El Batallón Sagrado de Tebas fue una unidad de élite del ejército tebano compuesta por 150 parejas de hombres homosexuales formando un total de 300 hombres. Se formó bajo el liderazgo de Górgidas, pero alcanzó la fama bajo el mando del general Pelópidas. Permaneció invencible entre 378-338 a. C. cuando toda la tropa cayó en la Batalla de Queronea.
La unidad militar se menciona por primera vez en el 324 a. C. en el discurso Contra Demóstenes del orador Dinarco (lc 361 - c. 291 a. C.), pero Plutarco (lc 45/50-c. 120/125 d. C.) cuenta su historia completa en su texto de Vida de Pelópidas. Se cree que Plutarco se basó en gran medida en dos historiadores anteriores, Calístenes y Éforo, contemporáneos del Batallón, cuyas obras se han perdido. El Batallón Sagrado se desplegó a principios de la Guerra de Beocia en el 378 a. C. bajo el mando de Górgidas, pero se hizo famoso por su participación en la Batalla de Leuctra en el 371 a. C. y permaneció invicto hasta la batalla decisiva de Queronea en el 338 a. C. cuando los macedonios bajo Filipo II de Macedonia (r. 359-336 a. C.) y su hijo Alejandro (el Grande, r. 336-323 a. C.) aplastaron a las fuerzas combinadas de Tebas y Atenas.
El Batallón Sagrado cayó junto como una sola unidad y, según Plutarco, fueron llorados por el mismo Filipo II de Macedonia por ser valientes guerreros. Más tarde se convirtieron en figuras legendarias que ejemplifican el coraje y la fuerza militar. El discurso de Dinarco hace referencia a ellos y a Pelópidas (l. C. 410-364 a. C.) como personificación de los valores que, según él, Atenas había perdido y debía esforzarse por recuperar.
La alguna vez famosa tropa de héroes, a menudo es pasada por alto en las discusiones sobre la historia griega, por tratarse de homosexuales ya que el concepto de una unidad victoriosa de guerreros homosexuales entra en conflicto con la homofobia de la actualidad. Sin embargo, a medida de que el activismo LGBTQ + avanza más en la difusión de información, el Batallón Sagrado de Tebas está recibiendo nuevamente el reconocimiento que merece.
Antecedentes y posible influencia platónica
Parece que hubo una tropa de guerreros de élite en Tebas cuyo número rondaba los 300, antes de la formación del Batallón Sagrado, al que hacen referencia historiadores griegos Herodoto (l. C. 484-425 / 413 a.C) y Tucídides (l. C. 460 / 455-399 / 398 a. C), pero el famoso grupo se formó después del 379 a. C., cuando Pelópidas y otros exiliados tebanos en Atenas que estaban a favor de la democracia, derrocaron a la oligarquía espartana que había tomado el control de la ciudadela de Tebas en el 382 a. C. Una vez que los espartanos fueron expulsados de Tebas, Górgidas organizó (o reformó) el Batallón Sagrado.
Los estudiosos continúan debatiendo si la tropa se creó en respuesta al famoso pasaje de Platón sobre un ejército de parejas de amantes en su diálogo El simposio. El trabajo de Platón suele fecharse en el c. 385 a. C. y, si esa fecha es correcta, puede haber influido en Górgidas. En El simposio, el personaje Fedro afirma que una tropa de amantes masculinos podría conquistar el mundo:
Numerosos son los testigos que reconocen que el Amor (Eros) es el más antiguo de los dioses. Y no solo es el más antiguo, también es la fuente de los mayores beneficios para nosotros. Porque no conozco mayor bendición para un joven que comienza la vida que el tener un amante virtuoso, o para un amante el tener a un buen amado. Porque el principio que debería ser la guía de los hombres que quieran vivir noblemente, no es ni la familia, ni el honor, ni la riqueza, ningún otro motivo es capaz de infundirlo tan bien como el amor. ¿De qué estoy hablando? Del sentido del honor y el deshonor, pues sin esta cualidad ni una ciudad ni una persona pueden hacer jamás un buen o gran trabajo. Y digo, que un amante al que se descubra haciendo algún acto deshonroso o soportándolo de otro sin defenderse por cobardía, le dolerá más ser descubierto por su amado que ser visto por su padre, o por sus compañeros, o por cualquier otra persona. También el amado, cuando se encuentra en una situación vergonzosa, tiene el mismo sentimiento hacia su amante. Y si sólo hubiera alguna forma de hacer que un estado o un ejército estuvieran formados por amantes y sus amados, serían los mejores gobernantes de su propia ciudad, absteniéndose de todo deshonor y emulándose unos a otros en el honor; y al luchar uno al lado del otro, aunque fueran un puñado, vencerían al mundo. Ya que un hombre enamorado, en efecto, soportaría menos, sin duda, el ser visto por su amado abandonando la formación o arrojando lejos sus armas que si lo viera toda la humanidad. Estaría dispuesto a morir mil muertes antes que soportar esto, y ¿quién abandonaría a su amado o le fallaría en la hora del peligro? El cobarde se volvería un héroe inspirado de modo que sería semejante al más valiente, ninguno hay tan cobarde a quien el propio Amor no le inspire valor. Ese coraje que, como dice Homero, es el que el dios infunde en el alma de algunos héroes, lo proporciona Amor a los enamorados como algo nacido de sí mismo. El Amor hará que los hombres se atrevan a morir solo por su amado; aunque no sólo los hombres, sino también las mujeres. (178d-179b)
La fecha dramática del Simposio, es decir del escenario de la historia, es el 416 a. C. Si existió un ejército de amantes antes del Batallón Sagrado, entonces Platón puede haber estado haciendo referencia a ellos, pero no parece que la unidad militar anterior a la que hacen referencia Heródoto y otros se ajuste a la intervención de Fedro, ya que no se menciona que ese grupo sea exclusivamente homosexual. Los estudiosos también continúan debatiendo qué papel, si es que tuvo alguno, desempeñó El simposio de Jenofonte en la creación del Batallón Sagrado, pero generalmente se considera que la fecha de composición de la obra es alrededor del 360 a. C., después de la destacada participación de la tropa en la batalla de Leuctra.
Sin embargo, es muy posible que antes haya existido una unidad de amantes exclusivamente homosexuales, y que Batallón Sagrado fuera simplemente la agrupación más famosa, el académico Louis Crompton comentó al respecto:
En la Grecia clásica, no solo Atenas, sino también en ciudades de constitución de todo tipo, se dieron cuenta del hecho del amor masculino. Las aristocracias, donde los privilegiados dominaban, reconocían su poder al forjar lazos entre jóvenes prometedores y mentores. Las democracias lo vieron como un seguro contra la tiranía. Ya que los tiranos a veces lo prohibían... pero la principal fuente de su prestigio era su contribución a la moral militar. En el siglo IV a.C, esta tradición heroica llamada hieros lochos encontró su encarnación más famosa, en el Batallón Sagrado de Tebas. Su éxito fue hacer de Tebas, durante una generación, la ciudad - estado más poderosa de Grecia, y su destino fue al final el destino de la propia Grecia. (69)
El tipo de relación entre personas del mismo sexo al que se refieren tanto Platón como Crompton es el modelo griego del amor masculino, en el que un amante (el erastes) fomentaba el crecimiento y la educación del amado (el eromenos), un hombre más joven. El paradigma fue considerado un aspecto importante de la agogé, el programa de educación espartano, que produjo a sus grandes guerreros, y como señala Crompton, un valor moral que también era reconocido por otras ciudades - estado griegas.
Formación y primera acción
No hay información sobre el por qué se formó el Batallón Sagrado, pero se cree que fue en respuesta a una agresión espartana que se había apoderado de Tebas, así como de otras ciudades - estado, alrededor del 382 a. C. Plutarco da el relato más completo de su creación y la composición de su personal:
“El Batallón Sagrado, se nos dice, fue formado por primera vez por Górgidas, de trescientos hombres elegidos, a quienes la ciudad proporcionó entrenamiento y manutención, y que acamparon en la ciudadela de Cadmea; por eso también se les llamó el Batallón de la ciudad; porque las ciudadelas en aquellos días se llamaban propiamente ciudades. Algunos dicen que esta banda estaba compuesta por amantes y amados. Y se cita una broma de Pammenes de Tebas, en la que dijo que el Néstor de Homero no fue un buen táctico cuando instó a los griegos a formar compañías por clanes y tribus, "que los clanes podían ayudar a los clanes y las tribus a las tribus" ya que lo que debería haber hecho es colocar a los amantes junto a los amados. Porque los miembros de las tribus y los clanes no dan mucha importancia a los otros miembros de la tribu o del clan en los momentos de peligro; mientras que un batallón que se mantiene unido por la amistad entre amantes es indisoluble y no se rompe, ya que los amantes se avergüenzan de acobardarse ante su amado, así como también el amado ante sus amantes, y ambos se mantienen firmes ante el peligro para protegerse mutuamente. Tampoco es de extrañar, ya que los hombres tienen más consideración por sus amantes incluso cuando están ausentes que por los otros que están presentes, como fue el caso de aquel que, cuando su enemigo estaba a punto de matarlo donde yacía, le suplicó encarecidamente que le atravesara el pecho con la espada, "para que" como dijo, "mi amado no tenga que avergonzarse al ver mi cuerpo con una herida en la espalda". Esto también está relacionado con que Yolao, quien acompañó a Hércules (Herakles) en sus trabajos y luchó a su lado, y fue amado por él. Y Aristóteles dice que incluso hasta sus días, la tumba de Yolao era un lugar donde los amantes y los amados se juraban su devoción mutua. Entonces, era natural que el batallón también se llamara sagrado, porque incluso Platón llama al amante, un amigo "inspirado por Dios". Se dice, además, que el batallón nunca fue vencido, hasta la batalla de Queronea. (18,1-5)
Górgidas eligió a los 300 hombres por su habilidad y reputación como guerreros, sin tener en cuenta su clase social, y los dirigió por primera vez en batalla durante la Guerra de Beocia (378-371 a. C.) que estalló poco después de que Pelópidas y sus compañeros recuperaran Tebas de Esparta. Bajo el mando de Gógidas, su primer enfrentamiento fue contra el ejército espartano que estaba bajo las ordenes del rey Agesilao II (r. C. 400-360 a. C.) en 378 a. C. El ejército tebano y sus aliados atenienses fueron superados en número y, a medida de que los espartanos avanzaban, el general ateniense Cabrias (muerto en el 357 a. C.) ordenó a sus hombres que se retiraran y asumieran la posición "descanso" con la lanza levantada y el escudo sostenidos a la altura de las rodillas. Górgidas dio la misma orden y Agesilao II, desconcertado por su evidente confianza, suspendió su asalto y se retiró.
La batalla de Tegira
En el enfrentamiento con Agesilaus II, Plutarco señala:
Górgidas, al distribuir este batallón sagrado entre las primeras filas de toda la falange de hombres armados, hizo pasar desapercibida la alta excelencia de estos, y no dirigió su fuerza sobre un objeto común, ya que el batallón se disipó y se mezcló con el gran cuerpo de las tropas inferiores. (19.3)
Se cree que eligió esta táctica para que el Batallón Sagrado inspirara a los demás con su coraje y habilidad. Górgidas desaparece de los registros históricos alrededor del c. 375 a. C. y puede haber sido asesinado al comienzo de la batalla de Tegira o justo antes. De cualquier manera, en el 375 a. C., Pelópidas estaba al mando de la tropa y, como señala Plutarco, "nunca después los dividió o los dispersó, sino que tratándolos como una sola unidad, los puso al frente de los mayores conflictos" (19.3).
Los tebanos se habían enterado de que los espartanos abandonaron la ciudad de Orcómeno, Pelópidas se apresuró a tomarla y fortificarla antes de que regresaran. En el camino, se encontraron con la fuerza espartana que regresaba y, según Plutarco, uno de los exploradores de avanzada de Pelópidas corrió hacia él y le dijo: "¡Hemos caído en manos de nuestros enemigos! ", a lo que Pelópidas respondió:" ¿Por qué no decir que ellos en las nuestras? " (17.1). Colocó al Batallón Sagrado como vanguardia y organizó un asalto de caballería. Los espartanos superaban en número a los tebanos y ambos ejércitos atacaron al mismo tiempo, pero el Batallón Sagrado rompió las líneas espartanas y la caballería tebana infligió más bajas.
Los espartanos perdieron a varios de sus comandantes y, ya en desorden, retrocedieron y abrieron un pasillo a través de sus filas, poniéndose de pie, ofreciendo a los tebanos la oportunidad de abandonar el campo con honor. Pelópidas ordenó a sus hombres que entraran en este camino pero, en lugar de avanzar y escapar, cayeron sobre los espartanos por ambos lados, dispersándolos y ganando así la victoria. Plutarco escribe que los tebanos entonces "se retiraron a casa muy animados. Porque en todas sus guerras contra griegos y bárbaros, parece ser que nunca antes [los espartanos], teniendo números superiores habían sido dominados por una fuerza [más pequeña], ni siquiera, en una batalla campal donde las fuerzas estaban igualadas (17.5). El Batallón Sagrado había establecido su reputación como los más grandes guerreros del ejército tebano, al ser los primeros en derrotar a los formidables espartanos, en toda Grecia, y esta reputación se vio reforzada por sus acciones en Leuctra.
La batalla de Leuctra
Pelopidas había sido durante mucho tiempo amigo del filósofo y general Epaminondas (h. 420-362 a. C.), de hecho, su relación es advertida por los historiadores por su profundo vínculo porque a diferencia de otros generales que competían entre sí por una mayor fama y gloria, estos dos se apoyaron y se ayudaron mutuamente. Después de Tegira, el poder y el alcance de Tebas aumentaron, y en un esfuerzo por detener un mayor ascenso, Esparta los instó a aceptar unos términos de paz o enfrentar una invasión liderada por su rey Cleómbroto I (reinó 380-371 a. C.). Epaminondas rechazó sus términos y los dos ejércitos se encontraron en una llanura cerca del pueblo de Leuctra.
Los tebanos fueron nuevamente superados en número, pero Epaminondas dispuso de sus fuerzas como un experto, concentrándolas en su ala izquierda para contrarrestar la esperada táctica espartana de balancearse con su ala derecha para flanquear al oponente. La batalla comenzó con una carga de caballería lanzada por ambos bandos a la vez, pero la caballería tebana rompió la formación de la caballería espartana y los hizo retroceder, quienes en su huida rompieron las líneas de la infantería. Epaminondas luego ordenó a su falange hoplita de la izquierda que se moviera oblicuamente y a sus fuerzas de la derecha que se desplazaran a la izquierda para que, en lugar de una carga directa, el ejército avanzara en diagonal hacia el ala derecha de los espartanos. Antes de que Cleómbroto I pudiera reaccionar, Pelópidas lideró al Batallón Sagrado en una carga de dos tiempos hacia el ala derecha espartana y la falange de Epaminondas llegó para presionar y romper las líneas espartanas que ya estaban en caos. Plutarco escribe:
La falange de Epaminondas se abalanzó sobre [el ala derecha espartana] sola y descuidó el resto de su fuerza, pero como Pelópidas los enfrentó con increíble velocidad y audacia; el coraje y la habilidad del ejercito espartano cayeron en tal confusión que hubo una huida y una masacre de espartanos como nunca antes se había visto. (23.4)
La victoria tebana rompió el poder espartano, posteriormente, Epaminondas marchó hacia el Peloponeso, liberando ciudades del dominio espartano. Se negó a seguir el modelo establecido anteriormente por Atenas y luego por Esparta de someter las ciudades - estado griegas a la dominación tebana y así que, como señala Crompton, "ganó una fama única como liberador más que como explotador" (71). Pelópidas siguió este mismo curso de acción, marchando sobre Tesalia para liberar a la región de la tiranía de Alejandro de Feras, pero murió en batalla en el 364 a. C. Epaminondas continuó su guerra con los espartanos y nuevamente llevó a su ejército a la victoria en la batalla de Mantinea en 362 a. C., aunque no sobreviviría.
La batalla de Queronea.
Las ciudades - estado griegas estaban, en ese momento, debilitadas por años de guerra y fueron presa fácil para Filipo II de Macedonia al norte. Filipo II había pasado tres años como rehén en Tebas cuando era joven, alrededor del 367 a. C., y había observado los éxitos del Batallón Sagrado y así como también el uso inteligente de la falange por parte de Epaminondas. Cuando Filipo II llegó al poder, Macedonia era débil militarmente y usó al Batallón Sagrado como modelo para fortalecerla. Tomó el concepto de falange y lo mejoró reemplazando la lanza con la sarisa, una pica más larga con mayor alcance, y también equipó a sus soldados con mejores espadas, armaduras y cascos. El ejército macedonio era, esencialmente, el Batallón Sagrado en una escala mucho mayor.
Después de que Filipo II tomó la mayor parte de Grecia, ya fuera mediante la diplomacia o la acción militar, Atenas se alió con Tebas para detener su progreso y los dos ejércitos se encontraron en Queronea. La coalición ateniense - tebana estaba muy superada en número, ya que solo tenía alrededor de 10,000 infantes y 600 jinetes en comparación con los 30,000 infantes y 3,000 jinetes de Macedonia. El Batallón Sagrado se colocó en el ala derecha enfrentando al inexperto príncipe macedonio de 18 años, Alejandro. Los atenienses fueron los primeros a la carga, y Filipo II cedió terreno, atrayéndolos aún más hacía sus líneas, y luego contraatacó rápidamente con su falange macedonia, rompiendo las fuerzas atenienses en el centro. Alejandro fue contra el Batallón Sagrado a la derecha, mientras el centro ateniense - tebano caía, y los rodeó.
El Batallón Sagrado estaba en este momento bajo el mando de Teágenes, de quien no se sabe nada más, y se mantuvo firme contra el ataque de Alejandro. Se negaron a rendirse y continuaron luchando hasta que cayó el último de ellos. Plutarco escribe:
Y cuando, después de la batalla, Filipo estaba inspeccionando a los muertos, y se detuvo en el lugar donde yacían los trescientos, allí donde se habían enfrentado a las largas lanzas de su falange, con sus armaduras, se habían mezclado los cuerpos de unos con otros, se asombró al darse cuenta de que se trataba del batallón de amantes y amados, rompió a llorar y dijo: " Que mueran miserablemente los que piensen que estos hombres hicieron o sufrieron algo vergonzoso". (18.19)
El Batallón Sagrado fue enterrado en el campo de batalla y, más tarde, sobre su fosa común se erigió el monumento conocido como el León de Queronea. Excavaciones del sitio en el siglo XIX descubrieron los esqueletos de 254 hombres dispuestos en siete filas que se han identificado como los restos del Batallón Sagrado. La Batalla de Queronea le entregó Grecia a Filipo II y el Batallón Sagrado nunca volvió a formarse. Su legado vivió, sin embargo, por haber servido de modelo para el ejército de Alejandro Magno que luego derrocaría al Imperio aqueménida y casi conquista el mundo.