La literatura persa difiere de la definición común de “literatura” en que no se limita a las composiciones líricas, a la poesía o a la prosa imaginativa porque los elementos centrales de estas aparecen, en mayor o menor grado, en todas las obras escritas de los persas.
Las historias o los tratados médicos, los textos religiosos o los comentarios filosóficos se consideran “literatura” en el sentido artístico tanto como cualquier poema o relato de ficción. Los persas de la Antigüedad y la Edad Media consideraban la poesía como la forma más elevada de expresión artística y por ello da forma a cualquier otro medio.
La primera evidencia de literatura persa suele datarse en torno al 522 a.C., con la creación de la inscripción de Behistún de Darío I (el Grande, r. 522-486 a.C.) pero, al mismo tiempo, los eruditos generalmente concuerdan en que no hay “literatura persa” anterior al período del Imperio sasánida (224-651 d.C.) porque las obras anteriores (excepto por algunos registros administrativos e inscripciones) se perdieron.Alejandro Magno destruyó la biblioteca de Persépolis hacia el año 330 a.C. y otras obras, no grabadas en tablillas de arcilla cocida, se perdieron en posteriores épocas de conquista y convulsión. Por lo tanto, la literatura persa comúnmente se suele datar desde aproximadamente el 750 d.C., con el auge de la Dinastía abasí o abasida, hasta el siglo XV, y las obras más antiguas, en su mayor parte, sólo pueden calificarse como “antiguas” en el sentido de que muchos poetas medievales preservaron historias y temas del Irán preislámico.
EL SHAHNAMEH ENCARNA EL ESPÍRITU DE LA LITERATURA PERSA: PRESERVA LOS RELATOS ANTIGUOS MIENTRAS LOS MANTIENE RELEVANTES.
La literatura de Persia está entre las más antiguas del mundo, abarca miles de años y ha influido en las obras literarias de muchas otras culturas. La obra más importante e influyente es el Shahnameh, el Libro de los reyes persa, escrito por el poeta Hakim Abol-Qasem Ferdousí-e Tusí entre 977 y 1010. El Shahnameh encarna el espíritu de la literatura persa, hasta la actualidad, en el sentido de que preserva los antiguos relatos del pasado al tiempo que los mantiene vigentes para cada nueva generación que los lee. El mismo espíritu de preservación y novedad que caracteriza la obra de Ferdousí se reconoce en los esfuerzos artísticos de los poetas persas modernos, quienes también continúan el énfasis de sus predecesores en el amor como el aspecto más importante de la condición humana.
El Imperio aqueménida (c. 550-330 a.C.), fundado por Ciro II (Ciro el Grande, r. c. 550-530 a.C.), fue la primera entidad política persa a gran escala en el mundo. A Ciro le sucedió su hijo Cambises II (r. 530-522 a.C.), a quien posteriormente sucedió Darío I. El ascenso de Darío fue cuestionado por un número de gobernadores persas (sátrapas) quienes argumentaban que él había usurpado el trono asesinando al legítimo sucesor, Bardiya (r. brevemente 522 a.C.) pero Darío I afirmó que este hombre era un impostor, un magi (sacerdote) llamado Gaumata quien se las arregló para suplantar a Bardiya y engañar al pueblo.
Una vez que Darío I aplastó a los revoltosos y estableció el orden, ordenó que se tallara una inscripción en lo alto de los acantilados sobre una vía principal contando esta historia, conocida hoy en día como la inscripción de Behistún, la cual se reconoce como el primer ejemplo de literatura persa porque se puede considerar historia o ficción. La inscripción de Behistún relata como Darío I, con la aprobación y ayuda del diosAhura Mazda, derrocó al usurpador Gaumata y después a sus partidarios para establecer el orden en el país. No se puede determinar fehacientemente si este cuento es realmente factible, pero muchos eruditos modernos (entre ellos el reconocido A. T. Olmstead) afirman que Darío I era el verdadero usurpador y Bardiya/Gaumata el legítimo rey, basándose en los registros de la época, los cuales no brindan evidencia de turbulencia social bajo Bardiya/Gaumata pero sí de revueltas generalizadas cuando Darío I tomó el trono.
Si se acepta esta interpretación de la inscripción, entonces se trata de un ejemplo persa de un género literario conocido como literatura naru mesopotámica, en el cual un personaje famoso (normalmente un rey) o un evento bien conocido se presenta en una narrativa con elementos ficticios con el fin de exponer un cierto argumento, transmitir una lección moral o incentivar un valor cultural central. En el caso de la Inscripción de Behistún, la narración servía para legitimar el reinado de Darío I, fomentar la creencia en el plan divino y la sabiduría de Ahura Mazda, y asegurarle al pueblo que todo lo que había ocurrido estaba en concordancia con la voluntad del Divino.
Cualquier otra cosa que haya podido escribirse durante el período aqueménida se perdió durante las campañas de Alejandro Magno, culminando en la trágica pérdida de la biblioteca en la ciudad capital de Persépolis, cuando Alejandro la incendió en 330 a.C. El progreso político y cultural de Persia se interrumpió después con el establecimiento del Imperio seléucida (312-63 a.C.), fundado por uno de los generales de Alejandro, Seleuco I Nicator (r. 305-281 a.C.). Cuando el Imperio seléucida cayó, lo sucedió el Imperio parto (247 a.C. – 224 d.C.) el cual adoptó al arameo como su idioma, escrito en una escritura aramea la cual llegó a conocerse como pahlevi arsácida. Los comentarios sobre el Avesta, las escrituras zoroástricas las cuales se habían transmitido oralmente desde antes del Imperio aqueménida, se transcribieron en esta escritura, pero no existe evidencia de desarrollos literarios ulteriores.
Por lo tanto, no fue hasta el Imperio sasánida que la literatura persa comenzó a desarrollarse a un nivel significativo. El primer rey, Ardacher I (r. 224-240 d.C.), cuyo padre y abuelo habían sido sacerdotes y quien, por consiguiente, provenía de una familia educada, fomentó el desarrollo literario a través de sus esfuerzos para que el Avesta se pusiese por escrito. Los esfuerzos de Ardacher I, los cuales serían plenamente aceptados por su hijo Sapor I (r. 240-270 d.C.), marcan el inicio de la literatura persa escrita.
LOS PERSAS, CUANDO ENCARABAN ALGUNA CUESTIÓN EXISTENCIAL, RESPONDÍAN CONTANDO UN RELATO QUE EXPLICABA EL FENÓMENO.
Hay varios eruditos modernos que afirman que Ardacher I y sus sucesores, en esencia, estaban “inventando” la literatura persa porque ellos no podían haber tenido conocimiento significativo alguno de la literatura del Imperio aqueménida, ya que este había sucumbido unos 500 años antes y dejado pocos registros escritos, aparte de los documentos administrativos inscritos sobre tablillas de arcilla. Esta idea es insostenible, ya que ignora un aspecto central de la cultura persa: la importancia de la tradición oral de contar narraciones.
Los textos religiosos persas -y de cualquier otro tipo- se basan en un método diacrónico de transmisión de la información, que el académico Norman F. Cantor define mejor como “relátame un cuento” (17). Cuando encaraban cualquier cuestión existencial, los persas -como muchas otras culturas antiguas y medievales- respondían mediante la narración de un relato que explicaba el fenómeno. No importaba si este relato era, de hecho, “cierto”; lo único que importaba era lo bien que sirviera para responder a la pregunta. Para la época del Imperio sasánida había una dilatada historia de la tradición diacrónica la cual tomaba la forma de folclore, leyenda y revelación religiosa. Ardacher I y sus sucesores se basaron en esta historia oral para plasmar el Avesta en forma escrita y, por este esfuerzo, la literatura persa se desarrolló y, de manera más prominente, en la forma de poesía.
Literatura persa media y conquista
Esta poesía, al menos la que ha sobrevivido, no adoptó la forma de obras poéticas reconocibles en verso fijo, sino que dio forma a las obras religiosas escritas del periodo. Esta literatura se escribió en persa medio, el dialecto de prestigio de la casa gobernante del Imperio sasánida. Basándose en la escritura de los partos, los sasánidas desarrollaron la así llamada escritura pahlevi o pahlavi para componer comentarios sobre el Avesta así como otras composiciones sobre temas no religiosos.
Sin embargo, la literatura de este periodo está enfocada principalmente en asuntos religiosos porque los sasánidas estaban en el proceso de convertir al Avesta de una tradición oral a la forma escrita. Esto inspiró comentarios sobre los textos escritos para aclarar varios pasajes o secciones enteras de la obra. Además de tales aclaratorias, se compusieron obras sobre historia y costumbres religiosas (tal como el Denkard), obras mitológicas y cosmológicas (como el Bundahisn) y obras eclesiásticas como el Vendidad, todas ellas basadas en imaginería poética y métrica a conveniencia de sus asuntos. En el caso del Vendidad, sólo por citar un ejemplo, se encuentra este pasaje:
Antes de aquel invierno, esos campos daban pasto en abundancia para el ganado: ahora, con inundaciones como arroyos, con las nieves que se derriten, parecerá una tierra feliz en el mundo, la tierra donde las huellas, incluso de la oveja, todavía pueden verse…
Allí harás correr las aguas en un lecho [de una milla] de largo; allí establecerás los pájaros, por las riberas siempre verdes que dan alimento fecundo. Allí establecerás moradas, consistentes en una casa con balcón, un patio y una galería. (Fargard II.24 y 26)
Los textos conservados de las obras en persa medio provienen principalmente de los siglos VI y VII d.C., inspiradas en los grandes gobernantes sasánidas tales como Cosroes I (r. 531-579) y continuadas, aunque no uniformemente, por sus sucesores. El último monarca del Imperio sasánida, Yazdegerd III (r. 632-651) estaba muy preocupado tratando de mantener a raya la invasión de sus tierras por los árabes musulmanes para consagrar tiempo alguno al desarrollo literario, pero parece que los escribas sasánidas todavía estaban trabajando en manuscritos cuando el imperio cayó ante los musulmanes en 651.
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En un esfuerzo por dominar la cultura persa, los conquistadores destruyeron bibliotecas, templos y otros centros de enseñanza, lo que resultó en la pérdida de incontables manuscritos que ni se escondieron ni se evacuaron de la región. La dinastía omeya (661-750) fue especialmente opresiva en términos de la cultura persa, pero el Califato abasida o abasí (750-1258) fue mucho más tolerante, adoptando finalmente y luego fomentando las costumbres persas en la corte y el renacimiento del interés en un pasado persa preislámico. La naturaleza poética de la tradición literaria oral persa la inclinaba especialmente a los conceptos más místicos de la teología islámica y llegó a informar composiciones musulmanas en estos temas. Por lo tanto, la así llamada “literatura musulmana” frecuentemente se inspira en conceptos y modos de expresión persas mucho más antiguos.
Manuscrito de la era abasí temprana
Danieliness (GNU FDL)
La dinastía samánida, la poesía y el Shahnameh
La literatura persa escrita del periodo medieval se basa en la misma tradición oral antigua y encontró plena expresión durante la dinastía samánida (819-999), también conocida como Imperio samánida, una entidad política que floreció bajo el gobierno abasí. El erudito Homa Katouzian comenta:
Fue bajo los samánidas cuando la literatura y la cultura persas comenzaron a florecer, se sentaron las bases de la literatura persa clásica y la ciencia persa experimentó un período de gloria. (84)
Katouzian señala que el soporte y el estímulo samánida a la literatura persa condujo a historiadores y cronistas posteriores a concluir que ellos fueron “nacionalistas iraníes modernos” tratando de “sacudirse el dominio y la cultura árabes al promover el lenguaje y la literatura persas”, pero cómo esta afirmación ignora la naturaleza real de la dinastía samánida como musulmanes suníes, leales al califato abasida o abasí, quienes incentivaban la literatura árabe musulmana al mismo tiempo y con el mismo entusiasmo (84). Una interpretación más clara del apoyo samánida a la literatura persa es simplemente que, para la época en que estuvieron en el poder, el lenguaje y la cultura persas habían llegado a influir y luego a informar a la corte abasí y esta reputación motivó el interés y el desarrollo de la literatura persa.
El más grande de los poetas persas bajo los samánidas, citado como “el padre de la literatura persa” y “el fundador de la poesía persa clásica”, fue Rudaki (859 - c. 940) de quien se ha dicho que era capaz de escribir en cualquier forma literaria. Rudaki creó esencialmente la literatura persa escrita mediante el establecimiento de formas poéticas, así como el medio de difusión: el diwan (también conocido como divan), una colección de obras cortas de un determinado autor, lo cual posteriormente se convirtió en norma.
Siguiendo a Rudaki, la literatura persa fue desarrollada por los grandes poetas que vinieron después de él y se ejemplifica en la obra maestra literaria del Shahnameh (el libro de los reyes persas) por Hakim Abol-Qasem Ferdousí-e Tusí (ca. 940-1020). El Shahnameh fue la obra de toda la vida de Ferdousí, se cree que lo compuso entre los años 977 y 1010. Es un poema de unos 50.000 pareados rimados los cuales cuentan la historia mitológica y legendaria de Irán y de los persas desde la creación del mundo hasta la época de la conquista árabe musulmana. Se considera una de las grandes obras literarias en el mundo y sigue siendo popular en el presente.
El héroe persa Rustum
Maksim (Public Domain)
Se cree que el Shahnameh está basado, en parte, en una obra previa hoy en día perdida conocida como Khodaynamag (también llamada Khwaday-Namag, “El Libro de los señores”) del Imperio sasánida. El poeta Daqiqi (ca. 935-977) comenzó su propia versión del Shahnameh, supuestamente trabajando a partir del Khodaynamag y había completado 1000 versos antes de ser asesinado por su esclavo; entonces Ferdousí tomó la obra y la completó. Otro gran poeta que trabajó durante este periodo fue Onsorí o Unsuri (m. c. 1039), conocido como “el rey de poetas", cuya obra más conocida, Vamiqu u' Adhra (“El amante y la virgen"), se basa en una novela griega anterior (Metíoco y Parténope), manteniendo la práctica de recurrir a tradiciones y materiales del pasado al hacerlos algo nuevo para crear su propio arte; una tradición la cual sería posteriormente abanderada por los poetas norteamericanos Ezra Pound (1885-1972) y T. S. Eliot (1888-1965), especialmente durante la década de 1920 en París, Francia.
Sin embargo, el fraseo poético no se restringía a la creación de versos imaginativos, sino que se utilizó en toda clase de textos escritos. Los polímatas Avicena (ca. 980-1037) y Averroes (1126-1198) ambos escribieron sus obras médicas, científicas, matemáticas y de otro tipo en verso.
Como se ha señalado, la poesía también es fuente de historias en prosa, comentarios religiosos, críticas y biografías persas, así como traducciones de obras en otros idiomas. Sin embargo, la forma poética (la que uno entendería como “poesía”) siempre era considerada la más elevada forma de expresión y alcanzó su cénit entre los siglos XII y XV por medio de las obras de poetas persas quienes se inspiraban en los símbolos y las tradiciones del sufismo (el enfoque místico de la práctica del Islam) y en el poder del amor divino y humano para ofrecer significado a la propia existencia.
Estos poetas están entre los mejor conocidos en Occidente e incluyen a Sanai (1080- c. 1131) quien influiría, entre muchos otros, en los poetas Attar de Nishapur (ca. 1145-1220.) y el gran Rumi (1207-1273), cuya popularidad en la actualidad atestigua las perdurables verdades humanas que él expresaba tan elocuentemente. Otros poetas quienes continúan gozando de gran prestigio son Saadi (ca. 1210-1291), mejor conocido por su libro Bustan (“El huerto”) y Nizami (ca. 1141-1209) cuyo Khamsa (“Quinteto”) era por igual popular e influyente. Entre los poetas persas mejor conocidos en Occidente y, sin duda, el más popular a lo largo del siglo XX es Omar Khayyam o Jayam (1048 – 1131) cuyo Rubaiyat, en la versión inglesa del poeta Edward Fitzgerald, permanece entre las obras más frecuentemente citadas de la literatura mundial aunque, en la tradición persa, se considera a Khayyam un gran matemático y científico y sólo como un poeta menor.
Se considera a Hafez de Shiraz (también llamado Hafez y Hafiz Shiraz, 1315-1390) el mayor artista de la tradición poética persa, quien combinó los desarrollos literarios del pasado con su propia visión para producir algunas de las obras más memorables y evocadoras no sólo de la literatura persa, sino de la mundial. Aunque muchos de los símbolos e ideas literarias alguna vez fueron considerados originales (como también es el caso con Rumi), ya los habían usado previamente Rudaki y los que vinieron después de él. El poema de Hafez Ahora es el momento, por ejemplo, comienza con estos versos:
Ahora es el momento de conocer Que todo lo que haces es sagrado. Ahora, ¿por qué no considerar Una tregua duradera con usted mismo y con Dios? Ahora es el momento para entender Que todas sus ideas de lo correcto e incorrecto Eran sólo las ruedas de entrenamiento de un niño Para ser dejadas de lado Cuando puedas finalmente vivir Con veracidad y amor. (Abhay K., 1)
Aquí el poeta alienta a una evaluación honesta de uno mismo, sin ataduras a tradiciones religiosas, culturales o familiares, en el reconocimiento de lo divino, caracterizado como amor. Rudaki aborda temas similares y enfatiza la importancia del amor sobre el ritual en las líneas:
Lo que Dios acepta de ti son trances de amor Pero las oraciones pronunciadas de memoria, él no las admitirá. (Lewisohn, 77)
Rumi también explora en profundidad el tema del amor trascendental en muchos de sus poemas, haciendo hincapié en la necesidad de movilizarse más allá del mundo conocido y aceptado -incluyendo las restricciones religiosas- para experimentar la máxima realidad del amor. Su poema, El don del agua, concluye con estos versos:
Llama a la puerta de la realidad, Sacude tus alas del pensamiento, afloja Tus hombros Y abre. (Barks, 200)
Estar abierto al amor, en todas sus formas, es un mensaje central de la literatura persa sin importar cuál forma de expresión adopte. Muchos eruditos consideran que en las obras de Hafez este tema se desarrolla más elocuentemente con el más alto nivel de maestría, otorgándole el honor de ser nombrado el más grande poeta persa. El propio Hafez, no obstante, sin duda daría crédito a aquellos quienes le precedieron y respondieron a las preguntas acerca del mundo mediante respuestas en verso. Al hacerlo, desarrollaron un corpus literario el cual, en consonancia con las grandes tradiciones literarias de las culturas alrededor del mundo, asegura a los lectores que ellos no están solos ni en sus esperanzas ni en sus temores y que la respuesta final a las interrogantes de la vida es el amor.
Carlos es ingeniero metalúrgico de Barquisimeto, Venezuela. Desde la infancia se sintió muy atraído por la geografía y la historia antigua. Leer sobre estos temas se convirtió en una afición y fortaleció sus conocimientos sobre historia.
Joshua J. Mark no solo es cofundador de World History Encyclopedia, sino que también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.
Mark, J. J. (2020, mayo 14). Literatura persa [Persian Literature].
(C. A. S. B, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18933/literatura-persa/
Estilo Chicago
Mark, Joshua J.. "Literatura persa."
Traducido por Carlos A Sequera B. World History Encyclopedia. Última modificación mayo 14, 2020.
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Estilo MLA
Mark, Joshua J.. "Literatura persa."
Traducido por Carlos A Sequera B. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 14 may 2020. Web. 21 feb 2025.
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Escrito por Joshua J. Mark, publicado el 14 mayo 2020. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.