Arimán es el espíritu maligno en la religión iraní temprana, en el zoroastrismo y en el zorvanismo. Es el señor de la oscuridad, el caos y la fuente de la confusión, la decepción y las luchas humanas. También se lo conoce como Angra Mainyu (espíritu maligno o espíritu oscuro) y existe en oposición a Spenta Mainyu (espíritu bueno o espíritu brillante), también conocido como Ahura Mazda y Hormuzd.
En la antigua religión politeísta persa, Ahura Mazda era el rey de los dioses y creador del mundo, y Angra Mainyu/Arimán, señor de las legiones de demonios, su oponente. Después de las reformas de Zoroastro (en torno a 1500-1000 a.C.), que dieron como resultado la religión monoteísta del zoroastrismo, Ahura Mazda se convirtió en el único dios verdadero y todas las demás deidades en emanaciones y avatares de su poder, pero Arimán siguió siendo la fuente y la encarnación del mal.
El zoroastrismo reemplazó el sistema de creencias anterior y fue adoptado por el Imperio aqueménida (en torno a 550-330 a.C.). En algún momento tardío en la historia del imperio (o mucho antes, según algunos estudiosos), surgió la pregunta de cómo Arimán, y por lo tanto el mal, podría existir en un mundo creado por un ser divino todopoderoso y bueno. Esta pregunta fue respondida por el zorvanismo (a menudo considerado como una secta herética del zoroastrismo) que convertiría a Zorvan, un dios menor del tiempo en la religión iraní temprana, en el ser supremo y señor del Tiempo Infinito.
Zorvan dio a luz tanto a Ahura Mazda como a Arimán y, por lo tanto, Ahura Mazda no era responsable del mal; el mal fue el resultado de la propia elección de Arimán de perseguir lo opuesto al Bien Supremo. Se cree que la figura de Arimán, adversario del bien divino e instigador de la lucha, influyó en la creación de entidades sobrenaturales similares en religiones posteriores como Satanás en el judaísmo, el diablo en el cristianismo e Iblis en el Islam.
Arimán aparece en los textos del zoroastrismo sin introducción, como si la audiencia ya debiera estar familiarizada con él.
La religión iraní temprana se desarrolló en la región conocida como Gran Irán (el Cáucaso, Asia Central, Asia Meridional y Asia Occidental antes del tercer milenio a.C. cuando una rama de un pueblo migratorio (conocido como arios que significa "noble" o "libre") se establecieron en “la tierra de los arios”, Irán. Su religión era politeísta y se mantenía a través de la tradición oral, transmitida de generación en generación a través de historias, rituales y tradiciones.
Este sistema de creencias fue reformado por el profeta Zoroastro, quien reinventó los dioses anteriores y creó una nueva religión, el zoroastrismo, de naturaleza monoteísta. Esta fe también mantuvo una tradición oral que no se puso por escrito hasta la época del Imperio sasánida (224-651 a.C.) y la mayor parte de lo que se conoce de la religión iraní temprana proviene de textos zoroástricos como el Avesta, el Bundahisn, el Denkard y Vendidad, que hacen referencia a los dioses anteriores y las historias, ahora conocidas como mitología persa antigua, sobre cómo llegaron a ser el mundo, los humanos y los dioses, así como el Shahnameh (Libro de los Reyes), una colección de leyendas, mitos, y otras obras.
Arimán aparece en los textos del zoroastrismo sin introducción, como si la audiencia ya debiera estar familiarizada con él, sin duda un remanente de la tradición oral anterior. En consecuencia, no tiene historia de origen o desarrollo y desde el principio aparece todo lo desarrollado que va a aparecer nunca. El erudito John R. Hinnels describe la naturaleza de Arimán:
Es el demonio de los demonios y habita en un abismo de oscuridad sin fin en el norte, el hogar tradicional de los demonios. La ignorancia, la nocividad y el desorden son las características de Arimán. Puede cambiar su forma exterior y aparecer como un lagarto, una serpiente o un joven. Su objetivo es siempre destruir la creación de [Ahura Mazda] y con este fin sigue detrás de la obra del creador, buscando estropearla. Así como Ahura Mazda crea vida, Arimán crea muerte; frente a la salud, produce la enfermedad; frente a la belleza, la fealdad. Todos los males del hombre se deben enteramente a Arimán. (52)
La religión temprana afirmaba que el mundo fue creado por Ahura Mazda en siete pasos:
Cielo
Agua
Tierra
Plantas
Animales
Seres humanos
Fuego
El cielo era un orbe en el que Ahura Mazda vertió agua y luego separó las aguas con tierra y esparció vegetación por toda la tierra. Luego creó a Gavaevodta, el toro primordial (también conocido como "el toro creado de manera única", bovino primordial y buey primordial) que era tan hermoso que Arimán lo mató. Arimán no mató a Gavaevodta por ningún motivo en particular; lo hizo simplemente porque quería y porque podía. Este evento caracteriza todas las acciones posteriores de Arimán al igual que la respuesta de Ahura Mazda.
Ahura Mazda llevó el cadáver de Gavaevodta a la luna donde fue purificado y de la semilla purificada se crearon todos los animales. Ahura Mazda había convertido así el acto de maldad de Arimán en un fin positivo. Después, Ahura Mazda creó al primer hombre, Gayomartan (también llamado Gayomard o Kiyumars) que también es hermoso y Arimán lo mató rápidamente. El sol purifica la semilla de Gayomartan y, después de 40 años, crece una planta de ruibarbo para dar a luz a la primera pareja: Mashya y Mashyanag. Viven en armonía con la tierra, los animales y su creador hasta que aparece Arimán y les susurra mentiras diciéndoles que él es su creador y Ahura Mazda el engañador y su enemigo.
La pareja se cree estas mentiras y así el pecado entra en el mundo a través de su duda por lo que pierde su armonía con los animales y entre ellos. Ni siquiera pueden concebir un hijo durante muchos años después de su caída y cuando Mashyanag finalmente da a luz, se comen a los niños porque han perdido todo reconocimiento de la razón. Con el tiempo acaban dando a luz a gemelos que luego poblarán la tierra, pero las mentiras de Arimán han corrompido el paraíso anterior y los humanos ahora vivirán en conflicto, en desacuerdo con los animales y entre ellos.
Después del nacimiento de Gayomartan, Ahura Mazda había hecho del fuego su último aspecto de la creación pero, con la interferencia de Arimán y la naturaleza caída de la humanidad, ahora había que crear a los dioses para que ayudaran a las personas a lo largo de la vida y especialmente a tomar decisiones fundamentales como tomar el camino de Ahura Mazda o el de Arimán, ya que esta elección definiría la vida de cada persona en la tierra y después de la muerte.
Zoroastrismo
Es imposible saber si este énfasis en la elección y la importancia del libre albedrío humano fue realmente parte de la religión iraní temprana. Se cree que sí por cómo se interpretan ciertos pasajes de los textos zoroastrianos posteriores, pero dado que Zoroastro reformó por completo la religión anterior, es posible que el significado del libre albedrío sea un desarrollo posterior.
Zoroastro había sido un sacerdote de la antigua religión que recibió la revelación de que el mensaje divino había sido mal entendido y se estaba interpretando erróneamente. Le fue dicho que Ahura Mazda era el único dios, no uno entre muchos, y la creencia religiosa actual tenía que ser reformada. Zoroastro encontró una fuerte resistencia al predicar su nueva fe hasta que logró convertir al rey Vishtaspa, quien luego convirtió a su pueblo y de esta manera se estableció el zoroastrismo.
Arimán continuó como el adversario de Ahura Mazda, mientras que otros dioses fueron reinventados como demonios o como emanaciones de diferentes aspectos del ser divino de Ahura Mazda. La nueva fe se fundó sobre cinco principios:
Ahura Mazda es el dios único y supremo
Ahura Mazda es todo benévolo
El oponente de Ahura Mazda, Angra Mainyu (Arimán), es toda la maldad
La bondad se manifiesta por medio de Buenos Pensamientos, Buenas Palabras, Buenas Obras
Cada individuo es libre de escoger entre el bien y el mal
La nueva fe, presumiblemente, cubría todos los aspectos que tenía el antiguo sistema de creencias, solo que desde una perspectiva monoteísta y conservaba la misma debilidad: si Ahura Mazda, que era todo bondad, había creado el mundo, ¿de dónde había venido el mal? No había un mito de la creación que estableciera el origen de Arimán ni la existencia de los daevas, las legiones de demonios que comandaba, por lo que parecería que Arimán procedía de Ahura Mazda, lo cual no podía ser, ya que el mal no podía originarse del bien supremo.
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El problema de la maldad y el zorvanismo
El problema del mal era, de hecho, más difícil de resolver ahora en el paradigma monoteísta porque Ahura Mazda era el primer ser no creado en el universo del que procedía todo lo demás. Si esto fuera así, entonces el mal no debería existir y sin embargo la experiencia humana lo contradecía, por lo que Ahura Mazda no podría ser el creador de un mundo que incluyera el mal.
Este problema fue abordado por la llamada "herejía" del zorvanismo, que convirtió a Zorvan, una deidad menor del tiempo en la religión iraní temprana, en el ser supremo y dios del Tiempo Infinito. Zorvan, el principio creativo no creado en el universo, deseaba tener un hijo y por eso se oró a sí mismo por descendencia. Mientras hacía esto, experimentó un momento de duda sobre si su deseo era bueno y, en ese momento, Arimán fue engendrado y luego, una vez que pasó ese momento, se engendró Ahura Mazda.
El zorvanismo resolvía el problema del mal, pero contradecía la premisa central del zoroastrismo: la preeminencia del libre albedrío humano.
Arimán se abrió paso fuera del útero primordial antes de que fuera el momento de su nacimiento, porque sabía que el primogénito tendría dominio sobre el mundo, pero Zorvan puso un límite de tiempo en su reinado, 9.000 años, después de lo cual Ahura Mazda lo derrotaría y tomaría su lugar. Ahura Mazda seguía siendo responsable de la creación del mundo y todo lo que hay en él, pero el mal vino de ese momento de duda de Zorvan en su propio impulso hacia la creación.
El zorvanismo resolvió así el problema del mal y Ahura Mazda aún podía ser el creador todopoderoso y bueno, pero esta solución contradecía la premisa central del zoroastrismo: la preeminencia del libre albedrío humano. Si el tiempo era el primer principio todopoderoso, entonces las elecciones de uno eran irrelevantes porque el tiempo creaba todas las cosas, movía todas las cosas, destruía todas las cosas y no había nada que uno pudiera hacer al respecto. Tanto si uno elegía la opción A como si elegía la B, todavía estaba sujeto al tiempo. Con el tiempo como el poder supremo en el universo, y Ahura Mazda como un ser creado, las súplicas a él no podían tener el efecto final que tenían en la creencia zoroástrica porque ahora había un poder mayor que Ahura Mazda.
No fue sino hasta el siglo XIX d.C. que se dio una explicación de la existencia de Arimán y se resolvió el problema del mal. El orientalista alemán, Martin Haug (1827-1876) propuso que Arimán en realidad no existía como una deidad sino como la descarga destructiva de energía negativa del acto de creación de Ahura Mazda. Esto sería comparable a una persona que liberase una cierta cantidad de energía durante el ejercicio si esa energía luego se volviese consciente. Arimán no "nació malvado" en opinión de Haug, sino que fue solo otra emanación de Ahura Mazda, como cualquiera de los otros dioses en la interpretación zoroástrica, excepto que, a diferencia de los demás, eligió hacer el mal. El mal, por tanto, provenía del ejercicio del libre albedrío de Arimán, no del acto de creación de Ahura Mazda.
Objetivos de Arimán y el cuento de Zahak
Esta sugerencia fue aceptada por los parsis zoroástricos de la India (devotos que habían salvado los textos sagrados de la invasión árabe musulmana de Irán en 651 y los sacaron del país) y respaldada por historias sobre Arimán en estos textos. El erudito J. Duchesne-Guillemin, haciendo referencia a la tradición zoroastriana y la tradición persa, escribe:
Arimán es malvado por elección. “No es”, dice, “que no pueda crear nada bueno, sino que no lo haré”. Y para probar esto, creó el pavo real. (Enciclopedia Iranica, Arimán, 8)
La dedicación de Arimán a subvertir cualquier bien propuesto por Ahura Mazda no fue ningún tipo de medio para un fin, sino el fin mismo; destruir el bien y perturbar el orden a cada momento era su único interés. En cualquier momento dado, podría haber usado su poder fácilmente para elevar a las personas en lugar de destruirlas, pero esto no le interesaba, como se ilustra en la historia del príncipe, y más tarde rey, Zahak (también conocido como Zahhak).
Zahak era hijo de un rey bondadoso y justo llamado Merdas en la época mitológica cuando el gran rey Jamshid gobernaba el mundo. Zahak era guapo y encantador, pero su padre lo había mimado y era débil de voluntad, perezoso y propenso a dejarse llevar por las malas compañías. Un día, conoció a un joven igualmente encantador y apuesto (en realidad, Arimán en forma de joven), y los dos se hicieron buenos amigos. Poco a poco, Arimán comenzó a sugerir lo fácil que sería para Zahak matar a su padre y convertirse en rey y finalmente, siguió el consejo de su nuevo amigo.
Después de que Zahak se convirtió en rey, su amigo desapareció justo cuando se contrató a un nuevo cocinero (Arimán nuevamente) en el palacio. Este cocinero podría hacer cualquier comida en el mundo y cada una más maravillosa que la anterior. Zahak quiso recompensarlo y le preguntó qué le gustaría, pero el cocinero rechazó cualquier tesoro u honor y solo pidió que le permitieran besar a Zahak en los hombros. Concedido esto, las serpientes brotaron repentinamente de los lugares que el cocinero había besado y el propio cocinero desapareció.
Zahak quería que le quitaran las serpientes, pero cada vez que las cortaban, volvían a brotar. Afortunadamente, o eso pensó Zahak, llegó al palacio un nuevo médico que era especialmente hábil (Arimán nuevamente) y dijo que tenía un remedio: la única forma de lidiar con el problema era alimentar a las serpientes con cerebros humanos todos los días y, de no hacerlo, las serpientes se comerían a Zahak.
En ese momento, Jamshid había estado gobernando el mundo en paz y armonía durante 300 años, pero Arimán lo visitó, susurrándole suavemente al oído y como había hecho hace mucho tiempo con el primer rey, el sabio Yima, convenció a Jamshid de que no necesitaba a los dioses y le hizo pensar más alto de sí mismo de lo que debería. El reinado de Jamshid se corrompió y su pueblo sufrió, por lo que cuando Zahak se movió en su contra, tuvo el apoyo de todos. Zahak derrocó a Jamshid, lo cortó por la mitad y tomó el trono del mundo.
La gente se llenó de alegría hasta que encontraron en Zahak a un déspota aún peor de lo que se había convertido Jamshid. Además, estaban perdiendo amigos y familiares a diario porque los llevaban a palacio para alimentar a las serpientes de los hombros de Zahak. El reinado de terror de Zahak continuó hasta que el herrero Kaveh, que había perdido a 18 hijos a causa de las serpientes de Zahak, organizó una rebelión y solicitó la ayuda del héroe Fereydun (también conocido como Thraetaona) para liderar a la gente. Zahak fue derrocado y dejado atado y sangrando en cautiverio mientras Fereydun restablecía el orden y la paz en la tierra.
Conclusión
En esta historia, como en cualquier otra relacionada con Arimán, este no gana nada con la muerte de Merdas, la corrupción de Zahak y Jamshid, y los miles de jóvenes a los que se comieron las serpientes excepto su propio placer en destruir la bondad y arrojar el mundo ordenado de Ahura Mazda en el caos y la confusión. Arimán personifica los desafíos inesperados, desagradables y a menudo, caóticos de la vida que parecen surgir sin motivo y destruyen la vida ordenada y los planes para el día, la semana y el futuro.
Al comentar sobre este tema, en su obra Isis y Osiris, Plutarco (46-120 d.C.) escribe:
Porque si es ley de la naturaleza que nada llega a existir sin una causa, y si el bien no puede proporcionar una causa para el mal, entonces se deduce que la naturaleza debe tener en sí misma la fuente y el origen del mal, así como contiene la fuente. y origen del bien. (45.I)
En opinión de Plutarco, es la Naturaleza, la vida misma, la que contiene la dualidad de lo que los seres humanos interpretan como “bueno” y como “malo”. Ahura Mazda y Arimán representan la naturaleza dual de la existencia tal como la perciben los seres humanos: el bien y el orden y el mal y el caos, y que la Naturaleza/Vida realmente contenga esta dualidad o no es irrelevante ya que su existencia, en lo que respecta a la condición humana, depende necesariamente de la interpretación humana. Al pensar en Arimán de esta manera, su origen no es un misterio ya que él, como Ahura Mazda o cualquier otra deidad, puede entenderse como la creación de seres humanos que intentan dar sentido a un mundo que decepciona las expectativas esperanzadoras con la misma frecuencia que las recompensa.
Magíster en Historia Militar con más de 20 años de servicio militar, actualmente realizando trabajos de investigación sobre desarrollo tecnológico en buques y memoria histórica con veteranos.
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.
Mark, J. J. (2020, febrero 10). Arimán [Ahriman].
(R. Pedraza, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18787/ariman/
Estilo Chicago
Mark, Joshua J.. "Arimán."
Traducido por Rodrigo Pedraza. World History Encyclopedia. Última modificación febrero 10, 2020.
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18787/ariman/.
Estilo MLA
Mark, Joshua J.. "Arimán."
Traducido por Rodrigo Pedraza. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 10 feb 2020. Web. 20 nov 2024.
Licencia y derechos de autor
Escrito por Joshua J. Mark, publicado el 10 febrero 2020. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.