Giovanni Bellini (c. 1430-1516) fue un artista italiano del Renacimiento quien es mejor conocido por su uso innovativo del color, su interés en la luz y realce en el manejo del pincel. En la actualidad, se reconoce que Giovanni es el miembro más innovativo e influyente de la familia de pintores Bellini y sus obras abarcan desde retratos hasta retablos. Sus obras maestras incluyen la de San Francesco nel deserto, una pintura maravillosamente detallada y naturalística; así como el retrato hiperrealístico del Doge Leonardo Loredan. Las obras de Bellini influyeron poderosamente sobre sus contemporáneos venecianos y esta influencia continuó manifestándose en las obras de sus discípulos; entre ellos está Tiziano (c. 1487-1576).
La familia Bellini
Giovanni nació alrededor de 1430; su padre se llamaba Jacopo Bellini (c. 1400-c. 1470), un artista veneciano reconocido públicamente. Su hermano mayor se llamaba Gentile Bellini (c. 1429-1507), quien también fue un artista célebre. Gentile tuvo gran éxito como pintor de cámara de Federico III de Habsburgo, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (quien reinó entre 1452-1493); y del sultán Mehmet II (algunas veces llamado Mohamed II), gobernante del Imperio otomano (reinó entre 1444-1446 y 1451-1481). Gentile también trabajó en varios encargos para los dux de Venecia, pero a pesar de haber tenido estos ilustres clientes, los críticos de las generaciones posteriores han considerado con mayor estima la contribución de Giovanni al arte occidental.
La familia de pintores Bellini trabajó estrechamente en el mismo taller, en Venecia. Se sabe que los dos hermanos colaboraron en algunas obras de su padre, por ejemplo, en el retablo Descenso de Cristo al Limbo, que hoy día se encuentra en el Museo civico di Padova (Padua). Aún más, Giovanni terminó una de las obras de su hermano Gentile, la pintura Predicación de san Marcos en Alejandría de Egipto; esta se encuentra hoy día en la Pinacoteca de Brera, en Milán. De hecho, atribuir acertadamente algunas obras a Giovanni es problemático, no solo por la gran cantidad de asistentes que trabajaron en el taller, sino también porque a través de los años el artista tuvo varios estilos. Para concluir, hay otra conexión artística de la familia con Andrea Mantegna (c. 1431-1506), quien se casó con Nicolosia, la hermana de Giovanni. El cuñado del artista fue famoso por su uso innovativo de la perspectiva en sus pinturas y frescos.
Obras de juventud
Aunque Giovanni utilizó algunas de las ideas que encontró en los cuadernos de dibujo de su padre, con el tiempo se apartó dramáticamente del estilo paterno; al comparar las pocas obras que todavía existen, se puede notar que el estilo del padre es más bien austero. Como otros artistas del Renacimiento, Bellini se interesó mucho en darle a sus pinturas un sentido de profundidad y de perspectiva. Esto puede verse en obras tales como la Crucifixión, que fue hecha a mediados de la década de 1450; y la Agonía en el huerto de Getsemaní, una pieza hecha alrededor de 1465 en témpera sobre tabla, que se encuentra en la National Gallery de Londres. En la primera de estas dos pinturas, Bellini parece estar más preocupado por representar un fondo panorámico realístico que las figuras principales en el primer plano. Hay una profundidad real creada por la calzada serpenteante y aparentemente interminable que acaba desapareciendo en las colinas distantes. Otro detalle extraordinario es el revoloteo vagamente definido de los querubines sobre la cruz. La tonalidad de los colores y las figuras alargadas son típicos de las primeras obras de Bellini y nos recuerdan el estilo del padre. Otro ejemplo en el que el joven artista utilizó colores sombríos para escenas de dolor es Pietà (el Cristo muerto sostenido por la Virgen y san Juan), que pintó a mediados de la década de 1460 y que hoy día se encuentra en la Pinacoteca de Brera, en Milán.
Hacia el color
A mitad de su carrera parece que Giovanni cambió su atención hacia la técnica del colore (también conocida como colorito), esto es, el uso de la yuxtaposición de colores contrastantes para definir una composición. Puede ser que esto refleje la influencia del celebrado pintor al óleo Antonello da Messina (c. 1430-1479), después de su estadía en Venecia entre 1475 y 1476. El mismo Messina estuvo en contacto con los métodos de la pintura al óleo utilizados por los pintores flamencos quienes fueron pioneros del realismo en arte de la pintura. El retrato del Doge Leonardo Loredan (hoy en la National Gallery de Londres), pintado alrededor de 1500, es un buen ejemplo de la manera en que Bellini puso esta técnica en práctica. El retrato es tan hiperrealístico que curiosamente parece ser una versión bidimensional a color de un busto esculpido. Los detalles más finos de esta pintura pueden reflejar la influencia del pintor alemán Alberto Durero (1471-1528), quien era muy admirado por Bellini por la precisión con que manejaba el pincel. Otro desarrollo en la obra de Bellini fue que utilizó un material mucho más versátil, la pintura al óleo, en vez de la témpera, que fue la que estuvo utilizando exclusivamente en los primeros años de su carrera. Las pinturas al óleo permitían conseguir colores más brillantes y ricos, pintar por capas y trabajar con mayor fluidez.
Una pintura en que utiliza la fuente de luz para añadir color a la escena y para hacer que se distingan los elementos del fondo en gran detalle es San Francisco en éxtasis (también conocida como San Francisco en el desierto), que fue terminada en 1480; hoy esta se encuentra en la Frick Collection, en Nueva York. Decididamente, la luz parece bañar al santo y al púlpito que está detrás de él. Otro detalle interesante es el número de objetos y de animales que Bellini pintó para simbolizar episodios de la vida de san Francisco de Asís o para indicar la pobreza y la humildad, los principios fundamentales con que viven los miembros de la Orden franciscana. Al verlo en nuestros días, la figura de san Francisco parecería secundaria ante el paisaje del fondo con sus peñascos grises amenazadores y el pueblo fortificado que se vislumbra a la distancia. Como lo notó el historiador del arte y antiguo director de la National Gallery de Londres Philip Hendy [1900-1980], Bellini «se convirtió en uno de los más importantes paisajistas. Su estudio de la luz al aire libre fue tal que se puede deducir no solo la estación del año representada, sino también casi la hora del día.» Es más bien curioso que un pintor que vivió en Venecia, una ciudad empapada de agua, pudiera desarrollar esa pasión por los paisajes del campo.
Cuando Bellini cambió su estilo, también cambió el enfoque de su temática: de escenas devocionales religiosas pasó a escenas mitológicas mucho más naturalísticas en la última parte de su carrera. Ver, por ejemplo, su brillante y lúdica pintura El festín de los dioses, que hoy día se encuentra en la Galería Nacional de Arte, en Washington D.C. Otro desarrollo tardío en la obra de Bellini fue la adopción de una manera más erótica de representar las figuras femeninas, hecha de acuerdo a la tendencia general del arte del Renacimiento en los primeros años del siglo XVI. Durante su carrera Bellini recibió encargos de figuras importantes y de alto poder adquisitivo, pero estas no eran exactamente los encumbrados y poderosos mecenas del Renacimiento, tales como el pontífice para Miguel Ángel (1475-1564) y Cosme I de Médici, duque de Florencia (quien gobernó entre 1537 y 1569) para Benvenuto Cellini (1500-1571). No era fácil persuadir a tales personalidades que tenían un carácter tan fuerte para que aceptaran innovaciones y en esto quizás, Bellini tuvo una ventaja sobre otros artistas importantes.
Retablos
Entre la década de 1470 hasta el año 1513, Bellini produjo cinco retablos de gran envergadura. Estos fueron hechos para las iglesias de Pésaro, dei Frari, san Giobbe, san Zacarías y de san Juan Crisóstomo en Venecia. Los paneles centrales de estos retablos tienen el tema de la Sacra conversazione, esto es, la representación de la Virgen con el Niño rodeados de santos y bienquerientes. Estos paneles son piezas monumentales de varios metros de altura; los retablos fueron enmarcados con marcos muy elaborados imitando así los desarrollos arquitectónicos contemporáneos y eran mucho más grandes y llamativos que aquellos producidos en otros lugares, por ejemplo, en los Países Bajos. En un guiño a la historia bizantina de Venecia, algunos de estos retablos incluyen efectos de mosaicos de oro e interiores abovedados que aparecen pintados en la arquitectura del fondo.
Con frecuencia se considera que la pieza de la iglesia de san Zacarías es la mejor de este grupo de retablos; fue terminada alrededor de 1505 y curiosamente es piadosa y serena. Este estado de ánimo, visto mejor en los cinco metros (16 ft 4 in) de alto del panel central, se logró gracias a la arquitectura simétrica pintada al fondo, que curiosamente se abre a los lados hacia un paisaje de árboles y así, no pretende extender simplemente las paredes de la iglesia. En comparación a lo que se solía hacer tradicionalmente, un efecto calmante más explícito viene del número reducido de figuras, así como de la disposición y actitud de estas figuras; todas ellas están mirando hacia abajo. También hay truquillos de perspectiva que parecen darle a las figuras más espacio para existir. Estas técnicas incluyen columnas colocadas detrás de columnas, el piso en forma de tablero de ajedrez y el techo abovedado. A pesar de la serenidad de la escena, Bellini no descuidó su amor por el color, como puede verse en los vibrantes ropajes de color azul, rojo, amarillo y verde.
La sala del Gran Consejo de Venecia
A pesar de sus éxitos, durante su vida Giovanni estuvo algo eclipsado por su hermano, principalmente porque era mayor que él. Un ejemplo de esto es el encargo que se le hizo a Gentile para que completara un gran ciclo de pinturas históricas para la Sala del Gran Consejo en el Palacio ducal de Venecia. Sin embargo, en 1479 Gentile fue enviado a Constantinopla en misión diplomática y Giovanni naturalmente fue elegido para continuar el trabajo. Esto lo hizo, aunque quizás añadiera a la colección otras siete pinturas completamente nuevas. Los críticos de aquella época consideraron estos nuevos lienzos como los mejores entre las obras del artista, pero desafortunadamente para la posteridad, un siglo después, en 1577, un incendio devastó el edificio y con esto todas las obras de arte fueron destruidas.
Legado
Como toda su vida fue un pintor prolífico, Bellini continuó trabajando hasta bien entado en sus 80 años de edad. Obras maestras posteriores incluyen La embriaguez de Noé y Mujer joven en su tocador (1515). Como lo declaró el famoso pintor alemán Alberto Durero en 1506: «Bellini era muy viejo, pero seguía siendo el mejor en pintura» (Hale, pág. 47). Bellini murió en Venecia en 1516 y fue enterrado en esa misma ciudad al lado de su hermano en la Basílica di Santi Giovanni e Paolo [conocida como san Zanipolo].
Giovanni Bellini fue influyente en el arte del Renacimiento no solo gracias al efecto de sus propias obras sobre sus contemporáneos, sino también a través de tres de sus aprendices famosos: Palma Vecchio (c. 1480-1528), Giorgione (c. 1478-1510) y Tiziano. En resumen, las obras de Bellini, su taller, y sus discípulos aseguraron en conjunto que en vez del dominio anterior de la línea y de la forma en la composición, el color y el manejo del pincel tuvieran desde entonces precedencia en el arte del Renacimiento. Tal como lo expresa claramente el Thames & Hudson Dictionary of Italian Renaissance: «Bellini cambió el curso de la pintura veneciana y sentó las bases para una revolución en la historia del arte europeo…» (pág. 46).