El arte escita es célebre por su "arte animal". Los escitas florecieron entre los siglos VII y III a.C. en las estepas de Asia Central y eran conocidos por su orfebrería en oro con reminiscencias celtas. Además de eso, los recientes descubrimientos de los kurganes revelan una alta sofisticación cultural reflejada tanto en su arte como en su vestimenta.
Decoración
La decoración escita reflejaba su estilo de vida nómada, con lo que la mayor parte se fabricaba en estilo de placas o apliques. Con un perfil plano consistente en oro macizo, madera dorada, recortes de cuero y apliques de fieltro, estos elementos se podían unir o coser a los apeos de los caballos, o quizá colgarse de las paredes de los carromatos. En los túmulos funerarios descubiertos en Bashadar y Pazyryk, en el macizo de Altái en Mongolia, se encontraron muchos ejemplos de decoraciones para caballos hechas de fieltro, cuero y madera que datan de finales del siglo VI hasta principios del siglo III a.C. De una silla colgaban cuatro recortes de cuero desmontables de peces retorcidos con toques dorados, cada uno de 58 cm (22 pulgadas) de largo. algunas cubiertas de silla de fieltro estaban ricamente decoradas a la manera de un edredón de cuadros o triángulos en colores contrastantes, y una estaba decorada con rosetas de cuero con puntos dorados en el medio, mientras que las demás estaban decoradas con águilas de cuero. Una silla tenía una decoración inusual con un aplique de fieltro de un grifo multicolor, y otra estaba cubierta con medallones de fieltro, cada uno de 20 cm (8 pulgadas) de ancho con una espiral de seis cabezas de águila estilizadas. Los escitas colocaban segmentos pequeños de placas de madera dorada de águilas fantásticas y cabezas de carneros en las bridas de los caballos y también colocaban placas doradas de águilas y palmas en las correas del pecho.
Los adornos de oro macizo también eran populares. Aunque muchas de las piezas de oro encontradas en las tumbas escitas eran para uso personal, y los miles de piezas diminutas de panteras y jabalíes de oro que cubrían a las personas enterradas sugieren que tenían atributos de talismán, la construcción de otras piezas de oro revela su propósito como decoración. Algunos recipientes que decoraban su entorno tienen un bonito acanalado horizontal, mientras que otros muestran escenas increíblemente detalladas en relieve de momentos de caza o de guerra. Otras placas finas muestran escenas de presa/depredador. Aunque algunas de las piezas en forma de placa son lo suficientemente pequeñas como para llevarlas puestas, el tamaño, la forma y el peso de otras indican que lo más probable es que se colgaran a modo de decoración.
Los escitas tenían tapices y alfombras de fieltro de patrones exquisitos, como los tapices que aislaban las paredes de los castillos medievales. Es probable que los escitas, por motivos prácticos, también aislaran las paredes de sus carros y hogares con decoraciones de fieltro y puede que los decoraran aún más con placas de oro. Las placas pequeñas, que iban de 2,5 a 5 centímetros (1-2 pulgadas) se distribuían uniformemente por el perímetro y puede que se cosieran en las prendas. otras placas de entre 15-40 centímetros (6-16 pulgadas) de largura se habrían usado para decorar superficies más grandes.
Tocados
Los escitas eran célebres por sus singulares tocados que lucían con orgullo. Desde una base funcional, como era proteger la cabeza de la evaporación del calor, los escitas elevaron sus tocados literalmente hasta nuevas cotas de la moda. Heródoto describe sus "altos gorros" como "erectos, rígidos y acabados en punta" (7.64). Su observación se confirma en el relieve de Apadana en Persépolis de una delegación escita armada que lleva gorros puntiagudos. En ocasiones, los escitas llegaban a exagerar sus tocados aún más. El conocido "Hombre de oro" del enterramiento de Issyk, en las inmediaciones del lago Issyk, llevaba un gorro rojo puntiagudo de 65 cm (25 pulgadas) de alto. Rematado con cuatro lanzas verticales en miniatura, la base estaba adornada con animales fabulosos de oro, leopardos de las nieves, cabras salvajes, tigres alados y aves.
Más al norte, un tocado del kurgán de Pazyryk-2 perteneciente a un jefe sostenía un águila mítica muy elaborada de 34 cm (14 pulgadas) de alto con una cabeza de ciervo en el pico. El tocado femenino de 40 cm (16 pulgadas) de alto en el Montículo 5 habría atraído una atención similar. Otros tocados femeninos encontrados en otros lugares del macizo de Altái, que las mujeres escitas llevaban sobre la cabeza tonsurada y con un moño alto que sobresalía por encima, solían estar rematados con siluetas de ciervos, decorados con figuras de aves, con varillas para mantener la forma y horquillas doradas de ciervos. Un adorno tan exagerado habría llamado mucho la atención sobre el portador.
Y al igual que los escitas embellecían su entorno con adornos dorados y llevaban elaborados tocados, sus caballos también llevaban las mismas decoraciones. En Pazyryk había un caballo con una estilizada cornamenta de ciervo hecha de cuero grueso y borlas de pelo rojo. Otro tocado para un caballo, de 50 cm (20 pulgadas) de alto, consistía en una gorra rematada con la cabeza de un carnero y con un pájaro en mitad del vuelo puesto entre los cuernos, y otro distinto tenía una cabeza de águila con un cuerno que sobresalía de la parte superior del pico.
Apariencia personal
Al igual que los gorros cotidianos usados de manera práctica, muchas imágenes de la vestimenta escita muestran el uso práctico de las túnicas de manga larga, los pantalones y las botas. Al igual que los pantalones iban metidos por dentro de las botas y atados al tobillo para protegerse del frío, la largura de las chaquetas se aproxima a las rodillas y van atadas con un cinturón. La muy conocida placa del túmulo de Kul'Oba del mar Negro que representa a unos arqueros espalda contra espalda muestra túnicas con remates al estilo de cuerdas y pantalones decorados con estrellas. El vaso de oro del mismo lugar muestra pantalones con lunas equidistantes entre las líneas. A pesar de todo, aparte de la vestimenta común, en ocasiones los escitas se vestían de punta en blanco.
Mientras que sus decoraciones y demás adornos para los tocados eran principalmente de oro, este material también era popular en el adorno personal. Por ejemplo, los brazaletes, los collares y las torques de oro no son infrecuentes. En el macizo de Altái, en el emplazamiento Arzhan-2 en Tuva, se encontraron pendientes de oro con colgantes granulados. En Pazyryk-2 se descubrió un par de pendientes de oro con secciones colgantes de esmalte alveolado. También se han encontrado collares de cuentas de piedras y vidrio de colores, que añaden cierta variedad a sus gustos. Además de su imaginativo gusto por el oro, "las tumbas congeladas de Altái nos proporcionan una visión incomparable de la pura exuberancia de la ropa nómada: su amor por los colores vivos en contraste y las decoraciones intrincadas creadas por costuras, bordados y apliques de recortes de cuero". Entre los artículos de ropa se pueden ver zapatos y mangas ricamente decorados y una capa de mujer con reborde de piel. Además, como parte de la vestimenta escita, las medias de fieltro eran populares entre ambos sexos. Las encontradas en Pazyryk-2 "para mujer, estaban decoradas con apliques de palmas de loto unidas en una guirnalda; las medias para hombre tenían figuras de corazones". (Cunliffe, 207, 127)
De la misma manera, la sofisticación de su atuendo quedaba igualada por predilección por los tatuajes. Los tatuajes eran tan importantes como su atuendo, solían ser de imágenes abstractas de gatos acurrucados, ciervos, carneros, antílopes, cabras y criaturas mitológicas, y tenían un gran atractivo tanto para hombres como para mujeres. El cuerpo de un hombre importante de Pazyryk tenía tatuajes de animales de estilo escita en las piernas, el pecho, la espalda y los brazos completos, y una mujer importante, conocida popularmente como la Princesa siberiana, también tenía tatuajes de diseño y superficie similares. Igual que hoy en día los tatuajes están pensados para enseñarse, los tatuajes escitas también reflejaban cierto nivel de apreciación mutua.
Música y danza
Además de revelar un gusto refinado en cuanto a la decoración, los descubrimientos del mar Negro y el macizo de Altái también muestran la pasión escita por la música y la danza. Algunos artículos muestran bailarinas eróticas (hábilmente capturadas en mitad de la acción) contoneándose con la música. En el kurgán Sachnovka de Ucrania central, una diadema de oro muestra a un hombre tocando la lira. Flautas de pan hechas con huesos de aves también se encontraron en el Kurgán 5 de Skatovka en la región baja del Volga. En varias tumbas de Pazyryk se descubrieron tambores de cuerno de buey. Estos se habían fabricado cosiendo dos placas de cuerno y añadiendo después una membrana de piel para cubrir la parte superior. Tal instrumento, al tocarlo, habría tenido un sonido resonante único. En el kurgán 2, se encontró un instrumento similar a un arpa con al menos cuatro cuerdas. La música que le habría arrancado un músico a este instrumento debió de ser excepcional. Según Barry Cunliffe:
[Estaba] hecho de un resonador de madera hueco; la parte central del cuerpo del instrumento estaba cubierta de una caja de resonancia de madera mientras que en la parte abierta del cuerpo había membranas sonoras. ... En los momentos tranquilos, los escitas disfrutaban de la música. Sin duda, la música habría acompañado a los rituales y las ceremonias, pero resulta tentador imaginarse a un jinete cansado que se sienta con su familia a disfrutar de una velada de baile y canto. (226-27)
Influencias celtas
Las características caucásicas de los escitas descritas por los cronistas chinos del siglo I d.C., así como su idioma indoeuropeo indican un origen occidental en la Edad de Bronce, probablemente proveniente de los celtas. De hecho, las influencias celtas aparecen reflejadas en el arte escita, como por ejemplo en las torques. Las torques, que a menudo se confeccionaban con múltiples hebras de alambre de oro retorcidas para formar anillos gruesos, iban ajustadas, estaban abiertas por la parte delantera y ambos extremos se solían decorar con animales míticos o nudos estilizados, o se dejaban lisos. Sin embargo, si hablamos de otras expresiones artísticas, al igual que los celtas desarrollaron sus elegantes patrones curvilíneos y sus diseños entrelazados se fueron haciendo más complejos, los escitas desarrollaron su propia identidad cultural y expresión artística. A pesar de todo, la influencia es inconfundible.
Aunque las curvas normalmente son decoraciones añadidas en el arte escita, las curvas repetidas en el ánfora de plata dorada encontrada en el túmulo de Chertomlyk cerca de Nikopol, Ucrania, son sorprendentemente celtas, al igual que los apliques de gallos en un ataúd de Pazyryk-1 o el estilizado adorno de caballo de Pazyryk-3 con curvas repetidas de dos cabezas de alce que miran hacia afuera. Todas estas piezas datan de alrededor del siglo IV a.C. Como los "calados" se definen por sus patrones regulares de aberturas y agujeros, algunos ejemplos de las obras de metalurgia plana celta, que data de alrededor del siglo V a.C. son muy similares a los calados escitas de la misma época.
Por ejemplo, hay dos placas de cinturón que son notablemente similares. Aunque ambas tienen incrustaciones de coral, la placa celta, hecha de bronce (de Renania en Alemania, que data del siglo V a.C.) es de una estilizada cabeza de toro flanqueada por dos criaturas similares a grifos. La placa escita, de oro (del sur de Siberia, que data del siglo III a.C.), es de un arquero a caballo persiguiendo y disparando a un jabalí.
Temas y estilos
Con reminiscencias de las características líneas curvas celtas, una interpretación innovadora y singular de los escitas era la representación de escenas en mitad de la acción. Aparte de los elegantes diseños curvilíneos, las representaciones de la vida en el arte celta son más bien estáticas y poco imaginativas. Por el contrario, muchas de las piezas escitas representan la vida en mitad de la acción, a menudo de manera dramática, como se puede ver por ejemplo en el calado siberiano de un arquero a caballo que está persiguiendo y disparando a un jabalí. Aparte del valor que tiene el nivel de complejidad artesana en oro brillante, muchos de los artefactos escitas cuentan una historia de la vida. Por ejemplo, un peine (como el famoso ejemplo de Solokha que data de los siglos V-IV a.C.) no es un simple peine, sino que su diseño muestra guerreros en un combate feroz.
De la misma manera, el pectoral del kurgán de Tolstaya Mogila muestra escenas de la vida cotidiana con un exquisito detalle segmentado en la parte superior: alguien ordeñando una oveja, dos hombres cosiendo una camisa, terneros y potros mamando. Por el contrario, en la parte inferior se pueden apreciar representaciones de escenas de presas/depredadores, de felinos abatiendo un ciervo y de grifos mordiendo y arañando a los caballos. Después, en lugares destacados cerca del cuello hay miniaturas de cabras, conejos, perros, saltamontes y pájaros. Estos dos artefactos del mar Negro encontrados cerca del río Dnieper en el sur de Ucrania son típicos del arte escita porque ofrecen, como pocos bienes funerarios lo hacen, instantáneas únicas y a veces dramáticas de la moda escita, de sus intereses, sus creencias, sus costumbres y de las imágenes cotidianas que veían. Además, aunque algunos artefactos muestran escenas serenas, otros exhiben a gente cazando o luchando, como el peine de Solokha, los arqueros del túmulo de Kul'Oba, o una placa del mismo lugar que muestra a un jinete cazando un conejo.
Otro tema escita es el retrato de animales. Mientras que los celtas los elaboraban de formas naturales sencillas, estilizadas o mitológicas, los escitas llevaron sus representaciones a tal nivel de artesanía, y en tal cantidad, que hay quienes lo describen como el "arte animal" escita. Los escitas representaban animales de dos maneras: abstractos o naturales, ya fuera en un estado benigno o en conflicto. Muchos artículos presentan el tema del cazador y la presa. Del kurgán de Bratoliubivskyi, en la región de Khersonska, una armadura de oro muestra a un leopardo de las nieves atacando a un ciervo. También encontramos, en varias placas caladas escenas abstractas de felinos mordiendo y abatiendo un caballo, un águila gigantesca atacando a un yak o un tigre combatiendo con un monstruo, entre otras. Tal inclinación por representaciones singulares de depredación violenta puede que refleje, en el caso de los escitas, la violencia prevalente en sus propias vidas como guerreros.
Además de las imágenes de animales atadas a las colas de los caballos o fijadas en sus tocados (como por ejemplo el tocado de una noble encontrado en Ak-Alakha que estaba cubierto de figuras felinas de oro), en los fastigios de sus omnipresentes varas sacerdotales también hay figuras de ciervos y pájaros. Además, algunos de los ejemplos más comunes de su arte animal son representaciones abstractas de ciervos y panteras reclinadas.
Los escitas no solo se vestían con animales y se rodeaban de ellos, como ya se ha dicho, sino que también se tatuaban el cuerpo con ellos. Aunque tales representaciones se pueden considerar como una simple moda o una forma de expresión artística, teniendo en cuenta la prevalencia de las creencias religiosas en la vida cotidiana de las gentes de la Antigüedad, cabe preguntarse qué papel desempeñaban tales imágenes en el sistema de creencias de la religión escita. Como se rodeaban de ellas de una manera tan prolífica, parece que entendían que sus destinos estaban entrelazados, y que, como tal, sus imágenes animales les proporcionaban una suerte y protección reales. En el enclave de Arzhan-2 (que data del siglo VII a.C.), de los 9.300 objetos encontrados, 5.600 eran de oro, la gran mayoría de apliques diminutos de animales. Sorprendentemente, 5.000 de estos apliques de oro eran panteras de oro que usaban por igual tanto el "rey" como la "reina".
Conclusión
Como sus hogares eran carros, sus monturas, caballos, y su estilo de vida, nómada, se podría llegar a asumir que la vestimenta y el arte de los escitas que vagaban por las estepas de Asia Central eran, como mucho, rudimentarios. Sin embargo, sus enterramientos revelan que se rodeaban y se adornaban con un arte sorprendentemente variado en su manufactura y de expresión sofisticada. Igual que decoraban sus caballos con fantásticas águilas y carneros, y el interior de sus carros domésticos con hermosos adornos de pared y quizás con placas de oro, también llevaron la practicidad de sus tocados y su atuendo a nuevas cotas de estilo y adorno.
Conservaron los aspectos curvilíneos celtas en sus diseños artísticos, pero también crearon su propio estilo y sus temas. Con una plétora de obras de oro, a menudo intricadas, su arte consistía en escenas de la vida cotidiana y la representación de animales. Igual que se rodeaban de imágenes de animales, e incluso se los tatuaban, su estilo iba desde la captura increíblemente realista del tema en mitad de la acción hasta la representación abstracta de la realidad. Por tanto, aunque los escitas eran nómadas y tenían una inclinación militar, al mismo tiempo también eran conocedores del arte de primer orden.