Partia, que se extendía desde China e India al este hasta el Mediterráneo en el oeste, gobernó uno de los imperios más extensos de la época, en el cual la cultura parta floreció durante 500 años (247 a.C. a 224 d.C.). Aunque eran conocidos por su habilidad militar como arqueros a caballo y por crear una sofisticada cultura equina, los partos también eran expertos diplomáticos. Sabían leer y escribir, a menudo hablaban más de un idioma y gobernaban con un espíritu de colaboración que les llevó a otorgarles la libertad de conservar sus propias tradiciones a las diferentes culturas que vivían en los confines de su imperio.
Mientras los judíos prosperaban y el cristianismo iba ganando adeptos, el paganismo y los sistemas de creencias más extendidos del panteón griego y el zoroastrismo también perduraron. Sin embargo, su dios preferido era Mitra, que aunaba en una sola persona muchos de los atributos de los dioses griegos y también se convirtió en la deidad principal bajo el dios creador de Zaratustra, Ahura Mazda. Esto les proporcionó a los partos una base común en sus relaciones tanto con zoroástricos como con griegos. Asimismo, como los partos se identificaban con Mitra porque era un arquero a caballo, este dios llegó a ocupar un lugar importante para los partos a medida que fueron desarrollando su identidad cultural propia.
Los partos, que controlaban las rutas norteñas de la seda que transcurrían de este a oeste a través de Mesopotamia, también eran expertos comerciantes. Y esto iba acompañado de la recompensa material y el alto estatus de los que realizaban los negocios del imperio. Además, mientras que la clase gobernante disfrutaba de un elevado nivel de lujo, lo que creaba una demanda de artistas y artesanos, también invertían en mejorar las infraestructuras ya existentes y en construir otras nuevas. Esas operaciones arquitectónicas habrían creado una demanda de materiales de construcción, así como de arquitectos, obreros y albañiles. Si bien el alto rango de la clase empresarial habría creado su propia demanda de artículos básicos y de lujo, ese estatus les habría proporcionado una comodidad material a las familias.
Una cultura con espíritu de colaboración
Al igual que la clase gobernante, parece ser que Partia desarrolló una interacción interesante entre el rey y los nobles, por la que los nobles recibían un poder político que no se volvería a ver hasta la época de la Carta Magna en el siglo XIII d.C. Tal y como discierne George Rawlinson,
[Los nobles partos] no eran simples súbditos del monarca, sino una clase respaldada por sus propios derechos irrevocables. Tenían el privilegio de elegir al siguiente gobernante en ocupar el trono, así como a deponer a un monarca debidamente elegido. Por tanto, la nobleza parta era mucho más poderosa e independiente que cualquier otra clase similar bajo los soberanos aqueménidas, sasánidas, o persas y turcos modernos.
En consecuencia, por muy descompensada que estuviera la relación entre el rey y la nobleza, parece que logró funcionar sin trastornos devastadores. A pesar de que los nobles tenían derecho a opinar sobre quién sería el rey, si este era digno, podía gobernar sin cuestionamiento alguno. Así, el rey Orodes II (que reinó de 57-37 a.C.) ordenó acabar con Surena (84-53 a.C.), su comandante principal que acababa de ganar una brillante batalla contra los romanos en Carras. Aunque Surena era el segundo, tan solo detrás del rey en cuanto a riqueza y provenía de una familia importante, parece ser que las órdenes del rey se acataron sin objeciones. Por el otro lado, cuando el rey no conseguía proteger el imperio o gobernaba de manera irresponsable, también se lo podía derrocar sin mayor agitación. Tras perder la influencia en Armenia y la provincia de Gordiene a manos de Roma, y tras la humillante negativa de Pompeyo de dirigirse a Fraates III (que reinó de 69-57 a.C.) por su título reconocido de "rey de reyes", Fraates murió a manos de sus dos hijos. Sin embargo, cuando el hermano mayor, Mitrídates IV (r. 57-54 a.C.) gobernó cruelmente, los nobles partos intervinieron para instalar a Orodes II en el trono.
Asimismo, parece que los partos eran, hasta cierto punto, una nación de nobles que otorgaba el estatus de nobleza con generosidad. Cuando se los convocaba a la guerra, existen relatos de algunos nobles que solo podían reunir 125 tropas, mientras que otros como Surena podían convocar más de 2.000. Por tanto, cuando se trataba de los partos, aunque el orgullo de pertenecer a la nobleza se confería generosamente y su opinión colectiva comandaba respeto, de manera inconsciente se entendía que el respeto y la obediencia al monarca era esencial para la continuación del gobierno parto. Además, mientras que los reyes y los nobles tenían un fuerte sentido del objetivo compartido de los partos, que era promover el estado parto, este enfoque cooperativo también se extendía a los súbditos partos. Como ya se ha mencionado, Partia era famosa por permitir a sus súbditos conservar sus propias costumbres y tradiciones, y sus embajadores debían ser diplomáticos hábiles y sofisticados. Un imperio como Partia no podría haber gobernado durante todo el tiempo que gobernó por medio tan solo de la fuerza: tuvieron que cuidar de los tratados, los acuerdos de cooperación y los intereses militares y comerciales comunes.
El arte de la diplomacia
Un ejemplo de la sofisticación diplomática parta en cuanto al orgullo y la autonomía de un pueblo subyugado se puede ver en que le perdonaron a Seleucia la obligación de acoger a soldados partos. En vez de eso, se construyó Ctesifonte cerca de allí para ese propósito. En esa empresa habrían contado con la cooperación comercial de los artesanos y las gentes de negocios de Seleucia para llevar a cabo el proyecto. Con esto se estableció una mayor presencia militar cerca de la frontera oriental de Partia a la vez que se lograba la cooperación de los habitantes del lugar, que se beneficiarían durante y después del proyecto.
Otro ejemplo de la diplomacia de Partia se puede apreciar en sus monedas. Muchas de las monedas partas muestran a sus reyes sentados en un trono con un brazo extendido sujetando un arco. El simbolismo habría transmitido un mensaje sutil pero efectivo. El arco era el arma más efectiva de la guerra parta y un elemento clave de su poderío militar. La imagen del arco, en una disposición en que el rey lo sujetaba, pero sin apuntar, transmitía el deseo de Partia de utilizar la diplomacia por encima de la acción militar.
Esta política de utilizar primero la diplomacia se intentó aplicar a los romanos. Antes de que Craso (115-53 a.C.) llevara a cabo su ataque no provocado contra Partia, esta había hecho propuestas pacíficas. Incluso cuando Craso llegó a Siria de camino al corazón de Partia, el rey Orodes II (que reinó de 57-37 a.C.) "envió emisarios para censurarlo por la invasión y preguntarle las causas de la guerra" (Dion Casio, 40.16). Además, aunque la victoria contra Craso en Carras en 53 a.C. fue decisiva, y dispusieron los estandartes romanos capturados como recuerdo de la victoria, más tarde los partos pedirían la paz. A instancias de Fraates IV (que reinó de 37-2 a.C.), se acordó un tratado de paz con Augusto en 20 a.C. por el que se le devolvieron los estandartes a Roma. Este tratado traería décadas de paz entre ambas partes y les permitiría prosperar económicamente.
Por tanto, aunque los partos tuvieran sus altibajos, un cierto espíritu de cooperación entre gobernantes y nobles y entre la clase gobernante y las provincias les sirvió bien. Además de servirse de su diplomacia, los partos también tenían que beneficiar a sus súbditos de una manera tangible. Al igual que Roma, que otorgaba a sus gobernantes súbditos cierto poder y riqueza y a su pueblo una infraestructura superior con caminos, termas y edificios públicos, los partos, a cambio de los tributos y la cooperación militar también otorgaban algo a cambio. Además de permitirles conservar sus tradiciones, el Imperio parto beneficiaba a sus súbditos, y a sí mismo, con una gran prosperidad y una mejora de las infraestructuras y edificios existentes.
Riqueza, infraestructura y arquitectura
Además del tributo que se esperaba que pagaran las naciones súbditas, el control que ejercían los partos sobre las rutas de la seda del norte le aportó una gran riqueza. Dion Casio cuenta que la razón principal de Craso para atacar Partia fue que eran "excesivamente ricos" (40:12). Esa riqueza les ayudaría a mantener y mejorar los edificios e infraestructura existentes y a construir nuevos. Aunque se ha criticado a los partos por su falta de construcción expansiva, hay que recordar que se hicieron con un imperio que ya tenía arte y arquitectura griega y persa. A pesar de todo, los partos sí que hicieron mejoras, así como construcciones nuevas.
Según Estrabón, los partos construyeron mucho en Ctesifonte cerca de Seleucia, a orillas del Tigris. Para evitarle a Seleucia tener que alojar a los soldados partos, tomaron lo que había sido un pueblo y lo transformaron en Ctesifonte, una ciudad "capaz de albergar a una gran multitud". Aparte de dar vivienda a sus soldados, los partos también erigieron muchos edificios públicos que promovían el arte y la artesanía y otras actividades comerciales "lucrativas para sus señores" (Estrabón, 16.1.16). Además de construir un palacio en Ctesifonte, también lo urbanizaron para que resultara práctico y digno de ser la residencia de invierno del rey.
De la misma manera, como estaba en un lugar más fresco al norte, los reyes partos crearon Ecbatana como residencia de verano. Polibio describe Ecbatana como "superior a otras ciudades en riqueza y esplendor". En las faldas del monte Orontes, la ciudad contaba con una ciudadela "asombrosamente fortificada". Cerca de la ciudadela había un palacio gigantesco y de gran belleza. "Cubre un terreno cuyo circuito es de casi siete estados (cerca de 1,6 km de circunferencia), las vigas del palacio, las columnas, las grecas y los techos estaban todos cubiertos de oro y plata, mientras que las losas del suelo eran todas de plata" (Polibio 10.27). Aunque gran parte del oro y la plata ya se había robado para la época parta, como se convirtió en la residencia de verano del rey, al igual que las mejoras de Ctesifonte es probable que los partos restauraran la antigua gloria de Ecbatana.
En Hatra los partos protegieron la ciudad con un muro de 4,8 kilómetros de circunferencia. Las paredes eran excepcionalmente gruesas con intervalos de torres cuadradas cada 156 metros (170 yardas). Para proteger los muros de las máquinas de asedio y las escalas se excavó un foso seco ancho y muy profundo. El recinto entero estaba protegido además por dos fuertes sobre eminencias que dominaban los caminos que se acercaban al lugar. Las fortificaciones de Hatra eran tan eficaces que lograron repeler el intento de conquista del emperador Trajano en 117 d.C. y los de Septimio Severo en 193 y 197 d.C. Dentro de la ciudad los partos construyeron un templo amplio y único con un perímetro de 244 metros (800 pies) de largo y 213 metros (700 pies) de ancho.
De manera similar, la expansión de Merv (la Antioquía seléucida) se logró gracias a fortificaciones de última tecnología y almenas escalonadas y torres a intervalos. En Siria, Partia hizo de Dura Europas su centro de la administración provincial, con muros fortificados, un palacio, un mitreo, un bazar y, típico de su predisposición multicultural, una sinagoga judía. Entre otros proyectos, destacan la recuperación de ciudades antiguas como Assur, Uruk y Nimrud, en las que destaca la adición de casas y templos fabulosos con bóvedas de medio punto que también incorporaban la innovación arquitectónica parta de entradas abovedadas abiertas llamadas iwán. La influencia del iwán parto en el diseño arquitectónico de Oriente Medio se puede apreciar hasta la actualidad.
Motivos artísticos únicos de Partia
Debido a la ubicación de su imperio, y a sus orígenes en Asia Central, los partos tenían en lo básico una amplia gama de influencias en lo referido al arte y la arquitectura. Con elementos tomados de oriente y occidente, su estilo era una amalgama fácil de reconocer como parta. Su arquitectura y su arte utilizaban motivos circulares y frontales interesantes. Arquitectónicamente, los partos dejaron intactas las estructuras seléucidas que, naturalmente, copiaban la disposición rectangular helenística con características de triángulos y columnas. Sin embargo, allá donde pudieron, los partos quisieron diferenciarse. A la entrada de un templo griego, hay que pasar por un pórtico de columnas. Por el contrario, la entrada del templo parto de Hatra recibe a los visitantes con elegantes arcos iwán. La mezcla de columnas y frontones triangulares de estilo griego con los arcos múltiples partos de Hatra de otorga al templo su particular atractivo exterior.
En la Assur parta, los arcos partos destacan otra vez. Pero el uso de la circularidad como característica arquitectónica durante el periodo parto también se revela de otras maneras. Con reminiscencias de la fortaleza corasmiana totalmente circular en Koi Krylgan Kala (en torno a 400 a.C. - 400 d.C.) al este del mar Caspio, ciudades enteras y fortalezas partas también se dispusieron de forma circular. En una comparación entre la planificación rectangular seléucida y persa y algunos enclaves partos, Malcolm Colledge dice:
Se presentó un enfoque de planificación muy diferente con la forma vagamente circular de varias ciudades bajo el control o la influencia partas; la refundación parta de Ctesifonte, las murallas entorno a Carras, Tajt-e Soleimán y Hatra de alrededor del primer milenio d.C. eran más claramente, y deliberadamente, circulares. (Arte parto, 34)
Mientras que la arquitectura parta incorporaba elementos circulares de una manera única, en el arte se incluiría el motivo de la frontalidad. En comparación, mientras que las obras de arte egipcias y persas hacen declaraciones de poder, los modelos griegos y romanos miran en otra dirección, en una postura meditativa. En un estilo que más adelante adoptarían los bizantinos, los modelos partos miraban hacia adelante, creando así una conexión personal entre el modelo y el espectador. Otra distinción es que a menudo prescindían de las expresiones más sobrias de griegos y romanos. De una manera que profundiza la relación directa entre sujeto y espectador, algunas de las figuras resultan incluso amigables. Además, aparte de la fabricación creativa de joyería de metales preciosos, bronce, terracota y estatuas de piedra, las paredes interiores ornamentadas son, de nuevo, testamento de las elecciones y la creatividad artística partas. La superficie de las paredes de Assur estaba ricamente decorada con estuco labrado con patrones geométricos y florales que son un claro precursor de los diseños adoptados por los artistas musulmanes. Estas decoraciones habrían alegrado cualquier habitación con la aplicación de colores complementarios y contrastantes.
Idioma, literatura y música partas
Aunque todavía no se ha encontrado ninguna prueba de que los partos dejaran una historia escrita, ciertamente no eran incultos. Como gobernaban sobre una miríada de gentes, la familiarización de los embajadores, gobernadores y reyes con las costumbres y el idioma de los pueblos que supervisaban ciertamente ayudaría a la comunicación militar y comercial. El multilingüismo está de hecho indicado. Cuando Surena encontró a Craso escondido tras las murallas de Carras con la intención de tender una trampa, envió a un emisario con órdenes de llamar a Craso en lengua romana. Plutarco dice que el propio Orodes II "conocía bien el idioma y la literatura griegas" (33.2)
Cuando se celebraron banquetes con el rey Artavasdes II (que reinó de 55-34 a.C.) de Armenia, que ayudó a los partos contra los romanos, se leyó, y disfrutó, literatura griega. La cultura de Orodes y su dominio de un idioma extranjero sugieren una escolarización formal. Las cartas del rey a otros jefes de estado en tiempo de paz o de guerra habrían sido esenciales para aclarar sus intenciones. En tiempos de guerra, las órdenes enviadas por el rey a sus comandantes, y por los comandantes a sus tenientes en el campo, sin duda no se habrían entregado de viva voz, sino que requerían la especificidad y la claridad de las órdenes escritas. Y lo mismo se puede decir de los despachos enviados con emisarios en misiones diplomáticas. Al igual que los embajadores actuales, era de esperar que conocieran el idioma de la gente a la que se los había asignado. Además, como el gigante comercial que era, la documentación escrita de las transacciones comerciales, tan prolíficas como eran, tenían que crearse, organizarse y ser eficientes.
El conocimiento hablado y escrito de una lengua extranjera también se indica cuando Josefo menciona haber enviado copias de su libro en arameo, después en griego, a los "bárbaros de arriba" (prefacio de Guerras, 1.3). Como Josefo escribió mucho sobre los partos, y los judíos perduraron allí, en general se acepta que "los bárbaros de arriba", al norte, eran los partos. Por último, tal y como menciona Parvaneh Pourshariati, algunos les atribuyen a los partos la codificación de una versión temprana del libro sagrado del zoroastrismo, el Avesta. (359)
Aunque puede que pensemos que el reino parto tenía gobernantes serios, impulsados únicamente por la conquista y la competición comercial, los momentos de ocio y entretenimiento habrían sido igual de importantes. La música y la danza son parte de la cultura humana, y los partos no eran diferentes. Cuando Surena organizó un triunfo por las calles de Seleucia, los cantantes, bailarines y músicos tuvieron un papel importante. En los festines partos, las flautas y los tambores iban acompañados de los sonidos eróticos de un instrumento de cuerda llamado sambuca. El punto álgido de las celebraciones, en armonía con el ritmo de la música, terminaba con una coreografía.
La cultura ecuestre de Partia
Aparte de los demás logros culturales de Partia, se podría decir que la suya era una cultura ecuestre. De hecho, puede que su industria más significativa fuera la equina. Debieron de tener manadas de decenas de miles de caballos. Estrabón menciona 50.000 yeguas en la pradera Hippobotus de Media (11.13.7). A la batalla de Carras acudieron 11.000 caballos. Media y Partia desplegaran 50.000 contra Marco Antonio en 36 a.C. Los caballos estaban por todas partes, y había muchos factores relevantes en su industria ecuestre: la construcción de establos, la provisión de alimento de gran calidad, el entrenamiento de caballos y jinetes, la cría de buena sangre. Con un aspecto tan esencial de su supremacía militar, el control de la industria por parte de la realeza habría sido la norma. Entre otras menciones de autores antiguos de "razas reales", Polibio menciona los sementales reales que cuidaban los medos (10.27). Estrabón compara los caballos partos con los medos, que eran "los más grandes y mejores de la provincia del rey" (11.13.7). Por tanto, los mejores caballos se habrían reservado para la guardia real y los nobles cercanos al rey. A pesar de ello, los criadores y los entrenadores habrían querido mejorar la raza parta de caballos en conjunto y ofrecer tanto los mejores animales como los mejores jinetes.
La cría de sementales con yeguas de la mejor calidad, así como las mejores técnicas de entrenamiento, habrían sido su secreto mejor guardado. El caballo de catafracto de la caballería pesada se habría criado para combinar el tamaño, la velocidad y el coraje en combate cuerpo a cuerpo, mientras que el caballo de la infantería ligera se habría criado pensando en la velocidad y la maniobrabilidad. Eran los caballos más rápidos de la zona, lo que quiere decir que sus jinetes de caballería ligera (que practicaban el tiro con arco desde la niñez) podían perseguir rápidamente al enemigo, o escapar más fácilmente de la persecución. Estrabón también menciona su "facilidad para viajar rápido" (3,4.15). Todo esto no solo habría ayudado a la puntería del arquero a caballo cuando disparaba a matar al galope, sino que, algo igual de importante, suponía que el jinete no se cansaría sobre un caballo inquieto y agitado. El hecho de que los caballos partos fuera superiores a los demás y una pieza clave de la supremacía militar parta revela la posesión de una industria ecuestre muy organizada que producía animales de calidad superior además de usar métodos de entrenamiento punteros tanto para los caballos como para los jinetes.
Conclusión
En cierto modo, los partos han recibido una mala reputación. Por un lado, sus conquistadores, el Imperio sasánida, quiso destruir su legado material y cultural. Por el otro, la historia que recibimos de romanos y griegos es incompleta. Pero gracias a los descubrimientos arqueológicos y los nuevos conocimientos, el nivel de sofisticación cultural de Partia está empezando a descubrirse. Tal y como afirma Pourshariati,
En el arte, la arquitectura e incluso las tradiciones de gobierno, la contribución parta a la cultura irania posterior y a las tradiciones culturales de la región en conjunto se están entendiendo y estableciendo cada vez más. (24)