nobles franceses más jóvenes e impetuosos los invalidaron y optaron por un ataque frontal mucho más arriesgado con la esperanza de abrumar a los ingleses con su gran número. Los dos ejércitos se encontraron el día de San Crispín, el 25 de octubre de 1415, cerca del pueblo de Azincourt, a unos 75 kilómetros (45 millas) al sur de Calais. Sobreviven cuatro relatos de testigos presenciales de Azincourt, dos de cada bando, lo que significa que sus detalles son más conocidos que muchas otras batallas medievales.

Agincourt Battle Lines
Formación de batalla en Azincourt
Andrei Nacu (Public Domain)

Al igual que con las dos grandes victorias que había obtenido Inglaterra anteriormente en la guerra de los Cien Años en Crécy y Poitiers, los franceses cometieron el error fatal de permitir que los invasores eligieran su propia posición defensiva. Este error puede deberse a que los comandantes franceses subestimaron el tamaño del ejército inglés. Enrique ordenó a sus tropas en una depresión natural flanqueada por bosques protectores. Los franceses tendrían que atacar en un área confinada, por lo que Enrique ya había logrado anular en gran medida su enorme ventaja numérica. Las tropas inglesas estaban dispuestas con arqueros en ambos flancos y en el frente, y protegidas por estacas afiladas de 1,8 metros (6 pies) clavadas en ángulo en el suelo.

El plan de batalla francés, descubierto en un documento que aún sobrevive hoy, parece haber consistido en tener arqueros y ballesteros justo delante y al costado del cuerpo principal, que estaba compuesto por hombres de armas en el centro e infantería ordinaria a cada lado. Luego, dos grandes alas compuestas por caballería pesada y tropas de apoyo debían unirse al cuerpo principal del ejército francés y avanzar, un ala atacando el flanco derecho del enemigo y la otra atacando la retaguardia inglesa. Sin embargo, como suele ocurrir en la guerra, el plan no se acercó ni de lejos a lo que ocurrió realmente en el día señalado.

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William Shakespeare en su obra Enrique V (1599) le da imaginativamente al rey estas conmovedoras líneas, mientras Enrique despierta a su ejército justo antes de que comience la batalla:

Y Crispin Crispian nunca pasará

Desde este día hasta el fin del mundo

Pero nosotros en él seremos recordados,

Nosotros pocos, nosotros pocos felices, banda de hermanos.

Para el que hoy derrama su sangre conmigo.

Será mi hermano; pero él nunca fue tan vil,

Este día suavizará su condición.

Y caballeros en Inglaterra ahora en la cama

Se considerarán malditos por no haber estado aquí.

Y mantener sus virilidades baratas mientras alguien habla.

Que peleó con nosotros el día de San Crispín.

(Acto 4, Escena 3)

El campo de batalla se encontraba en un estado que presentaba gran dificultad para los caballos; los terrenos recién arados y la lluvia de la noche a la mañana presentaban un mar de barro para ambos bandos. Los ingleses tenían armaduras más ligeras que sus homólogos franceses y esto resultó muy útil en las condiciones de batalla. Al final, los franceses no estaban tan dispuestos a entrar en el estrecho pasaje donde Enrique había estacionado sus tropas, por lo que les hizo avanzar un poco hacia una posición un poco más expuesta para tentar al enemigo a una carga precipitada. Según las descripciones, parece que los arqueros se llevaron consigo sus estacas puntiagudas.

Los ballesteros y arqueros franceses primero lanzaron algunas andanadas y luego la caballería cargó, pero estas unidades se redujeron en número porque muchos nobles habían abandonado las líneas durante la larga espera para iniciar el combate. Las dos alas de caballería tampoco podían atacar el flanco y la retaguardia del ejército inglés, ya que ambos lados estaban ahora protegidos por árboles. De los caballeros que atacaron, muchos fueron derribados de sus caballos y sus armaduras perforadas por las poderosas flechas inglesas que les dispararon desde múltiples direcciones. El ataque francés fue rechazado hacia su propia infantería que ahora avanzaba, mientras que una segunda oleada de caballería se superó a la primera, principalmente en los flancos para evitar a sus propios hombres.

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Muy pronto el terreno se convirtió en un pantano de barro tras el paso de tantos caballos y hombres mientras los cuerpos se amontonaban para bloquear aún más el paso. En la siguiente etapa de la batalla, hombres de armas lucharon a pie en ambos bandos, así como los arqueros ingleses que ahora usaban sus espadas, hachas y mazos, mientras el campo de batalla se volvía aún más caótico y atascado por el barro. Ahora había tantos cadáveres y heridos que si un caballero con armadura cayera, había muchas posibilidades de que se asfixiara en la masa de humanidad y caballos retorciéndose. La mayoría de las unidades francesas de tercera linea y retaguardia en este punto abandonaron el campo de batalla. Contra todo pronóstico, Enrique V había llevado a sus hombres a una victoria brutal.

Las pérdidas francesas fueron asombrosas: alrededor de 7.000 hombres (una vez más, las estimaciones más altas llegan a 13.000). Los ingleses muertos quizás ascendieron a tan solo 500 (o menos de 1.000 según algunos historiadores). Una de las razones de las altas cifras de mortalidad entre los franceses fue que hacia el final de la batalla Enrique había ordenado la ejecución de prisioneros cuando recibió la noticia de que un contingente enemigo había atacado la línea de suministros inglesa por la retaguardia y un remanente de las tropas francesas de la tercera línea todavía parecían dispuesto a luchar. El rey tal vez temía que la batalla comenzara de nuevo y por eso no quería que sus hombres se preocuparan por los prisioneros que podrían volver a luchar. El resultado fue una masacre a sangre fría que los historiadores franceses nunca han perdonado a Enrique desde entonces. Ciertamente, fue un ejemplo vergonzoso de cómo las reglas de la caballería medieval no siempre se cumplían en el fragor de la batalla.

Treaty of Troyes, 1420 CE
Tratado de Troyes de 1420
French National Archives (Public Domain)

Entre los caídos en Azincourt se encontraba la mayor parte de la nobleza francesa, incluidos tres duques, seis condes, 90 barones, el condestable de Francia, el almirante de Francia y casi 2.000 caballeros. Este sacrificio de la nobleza francesa significó que hubo una resistencia limitada a los siguientes movimientos de Enrique en términos de enfrentamientos de grandes ejércitos de campaña. El rey, una vez más, había liderado a sus tropas desde el frente y había ganado, incluso tras recibir un fuerte golpe en su casco (que ahora cuelga sobre su tumba en la Abadía de Westminster) y su corona de batalla dorada había sido destrozada. Hubo algunas bajas inglesas notables en la batalla, como Edward Plantagenet, segundo duque de York, que había liderado valientemente la vanguardia inglesa y el joven Michael de la Pole, conde de Suffolk.

Consecuencias

La victoria en la batalla de Azincourt convirtió a Enrique V en un héroe nacional en un país que apenas comenzaba a sentirse una nación. El estatus heroico de Enrique quedó evidenciado por una magnífica procesión de bienvenida cuando el rey regresó a Londres en noviembre de 1415. La procesión acogió a Enrique como un gran monarca inglés e incluyó coros, doncellas con panderetas y estandartes que lo proclamaban Rey de Francia. El paso por la capital incluyó a cientos de nobles franceses capturados que luego tuvieron que sufrir la tediosa indignidad adicional de un servicio de acción de gracias en la catedral de San Pablo. El cautivo más ilustre fue Carlos, duque de Orleans, sobrino de Carlos VI, quien finalmente se encontró prisionero en la Torre de Londres al comienzo de sus 25 años de confinamiento en Inglaterra. Otros cautivos notables fueron Juan, duque de Borbón; Carlos de Artois, conde de Eu; Luis, conde de Vendôme; Arthur, conde de Richemont, y el mariscal Boucicault, que había comandado la vanguardia francesa y que estuvo encarcelado en Yorkshire hasta su muerte cuatro años después.

Aunque en adelante los franceses evitaron cuidadosamente toda mención explícita de la batalla de Azincourt y se refirieron a ella sólo como «el día maldito», durante los siguientes cinco años Enrique capturó Normandía mediante una serie de asedios y luego marchó sobre París. De hecho, el rey inglés tuvo tanto éxito que fue nombrado regente y heredero de Carlos VI. El acuerdo fue firmado y sellado en el Tratado de Troyes de mayo de 1420. Para cimentar la nueva alianza, Enrique se casó con la hija de Carlos, Catalina de Valois (1401 - c. 1437) el 2 de junio de 1420 en la catedral de Troyes.

Todo este brillante orgullo y pompa inglesa se derrumbó cuando Enrique V murió inesperadamente, probablemente de disentería, en 1422. La rueda de la fortuna ya estaba girando y la llegada de Juana de Arco (1412-1431) en 1429 vio el comienzo de un renacimiento francés cuando el rey Carlos VII de Francia (r. del 1422 al 1461) tomó la iniciativa. El débil gobierno de Enrique VI de Inglaterra (r. del 1422 al 61 y del 1470 al 1471) vio una derrota inglesa final cuando perdieron todos los territorios franceses excepto Calais al final de las guerras en 1453. Inglaterra entonces descendió a las disputas dinásticas insulares que conocemos hoy como la guerra de las Rosas (1455-1487).

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Sobre el traductor

Rodrigo Pedraza
Magíster en Historia Militar con más de 20 años de servicio militar, actualmente realizando trabajos de investigación sobre desarrollo tecnológico en buques y memoria histórica con veteranos.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2020, marzo 02). Batalla de Azincourt [Battle of Agincourt]. (R. Pedraza, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18776/batalla-de-azincourt/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Batalla de Azincourt." Traducido por Rodrigo Pedraza. World History Encyclopedia. Última modificación marzo 02, 2020. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18776/batalla-de-azincourt/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Batalla de Azincourt." Traducido por Rodrigo Pedraza. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 02 mar 2020. Web. 20 dic 2024.

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