Filósofos presocráticos

Definición

Joshua J. Mark
por , traducido por Diego Villa Caballero
Publicado el 15 octubre 2020
Disponible en otros idiomas: inglés, albanés, neerlandés, francés
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Marble Head of a Philosopher (by Metropolitan Museum of Art, Copyright)
Cabeza de mármol de un filósofo
Metropolitan Museum of Art (Copyright)

Los filósofos presocráticos se definen como los pensadores griegos que desarrollaron escuelas de pensamiento independientes y originales desde la época de Tales de Mileto (en torno a 585 a.C.) hasta la de Sócrates de Atenas (470/469-399 a.C.). Se los conoce como presocráticos porque son anteriores a Sócrates.

Tales de Mileto inició el movimiento intelectual que produjo las obras que ahora se conocen como la filosofía griega antigua y en las cuales se indagaba sobre la primera causa de la existencia, es decir la materia de la que provino todo lo demás, y que también era el factor causante de su propio devenir. Llegó a la conclusión de que el agua era la primera causa porque podía asumir diferentes formas (vapor cuando se calentaba, hielo cuando se congelaba) y parecía formar parte de todos los seres vivos.

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Esta conclusión fue rechazada por filósofos posteriores, comenzando con Anaximandro (en torno a 610 - en torno a 546 a.C.), quien argumentó que la primera causa estaba más allá de la materia y era, de hecho, una fuerza cósmica de energía creativa que constantemente creaba, destruía y rehacía el mundo observable. Todos los filósofos que siguieron a estos dos establecieron sus propias escuelas de pensamiento con sus propios conceptos de una primera causa, construyendo constantemente sobre los logros de sus predecesores hasta que la filosofía encontró su plena expresión y profundidad en las obras de Platón (428/427-348/347 a.C.), quien atribuyó sus propias ideas a la figura de Sócrates.


LA MAYORÍA DE LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS CRÍTICARON LAS OBRAS ANTERIORES DE OTROS FILÓSOFOS AÚN CUANDO LAS UTILIZARON PARA DESARROLLAR SUS PROPIOS CONCEPTOS.

La filosofía de los filósofos presocráticos no es de ningún modo uniforme. No había dos hombres que apoyaran exactamente las mismas ideas (excepto Parménides y Zenón de Elea), y la mayoría criticaba los trabajos anteriores de los otros aún cuando los usaron para desarrollar sus propios conceptos. Platón, en ultima instancia, es crítico con casi todos ellos, pero su obra se desprende de esas escuelas de pensamiento las cuales aportaron información e influyeron en la suya, en particular la visión filosófico-religiosa de Pitágoras.

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Las obras de Platón y su alumno Aristóteles (384-322 a.C.) acabarían conformando las tres grandes religiones monoteístas de la actualidad: el judaísmo, el cristianismo y el islam (así como la civilización occidental en general) y de igual manera estas no habrían sido posibles si no fuera por los filósofos presocráticos.

Los presocráticos y sus contribuciones

Hay más de 90 filósofos presocráticos, todos los cuales contribuyeron con algo al conocimiento universal, pero el académico Forrest E. Baird ha reducido ese número a 15 pensadores principales, una cifra más manejable, cuyas contribuciones influyeron directa o indirectamente en la cultura griega y en las obras posteriores de Platón y Aristóteles:

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  • Tales de Mileto – en torno a 585 a.C.
  • Anaximandro – en torno a 610 - en torno a 546 a.C.
  • Anaxímenes – en torno a 546 a.C.
  • Pitágoras – en torno a 571 - en torno a 497 a.C.
  • Jenófanes de Colofón – en torno a 570 - en torno a 478 a.C.
  • Heráclito de Éfeso – en torno a 500 a.C.
  • Parménides – en torno a 485 a.C.
  • Zenón de Elea – en torno a 465 a.C.
  • Empédocles – en torno a 484-424 a.C.
  • Anaxágoras – en torno a 500 - en torno a 428 a.C.
  • Demócrito – en torno a 460 - en torno a 370 a.C.
  • Leucipo – en torno al siglo V a.C.
  • Protágoras – en torno a 485-415 a.C.
  • Gorgias – en torno a 427 a.C.
  • Critias – en torno a 460-403 a.C.

Tales: según Aristóteles, Tales fue el primero en preguntar: "¿cuál es la materia básica del universo?" (Baird, 8); es decir ¿cuál fue la primera causa de la existencia, de qué elemento o fuerza procedió todo lo demás? Tales afirmó que era el agua porque cualquiera que fuera la primera causa, debe ser parte de todo lo que vino después. Cuando el agua se calentaba se convertía en aire (vapor), cuando se enfriaba se solidificaba (hielo), añadida a la tierra se convertía en lodo, una vez seca volvía a solidificarse, bajo presión podía mover rocas, mientras que en reposo, proporcionaba un hábitat para otros seres vivos y era esencial para la vida humana. Por lo tanto, a Tales le pareció claro que el elemento subyacente de la creación tenía que ser el agua.

Anaximandro: no obstante, Anaximandro no tenía esa idea tan clara, así que amplió la definición de la primera causa con su concepto superior del apeiron ("lo ilimitado, lo desmesurado, lo infinito o lo indefinido" (Baird, 10)) que era una fuerza creativa eterna que traía las cosas a la existencia de acuerdo con un patrón natural establecido, destruyéndolas y recreándolas con nuevas formas. Ningún elemento natural podría ser la primera causa, afirmó, porque todos los elementos naturales deben haberse originado a partir de una fuente anterior. Una vez creadas, afirmó, las criaturas evolucionaban para adaptarse a su entorno, por lo que sugirió por primera vez la teoría de la evolución más de 2.000 años antes que Darwin.

Anaximander of Miletus
Anaximandro de Mileto
Unknown Artist (Public Domain)

Anaxímenes: Anaxímenes, considerado alumno de Anaximandro, afirmó que el aire era la primera causa. Baird comenta al respecto:

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Anaxímenes propuso el aire como el principio básico del mundo. Si bien al principio su tesis puede parecer un paso atrás de lo más completo (como lo ilimitado de Anaximandro) a lo particular y menos completo (como el agua de Tales), Anaxímenes agregó un punto importante. Explicó un proceso por el cual el uno subyacente (el aire) se convierte en los muchos observables: por rarefacción, el aire se convierte en fuego y, por condensación, el aire se convierte sucesivamente en viento, agua y tierra. Las diferencias cualitativas observables (fuego, viento, agua, tierra) son el resultado de cambios cuantitativos, es decir, de cuán densamente cargado está el principio básico. Esta opinión la sostienen todavía los científicos. (12)

La definición de "aire" de Anaxímenes y sus mutaciones sugería una primera causa que definía la vida como un estado constante de flujo, de cambio. A medida que el aire se rarificaba o se condensaba, cambiaba de forma; por lo tanto, el cambio era un elemento importante de la primera causa.

los conceptos de Pitágoras, incluido su famoso teorema, se desarrollaron a partir de ideas egipcias, las cuales reformuló para hacerlas propias.

Pitágoras: este concepto fue desarrollado aún más por Pitágoras, quien afirmó que el número (las matemáticas) era el principio subyacente de la verdad. De la misma manera que el número no tiene un principio ni un fin, tampoco lo tiene la creación. El concepto de transformación es central en la visión pitagórica; Pitágoras afirmó que el alma humana es inmortal, que pasa por muchas encarnaciones diferentes, vida tras vida, y en esa medida adquiere nuevos conocimientos del mundo al experimentar diferentes formas. Los conceptos de Pitágoras, incluido su famoso teorema, se desarrollaron definitivamente a partir de ideas egipcias, las cuales reformuló para hacerlas propias. No escribió nada y sus enseñanzas solo fueron puestas por escrito por Filolao (en torno a 470-en torno a 385 a.C.) de cuyas obras existen solo fragmentos (al igual que ocurre con otros autores), por lo que gran parte de su pensamiento se ha perdido. Sin embargo, según lo que se sabe, está claro que su concepto de la transmigración de almas (reencarnación) influyó mucho en la creencia de Platón con respecto a la inmortalidad.

Jenófanes: el concepto de un alma eterna sugería la existencia de alguna fuerza gobernante que la creó y a la cual esa alma regresaría algún día después de la muerte. Pitágoras incluyó este concepto en sus enseñanzas las cuales se enfocaban en la salvación personal a través de la disciplina espiritual pero no define qué es esa fuerza. Jenófanes más tarde llenaría este espacio en blanco con su concepto de un solo Dios. Él escribe:

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Hay un dios, entre los dioses y los hombres, que es el más grande, y que no se parece en nada a los mortales en cuerpo ni en mente. Ve como un todo, piensa como un todo y oye como un todo. Pero sin esfuerzo, pone todo en movimiento por el pensamiento de su mente. (DK 23-25, Freeman, 23)

Jenófanes negó la validez de los dioses antropomórficos de Grecia al defender que una sola entidad espiritual había creado todas las cosas y las había puesto en movimiento. Una vez en movimiento, los seres humanos seguían su trayecto hasta la muerte, momento en el cual, parece sugerir, sus almas se reencuentran con la fuerza creativa. El monoteísmo de Jenófanes no se encontró con ningún antagonismo por parte de las autoridades religiosas de su tiempo porque expresó sus afirmaciones como poesía y aludió a un solo dios entre otros, que podía haber sido interpretado como Zeus.

Heráclito: su contemporáneo más joven, Heráclito, que rechazó este punto de vista y reemplazó "Dios" con "cambio", es más conocido por la frase Panta Rhei ("todo cambia" o "la vida es flujo") y el dicho de "nadie puede bañarse dos veces en el mismo río" en alusión a que todo está siempre en movimiento y el agua del río cambia momento a momento, al igual que lo hace la vida. Para Heráclito, la existencia nació y se mantenía a través de un choque de opuestos que fomentaba continuamente la transformación (día y noche, las estaciones, etc.), de modo que todo estaba siempre en continuo movimiento y en un estado de perpetuo cambio. La lucha y la guerra, para Heráclito, eran aspectos necesarios de la vida en el sentido de que encarnaban el concepto de cambio transformador. Resistirse a este cambio significaba resistirse a la vida; aceptar el cambio fomentaba una vida pacífica y sin problemas.

Heraclitus of Ephesus
Retrato de Heráclito de Éfeso
Wellcome Images (CC BY)

Parménides: Parménides rechazó esta visión de la vida como cambio en su escuela de pensamiento eleática que enseñaba el monismo; la creencia de que toda la realidad observable es una sola sustancia, no creada e indestructible. El cambio es una ilusión; cambian las apariencias, pero no la esencia de la realidad que es compartida por todos los seres humanos. Lo que uno experimenta y teme como "cambio" es ilusorio porque todos los seres vivos comparten la misma esencia sustancial. No se puede confiar en los sentidos para interpretar una realidad que sugiere cambios, dijo, porque los sentidos no son fiables. En cambio, hay que reconocer que "hay un camino que es y un camino que no es" (una forma de hecho y una forma de opinión) y reconocer la unidad esencial de una existencia material que no hace diferencias: los humanos crecen, se desarrollan y mueren tal como lo hacen los animales y las plantas. Lo que las personas ven como "diferencias" entre ellas y los demás son solo detalles menores. Sus conceptos fueron aclarados por Meliso de Samos (en torno al siglo V a.C.), a quien a veces se hace referencia como el "tercer eleático" después de Parménides y Zenón.

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Zenón de Elea: el pensamiento de Parménides fue defendido y definido por su discípulo Zenón de Elea quien creó una serie de paradojas lógicas demostrando que la pluralidad era una ilusión de los sentidos y que la realidad era uniforme. En realidad, no existe tal cosa como el cambio, indicó Zenón, solo la ilusión de cambio. Lo demostró a través de 40 paradojas de las cuales solo un puñado ha sobrevivido. La más famosa de estas se conoce como "el circuito de carreras", que estipula que entre el punto A y el punto Z de un recorrido, primero se debe correr hasta la mitad. Entre el punto A y esa marca intermedia hay otra marca intermedia y entre el punto A y esa otra marca intermedia hay otra y luego otra. Nunca se puede llegar al punto Z porque, lógicamente, no se puede llegar a ese punto sin llegar primero a la mitad del camino que no se puede alcanzar debido a las muchas "medias marcas" que lo preceden. El movimiento entonces es una ilusión, y por lo tanto, también lo es el cambio porque para que algo cambie, se tendría que alterar la naturaleza de la realidad – se tendrían que eliminar todos los "puntos intermedios" – y esto es un absurdo lógico. A través de esta paradoja, y de muchas otras, Zenón probó matemáticamente, que las afirmaciones de Parménides eran ciertas.

Zeno of Elea
Zenón de Elea muestra las puertas de la Verdad y de la Falsedad. Fresco en el Escorial
Carducci / Tibaldi (Public Domain)

Empédocles: Empédocles rechazó por completo la afirmación de que el cambio era una ilusión y creía que la pluralidad era la naturaleza esencial de la existencia. Todas las cosas se diferenciaban en su propia y única manera, y mediante el encuentro de los opuestos, se liberaban las energías creativas que llevaban a la transformación. Baird escribe al respecto:

Empédocles buscó reconciliar la insistencia de Heráclito en la realidad como cambio con la afirmación eleática de que la generación y la destrucción son inconcebibles. Volviendo a la creencia tradicional de los griegos en los cuatro elementos, encontró un lugar para el agua de Tales, el aire de Anaxímenes y el fuego de Heráclito, y añadió la tierra como el cuarto. Además de estos cuatro elementos, que Aristóteles llamaría más tarde "causas materiales", Empédocles postuló dos "causas eficientes": la lucha y el amor. (31-32)

La lucha, para Empédocles, diferenciaba las cosas del mundo y las definía; el amor las acercaba y las unía. De esta manera, las fuerzas opuestas de lucha y amor, trabajaban juntas para conseguir una unidad de diseño y totalidad que, según creía Empédocles, era lo que la escuela eleática de Parménides intentaba decir, pero sin llegar a lograrlo.

Anaxágoras: Anaxágoras tomó esta idea de los opuestos y la definición para desarrollar su concepto de iguales, diferentes y el de "semillas". Nada puede venir de lo que no es y todo debe venir de algo; este "algo" son partículas o "semillas" que constituyen la naturaleza de esa cosa en particular. El cabello, por ejemplo, no puede crecer de la piedra, sino solo a partir de las partículas que favorecen el crecimiento del cabello. Todas las cosas procedían de causas naturales, dijo, incluso si esas causas no son claras para la gente. Refutó públicamente el concepto de los dioses griegos y rechazó las explicaciones religiosas, atribuyendo los fenómenos a causas naturales, y es el primer filósofo en ser condenado por un organismo legal (la corte de Atenas) por sus creencias. El estadista Pericles (en torno a 495-429 a.C.) lo salvó de la ejecución y vivió el resto de su vida en el exilio en Lámpsaco. Fue el maestro de Arquelao (en torno al siglo V a.C.), considerado el último de los filósofos presocráticos, ya que se dice que él enseñó a Sócrates.

Democritus & Protagoras
Demócrito y Protágoras
Hermitage Museum (Public Domain)

Leucipo y Demócrito: la teoría de la "semilla" de Anaxágoras influiría en el desarrollo del concepto de átomo por parte de Leucipo y su alumno Demócrito, quienes afirmaron que todo el universo está formado por "indivisibles" conocidos como atamos. Los átomos se unen de cierta manera para formar el mundo observable, tomando la forma de una silla, la de un árbol o la de un ser humano, pero los átomos en sí mismos están hechos de una sustancia inmutable e indestructible; cuando se destruye una forma que han tomado, simplemente asumen otra. La teoría del universo atómico alentó la filosofía de Leucipo de la supremacía del destino sobre el libre albedrío.

Leucipo es mejor conocido por una frase que se le puede atribuir con autoridad: "Nada ocurre por el azar; sino por la razón y la necesidad" (Baird, 39). Dado que el universo está compuesto de átomos, y los átomos son indestructibles y cambian de forma continuamente, y los seres humanos son parte de este proceso, la vida de un individuo está impulsada por fuerzas ajenas a su control; uno no puede detener el proceso de cambio de forma que tienen los átomos. Por lo tanto, el destino de cada uno estaba predeterminado y el libre albedrío era algo ilusorio. Aquello que uno podría cambiar a través de su voluntad de ninguna manera podría llegar a impedir nuestra inevitable disolución.

Los sofistas, Sócrates y Platón

A medida que se desarrolló el pensamiento intelectual griego, se originó la profesión de los sofistas, maestros de la retórica que enseñaban a los hijos de las clases altas las filosofías de los presocráticos, y a través de sus conceptos, el arte de la persuasión y cómo ganar cualquier discusión. La antigua Grecia (especialmente Atenas) era muy litigiosa y las demandas eran algo cotidiano; saber cómo influir en el jurado a favor de uno se consideraba una habilidad tan valiosa en aquel momento como lo es hoy y por lo tanto los sofistas estaban muy bien pagados.

Hubo muchos sofistas famosos, como Trasímaco (en torno a 459 - en torno a 400 a.C.), más conocido como el antagonista de Sócrates en el libro I de La República de Platón, e Hipias de Élide (siglo V a.C.), otro contemporáneo de Sócrates y uno de los sofistas mejor pagados de la época. Los tres más famosos, sin embargo, son Protágoras, Gorgias y Critias, cuyos argumentos centrales serían desarrollados más tarde por otros filósofos occidentales para apoyar las afirmaciones del relativismo, el escepticismo y el ateísmo.

Portrait of a Sophist
Retrato de un sofista
Carole Raddato (CC BY-NC-SA)

Protágoras: Protágoras de Abdera es mejor conocido por la afirmación "el hombre es la medida de todas las cosas", lo que significa que todo es relativo a la interpretación individual. A una persona acostumbrada a los climas cálidos, el estar en una habitación le resultará frío, mientras que a otra acostumbrada a los climas fríos, le resultará cálido; ninguno, según Protágoras, está objetivamente en "lo correcto" u objetivamente en "lo incorrecto", si no que ambos están en lo correcto según sus experiencias e interpretaciones. Protágoras nunca negó la existencia de los dioses, pero afirmó que ningún ser humano podía decir nada definitivo sobre ellos porque sencillamente no había manera de lograr tal conocimiento. Dijo que la existencia de los dioses así como cualquiera que fuera su voluntad, como todo lo demás en la vida, dependía de la decisión de cada individuo y, decidieran lo que decidieran, esa era la verdad para ellos.

Gorgias: Gorgias afirmó que no existe el "conocimiento" y que lo que pasaba por "conocimiento" era solo una opinión. El conocimiento real era incomprensible e incomunicable. Gorgias explicó su afirmación en detalle para mostrar que lo que la gente llamaba el ser no podía existir realmente porque cualquier cosa que "es" debe tener un comienzo y lo que la gente llamaba "ser" no tenía una primera causa conocida, solo estaban las opiniones de las personas sobre lo que podría ser una primera causa, y por lo tanto el ser no podría existir lógicamente. Lo que la gente percibía como “realidad” no era ni el ser ni el no-ser sino simplemente lo que es, pero lo que constituye exactamente "lo que es" era incognoscible y, si alguien lo supiera, no podría comunicárselo a los otros ya que estos no serían capaces de entenderlo.

Critias: Critias estaba emparentado con Platón (era primo de su madre) y fue uno de los primeros seguidores de Sócrates, también fue uno de los treinta tiranos que derrocaron la democracia ateniense, y se cree que el hecho de haber sido alumno de Sócrates jugó en contra de este en su juicio por impiedad en el 399 a.C. Critias es mejor conocido por su argumento de que la religión fue creada por hombres fuertes e inteligentes para controlar a los demás. En un largo poema, describe una época de anarquía en la que los hombres razonables intentaron imponer el orden pero no pudieron. Así que decidieron crear una ficción en la que existieran entidades sobrenaturales que pudieran ver dentro de los corazones de los hombres y juzgarlos, enviando castigos incalculables a quienes desafiaban el orden. Posteriormente, esta ficción se ritualizó como religión pero en realidad, los dioses no existían, ni el más allá, y los rituales religiosos tampoco tenían significado.

Platón abordaría las afirmaciones de la mayoría de los presocráticos, en su totalidad o parcialmente, a lo largo de sus obras. El pensamiento de Pitágoras, especialmente, tuvo un impacto significativo en el desarrollo de la teoría de Platón sobre la inmortalidad del alma, el más allá y la memoria como recuerdos de una vida pasada. El relativismo de Protágoras, la antítesis del idealismo de Platón, inspiró y animó muchos de sus diálogos. Se podría argumentar, de hecho, que todo el trabajo de Platón es una refutación directa a Protágoras, pero los conceptos de todos los presocráticos nutren el trabajo de Platón en diversos grados y al hacerlo contribuyeron con la base subyacente para el desarrollo de la filosofía occidental.

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Sobre el traductor

Diego Villa Caballero
Profesional en lenguas con estudios literarios. Profesor de castellano, escritor, traductor y entusiasta de la historia. Áreas de interés: literatura, artefactos antiguos, la historia de las religiones, la astrología, la arquitectura, la historia militar y del arte.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2020, octubre 15). Filósofos presocráticos [Pre-Socratic Philosophers]. (D. V. Caballero, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-19219/filosofos-presocraticos/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Filósofos presocráticos." Traducido por Diego Villa Caballero. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 15, 2020. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-19219/filosofos-presocraticos/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Filósofos presocráticos." Traducido por Diego Villa Caballero. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 15 oct 2020. Web. 20 nov 2024.

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