Francis Drake

10 días restantes

Invertir en la enseñanza de la Historia

Al apoyar a nuestra fundación benéfica World History Foundation, está invirtiendo en el futuro de la enseñanza de la historia. Tu donación nos ayuda a dotar a la próxima generación de los conocimientos y habilidades que necesitan para comprender el mundo que les rodea. Ayúdanos a empezar el nuevo año dispuestos a publicar más información histórica fiable y gratuita para todos.
$3086 / $10000

Definición

Mark Cartwright
por , traducido por Antonio Elduque
Publicado el 25 junio 2020
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, portugués
Escucha este artículo
X
Imprimir artículo
Sir Francis Drake by Gheeraerts (by Marcus Gheeraerts the Younger, Public Domain)
Sir Francis Drake, por Gheeraerts
Marcus Gheeraerts the Younger (Public Domain)

Sir Francis Drake (ca. 1540-1596) fue un marino, corsario y explorador inglés que en 1588 colaboró en la derrota de la Armada española de Felipe II (r. 1556-1598), en su intento de invadir el reino de Isabel I de Inglaterra (r. 1558-1603). Deambulando por el Atlántico y el Caribe y capturando sus barcos del tesoro, los españoles lo llamaron «El Draque» («el dragón»). Partidario de combinar la exploración con la piratería, Drake circunnavegó el globo en su barco Golden Hind, entre 1577 y 1580. Uno de los marinos más famosos de Inglaterra, e idolatrado en vida, Drake era a la vez ingenioso y astuto, generoso y cruel, audaz y temerario, apasionadamente patriótico y casi siempre afortunado. En resumen: el arquetipo de héroe isabelino. Murió de disentería en 1596, en una última expedición de ataque a la Tierra Firme española.

Infancia

Francis Drake nació en Devonshire hacia 1540, hijo de un modesto terrateniente y capellán del astillero de Chatham. A los diez años de edad Francis ya navegaba por el Támesis en una pequeña barca y, en 1563, fue por primera vez al mar propiamente dicho. Tres años más tarde se unió a su primo John Hawkins en un viaje comercial por África occidental, en el que adquirió una cierta cantidad de esclavos y cruzó el Atlántico hasta el Nuevo Mundo. En 1567 Drake repitió el viaje, de nuevo con Hawkins, pero esta vez como capitán de la Judith, una nave de apenas 50 toneladas. Por desgracia para el joven marino, la expedición se frustró cuando la atacaron los españoles en San Juan de Ulúa, en la costa oriental de México, el 23 de septiembre de 1568. El nuevo virrey del imperio español, don Martín Enríquez, había ofrecido un acuerdo de paz pero se desdijo a traición, un infame cambio radical que los ingleses utilizarían para justificar la actuación de los corsarios en los 40 años siguientes.

Eliminar publicidad
Publicidad
LOS Marinos como Francis Drake recibieron una patente de corso para actuar como piratas y quedarse con todo lo que encontraran de españa en alta mar.

En San Juan de Ulúa los ingleses perdieron cuatro barcos, pero Hawkins y Drake sobrevivieron, y regresaron a Inglaterra en las dos naves restantes. Ese fue el inicio de una enemistad muy personal entre Drake y todo lo español, un odio potenciado por su protestantismo militante. A partir de entonces, Drake consideró un deber sagrado debilitar a España por todos los medios posibles. A menudo predicaba a bordo y siempre llevaba consigo una copia del Libro de los mártires de John Foxe (1563) sobre el sufrimiento de los protestantes bajo el reinado de María Tudor, «la sanguinaria», lo que convertía a Drake en el azote de la España católica y de su imperio.

1572: Panamá y la piratería

El 24 de mayo de 1572 Drake zarpó de Plymouth en el Swan con destino a Panamá, para explorar lo que podía encontrar allí. En un momento en el que Inglaterra y España estaban en una guerra no declarada, Isabel, incapaz de financiar grandes ejércitos en el continente, consideró que atacar los barcos españoles del tesoro que transportaban el botín de su imperio del Nuevo Mundo era la mejor forma de perjudicar a Felipe II de España e incrementar sus propias riquezas. También la motivaba la exclusión continuada de los comerciantes ingleses del comercio con el Nuevo Mundo. En consecuencia, los marinos como Drake recibieron una patente de corso para actuar como piratas y quedarse con todo lo que encontraran de España en alta mar. Cortesanos, comerciantes y a veces incluso la propia reina, invertían en esas aventuras esperando grandes beneficios. El nombre eufemístico para esos aventureros era «corsarios», mientras que los españoles los denominaban a secas «lobos de mar». No obstante, tener a punto una flota de barcos y mantener sus tripulaciones no era barato, y cada expedición tenía que conseguir su recompensa para que el conjunto fuera viable económicamente. Tampoco era despreciable el hecho de que los españoles no eran muy amables con esos atracos náuticos, de forma que sus naves iban repletas de cañones.

Eliminar publicidad
Publicidad

Francis Drake by Hilliard
Francis Drake, por Hilliard
Nicholas Hilliard (Public Domain)

Al llegar a Panamá, Drake atacó el asentamiento español de Nombre de Dios y capturó un botín considerable. Tras tocar tierra en el istmo de Panamá, Drake exploró la zona a pie y, subido a un árbol siguiendo las instrucciones de un indígena, fue el primer inglés que pudo divisar el océano Pacífico, el 11 de febrero de 1573. La intercepción de una caravana española cargada con plata equivalente a 40.000 libras resultó ser un beneficio inesperado. A su regreso le siguió una estancia en Irlanda donde, en 1575, Drake se vio implicado en una infame masacre de 500 hombres, mujeres y niños de la isla de Rathlin.

Viaje de circunnavegación de 1577-80

La idea de organizar una expedición para explorar lo que había al sur del ecuador y averiguar si realmente existía un gran continente austral fue propuesta por primera vez por Richard Grenville (1542-1591), quien no logró respaldo para su plan porque la búsqueda de un paso por el noroeste tuvo prioridad. No obstante, en 1577, Isabel le propuso a Drake dicho viaje hacia el sur. En secreto, la reina invirtió en el proyecto y dio instrucciones a Drake no solo de explorar nuevas posibilidades comerciales, sino también de hacerse con cualquier tesoro español con el que se topara. Drake recibió el mando de una flota de cinco barcos: Christopher, Elizabeth, Marigold, Pelican y Swan. A mitad del viaje, el Pelican fue rebautizado como Golden Hind (cierva dorada) en honor al patrono de Drake, Sir Christopher Hatton, que tenía dicho animal en su escudo de armas familiar.

Eliminar publicidad
Publicidad

El 13 de diciembre de 1577, Drake zarpó con 164 hombres (de los cuales 60 no volverían a ver Inglaterra) en lo que sería un viaje extraordinario. La flota navegó hacia el sur por la costa noroeste de África y después a través del Atlántico, para llegar a la costa este de Sudamérica en abril de 1578. En el extremo sur del continente, el Christopher y el Swan se dieron la vuelta, mientras que los restantes barcos continuaron por los estrechos de Magallanes en el mes de agosto. Debido a unas fuertes tormentas en septiembre, el Golden Hind continuó la expedición en solitario, navegando hacia el norte por la costa oeste de Sudamérica. Los asentamientos españoles como Valparaíso fueron sorprendidos por completo cuando apareció un barco de guerra inglés en aguas del Pacífico. Varios barcos del tesoro fueron capturados, entre ellos el Nuestra Señora de la Concepción (alias Cacafuego) en marzo de 1579, frente a la costa del Perú, con su enorme carga de plata.

A Model of the Golden Hind
Una maqueta del Golden Hind
Alex Butterfield (CC BY)

Luego, Drake navegó hacia el norte por la costa oeste de Norteamérica, buscando sin éxito el mítico Paso del Noroeste, que se pensaba que podía ser una ruta fácil hacia Asia. Tras explorar las aguas del norte, el aventurero regresó hacia el sur y ancló cerca del actual San Francisco en el mes de junio. Allí reclamó el territorio para su reina, al que llamó la «Nueva Albión» (una reclamación que no fue seguida posteriormente). Después giró hacia el oeste, arrastrado por el Pacífico por los vientos alisios. En octubre alcanzó las Indias orientales (Indonesia y Filipinas), cargando a bordo seis toneladas de valioso clavo. En Java se hicieron algunas reparaciones en el barco y, en marzo de 1580, el Golden Hind cruzó el océano Índico. En junio, Drake rodeó el cabo de Buena Esperanza, en el sur de África, subiendo por la costa atlántica para llegar a Plymouth el 26 de septiembre de 1580. Era la segunda circunnavegación del mundo después de la expedición de Magallanes (1480-1521) de 1522. En aquel momento, el tesoro con el que Drake había ido llenando su nave de manera sistemática era más importante. El valor estimado del botín era quizás de unas 600.000 libras (los ingresos anuales totales de Inglaterra) y la reina recibió la bonita suma de 160.000 libras.

El 4 de abril de 1581, la reina Isabel subió a bordo del Golden Hind, atracado en el Támesis en Deptford y, complacida con los tesoros que había capturado y la gloria de sus logros de navegación, nombró caballero a Drake en la cubierta. Est despertó la ira del embajador español, que lo consideraba un simple pirata. Drake se había convertido en el lobo de mar favorito de Isabel, un sentimiento que seguramente era recíproco, porque el marino solía hacerle fastuosos regalos a su reina, como una corona de oro con esmeraldas y una cruz tachonada de diamantes, en 1581. La reina también le hizo regalos, entre los que se destaca una copa de plata en forma de globo que encerraba un coco que Drake habría traído de su viaje. Otro regalo fue la ahora famosa Joya de la Armada de Nicholas Hilliard de 1588, un broche incrustado de oro y gemas con dos retratos de la reina. Drake, en términos de dinero en efectivo, era probablemente el hombre más rico de Inglaterra y gastaba a manos llenas en un conjunto de propiedades, entre ellas, la abadía de Buckland. También adquirió un escudo de armas (un barco encima de un globo, con dos estrellas de plata cruzadas por una línea o faja horizontal ondulada). Su lema oficial pasó a ser Sic Parvis Magna o «Grandeza desde inicios humildes».

Eliminar publicidad
Publicidad

Map of Francis Drake's Circumnavigation, 1577-80 CE
Mapa de la circunnavegación de Francis Drake, 1577-80
Continentalis (CC BY-SA)

Década de 1580: más piratería

En 1585 Drake navegó con una flota de casi 30 barcos y 2000 hombres para atacar las Indias Occidentales españolas. Liberó muchas naves inglesas que Felipe tenía embargadas ese año en puertos controlados por los españoles, y capturó un botín de armas españolas tan grande que provocó el caos en los suministros de Felipe destinados a su Armada (ver a continuación). Los importantes puertos de Santo Domingo en Cuba y Cartagena, la capital de la Tierra Firme española, fueron saqueados. El botín no fue tan grande pero Drake mostró la vulnerabilidad del imperio español a los ataques navales. Durante los dos años siguientes Drake deambuló por todos lados, volvió a atacar tesoros españoles en las islas de Cabo Verde, en Colombia, Florida y La Española. El «lobo de mar» preferido de Isabel, de vuelta al ruedo contra el imperio español, capturó barcos e incendió numerosos asentamientos.

1587: el ataque a Cádiz

El interés de Felipe por Inglaterra se remontaba a 1553, cuando su padre, el rey Carlos V de España (r. 1516-1556) pactó su matrimonio con María I de Inglaterra (r. 1553-1558). La sucesora de María, Isabel I, continuó con la Reforma anglicana y el papa excomulgó a la reina por herejía en febrero de 1570. Isabel también fue activa en el extranjero, enviaba dinero y armas a los hugonotes en Francia y ayuda financiera a los protestantes holandeses rebelados contra el gobierno de Felipe.

Las ya tensas relaciones entre Inglaterra y España empeoraron a causa de los corsarios de Isabel. Capturar barcos en alta mar o atacar asentamientos coloniales era una cosa, pero cuando Drake dio un paso más hacia la guerra total y atacó Cádiz en abril de 1587, las relaciones se hundieron aún más. Cádiz era el puerto español más importante del Atlántico y Drake «se subió a las barbas del rey» con su audaz ataque. La flota de Drake navegó directamente hacia el interior del puerto ignorando los cañonazos disparados desde la fortaleza, destruyó 31 barcos, capturó otros 6 y destruyó también valiosos suministros destinados a la Armada española. Después de tres días, Drake navegó hasta el cabo de San Vicente, al sur de Portugal, y dedicó otros dos meses a sembrar el caos entre las naves españolas a lo largo de la costa y hasta las Azores. La invasión largo tiempo planeada por Felipe, a la que llamó la «Empresa de Inglaterra», se tuvo que retrasar por esos contratiempos, aunque siguió decidido a conquistar a su enemigo número uno. Felipe incluso contó con la bendición y la ayuda financiera del papa Sixto V (r. 1585-90), cuando el rey se presentó como la «espada» de la Iglesia católica.

Eliminar publicidad
Publicidad

The Armada Jewel
La joya de la Armada
Kotomi_ (CC BY-NC)

1588: la Armada española

La Armada española, una flota de 132 barcos equipada con 17.000 soldados y 7000 marineros, zarpó de Lisboa (en aquel momento bajo el gobierno de Felipe) el 30 de mayo de 1588. La intención era que la Armada se hiciera con el control del Canal de la Mancha, para luego llegar a los Países Bajos y recoger un segundo ejército al mando del duque de Parma, el regente de Felipe allí. La flota seguiría navegando hasta invadir Inglaterra.

La Armada estaba al mando del duque de Medina Sidonia. La flota inglesa, de unos 130 barcos, estaba dirigida por Lord Howard de Effingham, con Drake como vicealmirante en su nave insignia: el Revenge. Los grandes galeones españoles (diseñados para el transporte, no para la guerra) eran mucho menos veloces que los barcos ingleses, más pequeños, que esperaban poder irrumpir y sembrar el caos en la flota española. Además, los 20 galeones reales ingleses estaban mejor armados que los mejores barcos españoles y sus cañones podían disparar a mayor distancia.

Los galeones españoles fueron avistados enfrente de la costa de Cornwall el 19 de julio. La noticia se difundió a lo largo de la costa por medio de hogueras de señales y, el 20 de julio, la flota inglesa zarpó de su base en Plymouth para hacer frente a los invasores. Se enfrentaron unos 50 barcos por cada bando y se produjeron tres combates distintos, con las naves luchando entre ellas y contra las tormentas. A lo largo de la semana siguiente, las batallas se sucedieron enfrente de Eddystone, Portland y la Isla de Wight. Los barcos ingleses no pudieron aprovechar su mayor maniobrabilidad ni el mejor conocimiento que sus mandos tenían de las mareas, ya que los españoles adoptaron su habitual formación: un barco al lado del otro, en una línea perfecta en forma de media luna gigante. Los ingleses lograron bombardear intensamente las alas de la Armada, «desplumándolas», tal como lo dijo Lord Howard (Guy, 341). Aunque la flota inglesa sobrepasaba en armamento a la española, ambos bandos se encontraron sin las municiones suficientes y sus mandos se vieron obligados a limitar las descargas. El 27 de julio, los españoles se retiraron prudentemente al refugio seguro de Calais, con una pérdida de solo dos barcos y con daños superficiales en muchos otros.

¿Te gusta la historia?

¡Suscríbete a nuestro boletín electrónico semanal gratuito!

Fireships Ravage the Spanish Armada
Los brulotes hacen estragos en la Armada española
Philip James de Loutherbourg (Public Domain)

En la noche del 28 de julio, se enviaron seis brulotes al interior de la flota española, organizados por Drake. Los fuertes vientos empujaron los barcos sin tripulación entre las naves ancladas en el puerto y rápidamente extendieron llamas devastadoras entre ellas. Las naves inglesas se dispusieron a dar el golpe de gracia enfrente de Gravelines en la costa flamenca el 29 de julio. Los españoles rompieron la formación a pesar de solo haber perdido cuatro barcos, aunque muchos otros estaban seriamente dañados por los cañonazos y otros varios habían tenido que cortar las amarras de sus anclas para escapar de los barcos en llamas. La pérdida de esas anclas sería un serio obstáculo para la maniobrabilidad de los barcos españoles en las siguientes semanas. La Armada después sufrió fuertes vientos del sudoeste. El duque de Medina Sidonia, incapaz de acercarse lo suficiente para luchar y abordar a los hábiles barcos ingleses, y con las fuerzas del duque de Parma bloqueadas por naves holandesas, ordenó la retirada y renunció a la invasión.

Drake dio noticia de la victoria desde el Revenge:

Dios nos ha dado un día tan grande, forzando al enemigo hacia sotavento, que tengo la esperanza de que el Príncipe de Parma y el Duque de Sidonia no se estrecharán las manos en unos cuantos días; y cuando sea que se encuentren, creo que ninguno de ellos celebrará demasiado este día. (Ferriby, 226)

Debido a la tormenta incesante, la Armada se vio forzada a navegar alrededor de las tempestuosas costas de Escocia e Irlanda para regresar. Una fuerte tormenta la sorprendió en el Atlántico y solamente la mitad de la Armada original logró llegar a España en octubre de 1588. A pesar del desastre de su gran «empresa», Felipe no abandonó sus planes e intentó dos veces más invadir Inglaterra (1596 y 1597), pero su flota siempre se vio detenida por las tormentas.

1589: la expedición de Portugal

En abril de 1589 se formó una expedición para atacar tanto los barcos del tesoro de Felipe en el Nuevo Mundo como los restantes barcos de la Armada en sus puertos en España. Era una mezcla de barcos y hombres particulares y oficiales, bautizada como expedición de Don Antonio, porque uno de los objetivos de sus líderes era capturar Lisboa y restaurar a Don Antonio en el trono portugués (había sido depuesto por Felipe en 1580). También se la conoció como la Armada inglesa o la expedición Drake-Norris, por Sir John Norris (ca. 1547-1597) que la colideró junto a Drake. Isabel invirtió 49.000 libras en el proyecto, aunque quedaría muy defraudada con su exiguo beneficio.

Francis Drake Portrait, Buckland Abbey
Retrato de Francis Drake, Abadía de Buckland
Marcus Gheeraerts the Younger (Public Domain)

La flota inglesa era impresionante, con 130 a 150 barcos y al menos 15.000 hombres. Sin embargo, la expedición no tenía objetivos claros por lo que, al final, consiguió muy poco. La Coruña fue asediada, aunque solo se la conquistó parcialmente y 2000 hombres regresaron a Inglaterra con su botín. Mientras tanto, ignoraron los 50 barcos españoles que permanecían ociosos en otros puertos. Lisboa fue asediada, en contra de las instrucciones de Isabel, pero los portugueses no se sublevaron en apoyo de Don Antonio como se esperaba, y la ciudad resistió. Sin suministros suficientes para continuar y habiendo dejado escapar los barcos del tesoro procedentes de las Azores, la expedición se retiró a Inglaterra vergonzosamente. Con muchas bajas, la mayoría por enfermedades, el episodio en su conjunto dañó seriamente la reputación de Drake y mostró claramente que mezclar el control privado y público de una fuerza expedicionaria solo conducía a la confusión y la discordia. La reina se encolerizó con Drake por su ataque a Lisboa, el fracaso total en el ataque a los barcos de la Armada y los escasos beneficios económicos. El viejo marino pasó a ser un marinero de agua dulce y a desempeñar los cargos de alcalde de Plymouth y de miembro del Parlamento.

1595: última expedición y muerte

En agosto de 1595 Drake volvió a ser el viejo lobo de mar y todavía pudo dar un bocado cuando comandó una expedición al Caribe junto con John Hawkins. Los hombres se agolparon en los muelles de Plymouth, deseosos de apuntarse a navegar con el más grande marino inglés hasta entonces. El objetivo de la flota de 27 barcos era atacar el istmo de Panamá, por donde pasaban las caravanas españolas de plata. Lamentablemente, Hawkins murió durante el viaje y el ataque a Puerto Rico fue un fracaso total. Las defensas españolas habían sido alertadas de la llegada de la flota inglesa y contaron con tiempo para instalar cañones adicionales, así como para evitar la presencia de barcos del tesoro en la zona. No había nada de valor en los asentamientos atacados por Drake. Perjudicado por vientos desfavorables y la propagación de enfermedades entre las tripulaciones, el propio Drake, por aquel entonces de unos 55 años de edad, falleció de disentería en Porto Bello el 28 de enero de 1596. Sir Francis Drake fue, acorde con su vida, sepultado en el mar en un féretro de plomo, pero la expedición de Panamá fue un fiasco final para una brillante carrera naval.

Eliminar publicidad
Publicidad

Sobre el traductor

Antonio Elduque
Soy doctor en Química y trabajo en el sector biomédico. También licenciado en Humanidades, especialmente aficionado a la Historia. Me gusta traducir porque obliga a una lectura lenta y cuidadosa, buscando el sentido del texto más que el significado de las palabras.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2020, junio 25). Francis Drake [Francis Drake]. (A. Elduque, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-19017/francis-drake/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Francis Drake." Traducido por Antonio Elduque. World History Encyclopedia. Última modificación junio 25, 2020. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-19017/francis-drake/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Francis Drake." Traducido por Antonio Elduque. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 25 jun 2020. Web. 21 dic 2024.

Afiliación