Barbanegra (muerto en 1718), también conocido como Edward Teach (probablemente un nombre ficticio), fue un infame pirata inglés que operó en el Caribe y el Atlántico durante una carrera sorprendentemente corta que duró apenas 15 meses. Con su larga barba negra atada con cintas, mechas encendidas bajo el sombrero y armado hasta los dientes, el nombre, la reputación y la apariencia de Barbanegra estaban calculadas para paralizar a sus víctimas con el terror más absoluto.
Gracias, en gran parte, a un retrato exagerado y prácticamente ficticio por parte del autor Charles Johnson/Daniel Defoe (1660-1731), Barbanegra se convirtió en el pirata más pintoresco de la llamada «Edad de Oro de la Piratería». Se le presenta como un hombre sin moral ni escrúpulos, tanto hacia sus víctimas inocentes como hacia sus propios compañeros, y como un pirata que recibió su merecido cuando murió en combate contra la Marina Real británica, pero solo tras recibir cinco disparos y 20 cortes de espada.
El Queen Anne's Revenge
No se sabe nada con certeza acerca de la vida temprana de Teach, excepto que nació en Bristol, Inglaterra, y que pasó su juventud en el mar asaltando barcos franceses y españoles en aguas jamaiquinas durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1714). Lo más probable es que Edward Teach fuera un nombre ficticio, adoptado quizá para ocultar un pasado oscuro. Su verdadero nombre podría ser Edward Thatch (Thache) o Thatch Drummond, pero estos también podrían ser pseudónimos.
Desde septiembre de 1717, Teach sirvió como capitán en las Bahamas al servicio del pirata británico Benjamin Hornigold. Su base, como la de muchos otros piratas, era la isla de Nueva Providencia. Los dos hombres, cada uno al mando de una embarcación, atacaban barcos en el Caribe y en la costa de Norteamérica. Una captura digna de mención fue la del Concorde, un barco francés que se dirigía a Martinica cargado de oro, monedas, gemas y otros bienes preciosos procedentes de los puestos comerciales de África. Teach se apoderó de esta nave en noviembre de 1717 cerca de San Vicente y la rebautizó como Queen Anne's Revenge («La Venganza de la Reina Ana»). El barco, ahora pirata, tenía tres mástiles y había sido utilizado para el transporte de esclavos. Estaba equipado con 40 cañones, lo que igualaba la potencia de fuego de muchos buques de guerra, y sirvió para asaltar las aguas de San Vicente y San Cristóbal.
Para principios de 1718, Teach contaba con una tripulación de entre 300 y 400 hombres. Él era sin duda una figura imponente gracias a su estatura y a su barba negra que llevaba atada con cintas negras, y era respetado por sus hombres. Según testigos, la disciplina era muy estricta entre la tripulación pirata de Teach. De acuerdo a la leyenda, Edward Teach tenía una versión particularmente gráfica de la bandera Jolly Roger, que se izaba para asegurar la rendición instantánea de las víctimas: en la bandera de Teach, un esqueleto sostiene un reloj de arena en una mano y una lanza que apunta a un corazón sangrante en la otra. Estos símbolos servían de recordatorio a los que se acercaban al barco de que se les acababa el tiempo y que la muerte iba a ser el único resultado en caso de resistencia.
Tras unas cuantas capturas más, Teach navegó hasta Carolina del Norte, donde hizo la promesa de abandonar la piratería y le fue otorgado el indulto por el gobernador, Charles Eden. Muchos funcionarios de la costa este de las colonias americanas hacían la vista gorda ante la piratería, ya fuera porque ellos mismos estaban implicados en ella o porque el botín de los piratas era a menudo más barato que la compra de mercancías a los comerciantes legítimos. La tentación de obtener botines fáciles de los buques mercantes poco armados hizo que Teach no abandonara la piratería, y en marzo de 1718 navegó con el Queen Anne's Revenge hasta la bahía de Honduras, donde consiguió capturar al Revenge del también pirata británico Stede Bonnet (que fue ahorcado ese mismo año). A raíz de otras dos capturas, Teach pasó a comandar una flota de cuatro barcos, y sus ataques a la marina mercante frente a las costas norteamericanas continuaron durante el mes de abril. El segundo al mando de Teach era Israel Hands, que capitaneaba el velero Adventure. El hecho de tener cuatro barcos significaba que Teach podía elevar sus ambiciones hacia tesoros aún mayores.
La costa de Carolina
En mayo de 1718, Teach logró bloquear con éxito la ciudad de Charleston (también conocida como Charles Town) en Carolina del Sur durante dos semanas, en las que atacó al menos ocho barcos. Los prisioneros eran liberados ilesos tras el pago de un rescate que incluía medicinas, algo que quizás era necesario para tratar la sífilis entre la tripulación. Navegando hacia los bajíos de la ensenada de Beaufort en su camino hacia Carolina del Norte, el Queen Anne's Revenge y otro barco encallaron en un banco de arena, un evento que quizás haya sido intencional con el fin de reducir la tripulación excepcionalmente numerosa de Teach, que exigía su parte del botín obtenido. El Revenge fue devuelto a Bonnet, pero Teach, no por primera vez, se apoderó de todo el botín que llevaba la flota y partió en el otro velero. El Queen Anne's Revenge, varado, acabó hundiéndose, pero es muy probable que se trate de los restos de naufragio que se descubrieron y exploraron en la zona a partir de 1996. Los restos de naufragio contenían varios artefactos que establecen fuertes vínculos tanto con un barco de la época como con Teach, sobre todo por el número excepcionalmente grande de cañones encontrados.
Al llegar a Bath Towne, Carolina del Norte, Teach recibió otro indulto por parte del gobernador Eden. Vendió su carga capturada e incluso se le permitió conservar su velero. Así, el pirata supuestamente reformado se casó con la hija de 16 años del propietario de una plantación y se instaló en la isla de Ocracoke. Sin embargo, el pasado del pirata no tardó en alcanzarlo, y se emitió una orden de arresto en su contra mientras estaba de visita en Filadelfia. Volviendo al mar, Teach capturó dos barcos franceses frente a las Bermudas y luego regresó a Bath Towne con un útil cargamento de azúcar y cacao. Tras sobornar al gobernador y a los funcionarios con barriles de azúcar, un tribunal dictaminó que Teach se había limitado a rescatar la carga de un barco abandonado, por lo que fue absuelto de cualquier cargo de piratería. Es posible que Teach siguiera con sus prácticas piratas debido a que el gobernador le permitía hacerlo gracias a sobornos regulares y generosos.
La muerte de Teach
El gobernador de Virginia, Alexander Spotswood, estaba, a diferencia de su colega de la vecina Carolina del Norte, muy interesado en reprimir la piratería, así como también lo estaban muchos comerciantes legítimos poderosos y acaudalados. Cuando el antiguo contramaestre de Teach testificó sobre las acciones ilegales de su capitán, dos veleros tripulados por miembros de la Marina Real Británica fueron enviadas para llevar a Teach ante la justicia. Dichos hombres zarparon en noviembre de 1718 con el incentivo adicional de una recompensa de 100 libras por la captura de Teach, vivo o muerto.
A esas alturas, Teach contaba con tan solo unos 20 o 25 hombres en su base, pero subió a su velero y se preparó para repeler a la fuerza de ataque que vio cruzar los bajíos de la ensenada de Ocracoke. El 22 de noviembre, los barcos británicos encallaron en un banco de arena, y Teach, cumpliendo su declaración de que no daría tregua ni esperaba recibirla a cambio, aprovechó la oportunidad para disparar sus cañones contra lo que se había convertido en presa fácil. Uno de los barcos quedó inutilizable tras el ataque, pero el otro, comandado por el teniente Robert Maynard, comenzó a acercarse al barco de Teach. Maynard y la mayoría de sus hombres se escondieron bajo cubierta hasta el último momento. Los hombres de Teach abordaron el barco, y los dos grupos se encontraron en cubierta con una ráfaga de disparos de pistola y golpes de espada. Teach y Maynard se batieron cara a cara. Teach recibió un disparo y una herida de espada en el cuello, pero aun así, el pirata siguió luchando. Fueron necesarios cinco disparos de pistola y 20 cortes de espada para que Teach cayera, y el golpe final, que lo terminó decapitando, vino de un escocés que estaba detrás de él. Nació una leyenda local, según la cual el cadáver sin cabeza del pirata dio tres vueltas alrededor del velero que había provocado su derrota. El teniente Maynard colocó la cabeza de Teach en la proa de su barco como advertencia para los demás, según consta en su cuaderno de bitácora del 3 de enero de 1719:
En este día de poco viento y buen tiempo, he anclado aquí [Williamsburg] viniendo de Carolina del Norte en el velero Adventure, de Edward Thache, antiguo capitán (un pirata), cuya cabeza colgué bajo la proa de dicho velero para presentarlo a la colonia de Virginia, y entregué los bienes y efectos de dicho pirata a mis comandantes.
(Cordingly, 200)
Los hombres de Teach que fueron tomados como prisioneros fueron juzgados y colgados, excepto uno que fue absuelto, e Israel Hands, que recibió el perdón real gracias a su útil testimonio contra los funcionarios corruptos de Carolina del Norte.
Para un pirata tan infame, Teach tuvo muy pocos éxitos. Su carrera duró apenas 15 meses, y los botines que capturó no eran brillantes tesoros. Los 23 barcos capturados por Teach palidecían comparados con los más de 400 que tomó el pirata galés Black Bart Roberts (alias Bartholomew Roberts, c. 1682-1722) durante su infame carrera. En la base de Teach en la isla de Ocracoke, tras su muerte, se hallaron reservas de bienes cotidianos tales como azúcar, algodón y cacao, valorados en conjunto en apenas un par de miles de libras. No hay pruebas de que Teach hubiera enterrado ningún tesoro fantástico tras sus capturas. Tampoco hay pruebas de que hubiera torturado o maltratado de algún modo a sus cautivos ni de que fuera especialmente desagradable con su tripulación. Sin embargo, en la muerte, Teach lograría mucho más de lo que había hecho en vida. Rápidamente se convirtió en una leyenda, en el arquetipo del pirata malvado y desquiciado que aterrorizaba en alta mar.
El Barbanegra de Daniel Defoe
Unos pocos años después de su muerte, Edward Teach fue objeto de una biografía junto a muchos otros piratas en la célebre obra de Daniel Defoe, la Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas, compilada en la década de 1720. En su portada se atribuye la obra a un tal capitán Charles Johnson, que puede que sea un seudónimo de Defoe (aunque los estudiosos siguen debatiendo la cuestión y es posible que Johnson fuera un experto en piratería auténtico, aunque totalmente desconocido). Mezcla de realidad y ficción (sin que se sepa dónde se cruza una con la otra), el libro fue un éxito rotundo y ha definido la forma en que se ha representado a los piratas desde entonces. En la obra de Defoe, Barbanegra es descrito en detalle como un monstruo capaz de casi cualquier atrocidad, desde violaciones hasta ejecuciones abominables. Es evidente que el autor tuvo acceso a documentos oficiales, actas de juicios y relatos periodísticos contemporáneos, y muchas afirmaciones han resultado ser reales cuando se han corroborado con registros históricos. Sin embargo, también hay innumerables exageraciones e invenciones puras, tales como conversaciones privadas y discursos aparentemente reproducidos al pie de la letra. Quizá sea significativo el hecho de que Defoe fuera a la vez un periodista y un autor de éxito, es decir, que supiera exactamente cómo mezclar realidad y ficción para conseguir el máximo efecto literario.
El magistral retrato que hace Defoe de Teach/Barbanegra incluye esta memorable descripción física:
El Capitán Teach asumió el apelativo de Barbanegra por la gran cantidad de pelo que, como un temible meteorito, le cubría toda la cara y aterrorizaba América más que cualquier cometa que hubiera aparecido allí en mucho tiempo.
Dicha barba era negra, y la dejaba crecer de manera extravagante; en cuanto a la extensión, le llegaba hasta los ojos; tenía la costumbre de enroscarla con cintas, en pequeñas colas... y hacerlas girar alrededor de sus orejas. En el momento de la acción, llevaba una bolsa sobre los hombros, con tres pistolas colgadas en fundas como bandoleras, y se metía fósforos encendidos bajo el sombrero, que aparecían a cada lado de la cara, sus ojos naturalmente fieros y salvajes. Todo esto lo convertía en una figura tal, que la imaginación es incapaz de imaginarse una furia, procedente del infierno, que se vea más aterradora.
(Defoe/Johnson, 84-5)
El entretenimiento de Barbanegra
Contra toda evidencia, Defoe describe a Barbanegra como un verdadero monstruo con una veta sádica tan grande como la estela que dejaba su barco. No era solamente un peligro para los inocentes, sino que incluso su propia tripulación estaba rara vez a salvo de sus macabros juegos. En una ocasión, el inestable capitán se encerró a sí mismo y a varios miembros de la tripulación en la bodega y quemó azufre hasta casi asfixiarse antes de abrir las escotillas en el último momento.
En otra ocasión, Barbanegra abandonó a 15 tripulantes en una pequeña roca desierta cerca de Tórtola, en las Islas Vírgenes Británicas, conocida desde entonces por los marineros como El Cofre del Hombre Muerto (ahora llamada Isla del Cofre Muerto). Allí, Barbanegra dejó a los hombres un cofre con un tesoro, un alfanje y una botella de ron cada uno. El capitán esperaba que los hombres se mataran entre ellos rápidamente, sin duda, para poder reclamar una mayor parte del botín para sí mismo, pero se llevó una decepción, ya que al volver a la roca un mes después, los 15 hombres seguían vivos.
En otro "juego", Barbanegra sacó dos pistolas, apagó una vela y disparó a Israel Hands bajo la mesa del camarote después de que este último se quedara dormido jugando a las cartas. Le disparó en la rodilla con una de ellas, pero falló con la otra. Cuando su tripulación le preguntó por qué había hecho tal cosa, el pirata respondió que "si no mataba de vez en cuando a uno de ellos, se olvidarían de quién era". (Defoe/Johnson, 84).
A Barbanegra se le atribuye un prodigioso apetito sexual con innumerables encuentros lujuriosos y no menos de 14 esposas a las que tenía la costumbre de prostituir entre sus hombres. Por el contrario, un gobernador señaló en enero de 1718 acerca de Teach que "se dice que tiene esposa e hijos en Londres" (citado en Cordingly, 71). A pesar de la brecha existente entre la realidad y la ficción, la imagen de Barbanegra como capitán pirata libertino, tal y como la presentó Defoe, se repitió en obras de ficción posteriores, especialmente en El Señor de Ballantrae, de Robert Louis Stevenson, publicada en 1889. El famoso pirata fue el tema de una popular obra musical londinense de finales del siglo XIX, Barbanegra o La Princesa Cautiva, de James Cross. Para el siglo XX, y aunque fuera retratado como un auténtico villano en la popular película de 1952 El pirata Barbanegra, Barbanegra se había convertido en un personaje tan escandaloso que se limitó a ser una figura cómica en comedias como Mi amigo el pirata, de Disney, de 1968.