Paolo Uccello (1397-1475), cuyo verdadero nombre era Paolo di Dono, fue un pintor italiano considerado uno de los padres fundadores del arte florentino del Renacimiento. Uccello fue uno de los primeros artistas en intentar realizar algunos trucos de perspectiva en sus pinturas. Sus obras más famosas incluyen las pinturas de San Jorge y el dragón y La caza en el bosque, al igual que varios frescos, tales como El diluvio, el cual pintó en la Basílica de santa Maria Novella, en Florencia. El último encargo del artista, una serie de paneles conocidos como el Milagro de la Hostia profanada, contiene magníficos ejemplos del uso de la perspectiva en su obra.
Juventud y estilo
Paolo di Nono nació en Florencia en 1397. Primero se entrenó como orfebre y luego se unió al taller del famoso escultor y artífice que trabajaba los metales, Lorenzo Ghiberti (1378-1455). Ghiberti estaba ocupado en su primer juego de puertas de bronce para el baptisterio de Florencia y Uccello estudió como aprendiz del escultor entre 1407 y 1412. En algún momento, Uccello debió haber cambiado de material porque en 1415 se unió como pintor al Arte dei medici e speziali, esto es, al Gremio de los médicos y boticarios. A todas luces versátil, uno de sus primeros proyectos públicos lo realizó en 1425 cuando creó un mosaico para la fachada de la Basílica de san Marcos en Venecia. El artista se quedó unos cinco años en esa ciudad antes de regresar a Florencia.
El arte de Uccello se caracteriza por su amor al detalle, sus colores vibrantes, líneas gráciles y su experimentación con la perspectiva. La búsqueda de la perspectiva realística que se observa en la pintura de Uccello fue una de las primeras en el arte del Renacimiento, aunque no siempre trató de lograr la perspectiva más precisa y matemática de los artistas que le siguieron. Parece ser que Uccello estaba más interesado en usar la técnica de la perspectiva para lograr efectos fantasiosos y no para captar la realidad propiamente dicha; algunas veces, su falta de éxito en lo que concierne esta representación fue una fuente de crítica por parte de figuras tales como el primer e influyente historiador del arte Giorgio Vasari (1511-1574), quien escribió Le Vite de' più eccellenti architetti, pittori et scultori italiani, da Cimabue insino a' tempi nostri (en 1550, edición revisada en 1568). Vasari explica la razón por la que a Paolo di Dono le dieron su sempiterno apodo «Uccello» y es porque siempre pintaba la vida silvestre, especialmente aves, que en italiano son los uccelli en plural y uccello en singular. Vasari también expresó su opinión sobre Uccello, a quien consideraba estar a la par de los mejores artistas, pero se concentraba tanto en la perspectiva que olvidaba representar sus figuras adecuadamente; una falta que Vasari creyó se empeoraba a medida que el artista envejecía. Su amigo y colega florentino, el artista Donatello (c. 1386-1466) compartía esta misma opinión; al menos esto es lo que también supone Vasari.
A pesar de las críticas, Uccello fue reconocido como un innovador. Es significativo que aparezca en la tabla pintada en témpera que data de los últimos años del siglo XV y que hoy se encuentra en el Museo del Louvre en París, titulada Los fundadores de la escuela florentina. Esta obra se le atribuye a Masaccio [1401-1428] y muestra cinco retratos: Giotto (que nació sea en 1267 o 1277 y murió en 1337), Uccello, Donatello, Manetti (1423-1497) y Filippo Brunelleschi (1377-1446).
Obras principales
La Signoria di Firenze, o sea, la Señoría de Florencia, le encargó a Uccello que creara un fresco para la catedral de esa ciudad y el resultado fue un retrato ecuestre del condottiero (comandante mercenario) Sir John Hawkwood (c. 1320-1394) quien lideró las fuerzas florentinas contra las de la ciudad‑Estado de Lucca en una guerra que duró cuatro años, de 1429 a 1433. La obra, que fue terminada en 1436, era una imitación de una escultura ya existente de Hawkwood [a quien en italiano se le conocía como Giovanni Acuto]. El dibujo preparatorio para este fresco sobrevive y muestra que Uccello trabajó el plano en una cuadrícula precisa. Este es el primer ejemplo sobreviviente de un dibujo de esta índole, aun cuando se sabe que otros artistas utilizaron la técnica de la cuadrícula, en particular el famoso artista y arquitecto con quien se asocia la catedral de Florencia, Filippo Brunelleschi (probablemente fue él quien le enseñó la técnica a Uccello). El tamaño del fresco terminado es impresionante; mide 7,32 x 4,04 metros (24 ft x 13 ft 3 in) y utilizó la técnica del trampantojo para captar la estatua como si esta fuera tridimensional. El marco que tiene hoy fue añadido en el siglo XVI cuando el fresco fue trasferido a un lienzo. En la actualidad, la obra está a la vista en la pared norte de la nave de la catedral.
En 1442, habiendo establecido su reputación como un exitoso artista, Uccello se compró una casa en Florencia. Alrededor de 1445, Uccello terminó su pintura al fresco titulada El diluvio en el Chiostro Verde (Claustro verde) de la Basílica de santa Maria Novella en Florencia. Con el paso de los siglos, la obra se ha deteriorado mucho, pero continúa siendo un ejemplo impresionante de las habilidades que Uccello tenía para lograr un sentido de profundidad en sus escenas.
Alrededor de 1455 completó sus pinturas sobre la Batalla de san Romano, una serie de tres paneles que conmemoraban la batalla entre Florencia y Siena en 1432. Este fue un encargo de la poderosa familia Médici para decorar el interior de su palacio; desafortunadamente hoy día, los paneles se encuentras en tres lugares diferentes: la Galería Uffizi de Florencia, el Museo del Louvre en París y la National Gallery en Londres. Los vívidos paneles, que miden unos 1,8 x 3,2 metros (6 x 10.5 ft), parecen ser casi lo mismo que un tapiz y son un buen ejemplo de la manera en que el arte medieval tardío estaba desarrollándose en lo que con el tiempo se convertiría en el arte del Alto Renacimiento, que le dio mayor énfasis a los motivos clásicos, poses dinámicas y efectos de perspectiva. Como un ejemplo de esta última técnica, ver el panel dos y en particular, las cabezas de los caballos en escorzo situadas en el primer plano. El caballo que está pateando hacia atrás quizás sea un ejemplo menos exitoso de la perspectiva, pero ilustra que Uccello estaba dispuesto a experimentar y captar posturas inusuales en sus figuras, fueran humanas o no. Otro examen gratificante es ver el cuidado con que Uccello arregló las lanzas a través de las tres escenas para crear ángulos precisos en lo que en realidad debería ser un sujeto caracterizado por el caos de la batalla.
La Caccia notturna, cuyo título en español es La caza en el bosque, fue pintada alrededor de 1460, aunque tal vez pueda ser fechada en la siguiente década. Hoy día esta pintura está expuesta en el Museo Ashmolean en Oxford, Inglaterra. Esta es una pintura grande que mide muy por encima de un metro y medio de ancho, pero solo tiene 65 centímetros (25 in) de alto; produce el efecto de estar viendo la vista panorámica de una partida de caza. Es un triunfo de la perspectiva con los árboles puestos en filas de manera simétrica, los cuales desaparecen al fondo de la pintura. Las figuras humanas y de animales están dispuestas de modo que casi actúan como los adoquines de muchas otras pinturas del Renacimiento que guían el ojo del espectador al mismo centro de la pintura. Los cazadores, ojeadores y sabuesos convergen de cada lado de la pintura en líneas diagonales y su tamaño disminuye a medida que se adentran en la oscuridad del bosque, una técnica que da a la escena un sentido palpable de la caza mientras que persiguen a su presa.
La obra titulada San Jorge y el dragón fue terminada alrededor de 1470. Esta pintura tiene la figura usual de un san Jorge montado a caballo, atravesando al dragón con una lanza, mientras que una joven dama los mira desde el otro lado. Uccello añadió su visión personal a la escena al escorzar el cuello del dragón para darle un efecto de profundidad y al añadirle la sangre que le chorrea por la boca, lo que es un toque gráfico inusual. Además, esta es otra de las obras en la que Uccello muestra su amor por la perspectiva, aun si los cuadrados de hierba que se encuentran esparcidos por el suelo en la escena parecen algo artificiales y superfluos para un sujeto mitológico, especialmente uno hecho a tan pequeña escala. La tabla, que mide 74 x 54 centímetros (29 x 21 in), hoy día está conservada en la National Gallery de Londres.
Un estudio sobre la perspectiva
Alrededor de 1468, se creó una obra inusual: el Milagro de la Hostia profanada. Compuesta de seis paneles, hoy día se encuentra en la Galleria Nazionale delle Marche, en el Palacio ducal de Urbino; la obra estaba prevista para el retablo de la iglesia de Corpus Domini en Urbino. Los paneles cuentan la historia de una mujer que se robó una Hostia consagrada para saldar un préstamo que un prestamista judío le había hecho. Las autoridades se enteran de este sacrilegio y los arrestan a ambos. A la mujer, la cuelgan; al hombre, lo queman en la hoguera. Cada tabla mide 58 x 43 centímetros (23 x 17 in).
Los dos primeros paneles son dignos de atención por el uso de la perspectiva, que se nota en los ángulos de la habitación y en la representación del piso en blanco y negro que tiene la forma de un tablero de ajedrez, lo que crea las líneas que llevan a un punto céntrico o punto de fuga. El primer panel de este grupo fue usado por Leon Battista Alberti (1404-1472) en su discusión sobre la perspectiva que aparece en su influyente tratado De pictura (1435). En vez de ser una técnica para crear un espacio abstracto, este método ciertamente fue seguido para asegurarse de que los objetos en un espacio específico tuvieran las proporciones correctas en relación con los otros. En cualquier caso, es cierto que el punto de fuga de Uccello fue designado con mucho cuidado: justo en el centro de la pintura, que también es donde comienza la campana de la chimenea y está al nivel de los ojos de la mujer. El Milagro de la Hostia profanada fue el último encargo documentado que se le hizo a Uccello.
Uccello murió en 1475, aparentemente en un estado de soledad y pobreza difícil de tolerar después de que su trabajo ya no era admirado como un día lo fue. Afortunadamente, la posteridad ha sido más benévola con Uccello en comparación a las opiniones de críticos como Vasari y Donatello. Ahora es estimado como uno de los primeros campeones de la perspectiva y como una fuente de inspiración para artistas posteriores del Renacimiento, tales como Leonardo da Vinci (1452-1519) y Miguel Ángel (1475-1564).